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domingo, 8 de mayo de 2011

Ni justicia ni venganza sino crimen

Pep Castelló


El Imperio asesina a quien le conviene sin más fin que el de alcanzar sus objetivos.

A partir de la lectura del artículo “No se ha hecho justicia, sino venganza” que Leonardo Boff nos ofrece en su columna esta semana y al amparo de cuantos comentarios y observaciones he tenido a mi alcance, se me ocurre que más allá de la “venganza” argüida por Bush y la pretendida “justicia” de Obama, lo que hay ahí es una tremenda degradación de los más elementales principios en la sociedad norteamericana. Porque por más que ambos dispongan de una cobertura mediática difícil de neutralizar, el pueblo tiene motivos más que sobrados para saber que ambos son un par de redomados embusteros.

Hay signos más que evidentes para pensar que el crimen perpetrado en esta ocasión por el Imperio no tiene otro fin sino el de despertar el terror y los peores sentimientos de la ciudadanía, para crear con ellos una corriente de opinión favorable a los voraces intereses de quienes rigen la sociedad norteamericana. Crimen y mentira urdidos desde las más altas instancias de la nación. Una muestra más de la falta de ética de quienes rigen ese gran país y de quienes les dan soporte.

El país más poderoso militarmente del mundo está gobernado, tanto en el orden político como en el económico, por criminales de la peor calaña. Descendientes de una estirpe de genocidas que tras masacrar a los pueblos originarios se apropiaron de las tierras que habitaban, no han hecho todavía a lo largo de los años un proceso de reflexión colectiva que les lleve a plantearse unos principios mínimos de convivencia. Y así, con un desprecio absoluto de cuanto no sea favorable a su triunfo, cual jauría de depredadores siguen devastando la tierra y sometiendo a sus moradores.

Nada cabe esperar de semejante gentuza ni de quienes a su lado se colocan, como no sean los principios morales más aberrantes que puede concebir la mente humana. Defensores a ultranza de la propiedad privada, sin parar mientes en los orígenes y procedencia de sus bienes, han hecho leyes que aseguren la posesión de los mismos y han organizado la sociedad y el estado de forma que les permita usar toda la fuerza represiva que les convenga contra quienes se atrevan a cuestionarlas.

Lo deplorable, lo verdaderamente nefasto es que hayan sido capaces de introducir los principios de su abominable doctrina en la mente de la ciudadanía, de la propia y de la de aquellos países que han ido cayendo bajo su influencia. Con la capacidad de difundir mentiras y secuestrar las mentes que los modernos medios de comunicación de masas les han brindado durante el pasado siglo XX y les ofrecen aún en el presente, están imponiendo su ideología a lo largo y ancho de nuestro planeta. Su permanente apología del triunfo, comparable por sus nefastos resultados con la del terrorismo, embarga el pensamiento de las gentes en todos los ámbitos de dominio de sus poderosos voceros, los “mass media” que invaden el mundo entero.

Sin el menor rasgo de moral y ni un ápice de escrúpulos y con el sostén de una poderosa fuerza militar y represiva, no paran de ejercer acciones que aumentan día a día el copioso número de seres humanos que viven en las condiciones más adversas. Gentes diversas, pertenecientes a culturas y sociedades bien lejanas de la nuestra, ven hoy sus principios confrontados de continuo con los de las sociedades supuestamente triunfadoras. Y así, invadidos sus territorios, despojados de sus tradicionales medios de vida por la fuerza bruta de las clases poderosas, van a estrellarse contra los escollos de esta deplorable civilización occidental cristiana, atraídos por falaces cantos de sirena, formando capas cada día mayores de población excluida.

Malditos sean mil veces quienes tanto daño están haciendo a la humanidad y malditos sean también quienes para medrar les dan soporte. Y a quienes se lo dan por simple estulticia, llégueles cuanto antes la más humana de las compasiones y, con ella, la Luz necesaria para iluminar sus mentes.


http://www.kaosenlared.net/noticia/ni-justicia-ni-venganza-sino-crimen



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domingo, 10 de abril de 2011

Islandia no, Magreb sí

Juan Manuel Aragüés


Siguiendo con la cuestión que abordaba hace unos días, la silenciada revolución islandesa, que ha supuesto un vuelco en el panorama político de esta pequeña nación europea, hay que preguntarse cuál es el motivo de que un hecho de estas características no haya tenido reflejo mediático, mientras que cada día nos desayunamos, comemos y cenamos (TVE ha llegado a tener tres periodistas en El Cairo) con los sucesos del Magreb, con las revueltas populares de Túnez, Egipto o Libia.

Vaya por delante que entiendo que lo normal es lo que está sucediendo, informativamente hablando, con el Magreb, es decir, que sucesos de tal transcendencia sean recogidos por los medios. Lo que resulta sorprendente, desde esa presunta objetividad de los medios, encargados, en teoría, de contarnos lo que sucede, es el silencio que se cierne sobre Islandia. Porque, si en Islandia ocurren cosas, ¿por qué no nos las cuentan? Por ello, me atreveré a proponer una hipótesis explicativa.

El tratamiento que los medios están realizando de los acontecimientos del Magreb subraya que son movilizaciones de carácter democrático contra regímenes de carácter autoritario. No vamos a entrar ahora a valorar que, de la noche a la mañana, regímenes amigos, y en algunos casos puestos como ejemplo, véase Túnez, se hayan convertido en feroces dictaduras a las que ese faro de la libertad y la democracia que se llama Occidente exige respeto a los derechos humanos y libertades. No vamos a hablar de ello, ni de esa hermana monarquía marroquí, tan amada por nuestra Corona. Lo que sí voy a subrayar es que se describen las movilizaciones como movilizaciones de ciudadanos, se ha dicho textualmente, que "quieren ser como los europeos". Es decir, somos tan magníficos que todo el planeta desea ser como nosotros. Resulta difícil saber con qué objetivos se mueven las masas en el Magreb, incertidumbre que, en el fondo, carcome a nuestros gobiernos. Sin duda, los proyectos políticos serán diversos: desde islamistas radicales hasta liberales, pasando por comunistas, nacionalistas, etc. Pero el mensaje mediático es claro: quieren ser como nosotros. Es una manera de subrayar lo afortunados que somos, pues no tenemos que recurrir a poner en peligro nuestras vidas para alcanzar la libertad: ya somos libres. Tanto, que somos la envidia del planeta. Podemos continuar con nuestra siesta democrática, abismados ante la televisión, y decidir con tranquilidad, y muy democráticamente, quién nos representa en Eurovisión o si la mano del defensa en el área fue o no penalti. ¡Vote, vote usted!

Las movilizaciones en Islandia, ésas que se han cargado dos gobiernos, que han exigido el encarcelamiento de los jerifaltes económicos del país, que se han negado a asumir las deudas de los bancos, que han promovido una asamblea popular para redactar una nueva Constitución, que han dado un corte de mangas al FMI y a los mercados, esas movilizaciones no pueden ser presentadas por los medios con simpatía, sino con preocupación. Porque subirían al escenario a un pueblo que, lejos de doblegarse, de asumir deudas ajenas e imposiciones irracionales, ha dicho basta. El efecto de imitación que provocan los medios es brutal. La televisión estuvo en el centro de las revueltas de los países del Este, que comenzaron a imitarse los unos a los otros; lo ha estado en las revueltas del Magreb, con los efectos que estamos advirtiendo. Por eso es preciso silenciar a Islandia, o poner sordina a las diez huelgas generales de Grecia, no vaya a ser que a los europeos nos dé por pensar que, hombre, igual tienen razón los islandeses y ya vale de que nos tomen el pelo. Y empezáramos a reunirnos en las plazas, y a coger cacerolas, y a decirles a los Tanto-monta-Monta-tanto (PP-PSOE-CIU-PNV-PAR-CC) que hasta aquí hemos llegado.

Aquel volcán islandés de nombre impronunciable, aquel que llenó Europa de cenizas, sirve de perfecta metáfora para lo que acontece. El volcán político del norte debe ser silenciado, pues su nombre --no recuerdo bien si es democracia o participación popular--, en nuestras geografías políticas neoliberales, resulta impronunciable. Es preciso borrar las huellas de su erupción.

Juan Manuel Aragüés, Profesor de Filosofía. Universidad de Zaragoza

http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/noticia.asp?pkid=650572


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domingo, 3 de abril de 2011

El Castillo de Naipes del Norte de África y Oriente Medio

Juan Trigo


Mucho se está escribiendo y televisualizando hoy sobre las revueltas en los países árabes. Recomiendo especialmente, y ahora con más razón que nunca, sintonizar Al-Jazeera. Y aunque la historia, esa gran mentirosa que escriben los vencedores, es machacona al insistir que las revoluciones las termina un dictador, Napoleón, Stalin, Khomeini, etc., y que se comen a sus hijos, Marat, Danton, Trotsky, Zinoviev, Gobsadegh, etc., hay que hacerlas. No hay más remedio, porque, aunque se trate de una película que acaba mal (sin olvidar lo que dijo no hace mucho Gabriel García Márquez, de que la mayoría de lo que vemos por la pantalla no existe) lo que la película de las revoluciones oculta, no por mala intención sino por pereza, como la de Paris Mayo del 68, la Primavera de Praga, etc., es el estallido de libertad en los corazones de la gente que toma la calle.

Para mí, que he pisado tantas veces la Avenue Bourguiba, la plaza Tahrir, la explanada de los Omeidas, etc., fue un estallido de emoción ver por la televisión (con permiso de García Márquez) los rostros enfervorizados de la gente convertirse, de sufridos héroes luchando en silencio por llegar al final del día, en titanes capaces de cambiar el mundo. Ese momento es impagable, ese momento en que tu corazón estalla y estás convencido de que es posible, cambiar el mundo es posible, y su magia es tal que a estas alturas de la película – quiero decir, con tanta historia a cuestas – aún creo que es posible. Naturalmente primero hay que cambiar la vibración de nuestros corazones, por aquello de que la fe mueve montañas, y es absolutamente real. Pero hay que hacerlo cortándole el paso a toda tentación de ponerse una venda en los ojos, es decir, tomándole el pulso a la realidad descarnada de deseos, promesas y falsas expectativas, porque lo que queremos es ganar, no distraernos.

Emociones a parte, pero sin apartarlas del todo porque es lo mejor que tenemos, se da en estas revoluciones del mundo árabe un fenómeno distinto: “¿Son compatibles el Islam y la democracia” (tema de un debate que vi hasta el final en Aljazeera), quiero decir, ¿serán capaces estas revoluciones de crear estados con la separación de poderes iglesia-estado? Es decir, una vez muerto el dictador y que la gente se vea libre para andar por sí misma, ¿ocurrirá la misma paradoja de la segunda mitad del Siglo XX hasta nuestros días sintetizada en la obra del ex secretario general del partido Comunista Francés, Roger Garaudi, “Dios a Muerto” (aunque años más tarde él mismo se convirtiera al islam pre-khomeiniano), por la cual a la gente te coge el terror a la libertad (lean “El Miedo a la libertad” de Erich Fromm”) y corre a refugiarse bajo las tenazas de cualquier otra forma de alienación; otra vez la religión, las sectas, el dogma marxista-leninista, etc.? Con lo cual no hemos ganado nada, substituimos al dictador por otras corrupciones con fachada de parlamento democrático. Tal vez por eso el príncipe Kropotkin adjetivara sus últimos escritos anarcosindicalistas como “la revolución es permanente”.

En ese debate en Al-Jazeera oí decir a uno de los contertulios, próximo a los Hermanos Musulmanes, que el Islam no tiene nada que ver con la democracia, y que ésta es un engendro de la sociedad occidental malsana. Ya empezamos. Si alguna cosa buena tiene la democracia es que cada uno puede acudir al dios que quiera, o bien a ninguno.

La clave de estas revoluciones dentro de mundo islámico la tienen los “niños de Internet”, los modernos centauros hombre-máquina, como leí hace pocos día que los definía una famosa pedagoga que siento no acordarme de su nombre, porque en la red los dogmatismos religiosos se esfuman como un vertido de petróleo en el mar. Aunque tengamos que recordar que si ese vertido ha ocurrido cerca de la costa hay que luchar con todas nuestras fuerzas para desviarlo de la playa, ya que siempre quedaran restos de intolerancia sobre las rocas de la Costa da Morte.

Aunque lo más difícil de digerir es que esos países árabes no solamente tienen en común la presencia abrumadora del Islam, sino que jamás fueron una democracia, y por lo tanto no saben lo precioso pero también extremadamente costoso que resulta desarrollar las libertades individuales en un mundo complejo. ¿Recuerdan el famoso “desencanto” de los años siguientes a la transición española? ¿Sí, verdad? Ese virus filtrante que atacó a los párvulos impacientes y que tuvo grotescas formas como aquello de que “Con Franco vivíamos mejor”. ¿Quién se acuerda ahora de tales infantilismos? Y es que la adultez tiene un largo recorrido, la libertad y autodeterminación personal es una responsabilidad y a la vez placer absolutamente intransferible. En otras palabras, desearíamos no augurar los peligrosos precipicios por los que han de transitar los recién nacidos, Egipto y Túnez, como aquellas huelgas de camioneros que hicieron caer al gobierno socialista de Salvador Allende, que en Egipto pueden tener la forma de huelgas de empleados de turismo, tercera fuente de ingresos del país, o plantes sindicales de todo tipo, inspirados en la obvia falsedad de que en dos días se arregla la economía del país y ya se pueden exigir aumentos salariales disparatados. En fin ese tipo de presiones ejercidas desde la reacción o de los grupos que, cual nuevos 18 Brumarios de Napoleón Bonaparte, pretenden hacerse con el país a golpe de pancarta reivindicativa por derechos sociales que no disfrutan ni los alemanes.

Desde luego ni Egipto ni Túnez son Irak o Afganistán, desde luego, pero si España tampoco lo era en 1976 y pasamos toda una década sobre la cuerda floja, hay que ponerse a rezar a dioses imposibles para que hombres de buena fe se pongan al lado de los internautas, estudiantes e intelectuales, y vayan entiendo que la democracia es tan frágil y evanescente como la libertad; y por tanto hay que entenderla bien. Las libertades civiles son un arma de dos filos para los sedientos de poder, hábiles en vender atajos e ilusorios paraísos y que logran dar por real aquello que los Queen cantaban hace dos décadas: “Lo quiero todo y lo quiero ahora”. Letal candidez.

Y en los escenarios que nos ocupan hemos de contar además con la masa crítica típica del oriente profundo, cuya educación básica en los medios rurales y no tan rurales no ha salido jamás de un entorno oscurantista de dogmas ancestrales, indiscutidas verdades cristalizadas y normas medievales que no resistirían un mínimo análisis tangencial, pero que esas masas creen como dictados de fe de su dios, por más que Allah es, por definición coránica, el mismo que el de los cristianos y judíos, aunque desde luego no lo parezca. Y es que en todas estas cuestiones, desde Teherán a Alabama pasando por Aswan o por Kairouan, el fundamentalismo religioso no entiende de lógicas humanistas, ni de autoestimas, ni desarrollos personales, ni de gran parte de los postulados de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, por más que sus gobiernos los hayan firmado.

Nunca soy pesimista, peco de lo contrario, de visionario soñador en mundos capaces de ser cambiados por la voluntad individual, pero lo de los países árabes pinta complicado e incierto, i el efecto contagio puede extenderse indefinidamente, porque los vientos del cambio son muy fuertes.

Juan Trigo es ingeniero industrial con el grado de doctor y se dedica profesionalmente desde hace más de 30 años al comercio de productos españoles en países de Oriente Próximo. Empezó a estudiar astrología a los 15 años, ha publicado manuales técnicos de astrología, es presidente de la Sociedad Española de Astrología. Su afición es la literatura, ha publicado cuatro novelas de temas iniciáticos. Entró en contacto con el sufismo en 1980 por medio de la literatura del género y grupos de trabajo dirigidos por Idries Shah. Actualmente es discípulo de la Orden Oveyssi que tiene su "Hanegha" cerca de Barcelona.

Libros publicados: "Desierto de Niebla y Cenizas" ,"Ashânte. Mensajeros de la mente", "El Retorno de Vivianne. Amantes en el Paraíso", "Encuentro en Irán".


http://espiritualidadypolitica.blogspot.com/2011/03/el-castillo-de-naipes-del-norte-de.html?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+EspiritualidadYPoltica+%28Espiritualidad+y+Pol%C3%ADtica%29


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sábado, 19 de marzo de 2011

Las mentiras contra Gadafi

Paco Torre Soberón


¿Por qué se lo quieren cargar? Por su pasado anticapitalista y antiimperialista, siendo líder de la Gran Jamahiriya Árabe Libia Popular Socialista. Ostenta el liderazgo desde 1969.

Es demasiado grave, que en el Estado español –llamado democrático- la información convencional (salvo raras excepciones) sobre la guerra de Libia, esté dirigida al “dictado”del ultraliberalismo, encabezado por el Imperio americano. Esta política neocolonial globalizadora, constituye, una gravísima agresión a la dignidad humana y social, por intoxicar nuestras mentes, generando esclavitud individual y colectiva. Termina de confirmarlo el escritor San Pedro: “La libertad humana, radica en la liberación de nuestra mente.

Respecto al conflicto libio, he conseguido información fiable de medios alternativos y autores independientes: "Diagonal", "The Independent", "Pakistan Observer", "Wikipedia", Noam Chomsky, etc., de las que extraigo, la siguiente reflexión: ¿Represión de Gadafi a la revuelta social, o  guerra civil? Las Fuerzas Especiales de EE.UU., desembarcaron en Libia para entrenar a rebeldes anti-Gadafi, con el fin de dar un golpe de estado, apoyado por Occidente.  Para ello, el Imperio americano, pidió a Arabia Saudita suministrar armas a los insurrectos, así, los americanos negarían su participación militar. Esta “indecente jugada” descubre la manipulación contaminante, de que Gadafi estaba masacrando a la población civil manifestada.

¿Por qué se lo quieren cargar? Por su pasado anticapitalista y antiimperialista, siendo líder de la Gran Jamahiriya Árabe Libia Popular Socialista. Ostenta el liderazgo desde 1969. Al año siguiente fueron evacuadas las bases militares del Reino Unido y de EE.UU. Ha sido una esperanza liberadora para el tercer mundo. Para ello, nacionalizó en los años 70 toda empresa privada, la tierra, el petróleo y los bancos; permitiendo sólo pequeños –estimulantes- negocios familiares. Quiso ser el sucesor de Nasser, líder del Panarabismo y Socialismo Árabe, es decir, transformar fraternalmente la sociedad, eso sí, considerando su cultura y  recursos.

Pero el capitalismo salvaje distorsionó sus proyectos; respondiendo –entiendo yo erróneamente- con actos terroristas que le costaron el bombardeo –por el “terrorista” Reagan- del Palacio Presidencial; con la muerte de una hija. Para reconciliarse con Occidente, entregó en el año 2003 a dos sospechosos de atentados e indemnizó con 2940 millones €. Aprovechando esta coyuntura, Aznar le visitó con honores estatales, siendo recompensado –“sin mirarle el diente”- con un caballo “pura sangre”. Ahora Aznar dice: “La democracia debe ganar la batalla a autocracias corruptas como la de Gadafi “. ¿Ya le habrá devuelto el caballo? Por otro lado, (a pesar de la arrogancia  y la inevitable corrupción del largo poder), ha sido un referente social y contra las guerras. A diferencia de Túnez y Egipto,-para que se callen las personas “mercenarias-deslenguadas-carroñeras”, Libia ocupa el primer lugar de desarrollo humano de África y tiene la más alta esperanza de vida, gracias a su política social, incluyendo el servicio de agua, luz y gas gratis.

Este referente indigna al Imperio y a sus “satélites” servilistas, porque está en juego la hegemonía económica mundial, y dado que la producción petrolífera no perteneciente a la OPEP está tocando techo, tienen que buscar “triquiñuelas” belicistas crueles, para saquear los recursos de estos pueblos con testaferros políticos y económicos, con la cantinela de combatir dictaduras, con democracias de ocupación, arrasando como en Palestina, Irak, Afganistán… para controlar el oro negro de la zona, en vez de desarrollar energías renovables.

Es de justicia, destacar el manifiesto de prominentes figuras intelectuales internacionalmente, coordinadas por la Red en defensa de la humanidad, contra la intervención extranjera en Libia.                                                                                                                                                                                                                                      

La catástrofe nuclear Nipona, supone un trágico aviso. ¿Quiénes están por esta energía? Principalmente quienes abrazan políticas de guerra y planifican agresiones.

Por ello, Clinton y Obama dicen: “Ha llegado la hora de que Gadafi se vaya,” “y que éste está en el lado equivocado de la historia”.

Asimismo, La Corte Penal Internacional se ha posicionado a favor de la política represiva y discriminatoria clasista del Consejo de Seguridad de la ONU, quien ha ordenado investigar a Gadafi como responsable de crímenes contra la humanidad, cuando se ha limitado a defenderse del –archidemostrado- golpe de Estado. ¿Por qué investigan este caso –claro cambalache de injusta persecución  capitalista- y no lo hacen con los verdaderos culpables de salvajes masacres, como lo han sido los presidentes: Ben Alí en Túnez y Mubarak en Egipto? Quienes hemos apoyado el desarrollo de la Corte Penal, impulsados por Amnistía Internacional (AI), vista la discriminatoria  realidad, ¿no habrá que cuestionarse su legitimidad, por estar al servicio de quienes desarrollan políticas consustanciales con la vulneración de los DD.HH básicos, utilizando el prestigio de AI para confundir a la sociedad civil?.

Finalmente, considerando el conflicto Árabe-Israelí, la estrategia imperialista de acoso y derribo de la zona petrolífera, consiste en infiltrase militarmente como en Egipto -cuyo principal jefe del ejército es de la CIA-, para dificultar el desarrollo de movimientos revolucionarios en defensa de su cultura y de los recursos naturales como ocurrió en Argelia y en Palestina cuando pretendieron jugar engañosamente a democracia electoral, no permitiendo gobernar a quienes ganaron, porque ¡no eran de fiar!          
                                    
Por otro lado, ¿Quién creó Al Qaeda y a quién sirven las personas que se autoinmolan    lideradas por el Mítico Bin Laden, a quien utilizó EE.UU. en las guerras de Irán contra Irak y la URSS en Afganistán

http://www.kaosenlared.net/noticia/las-mentiras-contra-gadafi-1


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sábado, 5 de marzo de 2011

Libia es un país, Obama es un ladrón

Manuel F. Trillo


En los planes de la clase dominante mundial, y ahí la globalización que no es un invento moderno, sino que ya en 1864-1866 se vio que había que combatir “globalmente”, se ha planteado una prioridad, un objetivo: Libia. Hay otros, por supuesto, pero ahora toca Libia. ¿Por cierto, tiene el Estado Libio armas nucleares? ¿No creen ustedes que si las tuviera no ocurrirían estas sublevaciones “civiles” de cuatro o cuatrocientos mil gatos – o ratones como decía Al Gadafi – exactamente en la parte oriental de Libia, donde existe la mayor concentración de pozos de petróleo y gas y refinerías de todo Libia? Sublevaciones de “tuiter y fesibú” y de chicle con chocolate.

No nos engañemos, ni engañemos a otros, los derechos humanos que tanto defiende USA están en Guantámano, los derechos humanos que defiende la UE están en Irak, Afganistán, en el Estado Judío de Israel, en Marruecos, y en Arabia Saudita (etc).

No nos engañemos, los vejestorios inservibles después de 30 años de ejercer de tontos útiles en Túnez y en Egipto, han sido la excusa perfecta para iniciar una operación de pizarra. Nadie se hubiera tragado una acción directa contra el Estado libio y contra su pueblo, así que “iniciamos en Túnez, donde está ese payaso de Ben Alí, y lo echamos porque ya no sirve para nada, pondremos a Ganuchi o a otro, siempre serán nuestros vasallos y el pueblo creerá que han cambiado el régimen y que son triunfadores. Luego vamos a por ese otro vejestorio corrupto que es Hosni Mubarak, y colocaremos a alguien de los nuestros, por ejemplo al necio de Suleiman, y para que se lo crean de verdad los Hermanos Musulmanes y otros pendejos izquierdistas permitimos que se modifique la Constitución, pero la ley electoral los dejará siempre en minoría. Viva la democracia. Ya lo hicimos en España hace treinta años, y salió bien. La democracia es nuestra moneda de cambio. No necesitamos dictadores ni criminales que manchen las paredes con los torturados ni que dejen gente en las cunetas, hacen feo en el escaparate. Y ya están tan entusiasmados todos los rebeldes con la democracia, que incluso son capaces de dar la vida por ella, y en Túnez cientos murieron, y en Egipto cuatrocientos, todos son unos héroes. Hay que ponerles un monolito.

Pero nuestro objetivo no es la democracia, la libertad, el respeto a los derechos humanos, porque si eso fuera así entonces tendríamos que comparecer ante el TPI, no, nuestro objetivo es que unas tribus, unos beduinos, 6 millones de habitantes en África –que por cierto tienen el más alto índice de desarrollo humano de toda África- no pueden disponer de una riqueza tan inconmensurable como el petróleo y el gas natural. No podemos consentir que el Estado libio sea el único que pague al contado, que tenga una deuda ridícula de 6.000 millones de dólares y unas reservas efectivas de 100.000 millones. Es un pastel muy grande, Libia es un pastel, y nos lo tenemos que repartir. Acuérdense los europeos cuando se repartieron África a finales del siglo XIX, allá por 1885, qué bien salió el reparto. Luego tuvimos otro y luego otro. Pero ahora queda este pastelito de Libia, y aquí, amigos demócratas, podemos sacar tajada”.

Alguno de mis amigos comunistas –o no, pero sinceros- hablan de las libertades públicas en Libia, y entonces tengo que empezar por mi propia casa: por ESPAÑA. Las libertades públicas aquí no se respetan ni escritas en la Constitución borbónica de 1978. Aquí se encarcela al que discrepa. Se encarcela a quien protesta. Se encarcela a quien lucha por su gente. ¿Nombres?. Nombres hay. Y si no lo sabe usted, tengo que decir que no merece ser lector de estas líneas. Averígüelo y no me avergüence. (Una pista amable: Cañamero y cien más……Otegi y muchos más….).

ESPAÑA, un Estado donde se inventan delitos ad hominem, donde se encarcela a gusto del chef de guardia, donde se encarcela a quienes disienten del Estado que ha montado toda esa caterva de sujetos que viven del crimen y de la represión (¡qué bien le ha ido a Rubalcaba y al mayor Oreja toda la represión!). Y viendo la casa propia uno no puede ir por el mundo dando lecciones de nada, y menos con este Borbón que se autogolpea como una monja de las llagas para decir que es imprescindible. (Hace pocos días salió la noticia: en un paisito árabe la oposición que protestaba querían un rey como Juancarlos, no tengan ustedes preocupación alguna, se lo regalamos, se lo mandamos con gastos pagados y en un paquete bien envuelto, eso sí, no se admite devolución). Que nadie hable del respeto de los derechos humanos cuando ESPAÑA está denunciada por la ONU por torturar a sus ciudadanos. No es cuestión de Derechos, es el petróleo, la pasta, la masa, la manteca, el dólar...

Este es el tema: Libia es un pastel que hay que repartir, y para ello se prepara en tres fases la invasión de Libia: 1.- Túnez, 2.- Egipto. 3.- Libia

Y todos tan contentos.

(Nota Bene: A mí Gadafi o Garfunkel me importan muy poco)
Pero el latrocinio y el crimen han de pasar por un Tribunal de los Pueblos, y deben ser juzgados los criminales como Obama, Merkel, Sarkozy, todos los dirigentes de la Unión Europea, así como Bankimoon (no me da la gana escribirlo de otro modo), y los dirigentes de la ONU que han decidido destruir el Estado libio.

En el mismo tribunal todos. ¿Es posible? No. Pues ajo y agua.

¡A ver cuando somos ciudadanos!

http://www.insurgente.org/index.php?option=com_content&view=article&id=6385:libia-es-un-pais-obama-es-un-ladron&catid=139:estado-espanol&Itemid=557


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lunes, 10 de enero de 2011

La amargura de las mitras

Rafael Fernando Navarro


Tal vez España esté triste. La tristeza es la espalda de la alegría. Se intuye la belleza de los ojos por la elegancia que pasa a tu lado por la acera. Economía, paro, recortes sociales, estado de bienestar ahogado, bancos que asfixian la pobreza. Pero han tintineado los belenes, se ha poblado el aire de burbujas-Mas-President. Por las calles una monarquía de lunas, incienso y mirra. Padres aupando sonrisas infantiles para apretar la vida envuelta en celofán crujiente. Algo es verdad sencillamente porque es bello. Surge entonces la poesía como creación, la vida como aventura, el amor como utopía. Navidad, año nuevo, reyes. Brotando como un surtidor de asombro. España triste, no amarga. Elegante y bella, poniendo cascabeles a la pena.

Hubo un mitin de mitras por Colón. Bordadas en oro las casullas blancas. Anillos y pectorales de joyerías caras. Tafetán, organdí, fajines de muaré líquido, estolas de autoridad grecorromana. Rouco-Presidente de Obispos. General plenipotenciario de Dios Padre. Procesión episcopal de mocasín italiano. Lo tienen todo: Catedrales, palacios, Berruguete y Velázquez, Tizianos y Murillos por los siglos de los siglos.  Ojivas góticas y románicas arcadas. Dignidades tienen, privilegios, manos de todopoderosos señores entre las suyas sagradas. Tienen, aseguran tener sobre todo, la verdad, toda la verdad, nada más que la verdad. En monopolio. En exclusividad. En propiedad privada para explotarla, imponerla y aplastar con ella las conciencias universales hasta el fin de los tiempos. Se sintieron así, cuando el mitin de mitras por Colón.

Lo tienen todo. Hasta amargura amarga. Agrios los ojos de los Obispos. Dios hizo el mar, los árboles, los pájaros. Vio que eran hermosos. Le gustó su creación. Dios artesano fecundando el barro, el vientre de la tierra, las caderas de las estrellas jóvenes, los hombros de una luna preñada de luz seminal. Y le gustó. Miraba con ojos limpios, con luz inaugural de mundo nuevo.  Dios no parió la amargura, tal vez porque el amor sólo engendra belleza.

Mirada marrón de Obispos. Enfermo el mundo. Enferma  Europa. Agonizante España. Familia hundida por socialismo anticristo. Por amor lesbiano consentido. Amenazando el divorcio. Por parejas que se aman, sólo se aman, nada más que se aman, sin cánones, sin vestidos blancos pronovias, sin ataduras sacramentales, con liturgia pagana de cordero lechal, marisco y puro regalado. Locura amarga de Obispos. Mujeres expuestas a la muerte por no obedecer al dios prefabricado de venta en el corte parroquial de las rebajas. Reig Plá lo afirma. Muy pronto la mitad de la humanidad programada de homosexualidad, sin sexo reproductor como dios manda (Demetrio Fernández, Obispo de Córdoba). Europa vive “las horas más dramáticas de la historia, periodo de verdadera ceguera" en el que "se cuestiona y se niega la verdad del hombre y de la familia"  “El aborto y la eutanasia son la manifestación de una crisis mucho más honda que el paro o la recesión  económica”  Rouco ronco de pena, penita, pena.

Los Obispos tienen los ojos llenos de espinas. Les sangra la realidad. Han despreciado tanto la hermosura por pecaminosa, que han terminado por extirparla del mundo. Han trasladado el infierno al aquí y ahora de la vida. Hubo un mitin de mitras amargas por Colón. Tal vez el ateismo actual consista en la apostasía del asco, de la herida ulcerada, del basurero humano donde el hombre es sólo una peste para el hombre.

Era difícil respirar rosas blancas bajo el altar de  Colón envenenado. Hay que ayudar a los Obispos a terminar con un mundo asqueado y asqueante. Empitonaron la bondad las mitras hirientes de amargura.

http://marpalabra.blogspot.com


NOTA EDITORIAL. El presente artículo se refiere a una Eucaristía convocada por el Presidente de la Conferencia Episcopal Española, un acto de culto convertido en una manifestación contra la legislación española surgida del Parlamento, la cual dicen dichos Obispos que entraña una persecución a la propia Iglesia.


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