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jueves, 5 de mayo de 2011

Duelo entre la vida y la muerte

Leonardo Boff


En uno de los más bellos himnos de la liturgia cristiana de Pascua, que nos viene del siglo XIII, se canta que «la vida y la muerte trabaron un duelo; el Señor de la vida fue muerto, pero ahora reina vivo» Este es el sentido cristiano de la Pascua: la inversión de los términos del combate. Lo que parecía derrota era en verdad una estrategia para vencer al vencedor, es decir, a la muerte. Por eso la hierba no creció sobre la sepultura de Jesús. Resucitado, garantiza la supremacía de la vida.

El mensaje viene del campo religioso que se inscribe en lo más profundo del ser humano, pero su significado no se restringe a él. Adquiere una relevancia universal, especialmente en los días actuales, en que se traba física y realmente un duelo entre la vida y la muerte. Este duelo se realiza en todos los frentes y tiene como campo de batalla el planeta entero, envolviendo a toda la comunidad de vida y a toda la humanidad.

Ocurre esto porque, tardíamente, nos estamos dando cuenta de que el estilo de vida que escogimos en los últimos siglos implica una verdadera guerra total contra la Tierra. En el afán de buscar riqueza, y aumentar el consumo indiscriminado (el 63% del PIB norteamericano está constituido por el consumo, que se ha transformado en una cultura consumista real) todos los recursos y servicios posibles de la Madre Tierra están siendo saqueados.

En los últimos tiempos ha crecido la conciencia colectiva de que se está entablando un verdadero duelo entre los mecanismos naturales de la vida y los mecanismos artificiales de muerte desencadenados por nuestro sistema de vivir, producir, consumir y tratar los residuos. Las primeras víctimas de esta guerra total somos los propios seres humanos. Gran parte vive con insuficientes medios de vida, favelizados y superexplotados en su fuerza de trabajo. Lo que ahí se esconde de sufrimiento, frustración y humillación es indecible. Vivimos tiempos de nueva barbarie, denunciada por varios pensadores mundiales, como recientemente Tsvetan Todorov en su libro “El miedo a los bárbaros” (2008). Estas realidades que verdaderamente cuentan porque nos hacen humanos o crueles, no entran en los cálculos de los beneficios de ninguna empresa y no son consideradas en el PIB de los países, con excepción de Bután que estableció el Índice de Felicidad Interna de su pueblo. Las otras víctimas son todos los ecosistemas, la biodiversidad y el planeta Tierra como un todo.

Recientemente, el premio Nobel de economía Paul Krugmann revelaba que 400 familias norteamericanas detentan ellas solas una renta mayor que la del 46% de la población trabajadora estadounidense. Esta riqueza no cae del cielo. Se hace por medio de estrategias de acumulación que incluyen trampas, superespeculación financiera y puro y simple robo, fruto del trabajo de millones de personas.

Para el sistema vigente, y debemos decirlo con todas las letras, la acumulación ilimitada de ganancias es considerada como inteligencia, la rapiña de recursos públicos y naturales como destreza, el fraude como habilidad, la corrupción como sagacidad y la explotación desenfrenada como sabiduría gerencial. Es el triunfo de la muerte. ¿Será posible que en ese duelo lleve la mejor parte?

Lo que podemos decir con toda seguridad es que en esa guerra no tenemos ninguna posibilidad de ganar a la Tierra. Ella existió sin nosotros y puede continuar sin nosotros. Nosotros sí la necesitamos a ella. El sistema dentro del cual vivimos es de una espantosa irracionalidad, propia de seres realmente dementes.

Analistas de la huella ecológica global de la Tierra nos advierten de que, debido a la conjunción de las muchas crisis existentes, podremos conocer en un futuro no muy lejano tragedias ecológico-humanitarias de extrema gravedad.

En este contexto sombrío cabe actualizar y escuchar el mensage de Pascua. Posiblemente no escaparemos a un doloroso viernes santo, pero después vendrá la resurrección. La Tierra y la Humanidad todavía vivirán.

http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=433



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domingo, 3 de abril de 2011

Fukuoka

Julio Monsalvo


Estamos impresionados por lo ocurrido y lo que sigue ocurriendo en Japón. Desde esta columna anhelamos fervientemente que estos sucesos sacudan la mente universal de la especie “homo sapiens/demens”, como nos denomina Leonardo Boff.

Un sacudón para que toda la humanidad tome consciencia que este modelo de “desarrollo” se atribuya la potestad de extraer, explotar todo y acumular para unos pocos.

Fundamentalmente tomar consciencia que la lógica utilitarista de este modelo es producto de una cultura que no respeta la Vida ni ninguna forma de vida en absoluto.

Unas semanas antes del terremoto del 11 de marzo, nuestra querida amiga Silvia Goya, quien vive en Misiones, nos comentó muy conmovida de su participación en un Encuentro de Permacultura.

Para nosotros no es casualidad que en su relato justamente incluyera palabras de Fukuoka, gran sabio japonés que propone la Agricultura Natural:

“Curar la tierra y el purificar al espíritu humano son un mismo proceso. Estar aquí, cuidando un pedazo de Tierra, en plena posesión de la libertad y plenitud de cada día”.

Estas palabras de alguna manera resumen la esencia del pensamiento de Masanobu Fukuoka, quien vivía como sentipensaba.

Trabajando e investigando en el Departamento de Aduanas de Yokohama en la Sección Inspección de Plantas, se dio cuenta que la manera de producir alimentos “científicamente”, alterando la Naturaleza, nos alejaba cada vez más de ser humanos.

Decidió trabajar en su pequeña granja, sin labranza de la tierra y sin uso de químicos. Su ejemplo se propagó por el mundo y hoy existen miles de grupos que siguen sus enseñanzas.

Nuestra amiga Silvia, en su mensaje, nos comparte también sus sentipensares “El trabajito es cotidiano, revolucionar la cultura, revolucionar los hábitos cotidianos, esas ‘verdades’ que automáticamente vamos repitiendo: usar y tirar…  Nuestra tarea es revitalizar la tierra, dejar de contaminar, vivir con una frugalidad consciente… todos podemos.

Alimentar el SerEstar, más que el tener. Una firme decisión y dedicación es necesaria con alegremia a nivel de consciencia colectiva, sin enojo por lo que falta. No nos alcanza el día para disfrutar de tantas maravillas”.

Quizás en este instante de la historia, los sentipensares de Fukuoka, fallecido a los 95 años, en 2008, nos estén iluminando un nuevo amanecer  para la Humanidad. Vivió como sentipensaba y sus sentipensares nos transmiten reflexiones sobre nuestro ser y estar. “En la Naturaleza hay vida y muerte y la Naturaleza está llena de gozo. En la sociedad humana hay vida y muerte, y la gente vive en la tristeza”.

Recordar que vinimos al mundo para ser felices y desarrollar todo nuestro ciclo planetario vivenciando la alegremia, es la revolución que tenemos la oportunidad de protagonizar día a día.

¡Un gran regalo de la Vida! Hasta la Victoria de la Vida Siempre!

http://www.ecupres.com.ar/noticias.asp?Articulos_Id=9427


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Compasión: la más humana de las virtudes

Leonardo Boff


Tres escenas aterradoras, el terremoto en Japón, seguido de un tsunami devastador, la pérdida de gases radioactivos de las centrales nucleares afectadas, y los deslizamientos de tierras ocurridos en las ciudades serranas de Río de Janeiro, sin duda han provocado en nosotros dos actitudes: compasión y solidaridad.

Primero irrumpe la compasión. Ente las virtudes humanas, tal vez sea la más humana de todas, porque no solo nos abre al otro como expresión de amor dolorido, sino al otro más victimado y mortificado. Poco importa la ideología, la religión, el status social y cultural de las personas. La compasión anula esas diferencias y hace que tendamos las manos a las víctimas. Quedarnos cínicamente indiferentes demuestra una suprema inhumanidad que nos transforma en enemigos de nuestra propia humanidad. Delante de la desgracia del otro no hay modo de no ser los samaritanos compasivos de la parábola bíblica.

La compasión implica asumir la pasión del otro. Es trasladarse al lugar del otro para estar a su lado, para sufrir con él, para llorar con él, para sentir con él el corazón destrozado. Tal vez no tengamos nada que darle y las palabras se nos mueran en la garganta, pero lo importante es estar a su lado y no permitir que sufra solo. Aunque estemos a miles de kilómetros de distancia de nuestros hermanos y hermanas de Japón o cerca de nuestros vecinos de las ciudades serranas cariocas, su padecimiento es nuestro padecimiento, su desespero es nuestro desespero, los gritos desgarradores que lanzan al cielo preguntando: ¿por qué, Dios mío, por qué?, son nuestros gritos desgarradores. Y compartimos el mismo dolor de no recibir ninguna explicación razonable. Y aunque la hubiera, no anularía la devastación, no levantaría las casas destruidas, ni resucitaría a los seres queridos fallecidos, especialmente a los niños inocentes.

La compasión tiene algo de singular: no exige ninguna reflexión previa, ni argumento que la fundamente. Ella simplemente se nos impone porque somos esencialmente seres com-pasivos. La compasión refuta por sí misma la noción del biólogo Richard Dawkins del «gene egoísta». O el presupuesto de Charles Darwin de que la competición y el triunfo del más fuerte regirían la dinámica de la evolución. Al contrario: no existen genes solitarios, todos están inter-retro-conectados y nosotros humanos formamos parte de incontables tejidos de relaciones que nos hacen seres de cooperación y de solidaridad.

Cada vez más científicos provenientes de la mecánica cuántica, de la astrofísica y de la bioantropología sostienen la tesis de que la ley suprema del proceso cosmogénico es el entrelazamiento de todos con todos y no la competición que excluye. El sutil equilibrio de la Tierra, considerada como un superorganismo que se auto-regula, requiere la cooperación de un sinnúmero de factores que interactúan unos con otros, con las energías del universo, con la atmósfera, con la biosfera y con el propio sistema-Tierra. Esta cooperación es responsable de su equilibrio, ahora perturbado por la excesiva presión que nuestra sociedad consumista y derrochadora hace sobre todos los ecosistemas y que se manifiesta por la crisis ecológica generalizada.

En la compasión se da el encuentro de todas las religiones, del Oriente y del Occidente, de todas las éticas, de todas las filosofías y de todas las culturas. En el centro está la dignidad y la autoridad de los que sufren, provocando en nosotros la compasión activa.

La segunda actitud, afín a la compasión, es la solidaridad. Obedece a la misma lógica de la compasión. Vamos al encuentro del otro para salvarle la vida, llevarle agua, alimentos, abrigo y especialmente calor humano. Sabemos por la antropogénesis que nos hicimos humanos cuando superamos la fase de la búsqueda individual de los medios de subsistencia y empezamos a buscarlos colectivamente y a distribuirlos cooperativamente entre todos. Lo que nos humanizó ayer, también nos humaniza hoy. Por eso es tan conmovedor ver como tanta gente de todas partes se moviliza para ayudar a las víctimas y a través de la solidaridad darles lo que necesitan y sobre todo la esperanza de que, a pesar de la desgracia, sigue valiendo la pena vivir.

 http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=428



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domingo, 20 de marzo de 2011

Civilizacion Con Los Colores Del Arco Iris

Julio Monsalvo


Conmovidos por todo lo que sucede en Japón.  Dolor, mucho dolor por las pérdidas de vidas, heridos, destrucción de hogares…

En poco más de un año la humanidad ha sido sacudida por tres grandes  terremotos: Haití, Chile y ahora Japón.

Siguiendo noticias internacionales tomamos conciencia que casi todos los días se reporta un sismo en algún lugar del mundo.

Todo acontecimiento ante el cual nos pone la Vida, es una oportunidad para reflexionar, aprender y sobre todo desaprender.

En Japón, además de los efectos del terremoto, se añaden los daños a las usinas nucleares con la consiguiente fuga de radioactividad.

El pueblo japonés sabe de esos efectos desde agosto de 1945, cuando se arrojaron bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaky.

Mucho se dice a favor y en contra de la energía nuclear.

Desde esta columna nos parece oportuno preguntarnos por qué, para qué y para quiénes se demanda más producción de energía.

Una respuesta muy clara la ha dado James Lovelock en su libro “La Venganza de la Tierra”: “para que las luces de la civilización sigan encendidas”  El autor advierte el daño a la Tierra provocado  por el empleo de combustibles fósiles, principales emisores de gases responsables del calentamiento global.

Lovelock  es un científico muy conocido por ser el creador, junto a Lynn Margulis, de la Teoría Gaia, que concibe al Planeta como un ser vivo.

Para quienes hemos hallado en la Teoría Gaia una inspiración para setirNOS pertenecientes a la Naturaleza, nos vemos sorprendido que Lovelock proponga la instalación masiva de usinas nucleares como única fuente de producción de energía.

Expresa que lo ideal sería que hubiera fuentes de energías no contaminantes. En su concepto el desarrollo actual de las mismas no es suficiente para “que las luces de la civilización continúen encendidas”.

Se sitúa como médico de Gaia que prescribe el remedio menos malo, sosteniendo que se trata de “una fuente de energía segura”.

Lo que está ocurriendo con las centrales nucleares japonesas es, en nuestro concepto, un llamado a la humildad.

La mayoría de los científicos aun están convencidos de la predictibilidad de la ciencia y de su capacidad de control.

Quien escribe está cada vez más convencido que de la Vida no sabemos nada.

¿Por qué empeñarse en mantener encendidas las luces de la civilización? Justamente de este modelo civilizatorio de explotación y exclusión, generador de inequidades que deberían avergonzarnos por ser la única especie de seres vivos que no se apoyan mutuamente.

Estamos en un instante en que podría ser el triunfo de la revolución en defensa de la Vida, optando por otra manera de vivir.

Nos da esperanza la propuesta que viene de los Andes, el  “suma qamaña”, el “vivir bien”, vivir en armonía con la Naturaleza.

Vivir en armonía con la Naturaleza es vivir en armonía con nosotros mismos, pues somos Naturaleza!

Será una civilización con las luces de los colores del arco iris, los colores de la Wipala, símbolo de igualdad, de justicia, de armonía.

Hasta la Victoria de la Vida Siempre!

http://www.altaalegremia.com.ar/contenidos/Carta_N_40_civilizacion_colores_arco_iris.html


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domingo, 6 de marzo de 2011

El difícil paso del tecnozoico al ecozoico

Leonardo Boff


Las grandes crisis conllevan grandes decisiones. Hay decisiones que significan vida o muerte para ciertas sociedades, instituciones o personas. La situación actual es la de un enfermo al cual el médico le dice: O controla usted sus altas tasas de colesterol y su presión o tendrá que enfrentarse a lo peor. Usted elige.

La humanidad como un todo tiene fiebre y está enferma; debe decidir: o continuar con su ritmo alucinado de producción y consumo, garantizando siempre el crecimiento del PIB nacional y mundial, ritmo altamente hostil a la vida, o enfrentarse dentro de poco a las reacciones del sistema-Tierra que ya ha dado claras señales de estrés global. No tememos un cataclismo nuclear, no imposible pero sí improbable, que significaría el fin de la especie humana. Recelamos, eso sí, como muchos científicos advierten, de un cambio repentino, abrupto y drástico del clima que diezmaría rápidamente muchísimas especies y pondría en grave peligro nuestra civilización.

Esto no es una fantasía siniestra. El informe del IPPC de 2001 indicaba ya esta eventualidad. El informe de la U.S. National Academy of Sciences de 2002 afirmaba «que recientes evidencias científicas apuntan hacia la presencia de un acelerado y vasto cambio climático; el nuevo paradigma de un cambio abrupto en el sistema climático está bien establecido por la investigación hace ya diez años, sin embargo este conocimiento está poco difundido y es escasamente tomado en cuenta por los analistas sociales». Richard Alley, presidente del U.S. National Academy of Sciences Committee on Abrupt Climate Change comprobó con su grupo que, al salir de la última glaciación, hace 11 mil años, el clima de la Tierra subió 9 grados en solo 10 años (datos tomados de R.W.Miller, Global Climate Disruption and Social Justice, N.Y 2010). Si eso sucediera con nosotros tendríamos que enfrentarnos a una hecatombe ambiental y social de consecuencias dramáticas.

¿Que es lo que está en juego con la cuestión climática? Están en juego dos prácticas con relación a la Tierra y a sus recursos limitados, que fundan dos eras de nuestra historia: la tecnozoica y la ecozoica.

En la tecnozoica se utiliza un potente instrumento, inventado en los últimos siglos, la tecnociencia, con la cual se explotan de forma sistemática y cada vez con más rapidez todos los recursos, especialmente en beneficio de las minorías mundiales, dejando al margen a gran parte de la humanidad. Prácticamente toda la Tierra ha sido ocupada y explotada. Ha quedado saturada de toxinas, elementos químicos y gases de efecto invernadero hasta el punto de perder su capacidad de metabolizarlos. El síntoma más claro de esta incapacidad suya es la fiebre que se ha hecho presente en el Planeta.

En la ecozoica se considera a la Tierra dentro del proceso evolutivo. Desde hace más de 13,7 mil millones de años el universo existe y está en expansión, empujado por la insondable energía de fondo y por las cuatro interacciones que sostienen y alimentan cada cosa. Es un proceso unitario, diverso y complejo que produjo las grandes estrellas rojas, las galaxias, nuestro Sol, los planetas y nuestra Tierra. Generó también las primeras células vivas, los organismos multicelulares, la proliferación de la fauna y de la flora, la autoconciencia humana por la cual nos sentimos parte del Todo y responsables del Planeta. Todo este proceso envuelve a la Tierra hasta el momento actual. Respetado en su dinámica, permite a la Tierra mantener su vitalidad y su equilibrio.

El futuro se juega entre quienes están comprometidos con la era tecnozoica con los riesgos que encierra y quienes, asumiendo la ecozoica, luchan para mantener los ritmos de la Tierra, producen y consumen dentro de sus límites y ponen su interés principal en perpetuarse y en el bienestar humano y de la comunidad terrestre.
Si no damos este paso difícilmente escaparemos del abismo que espera delante de nosotros.

http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=423


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lunes, 21 de febrero de 2011

Una esperanza: la Era del Ecozoico

Leonardo Boff


Quien haya leído mi artículo anterior El antropoceno: una nueva era geológica debe haberse quedado desolado. Y con razón, pues intencionadamente quise provocar tal sentimiento. En efecto, la visión del mundo imperante, mecanicista, utilitarista, antropocéntrica y sin respeto por la Madre Tierra y por los límites de sus ecosistemas sólo puede llevar a un impasse peligroso: destruir las condiciones ecológicas que nos permiten mantener nuestra civilización y la vida humana en este esplendoroso Planeta.

Pero como toda realidad tiene dos caras, veamos el lado prometedor de la crisis actual: el nacimiento de una nueva era, el ecozoico. Esta expresión fue sugerida por uno de los más importantes astrofísicos de la actualidad, Brian Swimme, director del Centro para la Historia del Universo del Instituto de Estudios Integrales de California.

¿Qué significa la Era del Ecozoico? Significa colocar lo ecológico como la realidad central a partir de la cual se organizan las demás actividades humanas, principalmente la económica, de tal manera que se preserve el capital natural y se atiendan las necesidades de toda la comunidad de vida, presente y futura. De esto resulta un equilibrio en nuestras relaciones con la naturaleza y la sociedad en el sentido de la sinergia y de la mutua pertenencia dejando abierto el camino hacia adelante.

Vivíamos bajo el mito del progreso. Pero éste se entendía de forma distorsionada, como control humano sobre el mundo no-humano para tener un PIB cada vez mayor. La forma correcta es entender el progreso en sintonía con la naturaleza y medirlo por el funcionamiento integral de la comunidad terrestre. El Producto Interior Bruto no puede ser hecho a costa del Producto Terrestre Bruto. Aqui está nuestro pecado original.

Olvidamos que estamos dentro de un proceso único y universal –la cosmogénesis– diverso, complejo y ascendente. De las energías primordiales llegamos a la materia, de la materia a la vida, de la vida a la conciencia y de la conciencia a la mundialización. El ser humano es la parte consciente e inteligente de este proceso. Es un evento ocurrido en el universo, en nuestra galaxia, en nuestro sistema solar, en nuestro Planeta y en nuestros días.

La premisa central del ecozoico es entender el universo como conjunto de las redes de relaciones de todos con todos: nosotros los humanos somos esencialmente seres de intrincadísimas relaciones. Y entender la Tierra como un superorganismo vivo que se autorregula y continuamente se renueva. Dada la embestida productivista y consumista de los humanos, este organismo ha quedado enfermo e incapaz de «digerir» todos los elementos tóxicos que hemos producido en los últimos siglos. Por ser un organismo, no puede sobrevivir de forma fragmentada sino integral. Nuestro desafío actual es mantener la integridad y la vitalidad de la Tierra. El bienestar de la Tierra es nuestro bienestar.

El objetivo inmediato del ecozoico no es simplemente disminuir la devastación en curso, sino alterar el estado de conciencia responsable de esta devastación. Cuando surgió el cenozoico (nuestra era, hace 66 millones de años) el ser humano no tuvo ninguna influencia en él. Ahora, en el ecozoico, muchas cosas pasan por causa de nuestras decisiones: si preservamos una especie o un ecosistema o los condenamos a la desaparición. Nosotros copilotamos el proceso evolutivo.

En términos positivos, lo que la era del ecozoico pretende a fin de cuentas es alinear las actividades humanas con las otras fuerzas operantes en todo el Planeta y en el Universo, para que se alcance un equilibrio creativo y podamos así garantizar un futuro común. Esto implica otro modo de imaginar, de producir, de consumir y de dar significado a nuestro paso por este mundo. Ese significado no nos viene de la economía sino del sentimiento de lo sagrado ante el misterio del universo y de nuestra propia existencia. Esto es la espiritualidad.

Cada vez más personas se están incorporando a la era del ecozoico. Ella, como se deduce, está llena de promesas. Nos abre una ventana hacia un futuro de vida y de alegría. Necesitamos hacer una convocatoria general para que se generalice en todos los ámbitos y se plasme la nueva conciencia.

http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=422

lunes, 7 de febrero de 2011

El antropoceno: una nueva era geológica

Leonardo Boff


Las crisis clásicas conocidas, como por ejemplo la de 1929, afectaron profundamente a todas las sociedades. La crisis actual es más radical, pues está atacando a nuestro modus essendi: las bases de la vida y de nuestra civilización. Antes se daba por descontado que la Tierra estaba ahí, intacta y con recursos inagotables. Ahora ya no podemos contar con una Tierra sana y abundante en recursos. Eso terminó; degradada y con fiebre no soporta más un proyecto infinito de progreso.

La crisis presente desnuda la engañosa comprensión dominante de la historia, la naturaleza y la Tierra, que coloca al ser humano fuera y encima de la naturaleza con una excepcional misión, la de dominarla. Hemos perdido la noción de todos los pueblos originarios de que pertenecemos a la naturaleza. Hoy diríamos que somos parte del sistema solar, y de nuestra galaxia, que a su vez es parte del universo. Todos surgimos a lo largo de un inmenso proceso evolutivo. Todo está alimentado por la energía de fondo y por las cuatro interacciones que siempre actúan juntas: la fuerza de la gravedad, la electromagnética y las nucleares débil y fuerte. La vida y la conciencia son emergencias de este proceso. Nosotros los humanos representamos la parte consciente e inteligente de la Vía Láctea y de la propia Tierra, con la misión no de dominarla sino de cuidar de ella para mantener las condiciones ecológicas que nos permitan llevar adelante nuestra vida y la civilización.

Ahora bien, esas condiciones están siendo minadas por el actual proceso productivista y consumista. Ya no se trata de salvar nuestro bienestar, sino de salvar la vida humana y la civilización. Si no moderamos nuestra voracidad y no entramos en sinergia con la naturaleza, difícilmente saldremos de la situación actual. O sustituimos estas premisas equivocadas por otras mejores o corremos el peligro de autodestruirnos. La conciencia del peligro no es todavía colectiva.

Es importante reconocer un hecho del proceso evolutivo que nos perturba: junto con la gran armonía coexiste también la extrema violencia. La propia Tierra en sus 4,5 mil millones de años de existencia ha pasado por varias devastaciones. En algunas de ellas perdió casi el 90% de su capital biótico, pero la vida se mantuvo siempre y se rehizo con renovado vigor.

La última gran devastación, un verdadero Armagedón ambiental, ocurrió hace 67 millones de años cuando en el Caribe, cerca de Yucatán en México, cayó un meteoro de casi 10 Km. de extensión. Produjo un tsunami con olas del tamaño de edificios altos y un temblor que afectó a todo el planeta, activando a la mayoría de los volcanes. Una inmensa nube de polvo y de gases fue lanzada al cielo, alterando durante decenas de años el clima de la Tierra. Los dinosaurios, que habían reinado soberanos en la Tierra durante más de cien millones de años, desaparecieron totalmente. La era mesozoica, la de los reptiles, llegaba a su fin y comenzaba la era cenozoica, la de los mamíferos. Como si fuera una venganza, la Tierra produjo una floración de vida como nunca antes. Nuestros antepasados primates surgieron por esta época. Somos del género de los mamíferos.

Pero he aquí que en los últimos trescientos años el homo sapiens/demens está llevando a cabo una embestida poderosísima sobre todas las comunidades ecosistémicas del planeta, explotándolas y canalizando gran parte del producto terrestre bruto hacia los sistemas humanos de consumo. La consecuencia equivale a una devastación como las de antaño. El biólogo E. Wilson dice que la humanidad es la primera especie en la historia de la vida en la Tierra que se ha vuelto una fuerza geofísica destructiva. La tasa de extinción de especies producida por la actividad humana es cincuenta veces mayor que la que existía antes de la intervención humana. Con la aceleración actual, dentro de poco –continúa Wilson– podremos alcanzar la cifra de hasta diez mil veces más especies exterminadas por el voraz proceso consumista. El caos climático actual es uno de sus efectos.

El premio Nóbel de Química de 1995, el holandés Paul J. Crutzen, aterrorizado por la magnitud del actual ecocidio, afirmó que hemos inaugurado una nueva era geológica: el antropoceno. Es la edad de las grandes diezmaciones perpetradas por la irracionalidad del ser humano (en griego ántropos). Así termina tristemente la aventura de 66 millones de años de historia de la era cenozoica. Comienza el tiempo de la oscuridad.

http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=419 


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Amar la pobreza

Pep Castelló


El gran reto del siglo XXI es aprender a amar la pobreza. Tenemos información más que suficiente para saber que los peores males le vienen a la humanidad por causa de la riqueza. O mejor dicho, del amor a la riqueza. Y no obstante la seguimos amando con toda nuestra alma. Adoramos al dios dinero. Admiramos a quienes lo poseen. Los envidiamos y vivimos alentando en nuestro fuero interno la codicia. Y poseída nuestra civilización por esa maldita fiebre del oro, arrasamos bosques, envenenamos aguas, contaminamos la atmósfera y destruimos todo cuanto es principio de vida en este planeta Tierra que es la gran casa común de todos los seres humanos.

Los ricos aman la riqueza porque desde que nacieron les metieron en la cabeza que la riqueza es el mayor de los bienes que puede alcanzar un ser humano a lo largo de su vida. Y así, con esta idea, crecen, viven, se afanan, engañan, roban y matan si falta hace para enriquecerse más y más. Y si no matan ni roban, consienten que otros roben y maten para ellos, que hagan guerras de rapiña, que mantengan políticas coloniales y estructuras sociales injustas, ya sea en el propio país o en países invadidos.

Los pobres aman también la riqueza porque sufren la pobreza que les han impuesto los ricos. De ahí que ansíen con todo su corazón la riqueza que sus opresores tienen. No se dan cuenta de que no es posible enriquecerse sino a costa de los pobres; y si se dan cuenta les da lo mismo, porque la miseria sufrida les ha configurado la mente en la dualidad pobreza-riqueza, y les ha impulsado a salvarse como sea y a costa de quien sea, siquiera sea de su propio hermano.

Hay un tercer estrato social, una clase media, que ni es rica ni es pobre pero que ama la riqueza porque goza de algunos de los beneficios de la clase rica a cambio de aceptar con los ojos cerrados la ideología que ésta le impone. La mayor parte de quienes a ella pertenecen viven adorando al dios dinero, y a él dedican la mayor parte de sus esfuerzos y de su propia vida.

Nadie ama, pues, la pobreza. Los ricos porque no la conocen; los pobres porque la padecen; las clases medias porque sienten horror ante la sola idea de poder ser pobres. Luego, ¿quién ama la pobreza, o mejor, quién puede amarla?

Se nos ocurre que para amar la pobreza es preciso, en primer lugar, dejar de amar la riqueza. Porque nadie puede entregar su corazón a una y otra a la vez. Pero antes de proseguir habrá que precisar qué entendemos por riqueza nociva y qué por pobreza deseable.

Deseable es la pobreza que permite tener a todo el mundo lo indispensable para vivir dignamente y desarrollarse como ser humano. Riqueza nociva es la que con perjuicio de otros seres humanos o de la Madre Tierra nos proporciona confort y lujos prescindibles.

La humanidad viene rigiéndose desde hace siglos por el amor a esa clase de riqueza que entendemos como nociva. Todas las tradiciones de sabiduría la han condenado, pero de nada ha servido. Hoy vemos sin lugar a duda alguna que el planeta Tierra no soporta más la explotación a la que el nefasto amor a la riqueza que denunciamos lo ha sometido y sigue sometiendo.

Pero dejar de amar la riqueza es muy difícil cuando se ha configurado sobre ella toda una forma de vivir. Renunciar a ella implica renunciar a la propia vida, a los propios afanes, a todo cuanto hasta ahora ha sido nuestra motivación, nuestro principal estímulo... Nada fácil si no descubrimos antes nuevos valores, nuevos modos de vida, nuevos ocios, nuevas formas de gozar, de pasarlo bien... Si no logramos descubrir cuanto hay de bello y gozoso en lo que gratuitamente la vida nos ofrece... Porque no es renunciando como avanzaremos sino hollando sendas nuevas.

Dejar de amar la riqueza para poder amar la pobreza implica un cambio de perspectiva muy difícil de hacer sin una ayuda externa. Una ayuda que muy posiblemente nos llegará dentro de poco, pues lo más probable es que no nos falten ocasiones para descubrir que podemos prescindir de muchas cosas que ahora nos parecen irrenunciables porque los estímulos generados por la publicidad que maneja el capitalismo así nos lo han hecho creer.

Hasta ahora, quienes pertenecemos a la clase media, esa clase bienestante que de forma más o menos consciente da soporte al capitalismo, hemos renunciado a plantearnos quién pagaba el gasto de nuestro buen vivir. No faltaba quien pensase que el confort de que gozábamos era fruto del progreso, sin más, como las amapolas lo son de la primavera. Que no hacía falta saber quién ni de qué modo paga ese maravilloso progreso nuestro. Habíamos olvidado que somos parte de una gran familia humana y que la mayor parte de nuestros congéneres eran explotados por quienes manejan el mundo. Y no queríamos saber ni por asomo que esa explotación se está dando con nuestra complicidad, porque somos nosotros, clase media, quienes pedimos bienestar a los gobernantes y quienes mayormente consumimos esa gran producción que enriquece a las clases ricas y esclaviza a las pobres.

Pero ahora ya empezamos a ver que podemos ser nosotros quienes estemos pagando el progreso de otros. De momento ya sabemos que pagamos el de los banqueros, algo que hasta hoy nadie o casi nadie tomaba en cuenta. Y también el de los políticos. Y el de los altos directivos de las principales empresas...

¡Ah, señoras y señores, qué cambio! Ya vamos en camino de no ver un bien tan preciado en la riqueza, sino la causa de la pobreza de los muchísimos millones de seres humanos cada vez más próximos a nosotros.

Bendito sea ese cambio. Bendita la luz que nos trae. Bendita la conciencia que nos despierta o que nos puede despertar, porque no hay nada más nefasto en la naturaleza humana que la estupidez propia de quienes tienen adormecida la conciencia.

Pep Castelló, para “La hora del Grillo”


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miércoles, 19 de enero de 2011

La GAIA dijo: ¡BASTA!

Beatriz Paganini


“Mi tesis de que la Naturaleza constituye una entidad perfectamente dotada para ser reconocida como un sujeto de derecho capaz  de actuar en su propio nombre, por medio de representantes, en todos los casos en que, sus intereses que son los de todos los integrantes del mundo natural, son violados por el hombre” LAWRENCE E. JOSEPH. ”GAIA, la tierra viviente”

Han pasado décadas, desde que Mosanto con su mandato sangriento, nefasto, sustentado en un andamiaje de patentes, contratos leoninos y genocidios encubiertos, asola las tierras del mundo.

Desde suicidios provocados, como en los campos de la India cuando no se pudieron afronta los vencimientos de los contratos que hipotecaban de por vida, hasta los nacimientos de niños con malformaciones espantosas provocadas por los pesticidas de Mosanto. Todo estaba regido, ordenado y dispuesto por Mosanto quien a su paso sembraba devastación y muerte. Sólo aumentaban sus cuantiosos ingresos, lo demás, era desolación y muerte.

Los campos seguían y siguen quedando yermos porque la soja transgénica patentada bajo su exclusividad pero eludiendo toda responsabilidad, arruina la tierra dejándola estéril. Y así, años tras años, con juicios que paralizaban la producción y el progreso.
Pero la GAIA dijo: ¡Basta! Y abrazó unas semillas nacidas de unas hermosas flores del Amaranto, las sopló con sus  potentes pulmones de vientos andinos y las semillitas llegaron hasta donde estaban las desnaturalizadas transgénicas creciendo y a la vez matando.

Y la vida eludió a la muerte provocada.

Y sucedió que, los productores  del imperio en  Carolina del Sur y del Norte, Arkansas, Tennessee y Missouri empezaron a darse cuenta que otra semilla arruinaba sus sembrados no obstante de ser transgénicos y rociados con los potentes pesticidas que Mosanto producía.(1)

Se llegó al extremo de tener que abandonar los sembrados porque esa semilla invasora crecía sana, hermosa, con sus flores tapizando los campos. Con su Amaranto venciendo a la sofisticada y artificial semilla del lucro.

Ya en tiempos de la colonización española que fue brutal, despótica y carente de espíritu cristiano, no obstante la cruz y el evangelio, desde su web: ohlistica 2000.com.ar, nos cuenta refiriéndose al Amaranto:

 ”Sus plantaciones fueron quemadas y su consumo fue prohibido, dándosele el rotulo despectivo de “alimentos para salvajes”. Es más, pocos saben que la aún utilizada expresión “me importa un bledo” refleja el sentimiento de desprecio de los españoles respecto al grano de amaranto. Si buscamos la palabra bledo en un moderno diccionario de la RAE, encontramos “planta anual comestible de la familia de las quenopodiáceas; cosa insignificante….”

¡ Pero   no contaban con la GAIA ¡

Que es más fuerte, más sabia, más antigua, madre universal contenedora y generosa, heredera y heredada de los mayas y aztecas.

Y comparando :

¿ Qué sembró la colonización española?

Exterminio, atraso, muerte y persecución.

¿Que es Mosanto?

Un bicho malo que muere por su propio veneno exterminador.

¡Gracias Gaia!

¡Gracias Pacha Mama! Te necesitamos más que nunca sin armas, sin guerras, sin hambre, sin hipotecas. Sólo vida, amor y  con flores de Amaranto.

Beatriz Paganini


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miércoles, 5 de enero de 2011

El Movimiento de los Pueblos y los Trabajadores resuelve la táctica del Paro General

Andrés Figueroa Cornejo


El sábado 20 de noviembre de 2010 se realizó una nueva Asamblea General del Movimiento de los Pueblos y los Trabajadores (MPT), agrupación anticapitalista fundada en abril de 2009 en cuyo seno confluyen diversas organizaciones político-sociales que tienen como horizonte común la lucha resuelta "Contra la indecisión, la indiferencia, las maquetas y los remedos. Contra la dispersión destructiva y añosa de las iniciativas políticas y sociales de inspiración revolucionaria pequeñas y menos pequeñas. Contra la apatía, la alienación abrumante, las traiciones, el acomodo, el cinismo y los disfraces. Contra la desesperanza paralizante, el sectarismo, la impotencia; contra el horror y los enemigos históricos y bien armados. Sobre todo, contra los patrones, los pocos dueños de todo; el capital y el capitalismo; contra la maldición de una sociedad de clases; contra la soledad, el abandono; contra la burguesía y el imperialismo, contra el actual orden de las cosas. Por la unidad necesaria de los que luchan de manera invisible y localmente, y los que protagonizan movimientos más amplios y estables. Porque siempre los pueblos y los trabajadores viven en crisis, pero la actual se viene con especial bronca y violencia sobre los desheredados, y si no se atan los empeños existentes, la resistencia y luego la ofensiva son escenarios imposibles. Porque Chile está flagelado por la desigualdad más insultante, y hegemoniza -transitoriamente- un bloque en el poder formado por los dueños contados del país y sus representantes políticos bien distribuidos entre la Concertación y la Coalición por el Cambio. Porque la alta concentración de la propiedad y la riqueza es apabullante e indiscutible, y los trabajadores y el pueblo son pura clientela, consumidores, mercancía explotable a precio de bodega, pero nunca personas y mayoría social que define en conjunto su destino. Porque desde que comenzaron los gobiernos civiles hace 20 años, abajo las cosas han permanecido tal cual las dejó la dictadura. ¿Qué ya no hay tanta represión y la gente se puede reunir libremente? Sí, hasta que el movimiento popular no constituya una variable que inestabilice la paz social que precisa el puñado que manda para continuar abultando sus privilegios. Aunque cada 4 años los inscritos en los registros electorales -que se desploman tendencial y verticalmente en tanto pasan los años- puedan marcar una papeleta por algún representante impuesto por los que dominan y uno que otro representante de la izquierda tradicional, las cosas no varían porque simplemente no existe el movimiento real de los pueblos y los trabajadores capaz de presentar combate político y social contra la clase que ordena y terminar por transformase en necesaria alternativa política. Con voluntad de lucha y unidad. Para colaborar en la dinamización de la lucha de clases en Chile; ese viejo combate entre capital y trabajo, entre explotados y explotadores, entre los dueños de los medios de reproducción de la vida y los que sólo poseen su fuerza de trabajo para sobrevivir, con el objetivo estratégico de construir una sociedad donde la felicidad humana, la racionalidad colectiva y no la ganancia patológica; la cultura y las ciencias; el bienestar de la humanidad y la naturaleza en convivencia amigable, lejos del lucro y la depredación; la fraternidad, la igualdad y la libertad gobiernen las relaciones sociales."

La táctica convenida democráticamente por los asistentes a la Asamblea de la asociación anticapitalista -que tuvo de militancia social y política, representantes del pueblo mapuche, el estudiantado rebelde, el mundo sindical organizado y del medioambientalismo radical- se resumió en colaborar organizadamente en el resultado político del paro y protesta general. Al respecto se aprobó, entre otros aspectos subordinados al esfuerzo central, la propuesta siguiente: "Una de las formas de gatillar el prólogo de un nuevo ciclo de lucha social, es el paro general. Esto es, la articulación premeditada de la unidad de los más amplios sectores de los trabajadores y el pueblo por demandas tanto históricas, como la renacionalización del cobre -fuente principal del crecimiento real de la economía nacional y, por tanto, base insoslayable para una eventual industrialización y auténtica soberanía bajo paradigmas asociados al cuidado de la naturaleza y al desarrollo sustentable y a largo plazo-; como de las reivindicaciones y derechos sociales elementales, hoy inexistentes. Esto quiere decir, salud, educación, vivienda y seguridad social públicas de excelencia y acceso universal; trabajo, salario adecuado, empleo estable (para frenar, tanto el endeudamiento plástico, como las enfermedades y accidentes laborales); posibilidad de créditos productivos de bajo precio y alta regulación del sistema financiero. Asimismo, y de manera distintiva, se agregan en el mismo estadio, las reclamaciones territoriales, políticas y culturales del pueblo mapuche. Naturalmente, cada sector de los trabajadores y los pueblos tiene como punto de arranque demandas propias que, voluntaria y premeditadamente deben sintetizarse en una plataforma de lucha de sentido inmediato y urgente. El paro general es, por un costado, un inicio tendiente a romper el inmovilismo general y la debilidad de las luchas parciales, y por otro, un punto de llegada táctico con indudable unidad de sentido. Se trata de la política necesaria para un período (por ejemplo, el tiempo que comprende el actual gobierno). Es decir, el paro general es producto de un proceso de construcción de condiciones y concertación de fuerzas. Y, si bien Piñera no es Pinochet, el aprendizaje político que dejó la lucha contra la dictadura militar, indica que para el llamado airoso a un paro general -que en Chile primero será mucho más el marco indispensable para una protesta general que una huelga general en términos clásicos- debe realizarse la reunión -al menos suficiente cualitativamente- de la autoridad histórica y legítima de las grandes mayorías: los trabajadores. Claramente, la militancia popular debe abocarse no sólo a la propaganda o a testimoniar las injusticias del capitalismo. Su tarea prioritaria debe ser la concentración en particular de la unidad, primero de los más organizados. La convocatoria a un paro general que provoque las condiciones ampliadas de la protesta social multisectorial y multicultural, tiene que llevarse a cabo por los asalariados de los territorios estratégicos de la economía chilena. Esto es, los trabajadores del cobre, la banca, los forestales, la pesca, el comercio, el transporte y el cuentapropismo organizado. El horizonte táctico de un paro general -de acuerdo a las formas descritas- no demanda una alineación política de alta densidad ni pactos ideológicos. De acuerdo a la propia realidad, las agrupaciones de trabajadores de las áreas estratégicas de la economía deben convenir una plataforma básica, inclusiva, amplísima, plástica y práctica, legible e incuestionable. El objetivo es que en las formas y los contenidos, los llamados a convocar al paro general den cuenta de las demandas más sensibles de las grandes mayorías. Eso resultaría más que suficiente para desatar, de menos a más, el malestar social todavía agazapado de los populares. Aquí se propone una forma determinada por el descontento de los muchos, que privilegia la lucha por abajo y en los espacios públicos hoy empapelados por la publicidad y la vigilancia. Aquí se propone los pasos primeros para devastar el fatalismo y la paz de cementerios que exige la superexplotación laboral, el despojo de los recursos naturales, el desempleo, el castigo a la disidencia, la represión contra el pueblo mapuche en lucha. Aquí se propone una forma para comenzar la demolición a largo plazo de una sociedad inhumana y estructuralmente desigual. Se trata de ofrecer, a través de luchas dispersas, pero existentes, una respuesta a cómo, lo más concertadamente posible, inaugurar un nuevo ciclo del movimiento social en Chile con sentido."

Andrés Figueroa Cornejo, Responsable de comunicaciones del Movimiento de los Pueblos y los Trabajadores de Chile (MPT-CHILE)

http://www.adital.com.br/site/noticia.asp?lang=ES&cod=52555



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sábado, 20 de noviembre de 2010

¿La agroenergía sirve a la vida o al capital?

Leonardo Boff


En un artículo anterior abordábamos la energía como uno de los mayores enigmas del universo, especialmente la Energía de Fondo que sustenta el cosmos y cada ser. Ahora vamos a concentrarnos en la agroenergía, la más ansiada en los días actuales a causa del agotamiento creciente de la matriz energética fósil. Es como una especie de Arca de Noé salvadora del sistema actual.

Naturalmente, la energía, poco importa su tipo, es imprescindible para todo, particularmente es el motor de la economía de mercado, y para todas las civilizaciones.

Quien quiera tener un resumen bien fundamentado del tema en una perspectiva global, pasando por los países productores y analizando los principales agrocombustibles y la bioenergía en general, debe leer el libro de François Houtart, La agroenergía: solución para el clima o salida de la crisis para el capital (Ed. Ruth, 2009). El autor, sociólogo belga, es muy conocido en todo el tercer mundo por haber creado en Lovaina un Centro Tricontinental donde forma cuadros del más alto nivel, venidos del Gran Sur, entre ellos muchos brasileros, para actuar de forma transformadora en sus respectivos países. Es uno de los fundadores y animadores del Foro Social Mundial.

La utilización de energías renovables obedece a dos imperativos: el primero, la corta longevidad, cerca de 40 años, del petróleo; del gas, 60 y 200 para el carbón. El segundo, es la protección del medio ambiente y el control del calentamiento global que, si se descuida, pondrá en peligro toda la civilización.

Así y todo, un sustituto de la energía fósil no es alcanzable aún a medio plazo. En 2012 la agroenergía representará solamente el 2% del consumo global y podrá llegar en 2030 al 7%, suponiendo que se utilice el conjunto de las tierras cultivables de Australia, Nueva Zelanda, Japón y Corea del Sur. Si se utilizaran todas las superficies productivas de la Tierra alcanzaría el equivalente a la producción de petróleo, que es de mil cuatrocientos millones de barriles/ día. Las demandas actuales se elevan a tres mil quinientos millones, tendiendo a subir. Aquí surge un impasse sistémico, que debería de obligar a pensar en otro modo de producción y de consumo, menos energívoro.

Si hubiese sentido de futuro colectivo, compasión para con la humanidad sufriente, gran parte de ella sometida al hambre, la escasez de agua potable y todo tipo de enfermedades, y si predominase el cuidado de la Madre Tierra contra la cual estamos llevando a cabo una guerra total, en el suelo, en el subsuelo, en los aires, en los ríos y en los océanos, pensaríamos seriamente en cómo encontrar un modo de habitar el planeta con más sinergia con los ritmos de la naturaleza, con responsabilidad colectiva para la inclusión de todos y con benevolencia hacia la comunidad de vida. Ahora sería la gran ocasión. Pero nos falta sabiduría y todavía creemos en las posibilidades ilusorias del desastroso sistema capitalista que nos ha llevado al impasse actual.

El drama que envuelve a las energías alternativas reside en el hecho de que han sido secuestradas por la lógica del capital. Éste tiene como objetivo el lucro creciente y nunca toma en consideración las «externalidades», que no entran en el cálculo económico (como la degradación de la naturaleza, la polución del aire, el calentamiento global, el crecimiento de la pobreza). Solamente se toman en serio cuando son tan negativas que perjudican el sistema del capital. Por eso, no nos engañemos con las empresas que alardean del carácter «verde» de su producción. Lo «verde» vale, siempre que no afecte los lucros ni disminuya la capacidad de competencia.

Hay que decirlo con todas las palabras: la búsqueda de energías alternativas limpias no pretende forjar formas de salvar al género humano y sus capacidades vitales, sino que busca preservar la suerte del sistema del capital con su lógica del gana-pierde.

Ahora, este sistema, con flexibilidad y adaptación estremecedoras, es capaz de producir ilimitados bienes y servicios, pero siempre a costa de la dominación de la naturaleza y de la creación de perversas desigualdades sociales. Hoy se está apoyando en los límites de la Tierra cuyos recursos está extenuando. Se está realizando la profecía de Marx según la cual el capital destruiría sus dos fuentes de riqueza: la naturaleza y el trabajo. Estamos presenciando exactamente el cumplimiento de esta siniestra profecía.

La agroenergía no puede estar al servicio de la reanimación de un moribundo, debe reforzar la vida, que demanda otro tipo de producción y de relación no destructiva con la naturaleza. El tiempo para conseguir esto, para que no lleguemos tarde, urge.

http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=408

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sábado, 6 de noviembre de 2010

Carta a los pueblos indígenas del mundo

del Pte de Bolivia Evo Morales Ayma


Hermanos indígenas del mundo: Estoy profundamente preocupado porque se pretende utilizar a algunos dirigentes y grupos indígenas para promover la mercantilización de la naturaleza y en particular de los bosques a través de la creación del mecanismo REDD (Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación) y sus versiones REDD+ y REED++.

Cada día desaparece en el mundo una extensión de bosques y selva equivalente a 36.000 canchas de fútbol. Cada año se pierden 13 millones de hectáreas de bosques y selva. A este ritmo, los bosques desaparecerán antes de fines de siglo.

Los bosques y la selva son la mayor fuente de biodiversidad. Si continúa la deforestación, miles de especies animales y vegetales se perderán para siempre. Más de tres cuartas partes del agua dulce accesible vienen de zonas de captación en bosques, de ahí que la calidad del agua empeora cuando la condición del bosque se deteriora, Los bosques constituyen una protección ante inundaciones, erosiones y desastres naturales. Proveen bienes no maderables y maderables. Los bosques son una fuente de medicinas naturales y elementos de curación aun no descubiertos. Los bosques y la selva son los pulmones de la atmósfera. El 18% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero que se producen en el mundo son provocados por la deforestación.

Es fundamental detener esta destrucción de nuestra Madre Tierra.

Actualmente, en las negociaciones de cambio climático todos reconocen que es esencial evitar la deforestación y degradación de los bosques.

Sin embargo, para lograrlo, algunos proponen mercantilizar los bosques con el falso argumento de que sólo se cuida y conserva aquello que tiene precio y propietario.

Su propuesta es tomar en cuenta sólo una de las funciones de los bosques, que es su capacidad de absorción de dióxido de carbono, y emitir "certificados", "bonos" o "derechos de carbono" que se comercialicen en un mercado de carbono. De esta forma, las empresas del Norte podrán optar entre hacer reducciones de emisiones en sus países o comprar "certificados REDD" en países del Sur según su conveniencia económica.

Por ejemplo, si una empresa tiene que invertir 40 ó 50 dólares para reducir la emisión de una tonelada de C02 en un "país desarrollado", preferirá comprar un "certificado REDD" por 10 ó 20 dólares en un "país en vías de desarrollo" para decir que ha cumplido con la reducción de emisiones de dicha tonelada de C02.

A través de este mecanismo los países desarrollados traspasarán su obligación de reducir sus emisiones a los países en vías de desarrollo, y el Sur una vez más volverá a financiar al Norte ya que esa empresa del Norte se ahorrará mucho dinero comprando "certificados" de carbono de bosques del Sur.

Pero no sólo harán trampa con sus compromisos de reducción de emisiones, sino que además darán inicio a la mercantilización de la naturaleza empezando por los bosques. Los bosques pasarán a tener precio por la cantidad de toneladas de C02 que son capaces de absorber. Los "bonos" o "derechos de carbono" que certifican esa capacidad de absorción serán vendidos y comprados como cualquier mercancía a nivel mundial.

Para asegurar que nadie afecte la propiedad de los compradores de "certificados REDD" se instaurarán una serie de restricciones que acabarán afectando el derecho soberano de los países y los pueblos indígenas sobre sus bosques y las selvas. Así comenzará una nueva etapa de privatización de la naturaleza nunca antes vista que se irá extendiendo al agua, la biodiversidad y lo que ellos denominan "servicios ambientales".

Mientras nosotros afirmamos que el capitalismo es la causa del calentamiento global y de la destrucción de los bosques, la selva y la Madre Tierra, ellos buscan ahora expandir el capitalismo a la mercantilización de la naturaleza con el denominativo de "economía verde".

Para conseguir el apoyo a esta propuesta de mercantilización de la naturaleza algunas entidades financieras, gobiernos, ONGs, fundaciones, "expertos" y empresas intermediarias están ofreciendo un porcentaje de los "beneficios" de esta mercantilización de la naturaleza a los pueblos indígenas y a las comunidades que viven en los bosques nativos y la selva.

La naturaleza, los bosques y los pueblos indígenas no estamos en venta.

Por siglos los pueblos Indígenas hemos vivido conservando y preservando los bosques nativos y la selva. Para nosotros los bosques y la selva no son objetos, no son cosas que uno puede poner precio y privatizar. No aceptamos que se reduzca a los bosques nativos y selvas a una simple cantidad mensurable de carbono. Tampoco aceptamos que se confunda los bosques nativos con simples plantaciones de una o dos especies de árboles. Los bosques son nuestro hogar, son la casa grande donde coexisten plantas, animales, agua, suelo, aire puro y seres humanos.

Es fundamental que todos los países del mundo trabajemos juntos para evitar la deforestación y degradación de los bosques y la selva. Es una obligación de los países desarrollados, y es parte de su deuda climática y ambiental, contribuir económicamente a la preservación de los bosques, pero NO a través de su mercantilización. Hay muchas formas de apoyar y financiar a los países en vías de desarrollo, a los pueblos indígenas y a las comunidades locales que contribuyen a la preservación de los bosques.

Los países desarrollados gastan decenas de veces más recursos públicos en la defensa, la seguridad y las guerras que en el cambio climático. Incluso durante la crisis financiera muchos han mantenido e incrementado sus gastos militares. No es admisible que aprovechando de las necesidades de las comunidades y las ambiciones de algunos dirigentes y "expertos" indígenas se pretenda involucrar a los pueblos indígenas en la mercantilización de la naturaleza.

Todo mecanismo de protección de los bosques y la selva debe garantizar los derechos y la participación indígena, pero no porque llegue a haber participación indígena en REDD podemos aceptar que se ponga precio y se negocie en un mercado mundial el carbono de los bosques y las selvas.

Hermanos indígenas, no nos dejemos confundir. Hay quienes nos dicen que el mecanismo de mercado de carbono en REDD será voluntario. Es decir que el que quiere podrá vender y comprar, y el que no lo desee se podrá marginar. Nosotros no podemos aceptar que con nuestro consentimiento se cree un mecanismo en el que voluntariamente unos vendan a la Madre Tierra mientras otros miran cruzados de manos.

Frente a estas visiones reduccionistas y mercantilistas de los bosques y la selva, los pueblos indígenas junto a los campesinos y movimientos sociales del mundo debemos luchar por las propuestas de la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra:

1) Manejo integral de los bosques nativos y la selva tomando en cuenta no sólo su función mitigadora de emisiones de CO2 sino todas sus funciones y potencialidades evitando confundirlos con simples plantaciones.

2) Respeto a la soberanía de los países en vías de desarrollo en la gestión integral de sus bosques.

3) Pleno cumplimiento de los derechos de los pueblos indígenas establecidos en la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, el Convenio 169 de la OIT y otros instrumentos internacionales; reconocimiento y respeto a sus territorios; revalorización y aplicación de los conocimientos indígenas para la preservación de los bosques; participación y gestión de los bosques y la selva por los pueblos indígenas.

4) Financiamiento de los países desarrollados a los países en vías de desarrollo y a los pueblos indígenas para el manejo integral de los bosques como parte de su deuda climática y ambiental. No establecimiento de ningún mecanismo de mercado de carbono o de "incentivos" que conlleve a la mercantilización de los bosques y selva.

5) Reconocimiento de los derechos de la Madre Tierra que comprende los bosques, la selva y todos sus componentes. Para restablecer la armonía con la Madre Tierra, el camino no es ponerle precio a la naturaleza sino reconocer que no sólo los seres humanos tenemos derecho a la vida y a reproducirnos, sino que también la naturaleza tiene derecho a la vida y a regenerarse, y que sin la Madre Tierra los seres humanos no podemos vivir.

Hermanos indígenas, junto a los hermanos campesinos y a los movimientos sociales del mundo, debemos movilizarnos para que las conclusiones de Cochabamba sean asumidas en Cancún y para impulsar un mecanismo de ACCIONES RELATIVAS A LOS BOSQUES basado en estos cinco principios, manteniendo siempre en alto la unidad de los pueblos indígenas y los principios de respeto a la Madre Tierra que por siglos hemos preservado y heredado de nuestros antepasados

[PORTAL ALBA. Boletín Informativo NOTICIAS DEL ALBA www.alternativabolivariana.org /

http://attac-info.blogspot.com/

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sábado, 23 de octubre de 2010

Las huertas intentan tomar por asalto la ciudad

Raquel Schrott y Ezequiel Miodownik

"Articultores en realidad tiene dos partes: uno es el taller de huerta y software libre y otro es el que llamamos "guerrilla huerta". En la guerrilla huerta la idea es forestar la ciudad con comida, para que después se puedan producir alimentos. La idea empezó principalmente con San Telmo, extendiéndose a la provincia de Buenos Aires; hay gente que hasta en la plaza está por plantar. La idea es que la ciudad se reforeste y se foreste con algo que se pueda comer."

Verter arcilla en un recipiente para darle plasticidad a la mezcla; agregar la tierra que dará nutrientes a las plantas; incorporar agua; mezclar todo hasta que una bola de tierra se pueda formar en nuestras manos; aplastar con las manos la bola recién armada; colocar las semillas, y volver a dar forma -del tamaño que se prefiera- a la bola de arcilla, tierra, agua y semillas.[1] El procedimiento anterior es la receta que los articultores de la Ciudad de Buenos Aires utilizan para crear las bombas de semillas, una adaptación local de las Nendo dango o bolas de arcilla ideadas por el agricultor japonés Masanobu Fukuoka[2] con el propósito de mejorar la producción de la naturaleza con la menor intervención del hombre posible.

Las pequeñas bolitas de barro con semillas de Fukuoka serían esparcidas por el campo a la espera de que la lluvia trabaje la mezcla y las semillas comiencen a germinar; las de los articultores, terminan en baldíos y canteros del centro y sur de la ciudad con la idea de sembrar alimentos en medio de la urbe. Son las acciones desplegadas por la guerrilla huerta. «Articultores es como una mezcla de personas que tienen un interés común de fomentar las huertas. Son personas que por lo general tenían huerta en la casa y querían comentar esto o compartirlo con alguien», cuenta Ernesto Bazzano, uno de los primeros articultores y encargado de brindar al grupo los talleres de software libre, otro de los componentes de esta nutritiva ensalada compuesta de arte, alimentos y conocimiento. "Es un espacio en común para contar las experiencias y mejorarlas", señala.

Además de las acciones guerrilleras, una de las actividades principales de los articultores ―nacidos en diciembre del año último― son los talleres de huerta urbana y software libre. Junto al intercambio de semillas, ayudan a que otras personas migren sus computadoras a sistemas operativos libres al tiempo que enseñan a planificar la propia huerta en una terraza, maceta o ventana. "No es que puedas dejar de ir a la verdulería, pero tomates, frutales principalmente, todo lo que es aromáticas podés dejar de comprarlas", exlica Ernesto.

Un mapa disponible en la Web da cuenta de unos 60 objetivos distribuidos en la ciudad y localidades vecinas, mayormente al sur, entre los que ya han sido "atacados", los que esperan serlo y los que ya intervenidos se están siguiendo de cerca.

"Los brotes de girasol tienen gusto a sol. Son un manjar".[3]

―Vienen trabajando en talleres y en la construcción de huertas tanto a nivel individual como grupal, ¿como es este proceso?

Bazzano.―En realidad tiene dos partes: uno es el taller de huerta y software libre y otro es el que llamamos «guerrilla huerta». En la guerrilla huerta la idea es forestar la ciudad con comida, para que después se puedan producir alimentos. La idea empezó principalmente con San Telmo, extendiéndose a la provincia de Buenos Aires; hay gente que hasta en la plaza está por plantar. La idea es que la ciudad se reforeste y se foreste con algo que se pueda comer, principalmente porque es un ciclo cerrado: uno planta, come el alimento y las semillas hacen posible que den fruto nuevamente las plantas.

―¿De qué se tratan las guerrillas?, ¿cómo es la intervención en el espacio público?, ¿existe coordinación y acuerdo previo a la realización de las huertas o son actividades espontáneas?

Bazzano.―Básicamente hacemos una recorrida primero y acordamos más o menos dónde nos vamos a juntar la semana que viene, también porque algunos vecinos se acercan y plantean lugares, sugerencias de espacios y calles que justamente no tienen canteros, nada. Estamos tratando de armar canteros para poner principalmente en los kioscos de revistas o hacer un techo verde por ejemplo, y esos son los lugares que estamos recorriendo en San Telmo. Ahora se está extendiendo un poco más y la mayoría de los proyectos tiene algunas réplicas; la idea es que cualquiera pueda clonar el proyecto y pueda hacer su propia versión de Articultores si está lejos y no puede alcanzar la versión que tenemos en el Microcentro, en Capital Federal.

―¿Cómo sería una intervención?

Bazzano.―Los sábados hacemos "bombas de semillas", que es una técnica que inventó Fukuoka, que es mezclar barro y arcilla con semillas, con muchas especies diferentes. Nosotros en nuestra versión de guerrilla huerta lo que hicimos fue poner todas plantas de huerta y algunas plantas que son locales que no van a interferir con el ecosistema. Entonces, las mezclamos todas con el barro y la arcilla y las arrojamos en terrenos baldíos inaccesibles. En los lugares más accesibles lo que hacemos es pedirle permiso a los vecinos, a los que estén a cargo del lugar, para ir a intervenirlo directamente con una huerta, plantando y separando bien las diferentes especies para que sean compatibles entre sí. Principalmente hicimos esto en San Telmo, donde hay muchas playas de estacionamiento. Fuimos pidiéndole a las playas de estacionamiento a ver si podíamos plantar y se coparon; hay varias playas que ya tienen un huertito.

―Tras la intervención, ¿son los vecinos quienes se ocupan de cuidar la futura huerta?

Bazzano.―Estamos tratando de coordinar eso, porque vemos que hay algunas plantas que no podemos ir todas las semanas a regar; todos los días en realidad habría que regarlas porque se marchitan muy rápido. Con lo de los kioscos de revistas, que recién empezamos, lo que hicimos fue ir a hablar y decirles lo que podían hacer, cómo cuidarlas y, sobre todo, que después nos cuenten cómo les fue, las cosas que pasan alrededor de eso.

―¿Qué es lo que plantan tanto en las instancias colaborativas como en las acciones de guerrilla huerta?

Bazzano.―En realidad es una mezcla variada: zapallos, porotos, girasoles, un montón de plantas aromáticas, albahaca, un montón de plantas diferentes. La idea con lo de las guerrillas es no saber lo que va a crecer y esperar a ver qué es lo más propicio para ese terreno.

―¿Dónde entraría el software libre en esta práctica?

Bazzano.―Como elegimos qué comer, elegimos saber cómo se hizo, nosotros mismos plantamos y cosechamos, también tenemos que elegir algo en nuestras computadoras que sea similar a esto. Entonces, el software libre es un software que uno puede averiguar cómo se hizo, participar en la construcción de ese software y además fomentar la libertad, que es algo que hace el poder plantar las cosas que uno quiere y comer lo que uno quiere. A veces el mercado te sube mucho el precio de un alimento o hacen especulaciones, que se parece bastante a las especulaciones del software.

―¿El compartir la práctica y uso del software libre lo incorporan a los talleres?

Bazzano.―El software sobre el que está hecho la página o el software que utilizamos para difundir es principalmente software libre o de redes sociales abiertas. La idea es también, como parte del taller de huerta, difundir el uso del software libre.

―¿Se inspiraron en alguna otra experiencia antes de iniciar Articultores?

Bazzano.―Sí, en realidad es como una especie de réplica mezclando muchas otras experiencias colectivas como Refarm the city[4]. Hay un montón, en Nueva York había una que era Attack the Garden; tomaban un espacio que estaba en desuso y lo convertían en un jardín. Nuestra idea es muy parecida pero haciéndolo con la guerrilla huerta.

"Descubrimos el sabor de las arvejas recién cortadas de la planta. ¡Qué rico!"[5]


Notas:

[1] http://articultores.net/
[2] http://es.wikipedia.org/wiki/Masanobu_Fukuoka
[3] http://articultores.net/
[4] http://www.refarmthecity.org/
[5] http://articultores.net/

* Agencia de Noticias Biodiversidad Latinoamericaa


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martes, 19 de octubre de 2010

Civilización Matrística

Julio Monsalvo

Abandonar la Cultura Antropocéntrica y abrazarnos a la Cultura Biocéntrica, es la consigna revolucionaria. ¿Para qué la Revolución?  En primer lugar para sobrevivir.

El Antropocentrismo es agresivo. Provoca que los especímenes de la especie humana se agredan entre sí y agredan a toda forma de vida. Agreden al Planeta, que también está vivo. Una agresión suicida. La supervivencia de la Humanidad está en riesgo.

Esta Revolución no es sólo para sobrevivir sino para “vivir bien”, en plena felicidad personal y colectiva. Para ello es necesario que la Revolución en marcha vaya construyendo una Nueva Civilización.

En Cartas anteriores comenzábamos a señalar algunas de las características esenciales que imaginábamos de esa Nueva Civilización.

Decíamos del sentido de pertenencia, pertenencia a la Madre Tierra, y de la ecoalfabetización, comunidades humanas organizadas con la lógica de la “ayuda mutua”

Sentipensamos que el retorno a lo “Matrístico” es otra de las características esenciales.

¿Por qué retorno a lo Matrístico? Porque se trata del modo de vida que primitivamente teníamos los humanos, según plantea Humberto Maturana, prestigioso científico chileno, apoyado en diversas investigaciones.

A este modo de vida, centrado en la cooperación no jerárquica, Maturana lo denomina “Cultura Matrística”, porque “la figura femenina representa la conciencia no jerárquica del mundo natural al que pertenecemos los seres humanos, en una relación de participación y confianza, no de control ni autoridad”.

Resaltamos que no se trata de una cultura “matriarcal”. La cultura matriarcal tiene las mismas características de la patriarcal, con la diferencia que quienes dominan son mujeres.

Lo Matrístico es lo opuesto al Patriarcado, propio del Antropocentrismo, caracterizado por la competencia, la jerarquía con ansias de poder, de dominación y de control.

Comunidades de seres humanos sintiendo la pertenencia al tejido de la Vida como una hebra más, ecoalfabetizados ayudándose mutuamente  y que han retornado a la relación matrística de confianza, es parte del paisaje que visualizamos en este camino revolucionario de cambiar el Antropocentrismo por el Biocentrismo.

Un paisaje en el cual, con una dinámica en alegre ebullición, fluyen continuamente maneras respetuosas de satisfacer las necesidades humanas, cuidando comunitariamente toda forma de vida

 Hasta la Victoria de la Vida Siempre! + (PE)

PreNot 9143-101012
http://www.ecupres.com.ar/noticias.asp?Articulos_Id=9143

domingo, 12 de septiembre de 2010

Conductas humanas


Julio Monsalvo

En nuestras dos últimas cartas planteábamos que el capitalismo y la ciencia son conductas humanas. Las conductas humanas son diferentes según sea la cultura a la que pertenecen, pues expresan distintas maneras de entender el mundo.

La cultura occidental es la que genera el capitalismo y la ciencia hegemónica. ¿Cómo es la visión del mundo de los humanos de esa cultura? ¿Cuál es su paradigma, es decir, cuáles son los valores que han sido consensuados?

Uno de sus valores es el sentido de superioridad del ser humano considerándose el centro de todo, razón por la cual el paradigma de la Cultura Occidental es llamado “Antropocéntrico”.

A nuestro entender, lo esencial  de esta cultura, es que los humanos se ven por fuera de la Naturaleza, con derecho a poseer y acumular. Debemos “subyugar a la naturaleza, presionarla para que nos entregue sus secretos, atarla a nuestro servicio y hacerla nuestra esclava”, decía  Francis Bacon,  en los albores de la Modernidad.

El antropocentrismo  genera las conductas suicidas que están causando  tremenda devastación al Planeta, que es nuestro hogar.  El calentamiento global es una de sus manifestaciones.

El  “Acuerdo de los Pueblos”, declaración final de la Conferencia Mundial sobre el Cambio Climático, propone un modo de convivir que “restablezca la armonía con la naturaleza y entre los seres humanos”.

Para ello, añade,  “planteamos a los pueblos del mundo la recuperación, revalorización y fortalecimiento de los conocimientos, sabidurías y prácticas ancestrales de los Pueblos Indígenas, afirmados en la vivencia y propuesta de “Vivir Bien”, reconociendo a la Madre Tierra como un ser vivo, con el cual tenemos una relación indivisible, interdependiente, complementaria y espiritual.”

Se trata de abrazarnos a una cultura que genera conductas diferentes.  ¿Cómo ve el mundo esta otra cultura?

Desde hace tres décadas, viviendo y trabajando en el norte de mi país, Argentina, me encuentro con los Pueblos Originarios Qom, Wichí, Pilagá, Mocoví, Guaraní y con comunidades de familias campesinas criollas. Todos estos grupos humanos tienen particularidades que los identifica y los hace singulares, tales como idioma, alimentos, organización social, arte y otras.

Sin embargo, en mi percepción personal, todas y todos se sienten parte de la Naturaleza, vida dentro de la Vida.

El mayor regalo que he recibido, es recuperar el sentido de pertenencia a la Naturaleza. Alguna vez fui también Pueblo Originario.

La esencia de esta cultura es el valor de la Vida, el sentido de pertenencia que nos induce a sentir naturalmente que la Vida es el centro. De allí que la llamamos Cultura Biocéntrica. También se la llama “Matrística” por sus características cooperativas, intuitivas y respetuosas de la Vida.

Este sentido de pertenencia genera otra ética, otro modo de convivir y también otra ciencia

La Vida es un entramado de relaciones y los seres humanos, en esta trama, somos una hebra más.

Hasta la Victoria de la Vida Siempre!+ (PE)

 (*) Ver El Capitalismo es una Conducta Humana PreNot 9049 del 100824; La ciencia también es una conducta humana PreNot 9064100902

PreNot 9076100909
http://www.ecupres.com.ar/noticias.asp?Articulos_Id=9076


martes, 18 de mayo de 2010

Anatomía política de un desastre petrolero

Nikolas Kozloff

Con un presupuesto rayano en lo 16 mil millones de dólares, el de Interior es un importante Departamento que supervisa más de 500 millones de acres de tierras federales [más de 200 millones de hectáreas; T.], incluidos los parques nacionales; cerca, pues, de un quinto de la superficie de los EEUU. Los programas del Departamento abarcan desde la protección de especies en peligro de extinción hasta la oferta de arriendos de gasíferos y petrolíferos.

En fecha tan reciente como fines de 2009, la Administración Nacional para el Océano y la Atmósfera (NOAA, por sus siglas en inglés) alertó a Interior de que la frecuencia de fugas y derrames en las torres extractoras de petróleo estaba muy subestimada, y de que se estaba descuidando peligrosamente la amenaza y el impacto que un gran derrame podría tener en las poblaciones costeras. Añadiendo leña al fuego, el Washington Post informa ahora de que Interior dejó exentas el años pasado a las instalaciones de BP en el Golfo de México de todo escrutinio analítico sobre su posible impacto medioambiental.

¿Podría no ser todo eso sino la punta del iceberg? A la vista del deslustrado pilotaje de Interior por parte de Salazar, es más que probable. Comoquiera que sea, tendremos más información en las audiencias venideras en el Capitolio. La próxima semana, el Comité de Medio Ambiente y Obras Públicas del Senado abordará el derrame, en una audiencia que vendrá a insertarse en un apretado calendario de sesiones. Aunque todavía no se han anunciado los testigos, está excluido que Salazar preste testimonio. El secretario está ya en fase de control de daños, y acaba de anunciar que su Departamento instituirá una comisión para revisar las condiciones de seguridad de las perforaciones costeras y otros asuntos tecnológicos, así como para estrechar la supervisión de las pruebas a que han de someterse los equipos industriales.

¿Cómo pudo permitir el gobierno que ocurriera tamaña catástrofe? Se trata del tipo de accidente que uno habría esperado bajo la presidencia de Bush, cuando las grandes transnacionales petrolíferas tenían barra libre, pero no bajo la administración de Obama. En realidad, bajo Bush, el Departamento de Interior llegó a ser un objeto de ludibrio general tal, que casi podría decirse que actuaba como una filial de la propia industria petrolífera.

De acuerdo con el inspector general de Interior, Earl Devaney, que investigó durante dos años al Departamento, había “una cultura de abuso y promiscuidad substanciales” entre el personal del Servicio de Gestión de Minerales (MMS, por sus siglas en inglés), dependiente del Departamento de Interior. El ente gestiona miles de millones de dólares de suministros de petróleo y gas natural entregados por las compañías a modo de pagos en especie por perforar en tierras federales.

Devaney halló que cerca una docena de empleados de MMS se drogaban con cocaína e iban bebidos a iban a fiestas con personales de las compañías petroleras que hacían negocios con la agencia. En un asombroso y atente caso de doloso conflicto de intereses, los empleados de MMS tenían relaciones sexuales con contactos proporcionados por la industria y aceptaban regalos de los representantes de la industria del gas y el petróleo. A causa de eso, muchos empleados de MMS fueron luego o sancionados o despedidos.

El vaquero del Salvaje Oeste cabalga hacia la ciudad


Se suponía que el ascendiente de Ken Salazar en Interior cambiaría la naturaleza, viscosa como el petróleo, de la política practicada en el Departamento. Un hombre del Oeste cuyas raíces familiares se hunden en el siglo XVI, Salazar raramente se dejaba ver sin las botas y el sombrero característicos del buen vaquero. El nombramiento de Salazar por Obama fue celebrado por muchos grupos que se habían significado en la lucha por proteger de la perforación petrolífera y gasística remotas áreas rurales y prístinas cuencas acuíferas. Antes de convertirse en Senador Demócrata por Colorado, Salazar había desempeñado el cargo de director del Departamento de Recursos Naturales. También había trabajado, en su despacho de abogado privado, como defensor de causas medioambientales y relacionadas con el agua.

Como Secretario de Interior, Salazar ofreció limpieza y transparencia. En las audiencias de su confirmación en el cargo, dejó dicho que pudiera haber determinadas áreas en las que podrían haberse rebasado los límites fijados a la producción de petróleo en la costa. En realidad, en 2006, Salazar votó a favor de la Ley de Seguridad Energética en el Golfo de México, ley que puso fin a las protecciones de que hasta entonces gozaba la costa del Golfo de Florida y abrió cerca de 4 millones de hectáreas de las costas de Florida, Alabama, Mississippi y Luisiana a las perforaciones petrolíferas y gasísticas.

En la convicción de que Obama había traicionado sus promesas cambio realizadas en campaña electoral, unos indignados grupos de defensa de la vida salvaje dirigieron una carta al presidente para protestar del nombramiento de Salazar como Secretario de Interior. Habría sido mejor, sostenían, nombrar a un representante Demócrata como Raúl Grijalva, de Arizona, que tenía credenciales archiverdes.

En un escrito publicado en el New Mexico Independent, el ecologista y antiguo hombre del sector petrolero y gasístico Jim O’Donnell, observó que “el señor Salazar no es un visionario. No es un agente del cambio. El señor Salazar tiene un muy interesante y convincente pasado como hombre del Oeste norteamericano. Sin embargo, desde mi punto de vista, tiene escaso interés ne la protección de la biodiversidad y aún menos interés en una economía libre de combustibles fósiles. No representa el cambio que necesitamos”.

El hombre que se anda con rodeos

“Las palabras apropiadas para describir a Ken Salazar”, opinaba el New York Times en enero de 2009, “son que es amistoso, accesible, que sabe escuchar, que es un hombre genial a la hora de buscar compromisos, un verdadero perito en la forja de acuerdos”. Pero, añadía el cotidiano neoyorquino, “todo eso constituye también el punto débil de Ken Salazar”. Lo que fundamentalmente necesita ahora mismo el Departamento de Interior, proseguía el NYT, es a alguien capaz de romper cabezas cuando sea necesario y de trazar firmemente la línea fronteriza frente a los poderosos grupos comerciales –promotores, rancheros, compañías petrolíferas y gasísticas, o una industria automovilística descarriada— que llevan demasiado tiempo tratando al Departamento como una extensión pública de sus intereses privados.”

En el año y medio que siguió a su nombramiento, Salazar hizo poco para desmentir la pobre descripción de sus carácter realizada por el NYT. En la agenda del nuevo Secretario estaba el muy caliente asunto de la perforación petrolífera costera. En los últimos días de la presidencia de Bush, tanto el Congreso como la Casa Blanca, consintieron que expirara el plazo de una prohibición federal de las perforaciones petrolíferas costeras y que afectaba a la exploración de nuevas áreas abiertas a lo largo de la línea costera estadounidense.

Enfrentado a ciertas decisiones política y moralmente difíciles, Salazar tomó el partido de aplazarlas. El Secretario declaró que se paralizarían las nuevas perforaciones petrolíferas costeras, y entretanto, el gobierno abriría un período de seis meses de discusión pública. Se animó hasta cierto punto a los ecologistas a participar, pero no tardaron esto en percatarse de que la jugada no había bastado siquiera para detener a los promotores de las perforaciones petrolíferas costeras.

En abril de 2009, Salazar fue personalmente a Alaska, en donde los pescadores le pidieron que no se siguiera adelante con la promoción petrolífera de la Plataforma Extracontinental en la Bahía de Bristol. Rebecca Noblin, una abogada con despacho en Anchorage del grupo ecologista Centro por la Diversidad Biológica –un grupo que litigó en su día para que los osos polares figuraran en la lista de especies amenazadas protegidas por la Ley de Especies Amenazadas— declaró a la Anchorage Press sentirse decepcionada con Salazar, que no había convocado ni a científicos ni a ecologistas durante su visita.

“Resulta difícil saber qué impresiones ha podido dejar la audiencia en el Secretario Salazar”, observaba Anchorage Press. “Poco después del testimonio de Noblin, procedió a algunas observaciones finales que indicaban que había escuchado los comentarios, pero poco más”, añadía el periódico. “En un posterior encuentro con los periodistas, justo antes de marcharse, no se comprometió a nada”.

Salazar prosiguió sus viajes, presidiendo otra audiencia en Nueva Orleáns. Allí fue confrontado por unos activistas ecologistas que tomaron el micrófono para explicar que seguir promoviendo las exploraciones petrolíferas costeras redundaría en graves daños para los sensibles ecosistemas oceánicos. Darryl Malk-Wiley, del Sierra Club, pidió un estudio analítico detallado de las posibles fugas y derrames, declarando que en los últimos huracanes se había derramado centenares de millones de galones de crudo, en parte a causa del envejecimiento de las infraestructuras de la industria petrolífera y gasística.

Si Salazar se dejó conmover por los ruegos ecologistas, no dejó entreverlo. La nación necesita un “plan energético global”, dijo, aunque no especificó si eso incluiría más perforaciones petrolíferas en las líneas de costa estadounidenses.

El futuro de las exploraciones petrolíferas costeras
Tal vez las audiencias concedidas aquí y allá no hayan sido sino una pantalla de humo para Salazar, mera fachada pública. Como sabemos ahora, Interior ignoró las alertas lanzadas por NOAA mientras Salazar ingeniaba tranquilamente con la Casa Blanca un terrible plan petrolífero costero. En marzo del presente año, y a mayor escarnio de los ecologistas, Obama anunció finalmente que llevaría a cabo una ampliación de las prospecciones petrolíferas y gasísticas en las costas del Golfo de México, entre otras áreas.

A resultas del masivo derrame de petróleo de BP en Luisiana, la Casa Blanca anunció un alto en las nuevas exploraciones petrolíferas costeras. Pero lo que realmente se necesita es una moratoria total de toda explotación petrolífera costera. A la vista de su triste registro, Ken Salazar difícilmente puede ser considerado el burócrata adecuado para un programa de tal ambición, que implicaría necesariamente una transición radical: de los combustibles fósiles a las energías alternativas.

Nikolas Kozloff es autor de “No Rain In the Amazon: How South America’s Climate Change Affects The Entire Planet” [Sin lluvia en la Amazonía: Cómo el cambio climático en Suramérica afecta al conjunto del planeta], editorial Palgrave Macmillan, abril 2010. Publicado por www.sinpermiso.info el 09/05/2010. Traducción de Miguel de Puñoenrostro.

Lunes 17 de mayo de 2010, por Revista Pueblos
http://www.revistapueblos.org/spip.php?article1875

sábado, 15 de mayo de 2010

¿Qué nos toca hacer para construir la nueva ética socialista?

Natacha Inatti
   
El Plan Nacional “Simón Bolívar”, que sirve de sustento teórico al proyecto de gobierno y a las iniciativas de desarrollo del gobierno revolucionario habla de la necesaria e impostergable refundación de la patria.

El proyecto nos insta a la construcción de una nueva ética socialista, para darle vida a una cultura democrática y solidaria, que nos permita alcanzar la “suprema felicidad social”, con modernos patrones de producción humanistas, con una visión innovadora en cuanto a las estrategias geopolíticas nacionales e internacionales y un compromiso real a favor de la conformación de un “Estado ético”.

¿Qué significa eso?, ¿cómo nos hacemos parte de ello?, ¿qué nos toca hacer desde cada una de nuestras posiciones?. Esas son preguntas básicas y necesarias para poder trazar nuestra agenda.

Cada ciudadano debe hacer su tarea para cristalizar este proyecto que implica darle un vuelco al sistema en el que nos hemos desenvuelto durante años y dar paso a una sociedad con valores que no se quede en el discurso, ni en los sueños.

La nueva ética socialista nos permite trabajar para construir una sociedad donde efectivamente podamos contar con nuevos funcionarios públicos, con nuevos liderazgos, con ciudadanos y con gobiernos realmente comprometidos con la civilidad, el socialismo, el humanismo y la tarea de derrotar al viejo modelo capitalista, ese mismo que impuso el egoísmo entre nosotros, ese que cultivó la acumulación de bienes y riquezas como símbolo de poder, ese que promovió e instauró la violencia sicológica y material alrededor de un sistema económico, donde impera la desigualdad y la injusticia.

La nueva ética socialista tiene muchos enemigos, por eso, el trabajo será arduo. Son enemigos jurados de la ética socialista, los corruptos, los incapaces, los necios, los falsos, los oportunistas y los oligarcas. De allí que, ya sabemos con quiénes debemos trabajar y a quiénes debemos derrotar.

Todo ciudadano y ciudadana debe conocer el concepto. Debe apropiarse de él, debe asumirlo y digerirlo, debe “empoderarse”, como dicen mis amigos los sociólogos. Si no cambiamos nosotros, si no nos revisamos para poder pedirle cambios al vecino, al amigo, al funcionario, al dirigente o al gobernante, nada podremos hacer. Es un asunto colectivo. Seguramente tomará su tiempo, pero seguros estamos de que valdrá la pena.

¿Por qué lo digo? Porque gracias a esa nueva ética socialista podremos consolidar el sueño de Bolívar, podremos asegurar las políticas, proyectos y acciones tendentes a asegurar la mayor suma de felicidad posible para nosotros, como parte de un colectivo.
Necesitamos un Estado ético, esa es una cruda realidad. Requerimos abolir el viejo sistema vicioso, lleno de codicia e individualismo que nos dejó la IV República. Para ello hay propuestas concretas, cada uno asuma su tarea, nuestros logros unidos y sumados, nos aseguran la tan ansiada recompensa.

¿Qué hacer? La tarea es entonces trabajar a favor de una conciencia revolucionaria, tanto en lo personal, como en lo colectivo.

¿Cómo hacerlo?

* Promovamos la civilidad, a fin de que los ciudadanos se hagan responsables de la vida pública.
* Practiquemos la justicia y la equidad en lo personal y en lo institucional
* Hagamos la revolución moral y espiritual
* Promovamos la ética, la moral, la solidaridad y el humanismo como valores centrales de la gestión pública.
* Defendamos el trabajo creador y productivo
* Defendamos el supremo valor de la vida, (el capitalismo no respeta la vida)
* Rescatemos los valores de la solidaridad
* Desarrollemos de una vez por todas el voluntariado
* Seamos 100% incluyentes
* Irradiemos una conducta de solidaridad con los excluidos de América Latina y El Caribe.
* Cuidemos nuestro hábitat
* Profundicemos los preceptos y alcances de la educación bolivariana
* Contribuyamos a masificar nuestros valores culturales fundamentados en la identidad nacional, latina y caribeña, con los rasgos indígenas, afro descendientes y demás influencias que le han dado forma a la venezolanidad.

El Presidente lo ha dicho, hasta ahora todo ha sido un proceso de transición. Las baterías de los revolucionarios deben estar enfiladas ahora a cristalizar la necesaria construcción del socialismo del siglo XXI bajo los lineamientos de una nueva ética colectiva. Sólo así alcanzaremos que las metas transformadoras lleguen hasta la raíz o hasta el alma, para los que como yo, creen en las fuerzas superiores de la fe.

natachainatti@gmail.com
Fecha de publicación: 08/07/08

http://www.aporrea.org/ideologia/a60164.html

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