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domingo, 3 de abril de 2011

Guerra sin máscaras

Juan Almendares


El río de la verdad fluye por un cauce de mentiras (R. Tagore)

A partir del golpe de Estado militar Honduras ha sido convertida en un laboratorio experimental de Guerra Programada y de terror mediático donde concurren fuerzas de ocupación militar del pentágono, fuerzas militares y policiales colombianas, sicarios, guardias de seguridad privada e intelectuales nacionales e internacionales tarifados por la ultraderecha norteamericana, europea y latinoamericana.

El plan es abortar cualquier proceso de democratización, liberación y transformar de nuestro país en una plataforma ideológica política y militar de agresión contra los pueblos de Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador y todos los países afines al ALBA.

A raíz de la convocatoria al Paro Cívico el 30 de marzo del 2011 por el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), organizaciones campesinas, obreras, mujeres, feministas, comunidad de la diversidad sexual; artistas, estudiantes de secundaria, universitarios, maestros, maestras y diferentes movimientos en resistencia se manifestaron en solidaridad con el magisterio nacional y protestaron contra las multinacionales que han apoyado a las fuerzas golpistas

Las protestas se realizaron en puntos vitales del territorio nacional mediante: toma de puentes y carreteras, marchas plantones frente a la Corte Suprema de Justicia, Universidad Nacional Autónoma de Honduras y Universidad Pedagógica Francisco Morazán.

Se estima mas de un centenar de personas fueron afectadas tanto por los gases, persecución, tortura, detención e impacto por armas de fuego.

El asalto de las tropas militares y policiales del Alma Mater y la Universidad Pedagógica con la consecuente salvaje represión estudiantil fueron hechos que se volvieron a realizar con el silencio de las autoridades universitarias

Las zonas mas importantes del Paro Cívico fueron: Dulce Nombre de Copan, Chiquila, Santa Bárbara en el occidente; Santa Cruz de Yojoa y Potrerillos en Cortés y El Progreso, Yoro. Al norte: San Pedro Sula y Ceiba, en el centro Tegucigalpa, en la zona Sur: Choluteca y el Aguan cerca de la costa atlántica.

En los Planes, zona del Aguan del departamento de Colón se concentraron aproximadamente mil personas con la presencia de aproximadamente 400 campesinos(as) miembros de la margen izquierda MUCA (Movimiento Unificado Campesino del Aguan), representantes del MCA (Movimiento Campesino del Aguan), maestros y maestras.

LOS CAMPESINOS DEFENDIERON EL DERECHO A LA TIERRA Y A LA EDUCACIÓN PÚBLICA

Durante tres horas la protesta pacifica fue objeto de lanzamiento de disparos dirigidos al cuerpo de mas de trescientas bombas lacrimógenas y luego a múltiples disparos de bala vida de fusiles galiles y pistolas nueve milímetros .Según el relato de una de las victimas era una lluvia de balas que silbaban en los oídos.

Los resultados preliminares fueron seis heridos del MUCA : Neptalí Espinal, Franklin Hernández, Víctor Manuel Euceda, Paulino Chávez y Antonio Vásquez.

Un campesino del MCA fue golpeado en forma severa y dos maestros: Elías Nieto y Waldina Meléndez fueron heridos.

Algunas de las victimas fueron hospitalizadas y sin respetar su condición traumática los militares y policías no respetaron las normas hospitalarias; al continuar violando sus derechos

Según el relato campesino murió un guardia de Seguridad que andaba con una escopeta y que fue confundido por las fuerzas represivas y recibió un disparo. Tres policías fueron objetote trauma durante la confrontación.

Mientras esta barbarie ocurría; un contingente militar, policial con guardias privados y sicarios de los terratenientes desalojaba un grupo de campesinos de “La Aurora” quienes ante la desproporcionada fuerza represiva y terror no confrontaron y defenderán las tierras que según ellos legítimamente les pertenecen.

El discurso de los cuerpos represivos y la guerra mediática es justificar la impunidad de las agresiones y tortura aduciendo en forma falsa y perversa la presencia de extranjeros (Cuba, Venezuela y Nicaragua)

Esta guerra programada articulada a una campaña mediática tienen fines experimentales la tortura física y psicológica, los crímenes de lesa humanidad, la utilización de armas toxicas letales en espacios cerrados y disparos dirigidos al cuerpo de las victimas produciendo quemaduras e incluso muerte.

En nombre de la democracia, de dios y la defensa de la propiedad privada de la oligarquía y las multinacionales se agrede a los cuerpos humanos como si fueran desechos o cosas sin valor.

Los operarios de la violencia ya no necesitan ocultar sus rostros con las capuchas y aunque se protejan con las mascaras antigas, tarde o temprano sufrirán el impacto de los tóxicos.

La esencia de esta agresión contra el pueblo esta en la ¡Verdad sin Mascaras! cuyo contenido es la ideología y práctica fascista de los fieles servidores de la oligarquía y el capital multinacional.

Solo la organización, resistencia, movilización y la unidad de todo nuestro pueblo articulada a la solidaridad internacional podremos construir una nueva sociedad donde Honduras vuelva ser nuestra y de “Nuestra América”

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La impunidad hipoteca el futuro (tributo a Macarena Gelman)

Hernán Patiño Mayer


En la edición del miércoles 8 del corriente de La Nación, el ex presidente uruguayo Julio María Sanguinetti, ante quien tuve el honor de representar a mi gobierno durante dos de los más de diez años en que serví como embajador en el Uruguay, nos expone una versión de la historia reciente de su país bajo el sugestivo título “Los peligros de falsificar el pasado”.

No quiero aquí cuestionar esa interpretación. Ya lo han hecho con más autoridad muchos compatriotas suyos. Quiero sólo referirme a un párrafo de su nota que por su carácter taxativo reclama una réplica.

Dice Sanguinetti: “Demasiados desafíos nos acucian como para seguir revolviendo cenizas. Un pueblo que no sabe perdonar se arriesga a repetir su pasado. Como entidad nacional, lo ha sabido hacer Uruguay, que incluso ha ratificado con su voto, por dos veces, la amnistía a los militares”.

Desgraciada la metáfora con la que comienza. No se trata, doctor Sanguinetti, de “revolver cenizas”, sino de hallar las de los asesinados sin tumba, clausurando así el atropello criminal que se sigue perpetrando al violar una de las más ancestrales conductas del género humano (exclusiva de éste), cual es la de enterrar y honrar a sus propios muertos. Ningún desafío del futuro puede dejar impaga esa deuda con el pasado, salvo que se legalice la impunidad.

Me ha tocado participar en Montevideo por lo menos en diez oportunidades de la dolorosa recordación de “La noche de los cristales rotos” (Kristallnacht). Casi siempre se hallaba presente el ex presidente. Nunca lo escuché ni tampoco leí una recomendación suya dirigida a la comunidad judía proponiendo no “revolver las cenizas”, y mucho menos la afirmación temeraria de que “un pueblo que no sabe perdonar se arriesga a repetir su pasado”.

Vayamos al perdón. Como bien lo sabe Sanguinetti, el concepto del perdón es hijo del cristianismo. Hasta entonces, la venganza en lo individual y la muerte o la esclavitud en lo colectivo eran las consecuencias de las ofensas o de las derrotas militares. Pero el perdón para los cristianos no es un acto gratuito y mucho menos puede ser impuesto por voluntades extrañas a las propias víctimas.

El 15 de mayo de 1999, en La Nación, el entonces obispo de Morón, Justo Laguna, decía: “El perdón supone [...] el arrepentimiento claro y expreso, el arrepentimiento desde luego interior, pero también exterior. Todo el que comete un delito está absolutamente obligado a arrepentirse de lo que ha hecho”.

Ni en Argentina ni en Uruguay los responsables del terrorismo de Estado han manifestado arrepentimiento alguno por las atrocidades cometidas. Peor aún, dos meses atrás asistimos estupefactos a la repugnante reivindicación de ese terrorismo, por parte de Videla y Menéndez, ante el tribunal que los condenó a cadena perpetua. En Uruguay, sólo días atrás, un militar detenido hizo declaraciones reivindicando los secuestros, las torturas y las desapariciones, y un numeroso grupo de oficiales retirados lanzó frases amenazantes ante las investigaciones que tramita la Justicia.

Sería interesante que el doctor Sanguinetti nos explicara cómo se puede perdonar a quienes hacen gala de tanto nihilismo y contumacia. Cómo perdonar a quienes reivindican el horror y amenazan con repetirlo. Conviene agregar que para que el perdón sea factible la doctrina cristiana exige también la reparación del daño causado en toda su extensión posible (restitutio in integrum) y el firme compromiso de no repetir la ofensa.

Con respecto a la ley que según Sanguinetti ha permitido a los uruguayos superar el pasado, dada su ratificación en dos plebiscitos (el último con 48% de votos en contra), cae el ex presidente en un grave error conceptual. Los derechos humanos y sus violaciones no responden ni se subordinan a la voluntad de mayorías circunstanciales, por muchas que sean las veces que ésta se manifieste. El bien jurídico protegido es la dignidad suprema del hombre y su derecho inalienable a la justicia cuando ésta es avasallada.

No hay ley que merezca llamarse tal si ampara su violación o deja sin castigo a sus responsables. En este sentido me permito recomendarle la lectura completa del magnífico trabajo publicado por La Nación en su edición del 31 de agosto de 2005, firmado por Gustavo Bossert, ex juez de la Corte Suprema de Justicia argentina, que en uno de sus párrafos dice: “Los crímenes que a lo largo de la historia se han cometido usando el aparato estatal [son] crímenes de lesa humanidad, que no pueden beneficiarse ni de la prescripción ni del perdón ni aun bajo amnistías encubiertas, y deben, en cambio, permitir a las víctimas ‘un recurso judicial efectivo’ y dar lugar, entonces, a un juicio justo”.

Al contrario de lo que expresa el ex presidente, si un pueblo perdonara sin que sus victimarios reconocieran sus delitos, se arrepintieran públicamente de ellos, buscaran repararlos y asumieran el compromiso de no repetirlos, lo que haría, aunque circunstancialmente lo ignorara, sería hipotecar su futuro, en garantía de un pasado que no ha sido capaz de resolver a través de la verdad y la justicia.+ (PE/La Diaria)

(*) Hernán Patiño Mayer fue Embajador de Argentina en Uruguay. La nota de Patiño Mayer fue editada por La Diaria, matutino de Montevideo.

http://www.ecupres.com.ar/noticias.asp?Articulos_Id=9435



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lunes, 4 de enero de 2010

"Pacificación" presidencial en América Latina

Noam Chomsky

Barack Obama es el cuarto presidente estadunidense en ganar el Premio Nobel de la Paz y se une a otros dentro de una larga tradición de pacificación que desde siempre ha servido a los intereses estadunidenses.

Los cuatro presidentes dejaron su huella en "nuestra pequeña región de allá, que nunca ha molestado a nadie" como caracterizó al hemisferio el secretario de Guerra, Henry L. Stimson, en 1945.

Dada la postura del gobierno de Obama hacia las elecciones en Honduras de noviembre último, vale la pena examinar el historial.


Theodore Roosevelt

En su segundo mandato como presidente, Theodore Roosevelt dijo que "la expansión de pueblos de sangre blanca o europea durante los pasados cuatro siglos se ha visto amenazada por beneficios duraderos para los pueblos que ya existían en las tierras en que ocurrió dicha expansión" (pese a lo que puedan pensar los africanos nativos americanos, filipinos y otros "beneficiados" puedan creer).

Por lo tanto, era "inevitable y en gran medida deseable para la humanidad en general, que el pueblo estadunidense terminara por ser mayoría sobre los mexicanos" al conquistar la mitad de México”, además de que "estaba fuera de toda discusión esperar que los (texanos) se sometieran a la supremacía de una raza inferior".

Utilizar la diplomacia de los barcos artillados para robarle Panamá a Colombia y construir un canal también fue un regalo para la humanidad.

Woodrow Wilson

Woodrow Wilson es el más honrado de los presidentes galardonados con el Nobel y posiblemente, el peor para América Latina. Su invasión a Haití en 1915 mató a miles, prácticamente reinstauró la esclavitud y dejó a gran parte del país en ruinas.

Para demostrar su amor a la democracia, Wilson ordenó a sus marines desintegrar el Parlamento haitiano a punta de pistola en represalia por no aprobar una legislación "progresista" que permitía a corporaciones estadunidenses comprar el país caribeño. El problema se remedió cuando los haitianos adoptaron una Constitución dictada por Estados Unidos, redactada bajo las armas de los marines. Se trataba de un esfuerzo que resultaría "benéfico para Haití", aseguró el Departamento de Estado a sus cautivos.

Wilson también invadió República Dominicana para garantizar su bienestar. Esta nación y Haití quedaron bajo el mando de violentos guardias civiles. Décadas de tortura, violencia y miseria en ambos países fueron el legado del "idealismo wilsoniano", que se convirtió en un principio de la política exterior estadunidense.

Jimmy Carter

Para el presidente Jimmy Carter, los derechos humanos eran "el alma de nuestra política exterior". Robert Pastor, asesor de seguridad nacional para temas de América Latina, explicó que había importantes distinciones entre derechos y política: lamentablemente la administración tuvo que respaldar el régimen del dictador nicaragüense Anastasio Somoza, y cuando esto resultó imposible, se mantuvo en el país a una Guardia Nacional entrenada en Estados Unidos, aun después de que se habían perpetrado matanzas contra la población "de una brutalidad que las naciones reservan para sus enemigos", según señaló el mismo funcionario, y en que murieron unas 40 mil personas.

Para Pastor, la razón es elemental: "Estados Unidos no quería controlar Nicaragua ni ningún otro país de la región, pero tampoco que los acontecimientos se salieran de control. Quería que los nicaragüenses actuaran de forma independiente, excepto cuando esto podía afectar los intereses de Estados Unidos".

Barack Obama

El presidente Barack Obama distanció a Estados Unidos de casi toda América Latina y Europa al aceptar el golpe militar que derrocó a la democracia hondureña en junio pasado.

La asonada reflejó "abismales y crecientes divisiones políticas y socioeconómicas", según el New York Times. Para la "reducida clase social alta", el presidente hondureño Manuel Zelaya se había convertido en una amenaza para lo que esa clase llama "democracia", pero que en realidad es el gobierno de "las fuerzas empresariales y políticas más fuertes del país".

Zelaya adoptó medidas tan peligrosas como el incremento del salario mínimo en un país en que 60 por ciento de la población vive en la pobreza. Tenía que irse.

Prácticamente solo, Estados Unidos reconoció las elecciones de noviembre (en las que resultó victorioso Pepe Lobo); las que se celebraron bajo un gobierno militar y que fueron "una gran celebración de la democracia", según el embajador de Obama en Honduras, Hugo Llorens.

El apoyo a los comicios también garantiza para Estados Unidos el uso de la base aérea de Palmerola, en territorio hondureño, cuyo valor para el ejército estadunidense se incrementa medida de que está siendo expulsado de la mayor parte de América Latina.

Después de las elecciones, Lewis Anselem, representante de Obama ante la Organización de Estados Americanos, aconsejó a los atrasados latinoamericanos que aceptaran el golpe militar y secundaran a Estados Unidos "en el mundo real, no el el mundo del realismo mágico".

Obama abrió brecha al apoyar un golpe militar. El gobierno estadunidense financia al Instituto Internacional Republicano (IRI, por sus siglas en inglés) y al Instituto Nacional Democrático (NDI, por sus siglas en inglés) que, se supone, promueven la democracia.

El IRI regularmente apoya golpes militares para derrocar a gobiernos electos como ocurrió en Venezuela, en 2002, y en Haití, en 2004. El NDI se ha contenido. En Honduras, por primera vez, éste instituto acordó observar las elecciones celebradas bajo un gobierno militar de facto, a diferencia de la OEA y la ONU, que seguían paseándose por el mundo del realismo mágico.

Debido a la estrecha relación entre el Pentágono y el ejército de Honduras, así como la enorme influencia económica estadunidense en el país centroamericano, hubiera sido muy sencillo para Obama unirse a los esfuerzos de latinoamericanos y europeos para defender la democracia en Honduras.

Pero Barack Obama optó por la política tradicional.

En su historia de las relaciones hemisféricas, el académico británico Gordon Connell-Smith escribe: "Mientras se habla de dientes para afuera en favor de una democracia representativa para América Latina, Estados Unidos tiene importantes intereses que van justo en la dirección contraria", y que requieren de "la democracia como un mero procedimiento, especialmente cuando se celebran elecciones que, con mucha frecuencia, han resultado una farsa".

Una democracia funcional puede responder a las preocupaciones del pueblo, mientras "Estados Unidos está más preocupado en coadyuvar las condiciones más favorables para sus inversiones privadas en el extranjero".

Se requiere una gran dosis de lo que a veces se conoce como "ignorancia intencional" para no ver estos hechos.

Una ceguera así debe ser celosamente guardada si es que se desea que la violencia de Estado siga su curso y cumpla su función. Siempre en favor de la humanidad, como nos recordó Obama otra vez en su discurso al recibir el Premio Nobel.

Traducción: Gabriela Fonseca

Noam Chomsky
http://www.jornada.unam.mx/2010/01/03/index.php?section=mundo&article=017a1mun



domingo, 6 de diciembre de 2009

Golpe de Estado+elecciones=democracia

Frida Modak

Documentos disponibles sobre las estrategias e instalaciones militares estadunidenses en el mundo

A cinco meses y un día del golpe de Estado en Honduras nos encontramos con que a fin de cuentas nada grave sucedió. Hoy día hay elecciones presidenciales y borrón y cuenta nueva, al menos eso es lo que se pretende en un marco muy similar en el que a partir del golpe de Estado en Brasil en 1965 la doctrina de la seguridad nacional de Estados Unidos llenó a la región de dictaduras militares.

En función de esa misma doctrina fue derrocado y sacado por la fuerza de su casa y del país el presidente constitucional Manuel Zelaya, contra quien pesa el grave cargo de haberle dado un grado de participación al pueblo hondureño en los asuntos del país, los que por razones obvias le competen.  Las elecciones que se realizan hoy fueron convocadas por Zelaya, lo que no impide que los golpistas, de adentro y de afuera de ese país, se sigan tratando de justificar con el argumento de que el mandatario se quería quedar en el gobierno.

La diferencia con lo ocurrido a partir de 1965 hasta comienzos de los años 90, estriba solamente en que las elecciones serán en un plazo menor.  Y los motivos del cambio son evidentes, en tantos años de lucha contra regímenes dictatoriales los pueblos sur y centroamericanos lograron recomponer el tejido social y organizarse, lo que también permitió que los partidos políticos, casi en su totalidad proscritos, recuperaran presencia.  Esto condujo a movimientos de protesta que evidenciaron el fracaso de los gobiernos militares, los que se vieron obligados a negociar salidas democráticas.

No fue fácil, porque Estados Unidos estaba detrás de todo, los golpes y las negociaciones.  Los vacíos que aún se observan en algunas constituciones son producto de eso y la necesidad de reformas constitucionales existe en todos los países de la región, también existían y persisten en Honduras.  Más allá de esto, la evolución política y social de las aún imperfectas democracias latinoamericanas dio origen a gobiernos progresistas en la mayoría de los países de América Central y del Sur, a los que se han unido países del Caribe y estas decisiones soberanas afectan lo que Estados Unidos considera sus intereses estratégicos, que son infinitos.

En Honduras el golpe de Estado provocó una reacción nunca antes vista pese a que esa nación ha vivido otras etapas dictatoriales, lo que es consecuencia de la apertura provocada durante el gobierno de Zelaya.  La movilización social produjo situaciones sobre las que no se ha hablado.  Cuando los militares ocuparon la hacienda del presidente Zelaya pensando que por estar cerca de la frontera él podría intentar regresar por ese paso, los habitantes del poblado los hicieron salir de ahí.  Cuando la represión arreció en los barrios populares, las “maras” salieron en defensa de aquellos a los que talvez antes asaltaban y hubo sectores a los cuales la policía no pudo ingresar.

“La elección va a ocurrir”, dijo un anónimo funcionario estadunidense.  Sí, ocurrirá porque Washington no quiere dar tiempo a que se organice ese  nuevo poder que ha surgido en Honduras.  El novel subsecretario de Estado para América Latina, Arturo Valenzuela, dijo en su debut en el Consejo Permanente de la OEA que “las elecciones no son un invento de un gobierno de facto en busca de una salida o como una forma de blanquear un golpe de Estado” y agregó que se trata de una “elección consonante con el mandato constitucional de renovar los mandatos presidencial y del Congreso”.  El mismo mandato que existía el 28 de junio y que no fue respetado.

Estados Unidos se jugará para que estas elecciones sean reconocidas y sólo cejará en su empeño si la abstención es muy alta, como se advertía en la prensa hondureña que podría suceder.  Esa prensa, con una o dos excepciones respalda al régimen de facto.  El otro motivo estará en la reacción de la comunidad internacional, misma que al igual que la OEA no enviará observadores a esta elección porque, como lo dijo el presidente del gobierno español, ”no es aceptable”.  Los que sí concurrirán son los representantes del neo-franquista Partido Popular(el de Aznar), los que junto a Washington y Panamá  reconocen estos comicios, mientras Colombia y Perú tienen la misma posición pero prefieren esperar el desarrollo de los acontecimientos para no quemarse antes de tiempo.

 
El Libro Blanco

Para entender mejor la compleja red de intereses que se encuentra detrás de la reaparición del golpismo en la región, hay que acceder a los documentos disponibles sobre las estrategias e instalaciones militares estadunidenses en el mundo.  Uno de esos documentos fue señalado por el presidente venezolano Hugo Chávez en uno de sus discursos y curiosamente no se registraron mayores comentarios, pese a que lo exhibió como prueba de los planes desestabilizadores del país del norte.  Una portavoz del departamento de Defensa de Estados Unidos dijo que se trataba de un documento académico.

El sitio ARGENPRESS, argentino y uno de los más prestigiados de internet, publicó un análisis del Libro Blanco firmado por Andrés Sallari, quien señala que más allá de lo que declaren los voceros gubernamentales del norte, el documento “responde a la estrategia militar de Estados Unidos en todo el mundo” y divide las localidades o bases en 3 niveles, siendo el 1 el de mayor desarrollo y el 3 el de menor.  Al entrar a lo que es la infraestructura actual, Sallari cita estas líneas de la sección de antecedentes:

“tanto en los teatros del Pacífico como de Europa, la infraestructura que se obtuvo al final de los armisticios representa la espina dorsal de nuestra infraestructura de apoyo casi 70 años  después”.  Al respecto apunta que si se reconoce la importancia que tuvo la Segunda Guerra Mundial en el desarrollo del sistema ofensivo estadunidense, eso indica la conveniencia que para ese país tiene “generar nuevos escenarios de guerra en los que puedan establecerse nuevas bases una vez que el conflicto particular hubiera finalizado”.

En el Libro Blanco aparecen también las bases que son más útiles para alcanzar objetivos en Africa, por ejemplo, como las españolas o las inglesas y en el punto 11 se lee: ”Si observamos la ruta  del gran círculo puramente desde la costa de Bagdad, Djiboutí o Ghana, se comenzará a ver la génesis de la estrategia de tres rutas de distribución principales que proponemos para abastecer los aviones de combate norte, centro y sur”.  Eso muestra, dice Sallari, “lo conveniente que fue derrocar a Saddam Hussein”, lo que se une a lo publicado hace ya dos años por el diario inglés The Independent respecto a la instalación de 50 bases estadunidenses en Irak.

Las dependencias militares que aparecen en el Libro Blanco y que Sallari señala como “superestructuras militares” son:

“1. Comando de Movilidad Aérea (AMC)
2. Ejército Estadounidense en Europa (USAEUR)
3. Comando de Transporte de Estados Unidos (USTRANSCOM)
4. Comando Europeo de Estados Unidos (USEUCOM)
5. Comité de Dirección de Infraestructura de Tránsito Europeo (EERISC)
6. Comité Directivo de Infraestructura de Tránsito del Pacífico (PEERISC)
7. Comando Estadounidense en Africa (USAFRICOM)
8. Comando Estadounidense del Pacífico (USPACOM)
9. Escuadrón Expedicionario de Movilidad Aérea (EAMS)
10. Comando Central de los Estados Unidos (USCENTCOM)
11. Comando Sur (USSOUTHCOM)
12. Fuerza Aérea Estadounidense en Europa (USAFE)”

Y en estas superestructuras se encuentran las antiguas y nuevas bases de Estados Unidos en América Latina y el Caribe, una de las cuales es la de Soto Cano en Honduras, a la que se le han asignado nuevas misiones, para lo que se ha contratado a la empresa de comunicaciones Harris Corporation, cuya magnitud se aprecia en los 5 mil millones de dólares anuales que factura.


Frida Modak
Periodista, fue Secretaria de Prensa del Presidente Salvador Allende.

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