miércoles, 29 de septiembre de 2010

Se siembra futuro con caminos nuevos para sueños viejos


Patricia Scigliano (Uruguay).

En las zonas rurales del Uruguay subsisten aún algunos miles de pequeños productores, asalariados rurales (peones de estancias), gente que vive en la campaña, que trabaja en la campaña, que tiene como medio de vida la campaña y carece de tierras para trabajar.

Este problema es histórico en el Uruguay y no ha tenido una solución definitiva. En el año 1948 se crea el Instituto Nacional de Colonización (INC) que, con muchos altibajos, ha logrado incorporar algunas tierras al ámbito de la colonización, pero su accionar es notoriamente insuficiente ante las necesidades de la población que habita la campaña y carece de tierras para trabajar.

Se estima que hay alrededor de unos seis mil productores rurales que se encuentran sin tierras, Esta gente está forzada por la necesidad de resolver esa grave problemática porque vive de sus animales y de los cultivos que planta. Si no resuelven el acceso a la tierra, ellos mismos, como productores rurales, se vuelven inviables.

Con esta dura realidad, los productores rurales sin tierras, comienzan a organizarse entre compañeros de trabajo en las estancias o, en otros casos,  entre vecinos ya que para el Instituto Nacional de Colonización es prioritaria la atención a los colectivos. El acceso a la tierra de los grupos o colectivos permite sin lugar dudas un mejor aprovechamiento de la tierra y una optimización de los recursos, muchas más familias de productores trabajan colectiva y solidariamente.

Con ese fin, el pasado 27 de agosto se realizó un encuentro de diez grupos de aspirantes a colonos inscriptos en el regional norte del Instituto Nacional de Colonización que comprende los departamentos de Tacuarembó, Rivera y algunas áreas de los departamentos de Salto y Paysandú.

La reunión se realizó en la ciudad de Tacuarembó ubicada en la región centro norte del Uruguay a orillas del río Tacuarembó Chico (río Tacuaremboty que en lengua guaraní significa "río de los cañaverales o tacuarales"), entre las elevaciones de la Cuchilla Arbolito y la Cuchilla del Ombú.

El departamento de Tacuarembó es una región de estancias ganaderas, con predominio de ganado bovino. La producción agrícola es de cereales y oleaginosas  utilizada como materia prima para las industrias de la ciudad: cárnica - frigorífica, moliendas arroceras y harineras. Sobre la base de las formaciones forestales funcionan varios aserraderos.

Participaron pequeños productores de Paso del Medio, algunas familias de Caraguatá, un grupo de productores hortícolas de Tacuarembó que desean acceder a tierras para la producción familiar, seis familias de Cardozo Grande y algunos productores de Arenunguá entre otros.

La sumó una buena cantidad de participantes, aproximadamente de unos ciento veinte productores. Cada uno de los grupos se trasladó por sus propios medios y asumiendo los costos del traslado. Lamentablemente se produjo la ausencia de algunos grupos, que no accedieron al encuentro, porque no pudieron costear los gastos de traslado.

El objetivo central de la reunión fue conformar varios grupos de aspirantes a colonos, todos productores que viven en la campaña y que están necesitando acceder a tierras del Instituto Nacional de Colonización. En esta instancia se intercambiaron experiencias en cuanto al proceso organizativo que cada grupo viene realizando y se estrecharon vínculos para mejorar la coordinación entre grupos y socializar, es decir hacer circular la información. Todo esto encuadrado en el objetivo final de este proceso, de este camino que comienzan a andar, que es que cada grupo pueda acceder a tierras para trabajar.

Entre las preocupaciones planteadas por los grupos de aspirantes a colonos en torno a lo organizativo se coincidió en que todos deben contar con asesoramiento técnico ya que en la actualidad solamente algunos de ellos lo poseen. El asesoramiento técnico  es un factor imprescindible para la consolidación de los grupos.

Se consideró que es vital para los grupos de aspirantes a colonos que a todos les llegue en tiempo y forma la información proveniente del Instituto Nacional de Colonización.. Se estableció también que todos los grupos deberán concretar algunos requisitos como la inscripción grupal ante el Instituto Nacional de Colonización.

Los grupos de aspirantes a colonos de Cardozo Grande y Arenunguá, que ya han accedido a algunas hectáreas de tierra, contaron sus experiencias en cuanto a lo organizativo y al trabajo, lo que resultó altamente positivo y sumamente enriquecedor para los demás participantes.

En síntesis, en esta reunión se analizó en qué situación se encuentra cada grupo de aspirantes a colonos, cuáles han sido sus avances, sus dificultades, sus preocupaciones, sus propuestas; que trámites han realizado frente al Instituto Nacional de Colonización y que respuestas han recibido.

Al finalizar el encuentro se conformó una Mesa de Coordinación en la que participa un integrante de cada grupo y cuya primera resolución fue solicitarle una entrevista al presidente del Instituto Nacional de Colonización, ingeniero Andrés Berterreche.+ (PE)

Nota. El artículo contó con el asesoramiento del Representante Nacional del departamento de Tacuarembó por el Movimiento de Participación Popular (MPP), Edgardo Rodríguez.

PreNot 9083-100913

http://www.ecupres.com.ar/noticias.asp?Articulos_Id=9083


sábado, 18 de septiembre de 2010

Dónde está la verdadera crisis de la Iglesia


Leonardo Boff

La crisis de la pedofilia en la Iglesia romano-católica no es nada en comparación con la verdadera crisis, esta sí, estructural, crisis que concierne a su institucionalidad histórico-social. No me refiero a la Iglesia como comunidad de fieles. Ésta sigue viva a pesar de la crisis, organizándose de forma comunitaria, y no piramidal como la Iglesia de la Tradición. La cuestión es: ¿que tipo de institución representa a esta comunidad de fe? ¿Cómo se organiza? Actualmente, ella aparece como desfasada de la cultura contemporánea y en fuerte contradicción con el sueño de Jesús, percibido por las comunidades que se acostumbraron a leer los evangelios en grupos y hacer así sus análisis.

Dicho de forma breve pero sin caricatura: la institución-Iglesia se sustenta sobre dos formas de poder: uno secular, organizativo, jurídico y jerárquico, heredado del Imperio Romano y otro espiritual, asentado sobre la teología política de San Agustín acerca de la Ciudad de Dios que él identifica con la institución-Iglesia. En su montaje concreto no cuenta tanto el Evangelio o la fe cristiana, sino estos poderes que reivindican para sí el único «poder sagrado» (potestas sacra), incluso en su forma absolutista de plenitud (plenitudo potestatis), en el estilo imperial romano de la monarquía absolutista. César detentaba todo el poder: político, militar, jurídico y religioso. El Papa, de manera semejante, detenta igual poder: «ordinario, supremo, pleno, inmediato y universal» (canon 331), atributos que solo caben a Dios. El Papa institucionalmente es un Cesar bautizado.

Ese poder que estructura la institución-Iglesia se fue constituyendo a partir del año 325 con el emperador Constantino y fue oficialmente instaurado en 392 cuando Teodosio, el Grande (+395) impuso el cristianismo como la única religión del Estado. La institución-Iglesia asumió ese poder con todos los títulos, honores y hábitos palaciegos que perduran hasta el día de hoy en el estilo de vida de los obispos, cardenales y papas.

Este poder adquirió, con el tiempo, formas cada vez más totalitarias y hasta tiránicas, especialmente a partir del Papa Gregorio VII que en 1075 se autoproclamó señor absoluto de la Iglesia y del mundo. Radicalizando su posición, Inocencio III (+1216) se presentó no sólo como sucesor de Pedro sino como representante de Cristo. Su sucesor, Inocencio IV (+1254), dio el último paso y se anunció como representante de Dios y por eso señor universal de la Tierra, y podía distribuir porciones de ella a quien quisiera, como se hizo después a los reyes de España y Portugal en el siglo XVI. Sólo faltaba proclamar infalible al Papa, lo que ocurrió bajo Pio IX en 1870. Se cerró el círculo.

Ahora bien, este tipo de institución se encuentra hoy en un profundo proceso de erosión. Después de más de 40 años de continuado estudio y meditación sobre la Iglesia (mi campo de especialización) sospecho que ha llegado el momento crucial para ella: o cambia valientemente, encuentra así su lugar en el mundo moderno y metaboliza el proceso acelerado de globalización, y ahí tendrá mucho que decir, o se condena a ser una secta occidental, cada vez más irrelevante y vaciada de fieles.

El proyecto actual de Benedicto XVI de «reconquista» de la visibilidad de la Iglesia contra el mundo secular está destinado al fracaso si no procede a un cambio institucional. Las personas de hoy ya no aceptan una Iglesia autoritaria y triste, como si fuesen a su proprio entierro. Pero están abiertas a la saga de Jesús, a su sueño y a los valores evangélicos.

Este crescendo en la voluntad de poder, imaginando ilusoriamente que viene directamente de Cristo, impide cualquier reforma de la institución-Iglesia pues todo en ella sería divino e intocable. Se realiza plenamente la lógica del poder, descrita por Hobbes en su Leviatán: «el poder quiere siempre más poder, porque el poder sólo se puede asegurar buscando más y más poder». Una institución-Iglesia que busca así un poder absoluto cierra las puertas al amor y se distancia de los sin-poder, de los pobres. La institución pierde el rostro humano y se hace insensible a los problemas existenciales, como los de la familia y la sexualidad.

El Concilio Vaticano II (1965) trató de curar este desvío por medio de los conceptos de Pueblo de Dios, de comunión y de gobierno colegial. Pero el intento fue abortado por Juan Pablo II y Benedicto XVI, que volvieron a insistir en el centralismo romano, agravando la crisis.

Lo que un día fue construido, puede ser deconstruido otro día. La fe cristiana posee fuerza intrínseca para, en esta fase planetaria, encontrar una forma institucional más adecuada al sueño de su Fundador y más en consonancia con nuestro tiempo.


Leonardo Boff
http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=390


domingo, 12 de septiembre de 2010

Conductas humanas


Julio Monsalvo

En nuestras dos últimas cartas planteábamos que el capitalismo y la ciencia son conductas humanas. Las conductas humanas son diferentes según sea la cultura a la que pertenecen, pues expresan distintas maneras de entender el mundo.

La cultura occidental es la que genera el capitalismo y la ciencia hegemónica. ¿Cómo es la visión del mundo de los humanos de esa cultura? ¿Cuál es su paradigma, es decir, cuáles son los valores que han sido consensuados?

Uno de sus valores es el sentido de superioridad del ser humano considerándose el centro de todo, razón por la cual el paradigma de la Cultura Occidental es llamado “Antropocéntrico”.

A nuestro entender, lo esencial  de esta cultura, es que los humanos se ven por fuera de la Naturaleza, con derecho a poseer y acumular. Debemos “subyugar a la naturaleza, presionarla para que nos entregue sus secretos, atarla a nuestro servicio y hacerla nuestra esclava”, decía  Francis Bacon,  en los albores de la Modernidad.

El antropocentrismo  genera las conductas suicidas que están causando  tremenda devastación al Planeta, que es nuestro hogar.  El calentamiento global es una de sus manifestaciones.

El  “Acuerdo de los Pueblos”, declaración final de la Conferencia Mundial sobre el Cambio Climático, propone un modo de convivir que “restablezca la armonía con la naturaleza y entre los seres humanos”.

Para ello, añade,  “planteamos a los pueblos del mundo la recuperación, revalorización y fortalecimiento de los conocimientos, sabidurías y prácticas ancestrales de los Pueblos Indígenas, afirmados en la vivencia y propuesta de “Vivir Bien”, reconociendo a la Madre Tierra como un ser vivo, con el cual tenemos una relación indivisible, interdependiente, complementaria y espiritual.”

Se trata de abrazarnos a una cultura que genera conductas diferentes.  ¿Cómo ve el mundo esta otra cultura?

Desde hace tres décadas, viviendo y trabajando en el norte de mi país, Argentina, me encuentro con los Pueblos Originarios Qom, Wichí, Pilagá, Mocoví, Guaraní y con comunidades de familias campesinas criollas. Todos estos grupos humanos tienen particularidades que los identifica y los hace singulares, tales como idioma, alimentos, organización social, arte y otras.

Sin embargo, en mi percepción personal, todas y todos se sienten parte de la Naturaleza, vida dentro de la Vida.

El mayor regalo que he recibido, es recuperar el sentido de pertenencia a la Naturaleza. Alguna vez fui también Pueblo Originario.

La esencia de esta cultura es el valor de la Vida, el sentido de pertenencia que nos induce a sentir naturalmente que la Vida es el centro. De allí que la llamamos Cultura Biocéntrica. También se la llama “Matrística” por sus características cooperativas, intuitivas y respetuosas de la Vida.

Este sentido de pertenencia genera otra ética, otro modo de convivir y también otra ciencia

La Vida es un entramado de relaciones y los seres humanos, en esta trama, somos una hebra más.

Hasta la Victoria de la Vida Siempre!+ (PE)

 (*) Ver El Capitalismo es una Conducta Humana PreNot 9049 del 100824; La ciencia también es una conducta humana PreNot 9064100902

PreNot 9076100909
http://www.ecupres.com.ar/noticias.asp?Articulos_Id=9076


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