Adolfo Pedroza
“Hay muchas maneras de matar. Pueden meterte un cuchillo en el vientre, quitarte el pan, no curarte una enfermedad, meterte en una mala vivienda, empujarte al suicidio, torturarte hasta la muerte por medio del trabajo, llevarte a la guerra, etcétera. Sólo pocas de estas cosas están prohibidas en nuestro estado”.(“Maneras de matar”: Bertolt Brecht)
Corren días de una crisis global y de una hegemonía de poder no ya tan clara. Este marco –aunque simplificado aquí- genera nuevas formas de violencia que van en aumento y que se hace complejo analizarlas.
Podríamos decir que el desplome financiero de agosto 2007 (EE.UU.) marca un hito importante, aunque es obvio que el problema tenía antelación y como vemos por estos días; se propagaría a nivel global de los países considerados “de primera”
En nuestro país la crisis de 2001 dejo huellas profundas de las nuevas formas de violencia que se desataron. Baste ejemplarizar el “corralito financiero” como la violencia que se ejerce desde el poder.
Para los tiempos que corren las nuevas formas de violencia se van a enmarcar en aquel amplio segmento que abarca desde la violencia de género hasta las guerras convencionales (o de las otras) por ejemplo. Viviendo en un momento histórico que acarrea una compleja y sistemática acumulación de crisis financiera, económica, energética y alimentaria; es obvio que se registren nuevas formas de violencia y que cueste entenderlas y estudiarlas.
Escuchamos y leemos sobre condiciones ambientales, o sea “el caldo de cultivo”, del cual emergen estas violencias y que están entrelazadas con el aumento de pobreza y desigualdad junto a otros conflictos latentes (precarización laboral por ejemplo). Algunas de estas cosas no se nos hacen visibles porque ya las hemos incorporado como elementos normales de la sociedad en que vivimos.
La realidad es que hay una tensión constante generada en el no acceso a bienes y que se traduce en discriminación y aumento de la marginación. Normalmente esto se da en un Estado con escasa intervención y hasta desentendido en la práctica de lo que sucede en la población marginal, aunque en los mensajes aparezca como el poseedor de un fuerte compromiso social.
La misma cultura donde esto sucede permite muy humanamente la definición social del “Nosotros/Ellos” que retroalimenta el nivel de violencia fomentando el enfrentamiento.
Tampoco hace falta pensar mucho para darse cuenta que este estado de cosas tiene también sus “beneficiarios”. Los productores de armas cuando hablamos de guerra, las empresas que venden “seguridad” ante una realidad presentada como plagada de robos y asesinatos. No quiero dejar afuera a los que “financian” la violencia; quizás el narcotráfico sea la cara más visible pero seguramente no es la única.
De estas cosas también puedo deducir que es posible que toda esta preocupación por la violencia oculte otros asuntos más allá de lo preventivo.
Sabemos que hay una violencia directa que es importante pero lo es aún más aquella estructural. Es importante luchar por la construcción de la paz, pero sería superior preocuparse por la promoción de la justicia.
Acordemos que las nuevas formas de violencia producen muertes pero son superadas ampliamente por el hambre y la miseria.
Todos sabemos que la criminalidad violenta es importante y produce muertes, pero es ampliamente superada por la criminalidad económica que porta “guante blanco”. Esta criminalidad última ha provocado la crisis económica global con sus secuelas de miserias, hambre y muertes. Es muy posible que esto quede impune y –peor todavía- se verá premiada con rescates y subvenciones que irán a engrosar la acumulación de riquezas en muy pocas manos.
Por último también me interesa un párrafo que nos abra las ojos a la lucha de clases (o como usted le quiera llamar) que se sigue dando entre “los de arriba” contra “los de abajo”. Cuando estos últimos traten de luchar para cambiar el orden establecido y el estado “natural” de las cosas; serán los “bárbaros y violentos” que no saben vivir en un mundo “civilizado” y menos aún comprenden lo que es la democracia.+ (PE)
PreNot 9270-101215
http://www.ecupres.com.ar/noticias.asp?Articulos_Id=9270
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“Hay muchas maneras de matar. Pueden meterte un cuchillo en el vientre, quitarte el pan, no curarte una enfermedad, meterte en una mala vivienda, empujarte al suicidio, torturarte hasta la muerte por medio del trabajo, llevarte a la guerra, etcétera. Sólo pocas de estas cosas están prohibidas en nuestro estado”.(“Maneras de matar”: Bertolt Brecht)
Corren días de una crisis global y de una hegemonía de poder no ya tan clara. Este marco –aunque simplificado aquí- genera nuevas formas de violencia que van en aumento y que se hace complejo analizarlas.
Podríamos decir que el desplome financiero de agosto 2007 (EE.UU.) marca un hito importante, aunque es obvio que el problema tenía antelación y como vemos por estos días; se propagaría a nivel global de los países considerados “de primera”
En nuestro país la crisis de 2001 dejo huellas profundas de las nuevas formas de violencia que se desataron. Baste ejemplarizar el “corralito financiero” como la violencia que se ejerce desde el poder.
Para los tiempos que corren las nuevas formas de violencia se van a enmarcar en aquel amplio segmento que abarca desde la violencia de género hasta las guerras convencionales (o de las otras) por ejemplo. Viviendo en un momento histórico que acarrea una compleja y sistemática acumulación de crisis financiera, económica, energética y alimentaria; es obvio que se registren nuevas formas de violencia y que cueste entenderlas y estudiarlas.
Escuchamos y leemos sobre condiciones ambientales, o sea “el caldo de cultivo”, del cual emergen estas violencias y que están entrelazadas con el aumento de pobreza y desigualdad junto a otros conflictos latentes (precarización laboral por ejemplo). Algunas de estas cosas no se nos hacen visibles porque ya las hemos incorporado como elementos normales de la sociedad en que vivimos.
La realidad es que hay una tensión constante generada en el no acceso a bienes y que se traduce en discriminación y aumento de la marginación. Normalmente esto se da en un Estado con escasa intervención y hasta desentendido en la práctica de lo que sucede en la población marginal, aunque en los mensajes aparezca como el poseedor de un fuerte compromiso social.
La misma cultura donde esto sucede permite muy humanamente la definición social del “Nosotros/Ellos” que retroalimenta el nivel de violencia fomentando el enfrentamiento.
Tampoco hace falta pensar mucho para darse cuenta que este estado de cosas tiene también sus “beneficiarios”. Los productores de armas cuando hablamos de guerra, las empresas que venden “seguridad” ante una realidad presentada como plagada de robos y asesinatos. No quiero dejar afuera a los que “financian” la violencia; quizás el narcotráfico sea la cara más visible pero seguramente no es la única.
De estas cosas también puedo deducir que es posible que toda esta preocupación por la violencia oculte otros asuntos más allá de lo preventivo.
Sabemos que hay una violencia directa que es importante pero lo es aún más aquella estructural. Es importante luchar por la construcción de la paz, pero sería superior preocuparse por la promoción de la justicia.
Acordemos que las nuevas formas de violencia producen muertes pero son superadas ampliamente por el hambre y la miseria.
Todos sabemos que la criminalidad violenta es importante y produce muertes, pero es ampliamente superada por la criminalidad económica que porta “guante blanco”. Esta criminalidad última ha provocado la crisis económica global con sus secuelas de miserias, hambre y muertes. Es muy posible que esto quede impune y –peor todavía- se verá premiada con rescates y subvenciones que irán a engrosar la acumulación de riquezas en muy pocas manos.
Por último también me interesa un párrafo que nos abra las ojos a la lucha de clases (o como usted le quiera llamar) que se sigue dando entre “los de arriba” contra “los de abajo”. Cuando estos últimos traten de luchar para cambiar el orden establecido y el estado “natural” de las cosas; serán los “bárbaros y violentos” que no saben vivir en un mundo “civilizado” y menos aún comprenden lo que es la democracia.+ (PE)
PreNot 9270-101215
http://www.ecupres.com.ar/noticias.asp?Articulos_Id=9270
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