martes, 12 de junio de 2018

James Petras: “Venezuela es un blanco de agresión no tanto por el petróleo, sino por el papel que encabeza para la integración latinoamericana”


viernes, 20 de marzo de 2015

James Petras: “Venezuela es un blanco de agresión no tanto por el petróleo, sino por el papel que encabeza para la integración latinoamericana”

Mario Hernandez (especial para ARGENPRESS.info)

M.H.: En comunicación con James Petras.

J.P.: Buenas tardes Mario, es siempre un placer conversar por teléfono contigo.

M.H.: Uno de los temas que quería que dialogáramos tiene que ver con la presencia del Premier israelí Benjamin Netanyahu en el Congreso en Washington. Pero antes, ha tenido lugar una grave denuncia del gobierno norteamericano contra el hermano país de Venezuela y me gustaría conocer tu análisis al respecto.

J.P.: En primer lugar, esa declaración es una continuación de una escalada de agresiones norteamericanas. Un inventario rápido podría comprobar lo que digo. En abril del año 2002 Estados Unidos respaldó un golpe cívico-militar de los grandes capitales norteamericanos y venezolanos junto con un sector del Ejército. Ese golpe fue derrotado, pero Washington siguió, primero a partir de un lock out de los gerentes de la compañía de petróleo tratando de paralizar el gobierno y costándole miles de millones de dólares, pero que también fue derrotado. Después del golpe y el boicot viene el referéndum en 2004, tras su fracaso tratan de ganarle las elecciones a Chávez. Luego hay otras agresiones que culminan en el 2014 con otro golpe después de la pérdida de las elecciones en 2013.
Lo que sucede es que cuando cada intento fracasa, los Estados Unidos pierden operativos, por ejemplo, en el golpe anterior en 2002 perdieron un grupo de operativos militares y hombres de negocios, después del lock out perdieron 15.000 afiliados o socios y, ahora mismo, en 2014 y 2015 Washington otra vez pierde con golpistas encarcelados. Pero tiene que seguir adelante, entonces tratan ahora de intervenir directamente, han utilizado operativos para movilizar fuerzas internas, están preparando el clima para un ataque, y esto es una especie de prueba para saber cómo las fuerzas dentro del chavismo van a reaccionar, para saber a dónde están los lazos más débiles de la cadena y cómo los países de América Latina van a reaccionar. Pero la táctica es crear tensión, pánico, provocar mayores problemas económicos y una vez que las cosas empeoren, llamar a los operativos internos a una marcha con luchadores callejeros, terroristas y provocar una confrontación donde se produzcan muertes y usar la difícil situación económica para completar una sumatoria de tensión y en ese momento lanzar un golpe, con la idea que podría generar una brecha entre la policía y el gobierno, entre las fuerzas armadas y el gobierno.
Entonces, es un proceso continuo de agresión que va paso a paso hacia un golpe y una invasión. El gobierno está consciente de eso e invitaron a las Fuerzas Armadas rusas a hacer ejercicios comunes el próximo sábado, será un día de maniobras de defensa en todas las provincias. Estamos en presencia de una gran confrontación tanto económica como política, y en última instancia militar.

M.H.: ¿Estos hechos tienen alguna vinculación con la movilización que se produjo en Argentina convocada el 18 de febrero por los fiscales en torno a la muerte de Nisman y al impeachment con el que se amenaza a Dilma Rousseff?

J.P.: Sí, pero en Venezuela se está más cerca de una confrontación. En Argentina el caso Nisman tuvo su brote de protesta, de acusaciones desde las expresiones golpistas, pero en Venezuela las cosas están mucho mas avanzadas. Yo lo compararía con el final del ´75 en Argentina después del Rodrigazo, cuando las Fuerzas Armadas ya estaban preparadas y las condiciones subjetivas estaban más preparadas.
En Venezuela sucede algo paralelo a esto. Las condiciones en Argentina no están dadas como para un golpe, no hay tanta infiltración en el Ejército, las fuerzas que apoyan al gobierno son muy fuertes, los opositores no están a la altura de generar un levantamiento violento. Creo que es muy grave la campaña de desestabilización en Argentina pero no han tenido acceso a los centros de poder, entonces se quedan como oposición que puede montar complicaciones, tener una resonancia en la prensa externa, en la BBC, en FOX, en la CNN, pero las cosas marchan por otro lado allá.
En general podríamos decir que la conexión es que Estados Unidos busca destruir las organizaciones regionales, la UNASUR, el ALBA, el MERCOSUR, quiere volver a la OEA, donde la orientación está dirigida hacia la dominación norteamericana. Ese es el motivo por el que Venezuela es un blanco de agresión, no es tanto por el petróleo sino por el papel que encabeza para la integración latinoamericana. Incluso, si leemos cuidadosamente la declaración de Obama, cuando dice que hay una emergencia generalizada porque la seguridad nacional de los Estados Unidos esta en peligro, cuando se refiere a la “política externa” habla que todos los proyectos de Venezuela excluyen a los Estados Unidos como representante influyente en las nuevas organizaciones.

Hay que entender el poder del sionismo en Estados Unidos que ha comprado a los congresistas

M.H.: Volviendo al tema que nos había convocado inicialmente. ¿La alocución de Netanyahu en el Congreso norteamericano responde a una instancia geopolítica del dirigente israelí o más bien a la situación coyuntural planteada por las elecciones del 17 de marzo en Israel?

J.P.: Hay muchas razones por las que Netanyahu viene a los EE. UU. Primero hay que entender que está buscando sabotear las negociaciones de paz entre la administración de Estados Unidos con Irán, esa es la principal, por otro lado están buscando mayor apoyo para la colonización de Palestina.
Pero ningún presidente de ningún país tan pequeño, con menos importancia económica que la gran mayoría de países de América Latina, podría recibir la respuesta que recibe. ¿Por qué tiene plataforma en el Congreso? ¿Por qué tiene el apoyo del 100% de los congresistas republicanos y un 58% de los demócratas? ¿Por qué aplauden como payasos cualquier declaración mediocre de este representante de un país de tercer nivel? Yo creo que lo que hay que entender es el poder del sionismo en Estados Unidos, que ha penetrado el Congreso, que ha comprado a los congresistas. El 80% del dinero de la campaña electoral de Netanyahu viene del dueño de casinos, el señor Sheldon Adelson, que ha donado cientos de millones de dólares y tiene una lista de colaboradores en la que se encuentran la totalidad de los congresistas norteamericanos y los multimillonarios sionistas que son muy influyentes. También 52 organizaciones sionistas funcionan a diario influyendo en todos los niveles del gobierno. Más allá de eso están los funcionarios en el gabinete de Obama, el Secretario del Tesoro, la presidenta del Banco Central, los representantes en comercio exterior.
Tenemos que tener en cuenta que la influencia y presencia de Netanyahu no es porque sea un gran estadista, la razón de la presencia de este mediocre es porque hay una fuerza dentro de Estados Unidos que está exigiendo la preeminencia de Israel en cualquier política orientada a Medio Oriente. La gran mayoría de los intelectuales, incluso los marxistas, no hablan del poder de los sionistas en el gobierno de Estados Unidos, son cobardes más que ignorantes. Porque incluso dentro de los marxistas hay sionistas, que pueden criticar a Israel pero no al poder de Israel detrás del gobierno norteamericano. Incluso, esos mal llamados marxistas me critican como antisemita por documentar la influencia del dinero que canalizan los medios de comunicación que solo presentan la cuenta a la vista de Israel. Ese es el factor de mayor influencia de la política norteamericana en Medio Oriente, pero los marxistas norteamericanos y europeos no se atreven a discutir este tema, es tabú.

M.H.: Y no solamente en la política norteamericana, recuerdo alguna de tus visitas a Argentina donde justamente querías abordar este tema y en más de un lugar se te censuraba.

J.P.: Incluso un periodista que has entrevistado, Guillermo Almeyra, vinculado con La Jornada de México. Una vez publiqué una columna allí y él firmó junto a otros una carta que me tildaba de antisemita. Finalmente por ese artículo me eliminaron de La Jornada.

M.H.: ¿Tenés conocimiento del acuerdo que se dio aquí en Argentina entre el Frente de Izquierda y los Trabajadores y los llamados movimientos de la nueva izquierda?

J.P.: Sí, he escuchado algo sobre eso como alternativa al kirchnerismo.

M.H.: ¿Te merece alguna opinión el tema?

J.P.: Es obvio que en el próximo período el kirchnerismo se va a fragmentar, y la derecha está en ascenso, no solo Macri, Massa y otros más están preparando el camino para derechizar la política argentina. No creo que vayan completamente hacia el camino de Menem, pero apunta en esa dirección. Ante esto la única fuerza que puede detenerlo es una izquierda consecuente que no puede vacilar entre Monsanto y los jubilados, entre los trabajadores y los capitalistas. Kirchner representa el equilibrar fuerzas, un tipo de política centrista, pero ante el aumento de la fuerza de la derecha es más que necesario un contrapeso que venga de una izquierda radical que movilice las miles de personas necesarias en el período post electoral, para los grandes enfrentamientos.

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jueves, 31 de mayo de 2018

Cómo los ‘súper patriotas’ están ocultando la enorme crisis social que crearon Vicenç Navarro


Vicenç Navarro
Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. Universitat Pompeu Fabra
El triunfo de los “súper patriotas” (nacionalistas de derechas) a los dos lados del Ebro
Las declaraciones de claro tono etnicista, xenófobo, supremacista y antiespañol del nuevo presidente de la Generalitat, el Sr. Quim Torra, han creado, como era lógico y predecible, un gran revuelo en Catalunya, contribuyendo a una polarización entre los catalanes que se sienten españoles y aquellos que no, polarización que ha alcanzado un nivel muy acentuado desde que gobierna en Catalunya una coalición a favor de la independencia liderada por el partido nacionalista de derechas, hoy llamado PDeCAT. También predecible ha sido la respuesta inmediata del presidente Torra frente al gran rechazo por parte de amplios sectores de la población de sus declaraciones y escritos. El ahora presidente ha intentado minimizar su importancia, alegando que ha sido malinterpretado, lo cual ha hecho con todo el apoyo mediático del establishment nacionalista conservador que ha dominado la vida política e institucional catalana desde casi el principio de la etapa democrática.
En realidad, tales declaraciones de un dirigente nacionalista de derechas no hubieran tenido que crear esta sorpresa pues lo que el presidente Torra dijo está ampliamente asumido en tal establishment nacionalista conservador, enraizado en la tradición política conocida como pujolismo y que (a pesar de las maniobras de marketing político, con cambio de nombre incluido) ha hegemonizado las instituciones gobernadas y/o influenciadas por la Generalitat de Catalunya durante la mayor parte del período democrático. La novedad de tales declaraciones no es tanto su contenido sino su forma, pues este etnicismo chovinista antiespañol ha sido una característica del pujolismo desde sus inicios, cuando se llamaba “charnego” al ciudadano español trabajador venido a Catalunya predominantemente de Murcia y Andalucía. Tal adjetivo peyorativo para definir a personas que vivían en Barcelona, pero que habían nacido fuera de Catalunya, procedentes del sur de España, era muy común en la cultura nacionalista de derechas liderada durante la mayoría del periodo democrático catalán por el Sr. Jordi Pujol.
El “charneguismo” es un concepto etnicista, xenófobo y supremacista, utilizado por el nacionalismo catalanista de derechas
Es sorprendente que se niegue por parte del establishment nacionalista catalanista de derechas que las expresiones utilizadas por el presidente Torra sean etnicistas, xenófobas y supremacistas. El hecho de que la Real Academia Española no utilice este término no significa que no exista el concepto. La lengua inglesa, que es más funcional que las lenguas derivadas del latín, claramente señala que es supremacista “aquel que cree que un grupo de personas debe liderar o tener el control sobre otro tipo de grupos de personas porque piensa que son mejores”. La línea divisoria que define al grupo de personas puede ser racial, étnica y/o cultural. Creerse que un grupo de personas (los charnegos) deben tener menos poder porque pertenecen a otra etnia o cultura es supremacismo puro y duro. Vi esta manera de pensar y actuar cuando a principios de los años sesenta fui médico del Somorrostro, el barrio de “charnegos”, donde tales trabajadores, recién llegados a Catalunya, vivían en condiciones miserables en uno de los barrios más pobres de la ciudad. La definición de aquellos ciudadanos como “charnegos” por parte de los nacionalistas catalanes de derechas me hacía a mí el “médico de los charnegos”, título que era supuestamente un insulto pero que siempre consideré un honor. El Sr. Pujol llegó incluso a afirmar explícitamente que los “charnegos” –mis pacientes- tenían un coeficiente intelectual menor que los catalanes, declaraciones que más tarde -como ha hecho el presidente Torra ahora- desmereció y por las que también (respondiendo a la cultura cristiana que caracteriza a la mayoría de sus dirigentes) pidió perdón-. En realidad, con la astucia política que lo definía, Jordi Pujol intentó más tarde cubrir este flanco y protegerse de la acusación de xenófobo incluyendo en su entorno a figuras conocidas de habla castellana, como fue Paco Candel, presentándolos como representativos de la “otra Catalunya”, supuestamente amigos de la familia nacionalista conservadora. La preocupación y cautela del Sr. Pujol por no caer en los insultos etnicistas quedaba frecuentemente al descubierto por las declaraciones de su esposa, la Sra. Ferrusola, que mostraba la cara más pura del etnicismo, chovinismo y supremacismo pujolista. Sus declaraciones cuestionando la catalanidad del candidato (charnego) Montilla, a raíz de su elección como Presidente de la Generalitat de Catalunya, eran casi idénticas a las declaraciones más recientes del ahora presidente Torra sobre la supuesta falta de catalanidad del presidente Montilla y su idoneidad para ocupar tal cargo.
El patrimonialismo del nacionalismo conservador pujolista
Otra característica del etnicismo del nacionalismo de derechas, relacionado con su supremacismo,  fue su sentido patrimonialista del Estado autonómico que controlaban, gobernando Catalunya con un caciquismo parecido al caciquismo de la democracia cristiana del sur de Italia: el clientelismo y la corrupción han sido siempre elementos claves de esta tradición política (en realidad es el partido catalán más parecido al PP en España). Y tal patrimonio del Estado era una fuente importante de mantenimiento y sostenibilidad para gran parte de los medios intelectuales catalanes, pues la gran mayoría de revistas, diarios o cadenas televisivas con sede en Catalunya estaban subvencionados e influenciados por el partido gobernante en la Generalitat. En realidad su propia existencia dependía de las subvenciones de la Generalitat. Su influencia era, en el caso de los medios públicos de la Generalitat (como TV3 y Catalunya Ràdio) de absoluto control (semejante al que el partido gobernante español, el Partido Popular, ejerce sobre TVE). Esta era (y continúa siendo) la Catalunya predominantemente de sectores de la burguesía (aunque no toda), de la pequeña burguesía y de los pequeños comerciantes (“els botiguers”) y de amplios sectores de las clases medias de renta superior, incluyendo sectores importantes de las clases medias ilustradas (la clase media de educación avanzada) que han jugado un papel clave en la reproducción de la hegemonía de tal ideología. Esta era la Catalunya presentada como la Catalunya real de composición social variada pero con dominio de las clases sociales de renta por encima del nivel de renta media del país. Ni que decir tiene que también tenía y tiene componentes populares –y muy en particular en las zonas rurales-, la mayoría de creencias religiosas católicas. Pero la mayoría de sus militantes y votantes no pertenecen a la clase trabajadora catalana. Es cierto que algunos dirigentes del PDeCAT proceden de la UGT, pero más del aparato de la UGT que de las bases de tal sindicato.
Los instrumentos políticos de este nacionalismo catalanista de derechas
Sus instrumentos políticos eran CDC (de tendencia liberal) y UDC (la democracia cristiana próxima a la Iglesia catalana centrada en Montserrat, el monasterio benedictino que ofreció el aval religioso a este nacionalismo étnico). Ni que decir tiene que hay otras versiones nacionalistas distintas a la pujolista, pero esta última ha tenido una influencia mayor en la vida política, cultural e intelectual de Catalunya, y muy en particular en el movimiento secesionista, el cual, aun cuando no fue creado por el pujolismo, sí que este se adaptó rápidamente a su expansión. Tal expansión fue la respuesta al creciente rechazo que se dio en Catalunya en relación con los vetos del Tribunal Constitucional a elementos claves del Estatuto propuesto por el gobierno tripartito catalán, así como hacia las políticas hostiles del partido gobernante en España (el Partido Popular) hacia Catalunya.
Su control del aparato de la Generalitat y de los medios de comunicación públicos de esta permitieron a este nacionalismo conservador convertirse en la fuerza hegemónica y dominante del bloque secesionista, que adoptó elementos característicos del pujolismo, como su actitud profundamente antiespañola basada en creencias un tanto chovinistas, tales como su percepción, ampliamente promovida para defender su secesionismo, de que España es incambiable, confundiendo Estado con población, y atribuyendo a la población española una incapacidad de cambio. Esta percepción es el obstáculo mayor hacia el necesario transversalismo que debería existir en Catalunya entre las fuerzas progresistas para sacar del gobierno a los partidos gobernantes (PP con ayuda de Ciudadanos en España, y PDeCAT en Catalunya).
El único polo opuesto al pujolismo y a sus aliados fueron, durante el periodo democrático, el socialismo y, en su día, el comunismo catalanes, que gobernaban en la mayoría de las grandes ciudades de Catalunya, siendo el ayuntamiento de Barcelona el centro de la oposición a tal nacionalismo durante la mayor parte de ese período.Hoy el sueño del nacionalismo conservador y sus aliados es llegar a gobernar Barcelona, convirtiéndola en la capital de la inexistente República Catalana.
El enorme coste del procesismo: la gran crisis social en Catalunya y en el resto de España
El enorme coste del “procesismo” liderado por las fuerzas secesionistas es la continuación de la enorme crisis social, resultado de la aplicación de políticas públicas neoliberales impuestas por los partidos nacionalistas de derechas gobernantes tanto en España como en Catalunya, cuya responsabilidad queda ocultada detrás del debate nacional. En realidad las políticas públicas impuestas por el PP, con el apoyo de Ciudadanos, por un lado, y del PDeCAT, por el otro, han jugado un papel clave en crear la enorme crisis social.Estos tres partidos son profundamente nacionalistas de derechas. El PDeCAT es hoy la versión esencialista del nacionalismo secesionista catalán de derechas, mientras que el PP y Ciudadanos son profundamente nacionalistas conservadores y herederos del nacionalismo españolista, presentándose a sí mismos como los defensores de una España uninacional, también excluyente de cualquier otra nación en España y profundamente supremacista (incluso racista, pues durante muchos periodos de su historia, su existencia se basaba en la superioridad de la raza -el día nacional, el 12 de octubre, que conmemoraba la conquista de América Latina, se conocía como el día de la Raza-), el cual alcanzó su máxima expresión durante la dictadura fascista. Esta visión de España, excluyente de otras visiones de España (a las cuales definen como anti España), es hoy hegemónica y aparece en su versión más esencialista en el PP (partido enraizado en la clase dirigente del régimen dictatorial) y en Ciudadanos (partido creado por el establishment empresarial español, incluyendo el catalán, para parar a Podemos, una nueva fuerza política enraizada en el movimiento 15-M que se caracterizó por tener una visión distinta de España: una España plurinacional, más justa y más democrática que la actual, cuyas raíces estaban en el progresismo republicano y en la lucha de la resistencia antifascista).
Luchan sobre banderas pero implementan las mismas políticas anti clases populares
Estos tres partidos son partidos nacionalistas de derechas (unos españolistas y el otro catalanista) que han estado imponiendo (y digo imponiendo porque no estaban en sus ofertas electorales) a la población las políticas de claro corte neoliberal, las cuales incluían políticas de recortes del gasto público y, muy en especial, del gasto público social (como parte de sus políticas de austeridad), así como reformas laborales que deterioraron marcadamente el mercado de trabajo, con una reducción de los salarios y un gran crecimiento de la precariedad. Como consecuencia, el nivel de vida y capacidad adquisitiva de las clases populares descendieron marcadamente, mientras que las rentas superiores (y las rentas de la propiedad del capital) aumentaron de forma muy destacable. Los datos hablan por sí mismos: en Catalunya, las rentas del trabajo (como porcentaje del PIB) pasaron de representar un 50% en 2008 a un 45,8% en 2017, mientras que las rentas del capital subieron un 42% a un 44,5% durante el mismo periodo 2008-2017 (esta evolución contrasta con la que se ha dado en el conjunto del Estado español, donde las rentas del trabajo “solo” descendieron del 50,1% al 47,3% del PIB, mientas que las del capital pasaron del 41,7% al 42,4%). Como consecuencia, en Catalunya el nivel de renta del 20% de renta superior (que vive en la parte “alta” de las ciudades) ha pasado de ser 5,6 veces el nivel de renta del 20% de renta inferior en 2009 a ser de 6 veces en 2016. Una situación semejante ha ocurrido en el resto de España.
En realidad, el número de “ricos” en Catalunya (gente que declara sobre una base imponible de más de 1 millón de euros) ha aumentado durante la crisis. Solo del 2014 al 2015 hubo 577 personas más ricas (con un total de 31.951 personas en 2015). Mientras tanto, en la “otra Catalunya”, el 46,7% de los parados catalanes llevaban más de un año buscando trabajo (un incremento de 29,9 puntos porcentuales en el peso de este colectivo desde el 2008, cuando era solo el 16,8% de todos los parados). Ello significa que ha habido un aumento de 178.200 personas más en esta situación en el año 2016 respecto al 2008. En realidad, Catalunya es una de las partes de la UE-15 que tiene más parados de larga duración.
Y lo que es incluso peor es que el 72,1% (es decir, 365.700 personas) de las personas en situación de desempleo no tienen ninguna prestación en concepto de paro. Y para terminar esta lista de indicadores negativos, el salario del 10% de trabajadores con los salarios más bajos se redujo del 2008 al 2015 un 12%. Esta es la condición en la que se encuentran grandes sectores de la otra Catalunya de habla castellana. Son los “charnegos” de hoy, que vienen de lugares diversos en España y en el extranjero.
La utilización vergonzosa de las banderas por los supuestos súper patriotas para ocultar sus vergüenzas
Esta realidad mostrada en estos datos es la ignorada en el debate sobre el tema nacional. Nunca antes las banderas han sido utilizadas con mayor desvergüenza para ocultar el enorme drama social. Las tres fuerzas políticas hoy en España que se presentan como las más “patriotas” (unas en “defensa de la unidad de España”, y la otra “en defensa de la nación catalana en contra de la España que le roba”) son las que están aplicando políticas que han hecho mayor daño a las clases populares tanto en Catalunya como en España. El miedo del PSOE a que se le acuse de “antipatriota” explica que se alíe con el PP y con Ciudadanos. Y un tanto igual ocurre en Catalunya con ERC y con la CUP. Ambos partidos, que se consideran de izquierdas, apoyan el liderazgo del pujolismo en el bloque secesionista (corresponsable con el PP y Ciudadanos de la gran crisis social que viven las clases populares de Catalunya, que son la mayoría del pueblo catalán). ERC y la CUP, al anteponer el tema nacional –aliados y bajo la dirección de la derecha– al tema social están perjudicando a tales clases populares. Es más, y como dije anteriormente, al afirmar la imposibilidad de cambiar España, están reproduciendo el argumento etnicista según el cual “hay algo en la manera de ser de los españoles que no los hace sensibles al cambio”.
Tales partidos súper patriotas de derechas a los dos lados del Ebro han causado la enorme crisis social
Las políticas neoliberales (las reformas laborales y las políticas de austeridad) han tenido un impacto muy negativo en la calidad de vida y bienestar de la población catalana. Además del descensosalarial y del aumento de la precariedad, los recortes en los servicios públicos (de los más acentuados en España) han tenido unas consecuencias muy negativas. En educación el gasto de la Generalitat ha bajado durante el periodo 2010-2017 en 626 millones de euros (un 10% menos), en sanidad en 1.026,97 millones (un 10,33% menos), en vivienda un 50% menos (-366,28 millones), en protección social un 7,1% menos (-149,9 millones), en promoción social un 30,9% (-31,16 millones) y así un largo etcétera. Y el PdeCAT, junto con el PP y Ciudadanos, ha apoyado la legislación que hizo posibles tales recortes. En realidad, el PDeCAT ha sido uno de los partidos en las Cortes Españolas que han ayudado más al PP para que este consiguiera sus grandes parcelas de poder. Sus votos han sido determinantes no solo para aprobar la legislación neoliberal, sino también para elegir a figuras clave como la Presidenta de las Cortes Españolas, la Sra. Ana Pastor.
Estas políticas de austeridad se han desarrollado como parte de una estrategia para favorecer la privatización de los servicios públicos, siendo la sanidad y la educación un claro ejemplo de ello. El ex consejero de Salud, Boi Ruiz (que había sido la cabeza de la patronal sanitaria privada), hizo declaraciones explícitas en este sentido. Y la ex consejera de Educación favoreció a las escuelas privadas a costa de las escuelas públicas.
Pero estas políticas, favorecedoras de los servicios privados, fueron acompañadas de un intervencionismo favorable con los propietarios de los servicios privados a costa de los usuarios, política que ha tenido un impacto devastador en la vivienda, siendo el elevado precio del alquiler una de sus consecuencias, habiendo alcanzado un drama social. Los desahucios de personas y familias que no pueden pagar el alquiler han llegado a niveles escandalosos (ver “Uno de los derechos constitucionales más ignorados en España: el derecho a la vivienda”, Público, 10.05.18). Y para acentuarlo todavía más, los “súper patriotas” como el PP, Ciudadanos o el PDeCAT han aprobado, junto con el PNV, el “desahucio exprés”, facilitando que el período de desahucio se reduzca a dos meses, medida que afectaría a millones de catalanes que incluso sin estar desahuciados estarían bajo el enorme temor de poder estarlo. ¿Cómo pueden presentarse estos partidos neoliberales como defensores de la patria cuando están dañando a la gente que son componentes claves de tal patria?
En realidad, los partidos secesionistas han atribuido la crisis social a la pertenencia de Catalunya a España, y a la falta de soberanía de la primera para poder realizar sus propias políticas públicas de desarrollo. Identificando España como el Estado español, tal argumento ha atraído a sectores de la población catalana que no son particularmente secesionistas pero sí creen que será imposible para Catalunya resolver su enorme crisis social sin separarse de España e independizándose del Estado español. Tal argumento podría ser coherente en caso de que los que lideraran el proceso de secesión fueran fuerzas políticas comprometidas con otras políticas distintas y opuestas a las que se están aplicando en Catalunya y en España. Y ahí está el punto flaco del argumento secesionista progresista, pues la fuerza política que lidera hoy el movimiento independentista representa una opción conservadora neoliberal responsable de la crisis actual. Es poco creíble que el PDeCAT hiciera una política distinta a la que ha realizado hasta ahora. En realidad, sus dirigentes y pensadores en temas económicos (promovidos por los medios públicos de la Generalitat) son conocidas figuras neoliberales. Y como se demostró en la transición española, el que controla la transición controla el producto final.
Qué debería hacerse: centrarse en el tema social
En realidad, la solución es fácil de ver: el eje social debería centrar el debate político y mediático, poniendo la resolución del enorme problema social de las clases populares en el centro del debate. Ello implicaría resolver el enorme problema social ahora, y sin esperar a una incierta independencia o cualquier otro proyecto, que de realizarse, no se haría ni hoy ni mañana ni en un futuro inmediato. Y este proyecto no puede realizarse hoy en Catalunya bajo el liderazgodel gobierno controlado por los de siempre. Es una condición esencial para poder cambiar Catalunya el cambiar España, en alianza con las fuerzas progresistas que han estado surgiendo a lo largo del territorio español que, junto con fuerzas renovadas de la izquierda tradicional, tienen una clara vocación democrática profunda, comprometidas con el bienestar de las clases populares y con la calidad de vida de la población y con una visión distinta y opuesta a la esencialista uninacional: una España plurinacional, solidaria y profundamente democrática. Ver que ello es imposible (como creen las fuerzas secesionistas) es caer en el etnicismo chovinista que está obstaculizando el desarrollo de la muy necesaria transversalidad. Es urgente que las fuerzas republicanas progresistas a los dos lados del Ebro colaboren y se alíen para cambiar Catalunya y España. Pero para que ello ocurra son necesarias movilizaciones que exijan una solución inmediata de la gran crisis social. Y aquí de nuevo la calle está y va muy por delante de las instituciones políticas. La solución al problema social exige cambios profundos en España (con el cambio del gobierno) y también en Catalunya (con el cambio de quien gobierna la Generalitat). Con los de siempre controlando los gobiernos español y catalán, el problema no se resolverá. Así de claro.

domingo, 22 de abril de 2018

Lenin: la cabeza de la revolución


lunes, 16 de abril de 2018

viernes, 6 de abril de 2018

¿Gafas que lo ven todo?

¿Gafas que lo ven todo?

         
Análisis
03/04/2018
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Foto: computerhoy.com
En la novela 1984 de G. Orwell (publicada en 1949) el Gran Hermano es una entidad omnipresente que vigila a todos los ciudadanos, apoyada en una trama de instituciones  de control, que vigilan acciones, pensamientos y lenguaje, estableciendo el uso de una neolengua que reduce y elimina contenidos, con el fin de vaciar las formas de pensar en libertad. La visión de la realidad está fuertemente distorsionada por medios de comunicación. 

Cualquier parecido con la realidad que vivimos, no es coincidencia. Lo que denunciaba Orwell, sigue siendo el objetivo de estados y empresas trasnacionales: conocer qué pensamos y qué hacemos para controlar a toda la población, sea para moldearla a consumir lo que vendan, para que voten a alguien, para que acepten condiciones de explotación, para adormecerla en mundos virtuales y distraerla de la realidad brutal que nos rodea, y si eso no alcanza, para reprimir a quien se rebele o no se adapte al status quodominante.  El escándalo que sigue creciendo sobre el uso de información de millones de usuarios en Facebook y otras fuentes por parte de Cambridge Analytica es parte de ese contexto.

Orwell muestra una realidad opresiva, en la que las y los ciudadanos obedecen por miedo y formas de control agobiantes. Pero en realidad, la neolengua se está formando a través de castrar el lenguaje en mensajes hiper-sintéticos, que eliminan vocales, sustituyen palabras por unas letras que evocan una frase. En el camino desaparecen tildes, eñes, signos que abren interrogación y admiración y quizá al mismo tiempo la apertura a interrogarnos y admirar el mundo real. Los sentimientos y el tejido infinito de compartirlos en palabras, se sustituye por unas caritas estándar para todos los países, idiomas y culturas. 

Orwell nunca imaginó que todo esto no sería impuesto, que usar esa neolengua y poner en público la información e imágenes de qué pensamos y hacemos, dónde estamos, qué comemos, con quién hablamos, lo que nos gusta o no, lo que opinamos de muchos temas, no sería un proceso forzado y obligatorio, sino voluntario a través de participar en lo que paradójicamente se ha dado en llamar “redes sociales”. Muchísima gente en el planeta vivimos bajo la vigilancia e influencia de las empresas que manejan esas redes de comunicación indirecta, entre las mayores las llamadas GAFA - Google, Apple, Facebook y Amazon.

La información que reúnen Google y Facebook sobre cada usuario, es mucho más de la que imaginamos. Un artículo reciente en The Guardian (aquí también en español y portugués), lista la cantidad enorme de datos que ambos cosechan, al registrar y conservar históricamente, con indicación de tiempo y lugar, el uso que hacemos de sus sitios y otras aplicaciones, las páginas de internet que vemos, los lugares donde estuvimos, dónde trabajamos, los mensajes que intercambiamos, el directorio de contactos, fotos, avisos que nos llaman la atención, la información que borramos, y un largo etcétera. (https://tinyurl.com/y97q3mg4)

Google y Facebook juntos saben más de nosotros que nuestras parejas, familias y amigos. A esto se suma la información electrónica adicional que dejamos en instituciones, tiendas, bancos, etc. Todo lo que cargamos en Facebook, va por defecto a la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos. Pero aunque no fuera así, el caso de Cambridge Analytica muestra que toda esa información puede ser vendida, comprada o conseguida, para usarla con fines comerciales, políticos, militares o represivos. El manejo de datos masivos y el uso de inteligencia artificial es lo que permite conectar e interpretar tal cantidad de datos.

Otro elemento que aumenta la trama de vigilancia, es la omnipresencia de cámaras de seguridad, en espacios abiertos, instituciones, lugares de trabajo y educativos, y el hecho de que las propias empresas como GAFA y similares, pueden vernos y escucharnos en nuestras casas a través de micrófonos y cámaras de teléfono, computadoras, pantallas de televisión y hasta drones, que en poco tiempo serán comunes para servicios de entrega a domicilio.

A nivel mundial, el líder de las tecnologías de vigilancia es China, que ha integrado el reconocimiento facial a las cámaras de vigilancia públicas y este sistema a su vez a lentes que usan policías en lugares públicos, que conectan imágenes con el historial de cada persona en archivos policiales y de instituciones públicas. China vendió a Ecuador en 2016 el sistema de cámaras de vigilancia Ecu911, que integra parte de estas herramientas.

El laboratorio de vigilancia extrema y control masivo de la población para China parece ser la provincia de Sinkiang, donde vive la población Uygur, mayoritariamente musulmanes, que han protagonizado protestas contra el gobierno desde 2009. Allí instalaron estrategias y tecnologías de vigilancia de punta. A la recolección de datos por cámaras y redes sociales –las permitidas en China, que no son de GAFA– han integrado la identificación de ADN, a partir de bancos genéticos recolectados y el muestreo obligatorio de los Uygur.   Un dato significativo es que han cambiado su política de internet y redes móviles. Mientras que en 2009, silenciaron las redes por meses, ahora la estrategia es la opuesta. Necesitan que exista mayor conectividad para que la red de control pueda extenderse. (https://tinyurl.com/yars2nef)

El ejemplo de Sinkiang parece extremo, pero es el modelo que piensan seguir en el resto de China, además de venderlo a otros países. Estados Unidos, Europa, Rusia tienen ya opciones similares.

Ya conscientes de esta realidad, se torna opresiva, como pensó Orwell, y eso es un buen paso. No es una ruta sin salida. Pero tenemos mucho que pensar y actuar para enfrentarla.

Silvia Ribeiro
Investigadora del Grupo ETC



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