miércoles, 22 de diciembre de 2010

BOLETÍN

LA HORA DEL GRILLO


La “Hora del Grillo” desea...

… mucha felicidad acompañada de una profunda y sana reflexión a quienes pensáis una Navidad de belenes, villancicos y festejos.

… también mucha felicidad acompañada de una profunda y sana reflexión a quienes creéis que Jesús vino al mundo a mostrarnos cómo alcanzar el cielo en la otra vida.

Pero a quienes creéis que el sentido profundo del menaje navideño es proclamar un mundo humano en el cual no haya amos ni vasallos, en el cual la tierra no esté apropiada por nadie sino que sea de y para todos los seres humanos y en el cual los más capacitados estén al servicio de los más débiles, “La hora del Grillo” os desea que sigáis creyéndolo hasta el final de vuestros días, que tengáis fuerzas para luchar por ello y buen ánimo para soportar que os tilden de antisistema.

LHDG



También en portada


Antisistema
Rafael Fernando Navarro
http://lahoradelgrillo.blogspot.com/2010/12/antisistema.html

Falsos positivos y activos tóxicos
Susana Merino
http://lahoradelgrillo.blogspot.com/2010/12/falsos-positivos-y-activos-toxicos.html

Esto también mata
Adolfo Pedroza
http://lahoradelgrillo.blogspot.com/2010/12/esto-tambien-mata.html

Justicia curricular
Gabriel Brener
http://lahoradelgrillo.blogspot.com/2010/12/justicia-curricular.html

La historia de la austeridad
Boaventura de Sousa Santos
http://lahoradelgrillo.blogspot.com/2010/12/la-historia-de-la-austeridad.html

La indiferencia
Jaime Richart
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Antisistema

Rafael Fernando Navarro


Arde París, Bruselas, Atenas, Londres, Roma, Madrid, Berlín. Ciudades hogueras. Se queman vehículos, se destruyen monumentos, se destrozan comercios, coches, cajeros automáticos, bancos. Policías heridos. Manifestantes hospitalizados. Europa es una tea ardiente frente a las estrellas.

Mientras, los sumos pontífices de la economía despliegan su liturgia frente al becerro de oro. Ajenos al grito de la calle, permanecen arrodillados ante los mercados, los nuevos dioses capaces, como todos los dioses, de matar a víctimas inocentes, de lamer su sangre para sentirse satisfechos consigo mismos.

Se quema Europa y el mundo. Y los santones del dinero llaman antisistemas a todos los que gritan su hambre por las calles ahumadas de rabia. Bancos que usurpan paredes hipotecadas, llenas de sueños, de niños, de esperanza, mientras reparten millones de bonos entre los consejeros delegados. Farmacéuticas enriquecidas con los retrovirales negados al sida negro y africano. Millones de familias donde nadie gana un pedazo de pan o una ubre de leche caliente. Un primer mundo que vive de haber expoliado a sus colonias y que ahora expulsa a los que llegan con la mano tendida.

Se quema Europa y el mundo tiene sabor a ceniza. Y siguen de rodilla los electos del mundo, de espaldas a lo que exigen sus votantes, inmolando sus cabezas ante las agencias de calificación de deuda, los especuladores con catanas suspendidas sobre gobiernos ya nunca soberanos. Madres primerizas que alumbran a sus recién nacidos a las puertas del INEM. Viejos que deben ser más viejos para cobrar sus pensiones y prejubilados de lujo pagados con dinero público. Ancianos que toman el sol como quien toma un caldo caliente y maduros bancarios cincuentones con visa de Arman en la cartera.

Se quema Europa y el mundo porque escuecen las promesas. Se han agostado con las nieves los brotes verdes. No era urgente modificar la edad o el tiempo de cotización para disfrutar de una pensión ahorrada, nunca regalada. De repente se ha convertido en cuestión perentoria para tapar la boca de las exigencias venidas desde potentes despachos. Había que refundar el capitalismo porque el egoísmo del libre mercado, los oligopolios, nos han llevado al estado de miseria actual. Pero en realidad les hemos inyectado fuerza para resucitar de sus propias cloacas. Y ahora se permiten el lujo de rociar de hediondez su entorno y que nos sepa la vida a amargura y desamparo. Están los mismos en los mismos sitiales, con idénticos honores, con los mandatarios postrados suplicando una deuda más barata. Se rebaja el despido que es una forma de depreciar la angustia. Se achican los sueldos, las pensiones, las ayudas a parados de larga duración como quien achica la pobreza que inunda los sótanos del poder y la gloria.

La derecha se ensancha. La xenofobia se siembra en surcos sucios que cosecha muertes entre las olas. La aldea global construye muros y cada nación regresa a un extraño Berlín dividido. La izquierda es una derecha bienpensante, perfumada, atractiva, pero poco a poco apóstata, domadora de utopías incómodas, renunciando a la transformación social, comprensiva con dictaduras convertidas en clientes, sólo clientes, que dejan dividendos aunque desprecien elementales derechos humanos.

Se quema Europa y el mundo. Huele a humo, a hambre, a miseria. El mar ya no se encuentra debajo de los adoquines parisienses. Hay que ser realista y no pedir lo imposible. Que nadie queme cajeros, ni rompa los cristales de los bancos, ni manche las fachadas del dinero. Que nadie defienda a los gitanos, que los pobres se coman su hambre oscura, que la aldea global construya sus fronteras. Santo, santo, santo es el mercado. Llenos están los ricos de tu gloria. Que nadie se atreva a enfrentarse a lo establecido porque será llamado antisistema.

Los pobres heredarán el cielo. Mientras tanto que aguanten el asco y la pobreza.

http://marpalabra.blogspot.com/2010/12/antisistema.html

 

Falsos positivos y activos tóxicos

Susana Merino


No vaya a suponerse que voy a referirme a las trágicas consecuencias  del mendaz accionar del paramilitarismo colombiano ni a los alcances del manejo financiero de las hipotecas “subprime” igualmente basadas en la mendacidad.

Mis falsos positivos y mis activos tóxicos están relacionados  en cambio con los procesos de democratización y de renovación gubernamental (falsos positivos) norte y suramericanos  que con la decisiva influencia de los medios (activos tóxicos)  hemos aceptado entusiastamente los pueblos de gran parte de este continente, sin advertir la enmascarada falacia que ocultaban.

Un breve recorrido, a vuelo de pájaro, sobre  la historia de los últimos cincuenta o sesenta años puede aportarnos algunos argumentos capaces de respaldar mis reflexiones. Desde un poco antes de la mitad del siglo pasado tanto en Brasil con Getulio Vargas como en Argentina con Juan Perón, sus respectivos gobiernos marcaron cambios sociales en los que los trabajadores ocuparon por primera vez el centro de los escenarios políticos nacionales. A estos liderazgos se sumo luego Salvador Allende  que encendió la tea de la “vía chilena al socialismo”  mucho más de lo que el leviatán neoliberal estaba dispuesto a digerir. Vargas y Allende se suicidaron, Perón prefirió el exilio y regresó al país 18 años más tarde con una gloria efímera rápidamente opacada por intereses espurios.

Nunca ni siquiera en los momentos de mayor apoyo y fervor popular hacia esos nuevos caminos de recuperación de la dignidad humana, de la equidad y de la justicia social, dejo el “establishment” de tramar solapadamente y desde bambalinas la recuperación desembozada de su supremacía.

Fue así que ensayó primero los cruentos golpes militares que desangraron a toda una generación: Brasil 1964/85, Chile 1973/90, Uruguay 1973/85  y Argentina  1976/82, por citar solo  a los principales países del cono sur de nuestra América. Hasta que comprendieron que podían utilizar métodos menos sanguinarios y sobre todo más cautelosos, menos directos y con mayor capacidad de generar una más explícita adhesión popular. Y fue así como a poco nos convencieron de que había llegado la hora de las democracias, que finalmente los pueblos serían dueños de sus destinos, que los gobernantes surgidos de la votación popular cumplirían con sus compromisos electorales y la constitución y que la paz y la prosperidad florecerían en todo el territorio americano. Que tendríamos democracias preferentemente bipartidistas  como la que los mismos usamericanos habían sabido construir, gloriosamente en su propio país. Es claro que sin mencionar la discriminación racial, el desprecio por los inmigrantes, sus casi 40 millones de pobres… Todo parecía indicar que estábamos entrando de una vez y para siempre al envidiado territorio primermundista. Pero “Helàs!” parece que no fue más que un espejismo. Los hilos del “establishment” siguieron moviendo sigilosamente las marionetas democráticas que tan hábilmente nos habían vendido: en nuestro país se privatizaron los servicios, la salud, la educación y hasta se vendieron las joyas de la abuela y con ellas nuestros alicaídos sueños de soberanía y de autodeterminación a los que tanto contribuyeron los mediáticos “activos tóxicos” que siguieron haciéndonos creer que habíamos logrado acceder de ese modo a la envidiada “ american way of life”, al paraíso del consumismo, de la competencia, del individualismo , del “fast food”, de los “shoppings”, de los “reality shows”… Y la democracia fue solo una pantalla hábilmente  iluminada para encandilar a la gente.

Pero aún quedaba algo más en la caja de Pandora de la inagotable creatividad  del poder, del verdadero poder, del poder económico capaz de percibir rápidamente  los más leves síntomas de disconformismo y de generar  los paliativos, los necesarios “falsos positivos”  que le permitan continuar sin sobresaltos por el sendero de su voracidad y de su codicia.

¿Qué más podría desear el imaginario colectivo que fuese capaz de encender nuevas expectativas, nuevo entusiasmo, nuevas sumisiones? Y fue relativamente fácil encontrar algo novedoso y no solo una sino varias alternativas  diferentes… ¿Qué tal una presidente mujer, otro obrero, otro indígena, un obispo presidente, otro guerrillero…? Un espectro alucinante … Y que tal si también diéramos   el ejemplo en la sede de nuestros negocios en nuestro propio país  ¡Qué golpe más convincente! ¿Quién se resistiría a no creer en nuestras mejores intenciones? Pues allá va un presidente negro, con un leve tinte musulmán, que haría sonreir de satisfacción al mismísimo Martin Luther King, y que aunque despierte algunos resquemores entre  los WASP (White, anglo-saxons and protestants)  sabremos como disipar en poco tiempo.

Es claro que, como es de esperar, algunos serán más permeables y otros menos,  pero es casi seguro que casi ninguno logrará sacarse  el sayo de nuestra presencia. Pongamos por caso pese a la creación de  la UNASUR, es en el núcleo duro de las finanzas de esa unión en donde parece más difícil (no los dejaremos) lograr consensos. Hasta ahora, por ejemplo, según cuenta el politólogo belga Eric Toussaint el proyecto del Banco del  Sur no ha logrado ponerse en funcionamiento pese a que su creación le permitiría a la región prescindir del financiamiento del BID-FMI, disponer de un fondo especial para defenderse de eventuales ataques especulativos o crear una moneda única, aunque ya bautizada como SUCRE. ¿Quién sino el establishement económico puede seguir manteniendo la hegemonía y el dominio mundial y no solo a través de las armas o tal vez mejor aún sin siquiera necesitar de las armas? Quién puede olvidar la famosa frase de Bill Clinton que se popularizó durante su campaña presidencial: “¡Es la economía, estúpido!”

Aunque en algunos aspectos el imperialismo pareciera declinar es muy probable que todavía veamos correr mucha agua bajo los puentes antes de que se hagan realidad  nuestros sueños de independencia y que esa economía deje de estar al servicio de unos pocos y se convierta en el verdadero  y compartido sostén de toda la humanidad.

http://desdemimisma.blogspot.com/2010/09/falsos-positivos-y-activos-toxicox.html

 

Esto también mata

Adolfo Pedroza


“Hay muchas maneras de matar. Pueden meterte un cuchillo en el vientre, quitarte el pan, no curarte una enfermedad, meterte en una mala vivienda, empujarte al suicidio, torturarte hasta la muerte por medio del trabajo, llevarte a la guerra, etcétera. Sólo pocas de estas cosas están prohibidas en nuestro estado”.(“Maneras de matar”: Bertolt Brecht)

Corren días de una crisis global y de una hegemonía de poder no ya tan clara. Este marco –aunque simplificado aquí- genera nuevas formas de violencia que van en aumento y que se hace complejo analizarlas.

Podríamos decir que el desplome financiero de agosto 2007 (EE.UU.) marca un hito importante, aunque es obvio que el problema tenía antelación  y como vemos por estos días; se propagaría a nivel global de los países considerados “de primera”

En nuestro país la crisis de 2001 dejo huellas profundas de las nuevas formas de violencia que se desataron. Baste ejemplarizar el “corralito financiero” como la violencia que se ejerce desde el poder.

Para los tiempos que corren las nuevas formas de violencia se van a enmarcar en aquel amplio segmento que abarca desde la violencia de género hasta las guerras convencionales (o de las otras) por ejemplo. Viviendo en un momento histórico que acarrea una compleja y sistemática acumulación de crisis financiera, económica, energética y  alimentaria; es obvio que se registren nuevas formas de violencia y que cueste entenderlas y estudiarlas.

Escuchamos y leemos sobre condiciones ambientales, o sea “el caldo de cultivo”, del cual emergen estas violencias y que están entrelazadas con el aumento de pobreza y desigualdad junto a otros conflictos latentes (precarización laboral por ejemplo). Algunas de estas cosas no se nos hacen visibles porque ya las hemos incorporado como elementos normales de la sociedad en que vivimos.

La realidad es que hay una tensión constante generada en el no acceso a bienes y que se traduce en discriminación y aumento de la marginación. Normalmente esto se da en un Estado con escasa intervención y hasta desentendido en la práctica de lo que sucede en la población marginal, aunque en los mensajes aparezca como el poseedor de un fuerte compromiso social.

La misma cultura donde esto sucede permite muy humanamente la definición social del “Nosotros/Ellos” que retroalimenta el nivel de violencia fomentando el enfrentamiento.

Tampoco hace falta pensar mucho para darse cuenta que este estado de cosas tiene también sus “beneficiarios”. Los productores de armas cuando hablamos de guerra, las empresas que venden “seguridad” ante una realidad presentada como plagada de robos y asesinatos. No quiero dejar afuera a los que “financian” la violencia; quizás el narcotráfico sea la cara más visible pero seguramente no es la única.

De estas cosas también puedo deducir que es posible que toda esta preocupación por la violencia oculte otros asuntos más allá de lo preventivo.

Sabemos que hay una violencia directa que es importante pero lo es aún más aquella estructural. Es importante luchar por la construcción de la paz, pero sería superior preocuparse por la promoción de la justicia.

Acordemos que las nuevas formas de violencia producen muertes pero son superadas ampliamente por el hambre y la miseria.

Todos sabemos que la criminalidad violenta es importante y produce muertes, pero es ampliamente superada por la criminalidad económica que porta “guante blanco”. Esta criminalidad última ha provocado la crisis económica global con sus secuelas de miserias, hambre y muertes. Es muy posible que esto quede impune y –peor todavía- se verá premiada con rescates y subvenciones que irán a engrosar la acumulación de riquezas en muy pocas manos.

Por último también me interesa un párrafo que nos abra las ojos a la lucha de clases (o como usted le quiera llamar) que se sigue dando entre “los de arriba” contra “los de abajo”. Cuando estos últimos traten de luchar para cambiar el orden establecido y el estado “natural” de las cosas; serán los “bárbaros y violentos” que no saben vivir en un mundo “civilizado” y menos aún comprenden lo que es la democracia.+ (PE)

PreNot 9270-101215
http://www.ecupres.com.ar/noticias.asp?Articulos_Id=9270


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Justicia curricular

Gabriel Brener


Hace apenas una década cuando nuestro país se prendía fuego, nadie hubiese imaginado que en 2011 existiría la posibilidad concreta que nuestro Congreso pueda debatir una ley para que los trabajadores participen en las ganancias de las empresas.

Sin dudas, el escenario ha cambiado.

Se trata de una cuestión que se vincula a la distribución de la riqueza, en este caso de los empresarios. Distribución, término que parecía en vías de extinción en un diccionario mundial en que lo más natural se llama concentración (del poder económico, político, mediático, etc.) Bien vale recordar que habitamos el continente más desigual del globo, en el que casi todo lo tienen muy pocos y la gran mayoría lo mira por TV. Nuestro país, en el último cuarto del siglo XX ha sido escenario de las más profundas desigualdades económicas, políticas, sociales de las que tengamos memoria.

Esta columna que de educación se trata intenta poner de relieve que, así como existen desigualdades en la distribución de bienes materiales (trabajo, vivienda, salud, etc.) también existe una repartija despareja de los bienes simbólicos (educación, cultura, arte, etc.).  La educación, y en especial, la escuela, por sí sola no puede modificar la injusta distribución de la riqueza, al menos las del primer tipo, de los bienes materiales. Lo que si puede y debe hacer la escuela es involucrarse con la distribución de conocimientos en la sociedad. Y no me refiero solo a cuánto tiene que distribuir, ya que sería meterse en asuntos cuantitativos que, aunque son importantes, como los 180 días de clases, esquivan el bulto a lo que, según mi parecer, es aun más relevante. No se trata solo de cuanta educación distribuir y en cuantos días, sino especialmente qué distribuir y cómo se lo reparte. Y aquí me refiero a lo que en educación se llama currículum, pero no en el sentido de un plan de estudios sino en referencia a los conocimientos (o contenidos) que se seleccionan para transmitir en las escuelas. Bien vale aclararles a distraídos ocasionales que la escuela no enseña conocimiento neutro, del mismo modo que ningún diario ofrece noticia neutra, siempre se toma una posición, aunque uno sea consciente o no de ello. Aunque se alardee con la independencia, nadie puede ser independiente de sus propias convicciones, lo que es más probable es el intento por querer disimularlas, o por aparentar neutralidad.

Un educador de nombre Connell escribió un muy valioso libro que se llama “Escuelas y justicia social”, en el que sostiene que “la educación es un proceso social en el que el “cuanto” no se puede separar del “qué”. Existe un nexo ineludible entre distribución y contenido”.[1]

Frente a tantas desigualdades, me interesa pensar el asunto en términos de justicia social, que en clave educativa diremos justicia curricular y tomaremos prestado de Connell uno de los principios básicos que la definen: enseñar ciertos temas o contenidos desde la perspectiva de los más desfavorecidos. Será cuestión entonces que las políticas educativas, las escuelas, las y los docentes enseñen privilegiando este principio. Enseñar la economía desde la perspectiva de los más pobres, no de los ricos, partir de la experiencia de las empresas recuperadas por sus trabajadores, todo un símbolo de la Argentina devastada por la oleada neoliberal. Podremos enseñar cuestiones de género priorizando la posición de las mujeres, o abordar temas de sexualidad partiendo de la situación de los homosexuales, o quizás poner a debatir cuestiones raciales o territoriales desde el lugar de los indígenas.

Si de educar se trata, suele suceder con frecuencia, que los saberes que más cotizan en el mercado son altos, rubios, de ojos celestes y hablan el inglés.  Será cuestión de dar batalla cultural a dichas cotizaciones, de la mano de otras verdades, en sintonía con aquello que cada tanto nos recuerda Lito Nebia, “si la historia la escriben los que ganan, eso quiere decir que hay otra historia, la verdadera historia, quien quiera oír que oiga”…

Síntoma saludable para nuestra sociedad que pueda debatirse sobre la participación en las ganancias, de los trabajadores en las empresas, de pluralidad de voces en los medios, de los menos favorecidos en la distribución del conocimiento socialmente necesario, para ser un país más justo, libre y respetuoso.

- Gabriel Brener es Lic. Educación UBA. Especialista en gestión y conducción del sistema educativo y sus instituciones FLACSO. Capacitador y asesor de docentes y directivos de escuelas. Co-autor de “Violencia escolar bajo sospecha” 2009 Ed. Miño y Dávila Bs As.

Columna de Educación del programa Uno nunca sabe, del miércoles 17 de Noviembre de 2010.Radio AM 750.Buenos Aires. Argentina.


[1] R.W.Connell “Escuelas y justicia social” pág. 27, Editorial Morata. Madrid, 1997

http://alainet.org/active/42324&lang=es


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La historia de la austeridad

Boaventura de Sousa Santos


La reciente reunión del G-20 en Seúl fue un fracaso total. Llegó a ser desgarradora la pérdida de credibilidad de los Estados Unidos como supuesta economía más poderosa del mundo, así como la forma en que intentó acusar a China de comportamientos monetarios finalmente tan proteccionistas como los de los norteamericanos. La reunión mostró que el “orden” económico financiero, creado a fines de la Segunda Guerra Mundial y ya fuertemente afectado tras la década de 1970, está colapsando y que se prevé la aparición de graves conflictos comerciales y monetarios. Pero, curiosamente, estos conflictos no tienen eco en la opinión pública mundial y, en cambio, casi por todas partes los ciudadanos están siendo bombardeados por las mismas ideas de crisis, de tiempos de austeridad, de sacrificios compartidos. Es necesario analizar lo que se esconde detrás de esta unanimidad.

Quien tome por real lo que ofrecen los discursos de los organismos financieros internacionales y de la gran mayoría de los gobiernos nacionales de las diferentes regiones del mundo tenderá a tener las siguientes ideas sobre la crisis económico financiera y sobre cómo se ve afectada su vida: todos somos culpables de la crisis porque todos, ciudadanos, empresas y Estados, vivimos por encima de nuestras posibilidades y endeudándonos en exceso; las deudas deben ser pagadas y el Estado debe dar el ejemplo; como subir los impuestos agravaría la crisis, la única solución es recortar los gastos estatales reduciendo los servicios públicos, despidiendo empleados, bajando salarios y eliminando prestaciones sociales; estamos en un período de austeridad que alcanza a todos y para enfrentarlo debemos aguantar el sabor amargo de una fiesta en la que nos arruinamos y que ahora terminó; las diferencias ideológicas ya no cuentan, lo que cuenta es el imperativo de la salvación nacional, y los políticos y sus propuestas tienen que unirse en un amplio consenso, bien al centro del espectro ideológico.

Esta “realidad” es tan evidente que constituye un nuevo sentido común. Y, sin embargo, sólo es real en la medida en que encubre otra realidad, de la que el ciudadano común tiene, como mucho, una idea difusa y que reprime para no ser llamado ignorante, antipatriota o incluso loco. Esta otra realidad nos dice lo siguiente. La crisis fue provocada por un sistema financiero desproporcionado, desregulado, escandalosamente lucrativo y tan poderoso que, cuando explotó y provocó un inmenso agujero en la economía mundial, consiguió convencer a los Estados (y, por lo tanto, a los ciudadanos) de que lo salvaran de la bancarrota y le llenaran las arcas sin pedirle cuentas. De esta manera, los Estados, ya endeudados, se endeudaron aún más, tuvieron que recurrir al sistema financiero que acababan de rescatar y éste, como entretanto las reglas de juego no fueron modificadas, decidió que sólo prestaría dinero bajo condiciones que le garantizaran fabulosas ganancias, hasta la próxima explosión.

La preocupación por las deudas es importante, pero, si todos son deudores (familias, empresas y Estado) y nadie puede gastar, ¿quién va a producir, crear empleo y devolver la esperanza a las familias? En este escenario, el futuro inevitable es la recesión, el aumento del desempleo y la miseria de casi todos. La historia de los años ’30 del siglo pasado nos dice que la única solución es la inversión del Estado, la creación de puestos de trabajo, los impuestos a los más ricos y la regulación del sistema financiero. Y hablar del Estado es hablar de conjuntos de Estados, como la Unión Europea y el Mercosur. Sólo así la austeridad será para todos y no apenas para las clases medias y trabajadoras que más dependen de los servicios estatales.

¿Por qué esta solución no parece posible hoy? Por una decisión política de quienes controlan el sistema financiero e, indirectamente, de los Estados. Esa decisión consiste en empobrecer aún más al aparato estatal, liquidar al Estado de bienestar donde todavía existe, debilitar al movimiento obrero hasta que los trabajadores tengan que aceptar las condiciones laborales y los salarios unilateralmente impuestos por los patrones. Como el Estado tiende a ser un empleador menos autónomo y como las prestaciones sociales (salud, educación, jubilaciones, seguridad social) son implementadas a través de servicios públicos, el ataque debe centrarse en la función pública y en quienes más dependen de ella. Para los que en este momento controlan el sistema financiero es prioritario que los trabajadores dejen de exigir una cuota decente de la renta nacional y, para eso, necesitan eliminar todos los derechos conquistados tras la Segunda Guerra. El objetivo es volver a la política de clase pura y dura, o sea, al siglo XIX.

La política de clases conduce inevitablemente a la confrontación social y la violencia. Como bien muestran las recientes elecciones en los Estados Unidos, la crisis económica, en lugar de instar a las diferencias ideológicas a disolverse en el centro político, las profundiza y las empuja hacia los extremos. Los políticos de centro (entre los que se incluyen los inspirados en la socialdemocracia europea) serían más prudentes si pensaran que en la vigencia del modelo ahora dominante no hay lugar para ellos. Al abrazar este modelo, se están suicidando.

Debemos prepararnos para una profunda reconstitución de las fuerzas políticas, para reinventar la movilización social de resistencia y para proponer alternativas; en última instancia, para la reforma política y la refundación democrática del Estado.

* Doctor en Sociología del Derecho; profesor de las universidades de Coimbra (Portugal) y de Wisconsin (EE.UU.).

Traducción: Javier Lorca.

http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-157317-2010-11-22.html


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La indiferencia

Jaime Richart
       
 
El papa, en su viaje reciente a España, tuvo el mal estilo –el acostumbrado por este papa de tan poca diplomacia- de acusar a este país ahora del mismo anticlericalismo que hubo en los años 30.

Eso, en castellano, es mala leche. Pero no deja de tener razón, pues ¡a quién extraña que quienes abusan, atosigan y coaccionan gravemente a los pueblos, sea a través del poder político o sea del religioso, -y eso, abusar y coaccionar era lo que hacía el clero en los años a que se refiere Benedicto-, no hacen más que extender el odio y la hostilidad que sólo se refrenan con cargas de policía! La misma hostilidad y odio que provocaban en Francia la realeza y la aristocracia, y que a finales del siglo XVIII fueron los desencadenantes de la Revolución. En los años 30 la clerigalla llevó demasiado lejos sus abusos y agotó la poca paciencia que le quedaba al pueblo, harto de la dictadura clerical. Pues bien, si ahora no necesitamos ser exactamente anticlericales por el escaso poder que tiene la Iglesia, sí somos aventajados antivaticanistas, antineoliberales, antifascistas, antiricos y antinorteamericanos… Y lo somos, muchos más de lo que nos hacen creer los sondeos y estadísticas divulgados por los medios que son los que ahora, en democracia, contribuyen al control social y drenan el odio.

Y eso que hoy día, al haber tanto empeño en no ser “anti” nada para no quedar mal, hay también demasiado incapaz de reaccionar. Así preponderan las medias tintas, y así es cómo se pone en bandeja la riqueza, el poder y el mundo entero a los que sacan réditos del pasotismo, de la abstención y de las indiferencias. Sí, indiferencias en plural, pues las hay de distinta clase: está la indiferencia unida al desprecio que merecen los cínicos, los prepotentes y los bocazas; está la indiferencia que elude despectivamente la provocación. Y está la indiferencia que aconseja paciencia en espera de mejor ocasión para darle la vuelta a la tortilla... Pero todas contribuyen a mantener el statu quo de la clase dominante en la sociedad española.

En todo caso si esta sociedad está efectivamente infectada de plutocracia e invadida por los herederos del franquismo, también cunde la autorepresión y el miedo a ser tenidos por "antis". No hay que ser “anti”, se oye a menudo…

Pues yo creo que sí, que quien en España no sea antiultraderechista, antifascista, antinorteamericano, antimonárquico y antipapado no hace más que reforzar los dispositivos del poder de los que ya lo tienen de hecho o de derecho. Ser indiferente, no ser anti, y estar en las medias tintas es lo peor que le puede pasar a un país. La tibieza es funesta para el individuo y para sociedades ardorosas como la española. Otra cosa es la moderación. Pero la moderación llega con la experiencia y la madurez. Y España no tiene ni una cosa ni otra en materia de convivencia de las partes visceralmente enemigas. El eclecticismo y la moderación son impecables, deseables y dignos de elogio para una sociedad ecléctica, respetuosa y moderada, pero son muy peligrosos en una sociedad de la que son siempre dueños de ella el dinero y los agitadores.

Rescatemos, pues, la pasión por las ideas, por los afanes y por la utopía. Fabriquemos las ilusiones si nos faltan. Trabajemos por el amor a los demás, y no nos centremos obsesivamente sólo por el sexual que llega por sí solo. Levantémonos de las poltronas, y veremos renacer poco a poco una sociedad ahora semidormida que sólo se despereza a golpes eléctricos activados por el periodismo agitador, por la jerarquía clerical y por los que explotan primero la indiferencia y luego los clamores que al final quedan en nada. Huyamos, en fin, de las medias tintas que impiden la grandeza y la nobleza, que bloquean el ánimo y destruyen el espíritu, pues con medias tintas no hacemos más que entregar el grueso de la colectividad a los depredadores más voraces.   
 
www.kaosenlared.net/noticia/la-indiferencia


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viernes, 17 de diciembre de 2010

BOLETÍN

LA HORA DEL GRILLO


Navidad de nuevo

Tiempo de gozo interior, de felicidad, de alegría y euforia comercial en esta civilización occidental cristiana de la cual somos parte que se repite año tras año en el solsticio de invierno boreal.

Una Navidad que no alcanza a los parias del sistema, esa creciente multitud de gentes excluidas que ocasionalmente brigadas de asesinos se encargan de mermar, ya sea por un sueldo o simplemente para dar suelta a la maldad que la miseria humana incubó en sus almas.

Ante la inoperancia culpable de quienes gobernando generan las desigualdades sociales que causan esos grandes mares de miseria y ante el silencio cómplice de quienes más o menos gozan de las ventajas del sistema, “La hora del Grillo” quiere unir su voz a la de quienes claman justicia en favor de esos millones de seres humanos que son víctimas del egoísmo y de la más execrable crueldad.

LHDG
http://lahoradelgrillo.blogspot.com



También en portada

Villa Soldati
APe 
http://lahoradelgrillo.blogspot.com/2010/12/villa-soldati.html

Luna de Soldati
Silvana Melo
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Lepra del alma
Pep Castelló
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Matar al paciente para derrotar al cáncer
Susana Merino
http://lahoradelgrillo.blogspot.com/2010/12/matar-al-paciente-para-derrotar-al.html

Iustitia
Claudia Rafael   
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Subsistencia apenas
Rafael Fernando Navarro
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Centenario de la muerte de León Tolstoi, maestro de Gandhi
Leonardo Boff
http://lahoradelgrillo.blogspot.com/2010/12/centenario-de-la-muerte-de-leon-tolstoi.html

Zibechi: El verdadero problema de A. Latina no es la pobreza sino la riqueza
Fernando Arellano Ortiz
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Navidad de nuevo

Tiempo de gozo interior, de felicidad, de alegría y euforia comercial en esta civilización occidental cristiana de la cual somos parte que se repite año tras año en el solsticio de invierno boreal.

Una Navidad que no alcanza a los parias del sistema, esa creciente multitud de gentes excluidas que ocasionalmente brigadas de asesinos se encargan de mermar, ya sea por un sueldo o simplemente para dar suelta a la maldad que la miseria humana incubó en sus almas.

Ante la inoperancia culpable de quienes gobernando generan las desigualdades sociales que causan esos grandes mares de miseria y ante el silencio cómplice de quienes más o menos gozan de las ventajas del sistema, “La hora del Grillo” quiere unir su voz a la de quienes claman justicia en favor de esos millones de seres humanos que son víctimas del egoísmo y de la más execrable crueldad.

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jueves, 16 de diciembre de 2010

Villa Soldati

APe 


Balas de plomo, itakas, disparos desde el puente hacia la villa 20 de Lugano y en Soldati. Violencia asesina de sueños y de ternuras que intenta talar toda semilla, aún antes de que asome y tome vuelo colectivo.

En el Parque Indoamericano los punteros vendían lotes por 900 a 3000 pesos. Decenas de desesperados sin casa, sin tierra, sin espacio para vivir pero vivos pagaron o firmaron pagar. El 90 por ciento no llega a la canasta familiar en el sur de la ciudad. Ni cerca.

Al parque con nombre de América india, de América fuego y río, no va nadie: está descuidado, los pastizales tienen la libertad del crecimiento infinito y al costado la Federal expone su cementerio de autos secuestrados. Allí les prometieron casas desde hace años.

En poquitas horas el Parque lleno de ratas, charcos podridos y desidia se llenó de gente. Traían los techos bajo el brazo y la Justicia demoró apenas minutos en ordenar el desalojo. En segundos la Policía Federal, la Metropolitana y la Guardia de Infantería entraron con armas, carros hidrantes, patrulleros y bota fuerte. Murieron “El Gallo” Bernardo Salgueiro y Rosamery Puña, una vecina boliviana de 28 años. Hay decenas de heridos. Una nenita de dos años tiene un balazo en el cuerpo. Wilson Fernández Prieto, cuñado de “El Gallo”, pelea por su vida en el Piñeyro.

El joven paraguayo vivía en la villa 20 con sus 18 hermanos. Era albañil. La mujer boliviana salió a ver qué pasaba. La bala la atravesó en el costado.

Las policías entraron al parque equipados como para repeler la invasión de un ejército enemigo. Mataron y llevaron detenidos a decenas de hombres y mujeres a la Comisaría 36.

Aunque el ministro de Espacio Público del gobierno porteño, Diego Santilli, había asegurado que el “operativo de desalojo había terminado bien”, que “no se habían producido incidentes graves”.

La tierra es ancha, se dobla con el horizonte. Y generalmente es ajena. Miles. Decenas de miles no tienen ni tendrán espacio en la tierra. La tierra es sueño. La tierra es futuro. Es pie seguro y es techo. Construir futuro es edificar un lugar en el mundo. Lo saben los qom formoseños. Lo sabe Mariano Ferreyra. Lo saben los excluidos de Soldati.

Cuatro muertos en un mes y medio. Cuatro balazos contra los que asoman de vez en cuando de los confines de la noche a la que fueron expulsados.

La muerte es la herramienta más eficiente para re-encender el silencio.

http://www.pelotadetrapo.org.ar/agencia/index.php?option=com_content&view=article&id=4835:villa-soldati-&catid=36:notas-en-el-home&Itemid=107

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Luna de Soldati

Silvana Melo
 

Apenas un encendedor corta la oscuridad. Una luna flaquita, en creciente, no aporta mucho para que ella tenga alguna certeza de que las sombras que van y vienen, las corridas y los tiros no vayan a rozar a sus criaturas. Las sostiene entre los brazos, las manos como tenazas. No tiene leche para darles. Y sabe que en cualquier momento deberá correr, con la traba de sus polleras, y cargarlas como se pueda. No sabe de quiénes tiene que huir. Pero deberá correr. Con la angustia de que no habrá una casa donde entrar y cerrar con llave y resguardarse en un calorcito que es propio.

Esa noche hubo muertos. Ella vivía entre cuatro chapas alquiladas en la Villa 20 y le dijeron que loteaban el Parque Indoamericano. Si al final era un basural. Un depósito de autos viejos. Un pastizal de ratas y mosquerío. Si loteaban había que estar, elegir un lugar y sentarse a esperar. Llevarse una lona y armarse un techito, hasta que empezaran a construir. Nadie tiene casa por ahí. Había que apurarse.

No sabe qué pasó de pronto. Cuando aparecieron las hordas armadas. Cuando la policía empezó a tirar desde el puente. Y cayó el marido de su vecina. Y la mujer que vivía cerca de su casilla. Y ella corrió, corrió con sus cachorros alzados y tapadas las caritas con sus manos que parecían veinte manos pero eran dos, sólo dos para cuidarlos de las piedras y las balas.

En la Villa 20 viven unas 25 mil personas en casillas de cuatro por cuatro. Pagan 700 pesos de alquiler. Se les va el ingreso en la renta. Hacinados, enfermos, atrapados por la telaraña política y criminal, saben que jamás saldrán de allí. Viven junto al cementerio de autos de la Policía Federal. La mayoría de los chicos tienen altos niveles de plomo en la sangre. Nacieron de padres que vivían en una villa. Y sus hijos acaso mueran de viejos o de un balazo en los mismos pasillos, pateando una pelota contra un paredón. Soñando con ser Carlitos Tévez y aferrarse a un rayo de la luna esquiva y bajarse en otro mundo.

Alguien apareció en la semana y les dijo que lotearían el Parque Indoamericano. Les cobró por parcelas que son fiscales. Y ellos fueron en catarata a ocupar el lugar para que otro no se lo birlara después. Todo lo que creen propio es así: arrebatable en las primeras de cambio. Hubo un plan para construir 1.600 casas y nunca se levantó una sola. El gobierno de la Ciudad ejecutó apenas el 16,8% del presupuesto para vivienda previsto para 2010. El gobierno de la Ciudad no mira hacia las villas. No las ve. Están definitivamente excluidas, caídas de la capital esplendorosa de Puerto Madero. Pero existen. En los arrabales del oropel. Como símbolo atroz de la desigualdad.

Cuando empezaron los tiros empezó a correr. Tiene la cara redonda y oscura. Con los ojos pequeños y la palabra corta. Se llevaba los críos bajo el brazo. Corría y por su cabeza desgranaba las fotos de su historia. El hambre en Bolivia, el cruce de la frontera, la búsqueda de un lugar en el mundo, la llegada a la capital. Donde están la vida, las cámaras, dios.

Las villas y los asentamientos crecieron, según el censo de octubre, un 50% desde 2001 en la Capital Federal. En los asentamientos la mayoría son migrantes de los países vecinos. Si en diez años la marginalidad brutal y la carencia de una casita donde asentar los huesos a la hora de descansar aumentaron exponencialmente el Estado fracasó. La política fracasó. Y la lógica de dominación que necesita de excluidos fuera de toda estructura engorda victoriosamente como el rey Minos en el corazón del laberinto.

Hay catorce villas y 57 asentamientos. En total son 150 mil personas. Es el 5 por ciento de la población porteña.

Ella corría en la noche, bajo la lucecita avara de la luna en creciente, con las criaturas atenazadas contra su cuerpo. Ella es parte de la "inmigración descontrolada" a la que Mauricio Macri culpó de todos los males, incluida la delincuencia y el narcotráfico. Arrastrado por su propia ideología berlusconiana, lepeniana y bebedora del Tea Party norteamericano, no dudó en ser vocero de la xenofobia propia de la sociedad porteña, de legitimarla y encenderla hasta que muchos vecinos de Soldati se sintieran libres de emprenderla a pedradas contra los ocupadores de una tierra que no es de nadie.

Mientras ella corría en su propio desbande, esquivando los cascotes y escondiendo a sus hijos de la balacera el Estado se hacía añicos. La policía Federal tiró y se fue, mandada por nadie, con una autonomía que hiela la sangre. Y que deberán explicar sus responsables políticos nacionales, defensores a mansalva de una fuerza brutal y represora que disparó en Soldati y se hizo la distraída cuando una patota mató a Mariano Ferreyra. Entre las atrocidades más recientes.

Los punteros y barrabravas, delincuentes armados y legitimados por las dirigencias deportivas y políticas más encumbradas del país, golpearon, quemaron las carpas y las flacas pertenencias de los despojados, echaron a las ambulancias e impusieron su propia ley en un terreno que fue otro mundo, otro planeta, donde no quedó una mísera garantía en pie. Eran punteros macristas, kirchneristas, duhaldistas. Todos enviados por alguien. Buscando sembrar un caos sistemático y estratégico.

Mientras, Mauricio Macri se negaba rotundamente a dialogar con los pobres y los bolivianos. Y Cristina Fernández mantenía un silencio inexplicable. Con tres muertos o cuatro o quién sabe cuántos (¿alguien sabrá dónde fue a parar el cuerpo de chico arrancado de la ambulancia del SAME y linchado por decenas de patoteros? ¿alguien sabrá realmente si hubo tres, cuatro, cinco o seis muertos si son pobres, morochos, sin domicilio, sin documentos, sin identidad?). Con el incendio a unas decenas de cuadras CFK montó su celebración del Día de los Derechos Humanos cuando se violaban, a esa hora exacta de la historia, todos los derechos humanos posibles. Con el Estado en retirada. Con el histeriqueo político en el gran escenario de los medios y las redes sociales. Con Eduardo Duhalde pidiendo “orden” desde los Estados Unidos. Con el Gobierno desconfiando de su propia policía, a la que enalteció desde hace años y hoy descubre brutal y oscura.

Mientras tanto ella sigue huyendo de los golpes y las pedradas, en medio de la noche más noche. Corre en los arrabales de donde no podrá escapar. Ella y sus niños aferrados a sus polleras verdes y rojas, están condenados al desamparo transgeneracional, al uso y descarte, al ghetto de la miseria.

Si la luna es piadosa y le derrama un hilo de luz en la frente, le verá los dientes apretados. Cuando llegue el día, tendrá que buscar otra casa debajo del cielo.

http://www.pelotadetrapo.org.ar/agencia/index.php?option=com_content&view=article&id=4854:luna-de-soldati&catid=35:noticia-del-dia&Itemid=106

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Lepra del alma

Pep Castelló


Se nos cae a pedazos la humanidad, como lepra del alma. Nos corroe la codicia, el afán de riquezas, de confort en desmesura. Nos invade el egoísmo; vivimos sin solidaridad, sin principios, sin ética...

Ya no somos pueblo ni apenas familia; solo individuos ansiosos de bienestar y de éxito. Nos mueve la vanidad. Adoramos el lujo y el dinero. Apostamos por la competencia y hasta por la violencia si ésta nos lleva al triunfo. Hemos retrocedido a los tiempos más oscuros.

Vivimos en un mundo tecnificado. Estamos orgullosos de nuestro saber, de nuestro desarrollo técnico. Pero seguimos adorando al ancestral dios de los ejércitos que nos da la fuerza necesaria para derramar sangre ajena... Solo que ahora no exige nuestros prepucios como ofrenda sino nuestra alma entera.

Razón tenía Jesús de Nazaret cuando dijo “bienaventurados los pobres”, porque ser rico es apostar por la miseria, pues miserias del alma son la codicia, la usurpación, la violencia... bases comunes de la riqueza y de la pobreza, ya que no es posible enriquecerse en desmesura sin que otro empobrezca.

A esta civilización cristiana de la cual somos parte le llegó el mensaje evangélico según lo transmitieron y lo transmiten quienes desde una posición contraria al mismo, instalados en el poder y en el confort que procuran las riquezas, se arrogan mediante hábiles falacias la autoridad de hacerlo. Toda la tradición profética que culmina en el humilde Nazareno acabó siendo secuestrada y adulterada por los poderes terrenales. A nadie extrañe pues que de entonces acá sea la codicia el principio que nos rige y el crimen la principal herramienta de quienes nos gobiernan.

La entereza del alma es el distintivo claro de la condición humana en su más pura esencia. Por ella apostaron todos los grandes maestros de la historia. A partir de ella evolucionamos desde estados primitivos en los que imperaba la ley de la selva hasta relaciones de convivencia basadas en la colaboración y el apoyo mutuo. Los pueblos crecieron humanamente cuando tuvieron como principio rector la dignidad humana, pero se entregaron a la destrucción y al crimen cuando la ambición y la codicia se hicieron con el mando.

A la vista de como evoluciona el pensamiento colectivo en los países que lideran hoy el mundo y del poder que tienen sus gobiernos para controlarlo, no cabe esperar un resurgir de la dignidad humana en el panorama político mundial durante mucho tiempo. El más irracional de los egoísmos impregna hasta los tuétanos el alma de todas las capas sociales. Apenas quedan espíritus libres entre las multitudes sometidas, ni aun en los estamentos de los que cabe esperar una mayor libertad de pensamiento. ¿Quien y cómo va a enderezar el rumbo de esta humanidad que naufraga por momentos en la mayor de las vorágines?

No cabe esperar milagros. Pasó ya el tiempo de convertir el agua en vino y de alimentar multitudes con tres panes y un par de peces. Hoy el agua es ya un bien escaso y cada vez lo será más, y el pan está en manos de quienes lo acaparan para negociar con él y enriquecerse. Van en aumento día a día los miles de seres humanos que mueren de sed y de hambre en nuestro mundo tecnificado, controlado y dominado por la ambición y la codicia. Cuesta imaginar que pueda darse un cambio... Pero es razonable esperarlo, porque la humanidad es un todo y ningún organismo puede devorarse a sí mismo por completo.

Quienes aman el poder por encima de todo seguirán asesinando, exterminando pueblos enteros, destruyendo la naturaleza y las fuentes de vida en el planeta Tierra, pero no podrán destruir por completo a quienes se les opongan. Y es que la dignidad es inherente a la naturaleza humana.

Los grandes maestros surgieron en momentos históricos quizá tan malos como el presente, por lo menos en el mundo que los circundaba. Y no obstante su ejemplo y enseñanzas han guiado el pensamiento de miles y miles de otros seres humanos que han vivido y viven conforme a sus ideales. No parece que los haya, porque apenas se les ve, pero son legiones.

Difícilmente se va a dar una mutación de la especie tan absoluta que destruya por completo la dignidad humana. Pero cuidado, no nos confiemos y permanezcamos vigilantes, no fuese a contagiarnos esa miseria moral que por doquier impera, esa lepra perniciosa que hace añicos el alma.

Pep Castelló, para “La hora del Grillo”

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Matar al paciente para derrotar al cáncer

Susana Merino


No otra cosa es lo que está intentando la embestida, del conjunto de fuerzas, policiales y militares brasileñas,  al complejo “El Alemán” que comprende 16 favelas, esos compactos conglomerados de casuchas miserables apiñadas en los  morros de un paisaje deslumbrante, adonde penosamente sobrevive una parte importante de la sociedad carioca.

Según algunos cálculos, no sé si existen datos precisos, son cerca de mil las favelas que según la definición del Plan Maestro de la Ciudad de Río de Janeiro, de 1992,  son áreas predominantemente habitacionales, caracterizadas por la ocupación de la tierra por población de bajos ingresos, sin  infraestructura urbana y de servicios públicos, vías estrechas y sin alineación, lotes de forma y tamaño irregular y construcciones edificadas casi exclusivamente por autoconstrucción con materiales de desecho y sin el menor respaldo legal.

Esta situación que comenzó a conformarse a fines del siglo XIX y comienzos del XX, hace ya por consiguiente más de un siglo, ha venido creciendo desde entonces desordenada y caóticamente hasta llegar a albergar alrededor de medio millón de personas (480.429 habitantes según el Censo del año 2000) que no cuentan con los servicios básicos pero que sí han visto construir en cambio en una de ellas, de acuerdo con los “modernos” métodos de exclusión, un muro de 650 m de longitud para aislarlas del área urbana “legal”.

Algunas de estas favelas se fueron convirtiendo con el tiempo en refugio seguro para la delincuencia y el narcotráfico, sometiendo al resto de la población del área a una convivencia y a una forzada aceptación agudizadas por las crecientes condiciones de pobreza, de falta de trabajo y de marginación de las últimas décadas. Un refugio respaldado por negocios millonarios que durante años han aceitado los resortes del poder y que ha estallado ahora en una “guerra” que el mismo presidente Lula ha aceptado como tal movilizando una inusitada infraestructura militar destinada a atacar a unos calculados 200 narcotraficantes enquistados en una población de cerca de 70 mil habitantes quienes  son los que finalmente acusarán el mayor impacto y aportarán como siempre la mayor cantidad de víctimas y de  pérdidas materiales.

Una destacada dirigente de la justicia paulista, la secretaria del Consejo Ejecutivo de la Asociación de Jueces para la Democracia (AJD) doctora Kenarik Boujikiab Felippe ha puesto el dedo en la llaga definiendo la respuesta  que dieron las fuerzas de seguridad y la onda de violencia en Río de Janeiro, como “un verdadero engaño” y agregando que “lo que se ve es el encarcelamiento de los pequeños. Para lograr un verdadero efecto es preciso combatir a los de arriba. Los de abajo son sustituibles” afirma señalando que “la punta de la pirámide” es el empresario que gana mucho dinero con el tráfico. “Ese es intocable”

Algo parecido aunque en pequeñísima escala  pero conceptualmente similar a lo que ha pasado recientemente con la comunidad Quom de Formosa, a la que se ha castigado por no someterse a la codicia de terceros enancados en el poder, recurriendo a la represión policial institucional y castigando a los más débiles en lugar de juzgar  y condenar a los responsables del problema.

Si fuésemos más afectos a los viejos refranes y no menospreciáramos la sabiduría popular deberíamos recordar ahora aquello de que “cuando las barbas del vecino ves afeitar…” para ir tomando conciencia de que también entre nosotros está creciendo solapada y silenciosamente una hydra de tantas cabezas como villas de emergencia proliferan en la región y cuya hiel letal no es otra que el reiteradamente denunciado “paco” que tan mortalmente viene atacando y dando muerte a los más desprotegidos pero que tan poca atención merece de los responsables de la seguridad y del bienestar de los ciudadanos.


Más de una vez el grupo de sacerdotes de la Opción por los Pobres ha denunciado que así como el Mal de Chagas es una ventana que exhibe la pobreza del interior de nuestro país, el paco denuncia la miseria de las grandes periferias urbanas y habría que agregar el del riesgo ya instalado de que esos ámbitos se conviertan en inexpugnable refugio de quienes lucran con el dolor y la vida de sus semejantes  porque como dice el P. Pepe di Paola “el paco es el nuevo rostro de la exclusión, pero más sangriento” Tampoco puedo dejar de citar otra de sus conclusiones: “Si la comunidad entera no asume su responsabilidad, esto va a resultar demasiado caro” porque creo que solo a partir de la concientización civil, podríamos alentar por lo menos la vaga esperanza de que el poder político asuma sus responsabilidades y arbitre los medios para que esas olvidadas y denigradas comunidades marginales adquieran un status urbano digno  en el que sea definitivamente innecesario recurrir a la represión y a la violencia para extirpar los males que en las condiciones actuales seguirán prosperando en su seno.

Un status al que se accede desde muchos y muy diferentes rumbos comenzando por el de cumplir con uno de los principios básicos que establece el artículo 14bis de nuestra Constitución nacional  el acceso a una vivienda digna, lo que no solo implica cuatro paredes y  un techo sino también, agua potable, energía, cloacas, etc. pero también la necesaria inclusión de otros servicios como educación, salud, transportes y  generación de fuentes de trabajo que respalden el mantenimiento de las personas y de las familias. Condiciones todas que no por reiteradamente reclamadas  están siendo siquiera medianamente atendidas hasta que un día fruto de ese postergado y nunca asumido compromiso social se las haga estallar por los aires, como está sucediendo con las favelas de Río  convirtiéndonos en testigos y responsables de un horror previsible y largamente anunciado.

Hace pocos días el periódico Jornal do Brasil publicaba un reportaje, hecho en la cárcel, a uno de los jefes narcos más importantes de San Pablo, apellidado Marcola y vale la pena mencionar algunas de sus declaraciones porque ponen de relieve la fatuidad de un personaje cuyo enorme poder lo hace sentir (y tal vez lo sea) dueño de la situación: “yo soy una señal de estos tiempos. Yo era pobre e invisible. Ustedes nunca me miraron durante décadas y antiguamente era fácil resolver el problema de la miseria. El diagnóstico era obvio: migración rural, desnivel de renta, pocas villas miseria, discretas periferias; la solución nunca aparecía… ¿Qué hicieron? Nada” 

¿Usted cree que quien tiene 40 millones de dólares como Beira Mar no manda? Con 40 millones de dólares la prisión es un hotel, un escritorio… Cuál es la policía que va a quemar esa mina de oro, ¿entiende? Nosotros somos una empresa moderna, rica. Si el funcionario vacila, es despedido y "colocado en el microondas".

Nosotros tenemos métodos ágiles de gestión. Ustedes son lentos, burocráticos. Nosotros luchamos en terreno propio. Ustedes, en tierra extraña. Nosotros no tememos a la muerte. Ustedes mueren de miedo. Nosotros estamos bien armados. Ustedes tienen calibre 38. Nosotros estamos en el ataque. Ustedes en la defensa. Ustedes tienen la manía del humanismo. Nosotros somos crueles, sin piedad. Ustedes nos transformaron en "super stars" del crimen.  Nosotros los tenemos de payasos. Nosotros somos ayudados por la población de las villas miseria, por miedo o por amor. Ustedes son odiados. Ustedes son regionales, provincianos. Nuestras armas y productos vienen de afuera, somos "globales". Nosotros no nos olvidamos de ustedes, son nuestros "clientes". Ustedes nos olvidan cuando pasa el susto de la violencia que provocamos.

Esto y mucho más en un tono temible pero que es el mismo que seguramente usan los que asolan los estados de México lindantes con  los EEUU y que ha desmadrado totalmente la relación gobierno-delincuencia en aquel país.

No se elimina el cáncer destruyendo sus madrigueras porque mientras existan células madre enquistadas en el poder y se sigan manteniendo y desarrollando caldos de cultivo aptos para su reproducción se producirán metástasis y recidivas cada vez más difíciles de combatir. Pongamos las barbas en remojo…

http://desdemimisma.blogspot.com/2010/12/matar-al-paciente-para-derrotar-al.html


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Iustitia

Claudia Rafael   


Iustitia. Mujer impasible. De rostro grave y balanza en la mano izquierda. Diosa romana que vislumbraba rectitud, equilibrio y justeza. Que guiaba los rumbos de la Roma antigua  acompañada de un león que emanaba la fuerza. Señora temible que hoy, a siglos luz, mueve sus pasos serpenteando su temible ferocidad entre los márgenes.

La justicia ha sido concebida a lo largo de la historia como una de las herramientas más impecables para el abordaje del control social. A abismos de distancia de aquellas definiciones jurídicas que la ubican como el camino de la armonía, no hay demasiados engaños para su aceitado funcionamiento. Responde -diría Stanley Cohen- a las visiones que se tienen del orden social y de la sociedad en el imaginario de la burguesía durante la Modernidad.

Cómo no contraponer ciertas historias de nuestro tiempo -la de los pibes entrampados en las miserias, la de los vulnerados de toda dignidad, la de los rebeldes que alzan su grito ante la inequidad- con aquella vieja idea de la herramienta penal como marca disciplinaria. Como amenaza atroz. Saltar ciertos hilos delgados hacia los territorios que abren conciencias, rebelarse ante lo férreamente establecido o querer escapar de todo universo opresor a riesgo de devastar el cerebro comporta cargar sobre los propios hombros con lo que los hombres del derecho llamarían todo el peso de la ley.

La Justicia Penal Juvenil de La Plata dictó prisión preventiva de seis meses a dos chicos de 16 años dispuestos a olvidar, buscadores tercos de algún elixir capaz de sustraerlos de un mundo hostil al que los arrojaron como se arrojan a la arena a los esclavos que de una u otra manera serán devorados por los leones.

La jueza de Garantías María José Lezcano otorgó la medida pedida por la fiscal Silvia Pérez por ser coautores “robo calificado” de una botella de vino que costaba 7 pesos.

La justicia se mueve velozmente a veces. Estira su brazo y devora sin piedad mientras otras tantas se distrae en su propia mesa de manjares y se dedica a archivar expedientes. Los dos pibes cuidan autos en la zona de Plaza San Martín. Aquel martes 23 de noviembre entraron al mercado Aníbal, el mismo de siempre. No les alcanzaban las monedas que eran su breve pasaporte para volar a otros cielos más placenteros que la hostilidad de los días. Dice la crónica de Página 12 que dos matones del negocio los vieron y sacaron sus armas. Ellos levantaron un trozo de vidrio con una mano. Arrojaron su manojo de monedas al piso y se aferraron fuerte a la botella en una carrera feroz de diez metros. Apenas diez metros. Los esperaba la Patrulla Policial Juvenil creada para frenar el crecimiento delictivo en la región que –según estadísticas oficiales- ubica sus mayores porcentajes en casos de resistencia a la autoridad, daño o amenaza y no en los hechos delictivos graves. Los cargaron con una celeridad pasmosa y a los golpes -cuenta la crónica- y los llevaron a la comisaría.

Su cotidianeidad está marcada desde hace tanto que ya ni recuerdan. Quizás desde antes aún de que lanzaran su primer vagido torpe al mundo. “Siempre vivieron en la calle, muy dejados por su familia. Tienen como treinta entradas en la comisaría, todas por estar en la calle, ninguna por un delito”, sigue el relato periodístico.

La jueza Lezcano fue tajante: "resulta procedente la medida privativa de la libertad, en atención a la violencia desplegada en el hecho por lo sujetos como así también por la actitud desplegada por uno de los menores que se negó a identificarse ante la Policía".

El rompecabezas de los días de esos pibes-trapitos, pibes-abandono, pibes-olvido se fue cocinando pieza por pieza a lo largo de décadas. Con otras historias en las que no siempre hubo “violencia desplegada en el hecho” sino movimientos de una violencia expansiva capaz de destruir toda la geografía y los tiempos.

Historias ante las que la señora Iustitia se distrajo. ¿Acaso hay culpables, juicios o fallos condenatorios para los pagadores y los cobradores de sobornos cuando el país quedó hundido en leyes que flexibilizaron los contratos de trabajo y hundieron a millones en el desempleo? A nueve años nadie recibió prisión preventiva ni de seis meses, ni de dos años, ni de diez. No hubo juicio. No hubo condenados.

Sí los hubo, en cambio en la causa de administración fraudulenta en perjuicio de la administración pública, el cobro de coimas de funcionarios y pago de sobornos en la causa IBM-Banco Nación. En un juicio abreviado, los siete imputados reconocieron su participación y fueron penados a tres años y dos años y tres meses de prisión en suspenso. Apenas escaso margen más del que la jueza de Garantías les dio a los dos pibes.

¿Acaso hubo veredictos de culpabilidad y prisión para los que entregaron las riquezas más profundas de un país destellante de opulencias en los campos y en los caminos? ¿Los hubo para quienes destruyeron el futuro y rompieron en mil pedazos la historia colectiva condenando -ellos sí condenaron- a los pibes a ganarse la vida como trapitos o como limpiavidrios y buscar sumergir un pedacito de sus tinieblas diarias en una botella o en una dosis de paco que les quema la cabeza? ¿Hubo pena de prisión para los que malvendieron el juego en que estaba zambullida la infancia y les marcaron un infierno gigante en la rayuela de sus vidas?

Los dos pibes, y tantos otros sobre los que las leyes de control social se lanzan, fueron condenados como Damiens aquel 2 de marzo de 1757 a “pública retractación ante la puerta principal de la Iglesia de París”. Llevados como él en carretas, desnudos de dignidad ante la intemperie de toda ternura, a librar una batalla en la que ya les marcaron el mañana o tal vez, directamente se lo arrebataron para siempre.

http://www.pelotadetrapo.org.ar/agencia/index.php?option=com_content&view=article&id=4832:iustitia&catid=36:notas-en-el-home&Itemid=107


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martes, 14 de diciembre de 2010

Subsistencia apenas

Rafael Fernando Navarro


Uno se alegra con frecuencia de no pertenecer al gremio de los economistas. Ellos sólo visionan el pasado. No vale la pena. Es más atractivo el futuro siempre inacabado, siempre a la espera del empujón parturiento y jadeante de alguien con coraje suficiente. El ibex treinta y tantos, el carrusel de la bolsa, el diferencial de la deuda: conceptos cuadrados, constatación sin tacto, sin escalofrío vital. La vida no es un número, es un beso cargado de futuro.

Es muy grave el presente que amenaza con ser sólo presente sin promesa de mañana. Y esas cabezas con neuronas numéricas conocen sobradamente los orígenes de la crisis. Se nos echó encima como un caballo desbocado por los trigales limpios y granados. Se llevó por delante el estado de bienestar, millones de euros destinados a investigación y desarrollo, a sanidad, a becas. Ha arrasado barrios negros de hipotecas, paredes que acogían amor recién estrenado, puestos de trabajo con callos de experiencia. Trabajadores de cincuenta años sin futuro. Chavales de veinte sin pasado. Sudor ya para siempre inútil de hijos no criados. Caricias acumuladas que no pueden compartirse. No hay dinero, ni techo, ni ganas. Y esas cabezas con neuronas numéricas conocen el origen del asco. Aconsejan a los estadistas. Les dictan soluciones. Les proponen caminos que coinciden siempre en la pobreza. Aparece la palabra recorte. Se recortan sueldos, pensiones, ayudas a quienes dependen de otros hasta para escupir con dignidad. Se actúa sobre los efectos, no sobre las causas. Es urgente ayudar a los ricos a costa de fabricar pobreza. Cirugía hace falta. Hay que extraer órganos a los que se van a morir de pena para implantarles alegría a los que hicieron de la alegría un patrimonio irrenunciable. Los pobres se han acostumbrado a la pobreza. Pero sería muy duro enseñarle a los poderosos a comer huevos fritos con patatas un día y otro hasta que no hay ni huevos ni patatas. Se lamentan los grandes bancos porque ganaron un tanto por ciento menos que hace dos ejercicios. Sólo unos miles de millones. No puede mantenerse esa situación. Hay que compensarles adecuadamente con la apropiación de viviendas porque un matrimonio con tres hijos pequeños no puede pagar una hipoteca cargada de usura. Tienen que sustraerle al parado de larga duración la ayuda de cuatrocientos veinte euros para permitir que el consejero-delegado se jubile con millones de sudores ajenos. Hay que regatear una silla de ruedas para que un director general presuma de mercedes último modelo.

Uno no es economista y siente una inmensa alegría de no serlo. Tal vez por eso no entiende. ¿No había que refundar el capitalismo? ¿Están encarcelados los causantes de tanta miseria? Porque ni siquiera han sido ladrones de guante blanco. Tienen hambre ajena hasta el cuello, manos sucias de miseria de los otros, hundidos hasta la cintura en cloacas formadas por el asco y la inocencia de muchos. ¿Dónde viven los mercados? ¿Cómo se llaman los especuladores? ¿Cuántos patrimonios que no responden a una justicia distributiva?

Para que algunos existan, tiene que subsistir la mayoría. Para que unos estén arriba, muchos tienen que estar por debajo de la existencia. ¿Vale la pena vivir sin existir? ¿Hasta qué punto es posible?

Los economistas lo saben. Los grandes estadistas, los importantes banqueros, los altos empresarios, los líderes del mundo se han refugiado en los palacios de la abundancia y desde allí disparan. Cuidado. Los cadáveres pueden defenderse. Producen infecciones. Los pobres son siempre la conciencia de un fracaso.

http://marpalabra.blogspot.com/2010/12/subsistencia-apenas.html

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Centenario de la muerte de León Tolstoi, maestro de Gandhi

Leonardo Boff

Ocupando un lugar central en la sala de estar de mi casa hay un impresionante cuadro de un pintor polaco que muestra a Tolstoi (1828-1910) abrazado por el Cristo coronado de espinas. Está vestido como un campesino ruso y parece extenuado, como simbolizando a toda la humanidad que llega finalmente al abrazo infinito de la paz después de millones de años de ascender penosamente por el camino de la evolución. Fue un regalo que recibí del entonces Presidente de la Asamblea de la ONU, Miguel d’Escoto Brockmann, gran devoto del padre del pacifismo moderno. El día 20 de noviembre se celebró el centenario de su muerte acaecida en 1910. Tolstoi merece ser recordado no sólo como uno de los mayores escritores de la humanidad con sus novelas Guerra y Paz (1868) y Anna Karenina (1875), entre otras muchas, que forman 90 volúmenes, sino también principalmente como uno de los espíritus más comprometidos con los pobres y con la paz, siendo considerado el padre del pacifismo moderno.

A nosotros los teólogos nos interesa especialmente el libro El Reino de Dios está en vosotros, escrito después de una terrible crisis espiritual cuando tenía 50 años (1878). Frecuentó a filósofos, teólogos y sabios y nadie lo satisfizo. Entonces se sumergió en el mundo de los pobres. Allí descubrió la fe viva, «aquella que les daba posibilidad de vivir». Tolstoi consideraba esta obra la más importante de todas las que había escrito. Consideraba sus famosas novelas, según confiesa el 28/10/1895 en su Diario, como «cháchara de vendedores ambulantes para atraer parroquianos con el objetivo de venderles después algo muy diferente». Tardó tres años en terminarla (1890-1893). En Brasil fue publicada en 1994 por la Editora Rosa dos Tempos (hoy Record), con una hermosa introducción de fray Clodovis Boff, pero lamentablemente está agotada. En español ha sido publicada por Editorial Kairós este mismo año de 2010.

El Reino de Dios está en vosotros, muy pronto traducido a varias lenguas, tuvo una enorme repercusión, generando aplausos y fuertes rechazos. Pero su mayor influencia fue la que tuvo sobre Gandhi. Sumergido este también en una profunda crisis espiritual, creía todavía en la violencia como solución para los problemas sociales, cuando leyó el libro en 1894. Le causó una conmoción abisal: «la lectura del libro me curó e hizo de mí un firme seguidor de la ahimsa (no violencia)». Distribuía el libro entre amigos y se lo llevó a la prisión en 1908 para meditarlo. El apóstol de la «no-violencia activa» tuvo como maestro a León Tolstoi. Este fue excomulgado por la Iglesia Ortodoxa y el libro vetado por el régimen zarista.

¿Cuál es la tesis central del libro? Estas palabras de Cristo: «No resistáis al mal» (Mt 5,39). Su sentido es: «No resistáis al mal con el mal». O no respondáis a la violencia con violencia. No se trata de cruzar los brazos, sino de responder a la violencia con la no-violencia activa: con la bondad, la mansedumbre y el amor. De otra manera: «no devolver, no tomar represalias, no contraatacar, no vengarse». Estas actitudes verdaderas tienen una fuerza intrínseca invencible como enseña Gandhi. Para el profeta ruso tal precepto no se restringe al cristianismo. Traduce la lógica secreta y profunda del espíritu humano que es el amor. Toca en lo sagrado que hay dentro de cada persona. Por eso el título del libro: El Reino de Dios está en vosotros.

Gandhi tradujo la no-violencia tolstoyana como no-cooperación, desobediencia civil y repudio activo a todo servilismo. Tanto él como Tolstoi sabían que el poder se alimenta de la aceptación, la obediencia ciega y la sumisión. Puesto que tanto el Estado como la Iglesia exigen estas actitudes serviles, las descalifica de forma contundente. Son instituciones que quitan la libertad, atributo inalienable y definitorio del ser humano. En el frontispicio del libro leemos esta frase de San Pablo: «no os volváis siervos de los hombres» (1Cor 7,23).

Para Tolstoi el cristianismo es menos una doctrina a ser aceptada que una práctica para ser vivida. Está delante y no detrás. Hacia atrás parece que fracasó, pero hacia delante es una fuerza todavía no totalmente experimentada. Y es urgente practicarla. Proféticamente Tolstoi percibía la irrupción de guerras violentas, como de hecho ocurrieron. La casa se está quemando y no hay tiempo para preguntar si es necesario salir o no.

Tolstoi tiene un mensaje para el momento actual pues los grandes continúan creyendo en la violencia bélica para resolver problemas políticos en Irak y en Afganistán. Pero otros tiempos vendrán. Cuando el pollito ya no puede quedarse en el huevo, rompe la cáscara con el pico y nace. Así deberá nacer una nueva era de no-violencia y de paz.
 
http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=411

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Zibechi: El verdadero problema de A. Latina no es la pobreza sino la riqueza

Fernando Arellano Ortiz


Entrevista con el analista y activista social uruguayo Raúl Zibechi
 
No hay que llamarse a engaños: el modelo neoliberal pese a los efectos perversos que ha tenido en la profundización de las injusticias sociales en América Latina, sigue funcionando, “pero ya no gira en torno a las privatizaciones, la apertura económica y las desregulaciones, sino que se ha volcado en la apropiación de los recursos naturales”, sostiene el analista internacional y activista social uruguayo, Raúl Zibechi.
 
Investigador de las realidades socioeconómicas y políticas de los países latinoamericanos, Zibechi considera que los movimientos sociales tienen el reto de seguir presionando a lo largo y ancho de la región para acabar con la “larga noche neoliberal”.
 
Este analista internacional que estuvo exiliado en España por haber resistido la dictadura del Uruguay a mediados de los años 70, se ha dedicado a la investigación social y a la docencia que alterna con sus actividades de escritor y periodista.
 
Está dedicado por completo al trabajo con los movimientos sociales, es miembro del consejo de redacción del semanario Brecha de Montevideo y participa como docente en la Multiversidad Franciscana de América Latina. Además, es un destacado activista social y asesor de organizaciones sociales, barriales y medios de comunicación alternativos.
 
A su paso por Bogotá, en donde dictó un taller sobre nuevas formas de dominación y presentó su último libro “América Latina: Contrainsurgencia y pobreza”, Zibechi dialogó con el Observatorio Sociopolítico www.cronicon.net
 
¡Ya basta!
 
 En su disertación, este intelectual uruguayo fue contundente en señalar que “es enteramente falso que el problema central de nuestras sociedades sea la existencia de porcentajes elevados de pobreza. El verdadero problema es la riqueza, es decir la existencia de una clase social parasitaria, que no cumple ningún rol positivo en la sociedad aunque si tiene el suficiente poder tanto para influir en las políticas estatales, en las agendas públicas y de los medios de comunicación, como para desviar el foco de atención hacia su impúdica acumulación de riqueza”.
 
 “Romper con esta concepción de la pobreza como problema a resolver y poner el centro de atención en la riqueza, es un requisito para cambiar las políticas sociales”, es una de sus recomendaciones.
 
Se lamentó de que “el gran triunfo ideológico del Banco Mundial es haber inoculado en las izquierdas, en los sindicatos y en los intelectuales progresistas, que se puede acabar con la pobreza sin tocar la estructura de la propiedad. O sea, sin modificar las relaciones de poder”
 
Criticó las denominadas políticas asistencialistas porque “no erradican la pobreza, no abordan las causas estructurales de la marginalidad y la exclusión social, por el contrario, profundizan el paradigma individualista del neoliberalismo. Estas políticas centradas en ‘el combate a la pobreza’ buscan evitar el conflicto. O sea, buscan la anulación de cualquier sujeto de abajo y quieren que sólo existan sujetos estatales o empresariales”.
 
Explicó que “los sujetos se forman en la lucha, nacen de ella y si la sociedad se instala en un periodo de letargo social, los actores se desvanecen. Toda la política del Banco Mundial y de las elites globales y nacionales es para des-sujetizar, para evitar que las diferencias se conviertan en conflicto social”.
 
Desde una perspectiva epistemológica, Zibechi llamó a los sectores progresistas y de izquierda en América Latina “a elegir el ¡Ya basta!, porque es una opción ética y política muy válida”.
 
 Destacó igualmente que muchos de los proyectos y las políticas sociales progresistas como la economía solidaria, la autonomía y la horizontalidad, la educación popular, los movimientos sociales de gestión productiva “nacieron de las resistencias a las políticas de ajuste estructural del neoliberalismo. No obstante que la economía solidaria no es nada fuera del marco del conflicto. Puede ser un modo de adquirir fuerza para encarar el combate en mejores condiciones”.
 
 Reprimarización del aparato productivo
 
La crisis del neoliberalismo constituye para Zibechi “una oportunidad para presionar cambios”, por eso considera que “es indispensable meterse con la economía para cambiar la situación actual”. Y es que “América Latina no puede repetir la negativa experiencia de echar a perder los intentos por erigir el Estado de Bienestar para dar paso a la acumulación originaria, bajo el esquema de ‘acumulación por desposesión’, como lo denomina el sociólogo y politólogo británico David Harvey, que erosionó el papel regulador de los sindicatos y su carácter de interlocución, produjo una aguda desindustrialización y la reprimerización del aparato productivo, con su inevitable secuela de desempleo, creciente marginalización de los sectores populares urbanos y desplazamiento de los pequeños campesinos hacia las periferias urbanas”.
 
En su opinión, develar e “iluminar las formas de dominación como el modelo neoliberal ayuda a desmontarlas” y si bien éstas son muy potentes, también lo son las resistencias.
 
En la actual coyuntura, explica, la derecha en su afán de lograr una dominación hegemónica no solo “compra” a líderes sindicales o de izquierda sino que busca por diversas formas, tener apoyo total de organizaciones sociales.
 
 Puso como ejemplo el caso colombiano, en el que el establecimiento “no solamente coopta a los angelinos (en alusión al vicepresidente electo Angelino Garzón) sino a organizaciones sociales enteras”, como está sucediendo actualmente con la Confederación General del Trabajo (CGT) mediante el salto que dio su presidente Julio Roberto Gómez del izquierdista partido Polo Democrático al santismo, la expresión más ultraconservadora y oligárquica del establecimiento en Colombia.
 
Deslegitimado, pero no derrotado
 
Para Zibechi, el modelo neoliberal en los países de América Latina “sigue funcionando pero ya no gira en torno a las privatizaciones, la apertura económica y las desregulaciones, sino que se ha volcado a la apropiación de los bienes comunes. La novedad principal de la coyuntura regional consiste en que el Consenso de Washington fue deslegitimado pero el neoliberalismo no fue derrotado. Por el contrario, la acumulación por desposesión, anclada en el modelo extractivista, se sigue profundizando en esta etapa a través de la minería transnacional a cielo abierto, los monocultivos de soja, caña de azúcar y palma, y del complejo forestación-celulosa. Estos emprendimientos, conducidos siempre por grandes multinacionales, se apropian de los bienes comunes, en particular agua y territorios, para convertir la naturaleza en mercancías (commodities) exportadas a los países centrales o emergentes como China e India”.
 
“Los resultados -agrega- están a la vista: los bancos tienen las mayores ganancias de su historia y el crecimiento económico se basa en exportaciones de commodities y minerales, en una suerte de reprimarización de la estructura productiva de los países. Es el camino que siguen los países de la región, más allá de las fuerzas políticas encargadas de administrar los gobiernos”.
 
Las política sociales que se han puesto en marcha en varios países de la región “acompañan y compensan la profundización del modelo neoliberal”.
 
 El extractivismo: parte del modelo neoliberal
 
  ¿En su concepto, América Latina atraviesa por un periodo de enterrar “la triste y larga noche neoliberal” para utilizar una frase del presidente ecuatoriano Rafael Correa, gracias en buena medida a las resistencias sociales que tomaron fuerza durante la década anterior?

 
 Sí y no. Sí, porque ha habido largas resistencias intensas, las cuales han dado cambios importantes, pero los nuevos gobiernos están desarrollando políticas que no salen del neoliberalismo sino que, por el contrario, lo sostienen, en consecuencia, creo que esa afirmación de Correa habría que matizarla mucho. Y no puedo estar de acuerdo con eso, porque de hecho en estos días en Ecuador hay conflicto con dirigentes indígenas acusados de sabotaje y terrorismo, entonces esto es relativo y hay que empujar un poco más.
 
Hablemos de su país, Uruguay. ¿Cómo se puede entender que después de 34 años de existencia del Frente Amplio haya logrado llegar al poder, primero con Tabaré Vázquez y ahora con un ex guerrillero como Pepe Mujica?
 
Bueno por una larga acumulación electoral que redundó en un triunfo aplastante por más de más del 50% y por una hegemonía del Frente Amplio en la sociedad uruguaya. Eso está consolidado y no creo que vaya a cambiar pronto.
 
 
¿El gobierno del Frente Amplio del Uruguay mantiene algunas políticas neoliberales?
 
Sostiene el extractivismo y esto es un problema, a mi modo de ver, porque no se logra salir de las políticas que se han venido implementado desde hace mucho tiempo. Yo considero que el extractivismo es parte del modelo neoliberal.
 
¿En ese sentido usted coincide con el ex ministro de Estado ecuatoriano, Alberto Acosta que en su último libro sustenta que la maldición de los países de América Latina es la abundancia en recursos naturales?
 
Coincido totalmente, mi diferencia es que los Estados plurinacionales tienden a reproducir la lógica de dominación de cualquier Estado.
 
 ¿Cuál es su visión sobre el proceso actual de resistencias sociales en América Latina? ¿Habrá posibilidad de que se abra espacio un nuevo modelo económico?
 
No veo pautas de un nuevo modelo económico de desarrollo, lamentablemente y lo que observo me preocupa mucho precisamente porque nuestros países están anclados en el extractivismo.
 
 - ¿Cuál es su concepto de los gobiernos progresistas de América Latina?
 
 -    Hay dos tipos de gobiernos progresistas: los de Brasil, Uruguay y Argentina que son gobiernos socialdemócratas aliados con un sector del capital; y los gobiernos de Venezuela, Ecuador y Bolivia, donde los movimientos son muy fuertes y siguen presionando más.
 
  ¿En el caso de países como Perú, Colombia y México, habrá influido el hecho de que fueron virreinatos del imperio español, lo cual dejó una impronta cultural y política que ha permitido consolidarse a la derecha y por ende sus dirigencias sean reacias a los cambios sociopolíticos?
 
Sí, y por la debilidad de los movimientos sociales que no han logrado desbordar a estos gobiernos y de ahí la hegemonía del capital financiero que sigue siendo muy importante.
 
¿Cómo observa el horizonte político en Colombia?
 
Muy complejo y hasta que los movimientos sociales no logren empoderarse, salir con fuerza y ganar las calles, no creo que consigan derrotar esto.
 
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