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domingo, 28 de agosto de 2011

El Papa que hasta un ateo desearía

Feliciano Mayorga Tarriño


La semana pasada, un hermoso sueño me quitó la paz. Desde ese día, todas las mañanas, al oír el despertador, me abalanzo a la TV y los diarios con la esperanza de ver una nota de prensa que diga algo así como lo siguiente:

17 de Agosto de 2011. "El papa Benedicto XVI ha desaparecido del Vaticano. Los servicios de inteligencia de todo el planeta se afanan en hallarlo con vida. La OTAN está en estado de máxima alerta por temor a que se trate de un magnicidio, tal vez de un secuestro por parte de Al Qaeda. El catolicismo al borde de la guerra."

18 de Agosto de 2011. "Desconcierto internacional. Benedicto XVI ha sido hallado sonriente y sudoroso en Mogadisho, capital de Somalia. Desde un campo de refugiados, acaba de anunciar que iniciará una huelga de hambre en solidaridad con la población hambrienta. Su determinación es mantenerla hasta morir si la comunidad internacional no toma medidas urgentes para acabar con la miseria que asuela el planeta. El mundo escucha atónito la declaración."

19 de Agosto de 2011. "Todo es caos, preocupación e incertidumbre. Se suceden las reacciones oficiales. Nadie sabe cómo interpretar un gesto que viola los protocolos diplomáticos. Las autoridades de las cancillerías europeas y norteamericanas, a la vez que saludan tímidamente el gesto, lo desautorizan como un chantaje inadmisible por parte del líder de una Iglesia. De admitirse podría dar lugar a una serie indefinida de ingerencias por parte de otros dirigentes religiosos en el orden político internacional. Le exigen el cese inmediato de la huelga de hambre."

20 de Agosto de 2011. "El Vaticano, presionado por los gobiernos occidentales, ha convocado un conclave urgente y extraordinario para dar respuesta al insólito y perturbador acontecimiento. Se filtra la idea de que el Papa podría haber perdido sus facultades mentales y debería ser incapacitado como legítimo sucesor de Pedro."

21 de Agosto de 2011. "Los mercados han entrado en un estado de pánico generalizado. Las bolsas se desploman. Las multinacionales temen una intervención de la ONU que pudiera limitar sus beneficios a escala global. Los principales centros financieros exigen a los gobiernos una respuesta urgente a la crisis provocada por Benedicto XVI, al que califican abiertamente de comunista e irresponsable."

22 de Agosto de 2011. "Se espera una acción inminente por parte de la OTAN, como respuesta a la demanda de la curia romana, para capturar al sumo Pontífice, devolverlo con vida al Vaticano y realizarle un exhaustivo diagnóstico de salud mental por parte de eminentes psiquiatras. Se especula con un brote de demencia senil. El derecho canónico admitiría in extremis la posibilidad de nombrar un nuevo sucesor si se verifica la grave enfermedad mental del actual Vicario de Cristo."

23 de Agosto de 2011. "La imagen de un Papa despojado de sus pomposas vestiduras, ataviado con las raídas ropas de los nativos y dispuesto a llevar hasta el sacrificio final su compromiso con los más pobres del planeta, ha conmocionado a la opinión pública mundial. Es como un delirio colectivo. La gente se echa a la calle presa de un sentimiento de júbilo, ocupando calles, plazas y parlamentos."

24 de Agosto de 2011. "Todo parece irreal, es como si el mundo hubiera perdido de pronto su gravedad y flotara en un estado de gracia y ligereza. Hay gente por todas partes. Unos lloran de emoción, otros cantan salmos, otros rezan tomados de las manos, otros comparten lo que tienen con los más pobres, otros se abrazan sin motivo, los enemigos se declaran la tregua. Un sentimiento de hermandad surca la tierra. Es indescriptible. Nadie recuerda algo semejante"

25 de Agosto de 2011. "Ante el riesgo de captura del santo Padre, el Dalai Lama, el patriarca de Constantinopla, numerosos imanes y rabinos, y los principales líderes protestantes han decidido sumarse a la huelga de hambre de Benedicto XVI. Se añade cada día una marea de niños, mujeres y ancianos, en cuyo rostro se refleja el orgullo de saber que, al menos por una vez, Dios está de su parte."

26 de Agosto de 2011. "Filósofos e intelectuales afirman que lo que está ocurriendo, tanto si el Papa muere o logra derrotar al hambre, supondrá un punto de inflexión en la humanidad. Su importancia ya se compara con el final del imperio romano, el descubrimiento de América o la derrota del nazismo. Sectores izquierdistas, ateos y liberales se movilizan a favor de los cristianos y el parlamento de Israel ha acordado devolver los terrenos ocupados a Palestina. La historia parece haber perdido su racionalidad. Ningún estudio sociológico, económico o político había previsto un suceso tan enorme ¿Qué está pasando? ¿El mundo se ha vuelto loco?, ¿de amor?"

Conclusión: el Papa es uno de los pocos seres humanos capaces, por su estatus, de realizar tan hermosa quimera. Por eso cada día, apenas me despierto, me lanzo a los kioscos para ver si es hoy está la gran noticia, el día en que el Papa de mis sueños realizará la gesta que salvará al mundo.


Feliciano Mayorga Tarriño, filósofo y escritor
http://maranathacristoessalvacion.blogspot.com/2011/08/el-papa-que-hasta-un-ateo-desearia.html


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lunes, 28 de marzo de 2011

Gobernantes viles para pueblos sin conciencia

Pep Castelló


En marzo de 2011, el gobierno español que preside Rodríguez Zapatero se ha unido a la cuadrilla de asesinos que bombardea Libia, como en marzo del 2003 lo hizo Aznar para atacar e invadir Irak. ¿Será el sino de este mes guerrero que nos persigue o será la vil condición humana de quienes gobiernan este rincón del mundo llamado España?

Pese a las muchas mentiras que ambos gobiernos difundieron y difunden a través de los medios que controlan, no hay otra razón que justifique dichos actos de guerra como no sea la codicia de los ricos y la voracidad de quienes en su nombre gobiernan las naciones atacantes.

El resultado de la “Guerra de Irak” es de dominio público. Muerte y desolación entre la población civil, acciones criminales a mansalva, rapiña del petróleo, dominio militar de la zona para el imperio USA y beneficio económico para sus empresas y las de sus aliados y servidores. El de esta de Libia que ahora empieza cabe suponer que no diferirá en mucho. Una vez más el pueblo humilde será inmolado en bien de la economía de los ricos, del beneficio de las clases privilegiadas.

Y por dos veces consecutivas ahí estará nuestra católica España, “Reserva Espiritual de Occidente”, según pregonaba el nacionalcatolicismo en tiempos de la dictadura del invicto Generalísimo Franco Caudillo de España por la Gracia de Dios, bendecido por la Santa Madre Iglesia Católica Apostólica Romana, paseado bajo palio por la clerecía española en las procesiones y visitas oficiales a templos y santuarios. Y ahí estarán también silenciosos, sin la menor muestra de protesta, esas multitudes católicas que tanto se agitan y manifiestan cuando de pedir prebendas para su Iglesia se trata; que tanto amor dicen tener por la vida cuando de condenar abortos se trata; que tan bien organizan sus protestas cuando de pedir la enseñanza de la doctrina católica en las escuelas se trata. Ahí estarán calladas en un silencio cómplice todas esa santas almas católicas sin que de su boca salga una sola palabra de protesta y sin que den un solo paso para detener semejantes crímenes y evitar tanta carnicería de pobres inocentes.

A esas buenas gentes católicas de la católica España, el hereje impenitente que esto escribe les invita a escuchar una vieja canción de Atahualpa Yupanqui titulada “Preguntitas sobre Dios”, en una de cuyas estrofas dice:
Hay un asunto en la tierra
más importante que Dios 
y es que nadie escupa sangre
pa que otro viva mejor.

Aunque difícilmente ese canto ni ningún otro pueda servirles para gran cosa después de una vida entera sin sentir más devoción que la del propio bienestar, primero acá en la tierra y luego para siempre más en el cielo. Lo más probable es que tengan el alma tan impermeabilizada a las cosas de este mundo que les dé igual quien sufra y quien muera, con tal que de ello salga la necesaria riqueza para que el Estado siga pagando sus cultos, sus catequesis y asegurando en suma su bienestar “espiritual”.

Por supuesto que alguien pensará que en España no solamente hay población católica callada, sino que está también la que no cree en nada que no sea su propio bienestar. Cierto, pero ¿quien va a extrañarse de que esa buena gente que nunca ha dado muestra alguna de tener conciencia, se quede quieta y callada en casa?

Pues bien, a todas esas buenas personas que no matan ni roban, que no les pasa ni de lejos por la cabeza la idea de lanzar una bomba sobre la población indefensa de parte alguna del mundo pero que quieren gozar del mayor nivel de confort posible sin preocuparse de dónde sale ni de quien lo paga, cabe preguntarles si de verdad piensan que ese afán suyo de bienestar y de riqueza no es la causa de los crímenes que cometen quienes nos gobiernan.

Ay, buenas gentes incapaces de sacrificar un pollo, un cordero ni un un ternero pero que no renunciáis a comer carne, ¿de verdad pensáis que no sois la causa de lo que hacen los matarifes?

http://www.kaosenlared.net/noticia/gobernantes-viles-para-pueblos-sin-conciencia


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sábado, 5 de marzo de 2011

Sexo y dinero público

Rafael Fernando Navarro


El dinero que los gobiernos entregan a diversos estamentos estatales es siempre parte de las aportaciones de todos los ciudadanos. Deberían por tanto los gobiernos saber el fin que  le dan a cada partida  los destinatarios para  que la ciudadanía sepa en qué se ha gastado y pueda  exigir la honestidad de su destino.

En España la Iglesia católica recibe del erario público unos seis mil millones de euros. Todos conocemos las obras de solidaridad-caridad  que lleva a cabo y por tanto el destino de parte de ese dinero recibido. Es verdad que la Iglesia llega a cubrir necesidades descuidadas por los organismos públicos o sencillamente solapadas   por falta de recursos. La Iglesia mantiene comedores, albergues, reparto de ropa,   enseñanza concertada y sobre todo la inestimable labor misionera en diversas partes del mundo donde muchos de sus miembros, con renuncia expresa a un bienestar en su patria, se implican en la proclamación de un evangelio que exige justicia, reparto equitativo de los bienes del mundo, libertad, dignidad para los más pobres y  pan para estómagos hambrientos. Todos los ciudadanos, religiosos o no, deben sentirse  reconfortados por esta aportación a la bondad del mundo donde los pobres son  las espaldas que soportan los pies de los ricos empeñados en auparse a la salvaje posesión de la riqueza a costa de quien sea. El ochenta por ciento está en manos del veinte por ciento de los poderosos porque han excluido del reparto al ochenta por ciento de los pobres que deben contentarse con el veinte por ciento. Blasfema justicia distributiva, pero realidad palpable.

Los colegios privados y concertados de Valencia tienen ya en su poder un manual titulado  “Educar la sexualidad para el amor”  como guía pedagógica para niños de 5 a 14 años. Hermoso título. También para el amor debe educarse la riqueza propia o familiar, el tiempo, el talento, la capacidad  de compartir. Todo lo que el ser humano es y posee debe ser educado para el amor. Resulta sospechoso que sólo la sexualidad quiera orientarse hacia el amor.

Para una amorosa visión de la sexualidad hay que partir del hecho incontrovertible de que ni el hombre ni la mujer “tienen” sexo, sino que son seres “sexuados”. Estamos constituidos por los que somos como totalidad, no por lo que “tenemos” como elementos superpuestos. Lo contrario es situarnos en el compartimento de las posesiones. Somos inteligentes, somos hermosura, somos donación, somos capacidad de asombro, de vértigo, de arte, de creación. La disociación de lo humano conlleva la imposibilidad de que la sexualidad pueda ser educada para el amor.

Cuando se analiza la guía del episcopado valenciano, se palpa el alejamiento de la realidad humana y se ve con claridad un reduccionismo del hombre y de la mujer como sujetos desmembrados y compartimentados. La familia como seno de procreación exclusivo y excluyente, la continencia sexual como reserva fortalecedora de un futuro matrimonio, la homosexualidad concebida como una disfunción que puede ser reconducida y reciclada en heterosexualidad, la masturbación como vicio que no respeta la dignidad de la persona, los anticonceptivos como rechazo de la fertilidad…

Y prueba palpable de que  la Jerarquía católica practica el despiece de la unidad ontológica que cada ser humano es consiste en proclamar el celibato como amor “no sexuado” 

Prima la castración mental sobre la visión enriquecedora del sexo que aporta plenitud por sí misma sin necesidad de elementos referenciales que la dignifiquen.

Si todo este intento de deformación de lo humano está hecho con el dinero aportado por la ciudadanía, debe ser exigida su devolución para destinarlo a una enseñanza pública con auténticos valores integradores y nunca alienantes.

http://marpalabra.blogspot.com



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domingo, 20 de febrero de 2011

Entrevista al obispo francés Jacques Gaillot

Hernando Calvo Ospina

 
“En Francia la injusticia reina”

Son pocos los franceses que conocen el nombre de la máxima autoridad de la Iglesia católica en el país, pero la inmensa mayoría sí sabe quién es Monseñor Jacques Gaillot. Hombre extremadamente humilde, de mirada serena y voz pausada, que sin utilizar frases grandilocuentes dice lo que quisiéramos escuchar de muchos políticos.

Nació el 11 de septiembre de 1935 en Saint-Dizier, una pequeña ciudad de Francia. A sus 20 años debió dejar el seminario para efectuar el servicio militar. Argelia, donde había una guerra de liberación contra el colonialismo francés, lo vio llegar. Cuenta que fue una suerte el no haber tenido que portar las armas, al ser destacado a trabajos sociales, a vivir con la comunidad.

- ¿Qué significó para Usted haber vivido esa guerra?

- Esta experiencia empezó a cambiar mi vida. Allá me encontré con el islam, una religión muy diferente a la católica y de la que nada conocía. Supe que los musulmanes tenían fe en un Dios, que oraban y eran hospitalarios. Ellos fueron como mis hermanos. Esta inter-religiosidad influyó en mi fe. También viví la violencia de la guerra, por lo cual me fui convirtiendo en un militante de la no-violencia. Realmente, Argelia fue para mí un seminario.

- Después de 22 meses en Argelia, Usted fue enviado a Roma, y en 1961 es ordenado sacerdote. Hasta que en 1982 es nombrado obispo de la ciudad de Evreux, en Francia. Pero el 13 de enero de 1995 se le retira esa misión pastoral. ¿Qué sucedió?

- Unos días antes de esa fecha fui llamado a comparecer ante las autoridades del Vaticano sin saber el por qué. Ante mi incredulidad, en unas horas fui declarado culpable, y en menos de un día se decretó mi expulsión de la diócesis. El cardenal Bernardin Gantin, prefecto de la Congregación de Obispos me propuso que firmara mi demisión y se me permitiría tener el titulo honorifico de obispo emérito de Evreux. Nada firmé. Entonces me nombraron obispo de Partenia, una diócesis que no existe desde el siglo V, situada en la actual Argelia.

Con mis pocas ropas dejé la diócesis de Evreux. Como no tenía donde alojarme, me instalé durante un año en una edificación recuperada por familias sin domicilio y extranjeros sin documentos, en Paris. Luego la Comunidad de Misioneros Espirítanos me acogieron.

- ¿Monseñor, pero qué llevó al Vaticano a tomar tan drástica decisión? ¿Quizás sus posiciones políticas y compromisos sociales? Porque, veamos: en 1983 fue uno de los dos obispos que no votó a favor de un texto episcopal sobre la disuasión nuclear. En 1985 apoyó el levantamiento palestino en los territorios ocupados por Israel, además de encontrar a Yasser Arafat en Túnez. En 1987 prefirió viajar hasta África del Sur para visitar a un preso, militante contra la segregación racial, en vez de ir al peregrinaje por la Virgen de Lourdes. En 1988 defendió en la revista Lui la ordenación de hombres casados. El mismo año se declaró a favor de dar la bendición a homosexuales. El 2 de febrero de 1989 usted publicó en la revista Gai Pied un artículo titulado “Ser homosexual y católico”. Desde 1994, usted se implicó directamente en la fundación de asociaciones de apoyo a los marginados, hasta llegar a conocérsele como el “Obispo de los Sin”: Sin documentos, sin domicilio… ¿No cree que ya esto es bastante para conseguir enemigos entre los círculos del poder eclesiástico y civil?

- Aunque hoy sigo sin pruebas concretas, fuentes fiables me han comentado que el gobierno francés, en particular el ministro del Interior de la época, Charles Pascua, tienen que ver con la decisión del Vaticano. No olvidemos que en Francia este ministerio es encargado de los Cultos. Es muy seguro que un libro mío contra la ley de inmigración fue la gota que derramó el vaso.

El Vaticano y el gobierno francés quisieron aislarme. Pero en 1996, por el primer aniversario de mi partida de Evreux, algunas amistades crearon en internet la Asociación Partenia (1), haciendo de mí un “obispo virtual”. No llegaron a imaginar que yo llegaría a animar la única diócesis en expansión, con más fieles en el mundo y en diferentes idiomas.

Pronto agradecí al Vaticano y a Pascua, porque ellos me hicieron dar más pasos hacia la otra orilla, donde yo encontré otra vida. Ahora tengo toda la libertad, vivo en la acción con los excluidos de la sociedad. Puedo vivir con las gentes, compartir sus alegrías y sus angustias. Ha sido maravilloso todo el mundo que se me presentó. Mientras que Pascua está enjuiciado por diversos delitos, y la Iglesia cada día pierde más cristianos.

- ¿Actualmente, cómo considera a la Iglesia católica?

- La iglesia nos ha enseñado que Dios ha querido traernos las desgracias, y así nos lleva a la resignación. Eso no es cristiano. La Iglesia hace intervenir a Dios para forzarnos a obedecer y no pensar. Muy pocos discursos sobre Dios me hablan de él, pero cuando alguien habla bien del ser humano, ese me dice mucho de Dios. La Institución sigue inamovible en su pedestal, lejos del pueblo y de Dios. Y de seguir así se convertirá en una secta, porque muchos están partiendo hacia otras religiones. La Iglesia vive una hemorragia.

La Iglesia debe cambiar, modernizarse, reconocer que las parejas tienen derecho a divorciarse y a usar el condón; que las mujeres puedan abortar; que hombres y mujeres puedan ser homosexuales y casarse; que las mujeres puedan llegar al sacerdocio y tener acceso a las esferas de decisión; se debe revisar la disciplina del celibato para que los sacerdotes puedan amar como cualquier otro ser humano, sin tener que vivir relaciones clandestinas, como delincuentes.

La situación actual es malsana y destructora para los individuos y la Iglesia.

El Vaticano es la última monarquía absoluta de Europa. La Iglesia debe aceptar la democracia a todos los niveles. Se debe cambiar de modelo porque el actual no es evangélico.

- Qué piensa Usted de la Teología de la Liberación, la cual conoció un desarrollo importante en América Latina?

- Yo me interesé en ella porque es una teología que habla de los pobres. No se habla de la liturgia, ni de catecismo, ni de la Iglesia: se habla del pueblo pobre. Enseña que son los mismos pobres quienes deben tomar conciencia de la necesidad de su liberación por ellos mismos.

Algunos fuimos muy sensibles a las enseñanzas de Don Elder Cámara en Brasil, un gran teólogo (2); a Mons. Leónidas Proaño en Ecuador (3); a Oscar Romero en El Salvador, y otros sacerdotes latinoamericanos, principalmente. Para mí fue un choque brutal cuando Mons. Romero fue asesinado celebrando la misa, el 24 de marzo de 1980. El había dejado la Iglesia de los poderosos para estar con los pobres. Esta conversión de Mons. Romero me pareció admirable.

En América Latina han existido sacerdotes y monjas que han tomado las armas (4). Yo respeto su decisión, no los juzgo, aunque no estoy de acuerdo por ser un no-violento.

Evidentemente, la Teología de la Liberación es peligrosa para los poderosos. Cuando los pobres son sumisos aceptan su triste suerte, entonces no hay nada que temer, son pan bendito para los poderosos. Los del poder pueden dormir tranquilos. Pero si los pobres se despiertan tomando conciencia de su condición, convirtiéndose en actores del cambio, entonces esto produce temor al poder.

Parece que es terrible cuando los pobres toman la palabra y cuestionan la institución eclesial. Al instante ella dice: ‘Atención, miren a estos comunistas’. Porque se ha tenido siempre la obsesión de la infiltración comunista. Por ello, regularmente, las dictaduras, los gobiernos represivos y el Vaticano se unen en un combate común.

Desgraciadamente no existen muchos rebeldes en la Iglesia, porque la institución ha formado para obedecer, para la sumisión.

- ¿Cómo ve Usted la situación social y económica en Francia?

- Yo juzgo a una sociedad en función de lo que ella hace por los más desfavorecidos. Y es claro que yo sólo puedo hacer un juicio severo, porque en Francia no se respeta a todos los seres humanos.

Para mí, el problema número uno es la injusticia que reina por todas partes. Los que están en el poder no invierten en los pobres. Tenemos un gobierno que solo favorece a los ricos, ¡por eso tenemos tres millones de pobres!

Muchos de nuestros ciudadanos creen que los trabajadores ilegales se aprovechan del sistema, sin saber que ellos reciben el formulario de impuestos en sus casas. O sea que son conocidos de la administración, pero como no están en regla no pueden beneficiarse de ninguna ayuda social. ¡Esto es una extorsión por parte del Estado!

Y ¿la Iglesia en esto? Tomemos como ejemplo lo sucedido el 23 de agosto de 1996, cuando casi mil policías especiales forzaron a punta de hacha las puertas de la Iglesia Saint-Bernard-de-la-Chapelle en Paris, sacando por la fuerza a 300 extranjeros en situación irregular. Yo estaba escandalizado y disgustado porque el propio obispo había pedido su expulsión. Y cuando uno expulsa a humanos que se protegen en una iglesia uno desacraliza esa iglesia. Y, desgraciadamente, esto continúa sucediendo.

Y ¿qué se hace con los extranjeros ilegales? Se arrojan en centros de detención, dándoles un tratamiento propio de campos de concentración. ¡Es lo que sucede hoy en Francia!

En las prisiones se produce un suicidio cada tres días. ¡Es enorme! El único horizonte que tienen los presos es el suicidio. Nunca se había visto eso. En Europa, Francia tiene el record de suicidios por ahorcamiento en la cárcel.

- El discurso sobre la crisis económica, ¿en donde lo sitúa?

- En esta crisis no son los ricos quienes están en crisis: los más pobres. Estuvimos manifestando el año pasado contra las leyes que proponía el gobierno porque ellas iban a penalizar a los pobres.

Hoy, muchos franceses van donde el médico, el dentista o el oftalmólogo cuando es algo verdaderamente de urgencia. Y a veces ya es tarde. Los derechos sociales se están acabando.

Y la crisis erosiona las familias. Si alguien ha comprado una casa, luego pierde el trabajo y no encuentra otro, debe revenderla. Esto trae hasta problemas de droga y delincuencia.

La vivienda social no es una prioridad política, porque quienes están en el poder poseen buenas mansiones. Se construye poco y las personas no saben a dónde ir, quedándoles los andenes o cualquier sótano insalubre. Y eso no importa, aunque existen muchos edificios vacios en Paris.

Cuando llega el invierno, el gobierno habla de “planes”. Entonces se abren gimnasios, o cualquier sala para que lleguen ahí los miles que no tienen alojamiento. Pero estos “planes” no son solución para el frío, sino habitaciones dignas. Es una vergüenza, es inhumano, no es cristiano que se deje morir de frio a cientos de personas en los andenes de Francia.

Como dijo el escritor Víctor Hugo: “Se hace caridad cuando no hemos podido imponer la justicia”. Porque no es caridad lo que se necesita. La justicia va a las causas, la caridad a los efectos. Yo no digo que no debe ayudarse con un plato de sopa o un abrigo a quienes están en las calles. Existen urgencias. Yo lo hago, pero mi conciencia no queda tranquila, porque pienso que debemos luchar contra las causas estructurales que tienen a esas personas en la injusticia.

Lo más triste es que la gente se está acostumbrando a la injusticia. Y yo digo ¡despierten! ¡Tengan vergüenza! ¡Indignémonos contra la injusticia!

Hoy, la injusticia está presente por toda Francia. Existen oasis de riqueza, de lujo desorbitante, y extensos guetos de miseria. En Francia existe una violación flagrante a los Derechos Humanos, por eso debemos combatir para que se respeten los derechos de las personas.

- El año pasado se dieron masivas manifestaciones en protesta contra diferentes proyectos del gobierno, pero el gobierno hizo oídos sordos.

- Yo creo que cuando no se respeta al pueblo que se expresa en las calles, no se tiene en cuenta el futuro. En Francia quedó un sentimiento de rabia. No se puede seguir así. No se puede seguir metiendo a la policía por todas partes para contener la inconformidad del pueblo. Esto nos ha llevado a tener un régimen policial.

La injusticia no trae paz. Todo lo contrario. Existe fuego bajo una olla que quieren tener cerrada. Y puede estallar.

- Las luchas de Mons. Gaillot por la justicia no sólo son en Francia. También en otros lares su palabra y acción se han hecho sentir. Deme unos ejemplos.

- Seguimos luchando por los derechos del pueblo palestino. Israel es un Estado colonialista que roba la tierra palestina y excluye a ese pueblo por la fuerza. Hace más de 60 años que la Palestina vive bajo la ocupación israelí y la injusticia. Y la llamada “comunidad internacional” hace bien poco o nada. Por eso nos estamos movilizando por todas partes para ejercer una presión sobre el gobierno israelí. Y una de las acciones es boicotear los productos que vienen de Israel, y principalmente los que son producidos en los territorios ocupados. Porque 50 productos agrícolas se producen en Palestina para beneficio israelí. Mientras los palestinos vivan en la injusticia, allá no existirá la paz.

Cuba. Este es un país que tiene futuro. Yo pude constatar que es un pueblo digno, con coraje y solidario. En Cuba puede haber pobreza, pero no existe la miseria que se ve en cualquier otro país de América Latina, o en la misma Francia o Estados Unidos. A pesar del bloqueo que le tiene Estados Unidos, todos tienen salud y educación gratuita, y nadie duerme en las calles. ¡Es increíble!

Yo soy parte del Comité International por la Libertad de los Cinco Cubanos presos en Estados Unidos. Ellos luchaban contra las acciones terroristas que se preparaban en Miami. Estoy en ese Comité porque me di cuenta que se había cometido una injusticia contra ellos, y eso no se puede tolerar.

- ¿Qué piensa de la manera como la prensa francesa trata los procesos sociales y políticos alternativos que se desarrollan en América Latina? Y, ¿por qué esta prensa tiene la tendencia a ridiculizar a presidentes como Evo Morales o Hugo Chávez?

Este comportamiento de la prensa se debe a que, regularmente, Francia apoya a quienes no debería. Es cuestión de intereses. Estos presidentes no hacen lo que quieren los ricos, entonces Francia se pone del lado de esos ricos. Es como lo hace en África.

Ahora, la participación de las mujeres latinoamericanas en política es sensacional. Por ejemplo, una mujer a la cabeza de Brasil, ¡es extraordinario! En Francia no hemos sido capaces de tener ni una Primera Ministra: ¡somos tan machos! Ah, sí, una vez tuvimos a la señora Edith Cresson, pero no se pudo quedar por mucho tiempo debido a que la quisieron masacrar en su condición de mujer. ¡Somos machos y vulgares como no se lo pueden imaginar!

En la actualidad no es la vieja Europa que da el ejemplo, es América Latina. Debemos mirar para allá.

- Mons. Gaillot, dos últimas preguntas: ¿A usted cómo lo consideran los otros altos miembros de la Iglesia católica? Y, ¿como ciudadano y ser humano, ve una alternativa a la situación social en Francia?

- En general, mis relaciones con los otros obispos son cordiales, aunque algunos prefieren ignorarme. Eso sí, no me hacen llegar ningún documento de la Conferencia Episcopal, ni me invitan a la asamblea anual en Lourdes. Tampoco han dicho el por qué, ni yo lo he pedido, aunque otros sacerdotes sí lo han hecho sin haber recibido nunca una respuesta. A veces esto no es confortable, pero lo que me conforta es que estoy en paz con mi conciencia, por decir lo que pienso, por denunciar la injusticia.

Por la segunda pregunta. Tengo confianza, esperanza en los hombres y mujeres. Vamos a seguir avanzando. Existen movimientos ciudadanos que están creando un tejido asociativo alternativo. Veo muchos combates que nacen y se desarrollan poco a poco. ¡Es formidable! Cada uno debe encontrar el camino donde luchan otros.

La unidad: sí, esto es lo que puede ayudar a salvar la democracia y a los derechos de las personas. Yo tengo la esperanza.+ (PE/Apia Virtual)

NOTA:
1) http://www.partenia.com/

2) Fue arzobispo de Olinda y Recife. Murió el 27 de agosto de 1999.

3) Llamado el « Obispo de los Indios », también el « Obispo Rojo ». Ejercía su labor pastoral en la ciudad de Riobamba. Murió el 31 de agosto de 1988.

4) Han sido varios los sacerdotes y monjas que se han sumado a las guerrillas. El precursor fue Camilo Torres, en Colombia, quien cayó en combate el 15 febrero de 1966. En Nicaragua, durante la guerra contra la dictadura de los Somoza, muchos siguieron su ejemplo, siendo Ernesto Cardenal el más destacado.

(*) Hernando Calvo Ospina es periodista y escritor colombiano, residente en Francia. Colaborador de Le Monde Diplomatique. http://hcalvospina.free.fr/spip.php?article311. La entrevista fue editada por Apia Virtual.

PreNot 9328-110201


http://www.ecupres.com.ar/noticias.asp?Articulos_Id=9328


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domingo, 30 de enero de 2011

La inocencia de los santos

Rafael Fernando Navarro


En mi niñez la santidad era otra cosa. Los santos vivían en el extrarradio del mundo.  Contaban de algunos que  se habían negado a alimentarse con el pecho materno para no contaminarse con la carne siempre pecadora de la mujer. Eran muchos los que morían sin haber mirado nunca un rostro femenino, ni siquiera el materno. Y las mujeres santas jamás conocieron varón. Lo masculino era ocasión de pecado para ellas. Era una santidad blanca, de gorettis y teresitas de Lisieu, de bendita sea tu pureza y eternamente lo sea. Junto a Papas opulentos de tiaras coronados había hombres de boina y mujeres de delantal sopero.

Hoy los santos son otra cosa. Viajan en AVE, Concorde, coches blindados, con escolta policial, con reyes y mandatarios de rodillas besando anillos. No hay obreros de la Fiat ni empleadas de hogar.  Si acaso alguno, como para despistar.

Häring, Congar, Küng, Pagola, José María Castillo, Arregui están excluidos de sus cátedras. Pusieron su esfuerzo creador al servicio del evangelio, indagando caminos nuevos, acercando la cruz al hambre, haciendo del hombre Jesús una projimidad en la construcción de un mundo más humano, más libre, más justo. Pero estorbaban a los Bertones, los Cañizares, los Roucos, los Ratzinger. Acercaron la teología a la humanidad, a sus preocupaciones, a sus aspiraciones de dignidad. Dicen los apologetas de Benedicto XVI que el Papa actual es un gran teólogo. Simplemente, no. Es más bien un conocedor de la historia de la teología. El teólogo auténtico, como cualquiera que destaca en su disciplina, es un creador, un poeta. Ratzinger es un repetidor y eso no da estatura  intelectual.

¿Habrá que decir algo sobre la teología de la liberación?  Siempre se me antojó un pleonasmo esa superposición terminológica. ¿Es posible una teología que no sea liberación?  No. Pero es más cómoda esa otra pseudo elaboración por opiácea, por anestesiante, por alienante. Y en esa estamos. Condenemos el sexo, excluyamos a la mujer, anatematicemos la dignidad de la muerte, prioricemos la misa dominical sobre el amor comprometido, disfrutemos de recibimientos apoteósicos de papas viajeros, encumbremos a balagueres-opus-argüellos ajenos al preservativo, al amor homosexual y hagamos del derecho canónico un sustituto amortajado del evangelio vivo. Es más productivo el dios-castigador que esparce sida, resignación en lugar de justicia, conformidad en lugar de rebelión.

Pronto Polonia de fiesta. Gloria de Bernini escalada por el hombre que nos vino del comunismo decrépito del Este. Deportista, dijeron. Atleta, dijeron. Robusta figura. Guapo, incluso.  Viajero sobre todo. Kilómetros de nubes blancas, ruedas de prensa de altura, condenas sin paracaídas sobre Cardenal ministro-poeta nicaragüense. Amigo de sus amigos (qué frase más anticristiana), de Balaguer-Opus, de Maciel-Legionarios, de neocatecumenales-Argüello.

Pronto Polonia de fiesta. Gloria de Bernini en la gloria, ocultando el Vaticano II, constriñendo libertades, segando iniciativas de la ciencia, de la investigación, de avances humanos y humanizantes. Juan Pablo II inquisidor también, Ottaviani de otros tiempos, Cañizares actual, Rouco contemporáneo, Camino-Obispo vigente. Juan Pablo II olvidado de Monseñor Romero, de Casaldáliga, de Helder Camara,  de Obispos perseguidos por dictaduras argentinas, chilenas. Encumbrando mártires de la cruzada española, de caudillos victoriosos, santas camisas azules. Sin condenar a los que condenaron, los tiros de gracia, los olvidos sacrílegos. Pero santo casi a partir de Mayo, junto a un Dios extraño, entre vírgenes por los siglos de los siglos, entre santos que nunca miraron el rostro de sus madres, que nunca bebieron la hermosura de la leche femenina, que nunca sintieron el escalofrío del beso.

Son los santos de siempre, los que condenaron el mundo porque nunca lo amaron, los que vivieron una sobrenaturalidad porque nunca tuvieron el coraje de ejercer en el descampado de la duda, sin más palio que las estrellas, sin más refugio que la intemperie. Los que siempre fueron de la mano de Dios porque no tuvieron la elegancia de pasear la vida abrazada por la cintura.

La misma santidad expatriada de mi niñez. Superpuesta, no albergada en los adentros de la existencia. A lo mejor es que sólo soy un niño.

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JPII, la beatificación ideológica

Domingo Riorda


La beatificación de alguien se produce luego que se le comprueba  la dignidad (santidad) de su vida y que después de muerto realizó por lo menos una acción considerada milagrosa. Es decir, el milagro supera la dignidad de vida. Esta no tiene alcance para ser considerado beato por lo que la “santidad” queda en segundo lugar pospuesta por el pase mágico.

 El reconocido analista argentino Washington Uranga, en una nota publicada en el matutino Página 12 del 15 de enero, distingue entre argumentos “formales”, “procedimientos y razones canónicas”  y las “razones de orden político, institucional y cultura”.

Entre las primeras coloca como fundamental “la supuesta comprobación de acontecimientos milagrosos que según el juicio eclesiástico prueban que la persona es capaz de mediar ante Dios para generar hechos sobrenaturales”

En las segundas cusas se encuentra el accionar estratégico que en el caso de JPII se aceleraron los tiempos de proceso, al igual que con Teresa de Calcuta y José María Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, pero que “No ha ocurrido lo mismo, por ejemplo, con la causa por la cual se busca canonizar al obispo mártir salvadoreño Oscar Romero, asesinado en El Salvador el 24 de marzo de 1980 por su lucha a favor de los derechos humanos, y cuyo camino hacia la santidad institucional resulta mucho más difícil que el reconocimiento popular de la feligresía latinoamericana”  que en muchos casos lo nombra como “San Romero de América”

Esa diferencia de criterio se produce por la interpretación del estilo de vida de quienes son propuestos para la beatificación.  Esta es una actitud ideológica si tomamos en cuenta su definición como “un conjunto de ideas sobre el sistema general de una sociedad teniendo en cuenta los aspectos económicos, social, político, cultural, moral religioso”  es decir,  tener  una visión determinada sobre la vida.

Así es que la premura por la beatificación de JPII y  la demora en casos como el mártir Oscar Romero se debe a una cuestión ideológica, que se agrava si se tiene en cuenta que entre los criterios de beatificación el mártir no necesita el aval del milagro para ser declarado santo. Este aspecto explicaría porque el Vaticano no quiere reconocer como mártir a Oscar Romero ni a Enrique Angelelli, obispo asesinado en La Rioja durante la Dictadura del 76 en Argentina.

En el mencionado artículo Uranga entiende  que la decisión del Vaticano sobre JPII es una estrategia de reposicionamiento de la ICR y que “el papa Benedicto XVI se está reafirmando a sí mismo” ya que “no sólo es el sucesor de Wojtyla” sino que “fue su lugarteniente” y “ahora profundiza el rumbo conservador que le dejó como herencia su predecesor”

En esa óptica se desarrollan los argumentos de 13 teólogos que, junto a profesores católicos romanos de  Europa y América Latina, se oponen a la beatificación de JPII. En su manifiesto denominado “Llamada a la claridad” exponen siete cuestiones para fundamentar el rechazo  a la propuesta vaticana.

El texto, dado a conocer, entre otros,  por el Observatorio Eclesial de México, se afirma que Karol Wojtyla tuvo “tenaz oposición a considerar, a la luz del Evangelio, la ciencia y la historia, algunas normativas de ética sexual”; explicitó la “dura confirmación del celibato eclesiástico”; rechazó  “discutir en forma seria y profunda la condición de la mujer en la Iglesia”; la “no aplicación” de “normas establecidas por el Concilio Vaticano II para una mayor democracia interna” y practicó la “represión” de los teólogos de la liberación en América Latina.

Aseguran que encubrió a pederastas como Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, ejerció presión contra la Teología de la Liberación, bloqueó a las Comunidades de Base y se negó al diálogo con los fieles comprometidos con la justicia evangélica.

Entre los firmantes del manifiesto se encuentran el sacerdote Casimir Martí; el escolapio Ramón María Nogués, y el profesor de la Universitat de Barcelona Jaume Botey. También Juan José Tamayo, fundador de la Asociación de Teólogos Juan XXIII; Casiano Floristán, profesor emérito de la Universidad Pontificia de Salamanca, y Rosa Cursach, teóloga mallorquina.

Es evidente que la oposición a la beatificación de JPII presenta un estilo de vida, una ideología, distinta a la que mantiene el Vaticano. Desde la perspectiva cristiana se puede afirmar que son dos concepciones de interpretar el evangelio pero esa afirmación deja el asunto circunscripto a una discusión dentro de una organización. Es necesario recalcar el aspecto ideológico porque esas interpretaciones tienen que ver con lo que se entiende debe ser la vida humana y la concreción de una sociedad determinada.

Recientemente en Malargüe, provincia de Mendoza, Argentina, un cura que estaba escuchando un recital en la Fiesta Nacional del Chivo, se levantó de su silla, avanzó sobre el escenario e interrumpió al conjunto coral que actuaba alegando que lo que interpretaban, una crítica al celibato,  estaba en contra de la fe católica. Luego, ese mismo cura, en declaraciones radiales dijo que ““La violación de la fe es diez mil veces peor que la violación de una hija” Como el obispo local estaba en Vaticano habló el vocero eclesial quien justificó al cura porque defendía la fe. (*)

Esa es una visión de la vida, una ideología de cómo tiene que ser la sociedad que en el caso de este cura, del vocero episcopal y la poquísima reacción en contra de esas declaraciones comprobaría que ese acto corresponde al estilo que impone actualmente la ICR.

Hay que reconocer que el Vaticano tiene todo el derecho de adoptar la ideología que crea que debe tener. Lo que no tiene derecho es vender espejitos de colores para esconder o desfigurar su postura ideológica. (PE) 

(*) Ver PreNot 9319 del 110121
PreNot 9318-110121

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miércoles, 19 de enero de 2011

El dolor de la memoria

Rafael Fernando Navarro


La Iglesia llora todavía la viudedad que le sobrevino con la muerte de Franco. Para treinta y tantos años va su nostalgia, su dolor, su soledad. El matrimonio a veces es costumbre, sólo costumbre. Pero da calor, bienestar de inercia, anclaje vital. La ausencia de una parte conduce, aunque sólo sea por egoísmo y defensa propia, al llanto, al luto de autoprotección, a añoranza lastimera. Pero puede servir también como recuerdo autocrítico. La Iglesia se ha refugiado en lágrimas sembradas por las esquinas, en nostalgia del apoyo perdido, en vacío doliente de lo que fue y pudo haber sido para siempre. No se ha preguntado por aquel adulterio. Ha preferido, por comodidad, el velo de su tristeza.

La Jerarquía se encargó con rapidez de desmontar el empeño de Tarancón de empujar una nueva conciencia, respaldada por sacerdotes comprometidos con la libertad y muchos cristianos de base implicados en la lucha democrática. La Iglesia exigía seguir siendo quien vertebrara la legislación surgida de la Constitución y cuando la izquierda instaurada por voluntad de las urnas clarificó el lugar que debían ocupar una sociedad civil responsable de su propia trayectoria, independiente y autónoma revestida de aconfesionalidad, frente a una Iglesia desposeída de su autoritarismo, su dogmatismo y su exigencia de conformar la conducta vital del país, la Jerarquía optó por un nuevo maridaje con la derecha continuadora de aquel franquismo trasnochado.

La Ley de la Memoria Histórica,  imperfecta y  falta de coraje, fue la oportunidad que muchos explotaron, entre ellos la Iglesia, para proclamar que con su puesta en marcha se buscaba un nuevo enfrentamiento entre españoles, que significaba un obstáculo para la necesaria cicatrización de las llagas dolientes y un resurgimiento del odio fratricida. Era la postura cómoda de quienes preferían desligarse de la propia historia con el subterfugio de mirar al futuro.  Todos tenían miedo de tocar el dolor de la memoria. La Jerarquía, acostumbrada secularmente a no reconocer nunca su responsabilidad por acción u omisión en los acontecimientos de la historia, intentó también borrar su complicidad en el clima  derivado de una guerra, de una dictadura  y de una colaboración en muchos casos necesaria para el ejercicio de terror prolongado durante cuarenta años, ha preferido predicar el perdón, el olvido, la fraternidad, no como consecuencia de una paz auténticamente evangélica, sino como excusa para no ser investigada y que nadie pueda echarle en cara una participación explícita y condenable con la santa cruzada. La Iglesia sabe que le pesan demasiados cadáveres, demasiadas delaciones, demasiada conspiración que empotró a este país en las coordenadas del odio.

Galicia sabe de muertos. Por sus montes retumbaron tiros de gracia y sus olas se mancharon de sangre de libertad. Es invitado el Presidente de la Conferencia Episcopal española a participar en los homenajes a los “asesinados por defender la democracia” "Hemos invitado a Rouco de buena fe porque su participación sería un acto de dignidad" dicen en su carta enviada al Cardenal de Madrid. "Creemos que ya es hora que, en 2011, la Iglesia pida perdón públicamente por su apoyo a tantos actos de agravio".Lamentan los gallegos  el papel de la institución que bautizó como 'Santa Cruzada' los actos de represión ya que "fueron cómplices del golpe militar de 1936, en el que desempeñaron una importancia vital". La Iglesia debe arrepentirse de sus palios encubridores, de sus saludos fascistas. Cinco mil nombres sembrados en tierras gallegas y sepultados en cunetas de odio y olvido exigen el sudario del recuerdo más íntimo y agradecido.

Se fue hace poco el año. No sabemos a dónde. No sabemos con quién. Se fue. Se despeñó, tal vez. Se hizo añicos al fondo. ¿O nos explotó en las manos y nos voló la cara como si hubiera sido un atentado del tiempo?  Se fue hace poco.  Pero el tiempo nunca se va solo. Si se lleva la memoria, nos convierte en olvido, sólo olvido para siempre.

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La mano izquierda de Dios

Carlos A. Valle


Las desafortunadas palabras pronunciadas en la Nochebuena de 1975 por el entonces Arzobispo de Córdoba: “La mano izquierda de Dios es paternal, pero puede ser pesada”, son recogidas por Verbitsky  para describir el drama de la última dictadura (1976-1983) y cerrar, con este cuarto volumen, el desarrollo de su “historia política de la Iglesia Católica” que inició a partir del 1880.

Será difícil encuadrar en un singular estilo narrativo este minucioso registro histórico que desnuda tanto horror. Verbitsky despliega su genio periodístico de investigación, el que se caracteriza por un sostenido e implacable empeño  por proveer la mayor cantidad de información fidedigna junto a la certificación de su fuente.

Los incesantes testimonios de acciones y afirmaciones por parte de dignatarios de la Iglesia Católica sacuden hasta el estremecimiento por el grado de complicidad, encubrimiento y creciente silencio ante el dolor de las madres y familiares que reclamaban por sus seres queridos secuestrados y desaparecidos. Todo eso, de alguna manera, pone de manifiesto el aislamiento en que quedó un reducido número de obispos y una cantidad llamativa de sacerdotes y monjas que sufrieron, cárcel, tortura y hasta la muerte al asumir su rechazo a la dictadura.

La fragmentación del episcopado en su relación con la dictadura resultó una constante durante todo el proceso militar. Verbitsky marca claramente esta situación porque es evidente que su intención es evitar parcialidades. Esta historia tiene su fuerza en el relato de una cruda realidad cuya difusión resulta insoportable de asumir a las autoridades religiosas. De manera que, si se la quiere entender, no se trata de embarcarse en una piadosa narración que distinga a los buenos de los malos, para arribar a una conclusión que condicione la gravedad de la responsabilidad de los obispos. La historia registra que muchos obispos no solo sabían qué es lo que ocurría sino que lo aprobaban. “Algunos obispos funcionaban como espontáneos asesores de los jefes militares.” (p.259)  ¿Cómo se puede sino entender los crímenes silenciados, el robo de bebes, la disposición a recibir dones en propiedades, salarios y otros beneficios en medio de un clima de terror y aniquilamiento?

Al mismo tiempo, sería un desatino dejar de reconocer la valentía y el coraje de cierto clérigos cuyo compromiso y coraje fueron un genuino testimonio de fe. Basta, al menos, mencionar un ejemplo: el asesinato del Obispo Angelelli a quien el Episcopado argentino ha evitado reconocer como mártir. “Una vez más, Hesayne enfrentó esta hipocresía: “Tenemos más pruebas de su martirio que del de muchos mártires de los primeros siglos del cristianismo.” (p.109)

Pero un intento relativista de lo sucedido llevaría a no poner de manifiesto el trasfondo de una particular posición teológica que afloró tanto entre los militares como entre los religiosos proveyendo elementos para estructurar no solo la justificación de sus acciones sino para articular el futuro del país. Pedía Tortolo: “Démonos a nosotros mismos y a los militares los motivos teológicos que nos hagan obrar sin temor y en conciencia.”(p. 44)

Esta historia política debe ser leída como una historia de la implementación de una cosmovisión dominada por una definida teología. La interpretación de los hechos, las decisiones y acciones que se iban sucediendo y la visión del futuro del país tenían un determinado marco interpretativo. Todo daba a entender que aquella vieja teología, que subyace desde siglos y alimentaba los sueños medievales de una civilización cristiana, parecía reverdecer. Es conocido que para esta cosmovisión la soberanía viene de Dios hasta el punto de establecer cómo y quién ha de gobernar la sociedad. Los poderes terrenales se someterán a la autoridad religiosa que será la encargada de garantizarlos y controlarlos. Actualmente, destellos de esa búsqueda por imponer el poder clerical siguen perdurando, especialmente en aquellos países en los cuales este mantiene una relación privilegiada con el Estado. La Iglesia Católica Romana ha asumido desde siempre que goza de un lugar privilegiado en su relación con el Estado y sucesivos gobiernos se han encargado de suscribirlo, proveyéndole beneficios económicos y legales. Actualmente estos privilegios están siendo cuestionados por una sociedad que promueve la separación de la Iglesia y el Estado y que, como en el caso de la ley del Matrimonio Igualitario, toma distancia de las determinaciones eclesiásticas.  Verbitsky cree ver que en las discusiones sobre el Documento de Puebla (1979), por ejemplo, Carmelo Giaquinta, al rechazar que se busque establecer una pastoral de la cristiandad, pareció referirse indirectamente a la situación argentina cuando afirmó: “No la de los Reyes Católicos. No la de España franquista. No ninguna otra que una el trono y el altar con peligro de hacer del segundo el capellán del régimen.” (p.283)  

La Iglesia Católica Romana comienza a tejer una relación con la dictadura militar basada en la cosmovisión de cristiandad. Una cosmovisión goza de los atributos de los fundamentalismos: una resistencia al cambio, intransigencia y autoritarismo Para ello actúa, por un lado, ignorando que se hubiesen producido cambios particularmente en la articulación de la relación entre Iglesia y Estado y, por otro lado, haciendo caso omiso de la historia que vio el paso del Renacimiento, la Reforma Protestante, la Revolución Francesa, el marxismo y todas los posteriores hechos históricos que fueron produciendo la independencia entre los poderes divinos y terrenales, Todo esto se va desplegando a partir de la relación que se establece entre los obispos y los militares.”La simbiosis llegó a tal punto que los generales imploraban a Dios en sus homilías y los obispos arengaban a la tropa a librar la guerra justa.” (p.20).

La irrupción de la cruel dictadura fue justificada porque se estaba ante una guerra santa, afirmación que venían sosteniendo los capellanes castrenses.  “Tortolo parangonó la intervención castrense con la resurrección de Cristo y proclamó que “la Nación es libre.” (p.16) Luego, llegaron a afirmar Tortolo y Bonamín –a los que curiosamente se los menciona sin su título eclesiástico-: “Tenemos que reconocer que el gobierno también tiene gracia de estado. Es decir: Dios asiste a nuestros gobernantes.” (p.54)  En una carta pastoral de fines de 1978 se “califica a la dictadura y sus crímenes ‘como un triste destino necesario para la propia defensa.” (p.268) Sabiendo que los procedimientos que emplean los militares son ilegales y la represión es enormemente cruel, solo puede entenderse su aceptación porque hay un trasfondo de rechazo a la búsqueda de un cambio social y la necesidad de reafirmar el papel central que se adjudica la Iglesia Católica Romana. Para ello se desarrolla una ingeniería   diplomática que une al Episcopado local con las políticas que se sustentaban desde el Vaticano por medio de sus representantes locales.

Las referencias a las actuaciones de otros credos durante el período dictatorial  y sus relaciones con la Iglesia Católica son escasamente mencionadas en este trabajo. La tarea llevada a cabo por el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH) es indicada solo marginalmente, aunque contó con la participación activa de algunos prelados, entre ellos, el Obispo Novak. Es cierto que esa participación era marginal. La Asamblea Plenaria del Episcopado (1978) rechazó una invitación a integrar el MEDH (p.267). Igualmente hay una mención de un pedido del MEDH para la liberación de Adolfo Pérez Esquivel, preso hacía más un año, que registra la revista Cabildo (p.223). Hay que recordar que no bien recibió Pérez Esquivel el Premio Nobel de la Paz, fue una institución protestante, el Instituto Superior de Estudios Teológicos, fue uno de los primeros que lo acogió y celebró tan alta distinción.

En su momento, el Obispo Novak, un baluarte de los derechos humanos y del compromiso ecuménico, escribe al Papa indicándole que la ayuda que recibe para el auxilio a los familiares de los desaparecidos proviene de las iglesias protestantes “porque ninguna organización católica internacional o nacional apoyaba su tarea” (p.203). Estas breves menciones en el libro son un claro reflejo de la falta de reconocimiento al trabajo y compromiso de otras iglesias, por parte del Episcopado Católico sumergido en la complicidad y la estructuración de su relación más estable con el poder.

Entre las muchas otras cosas que podrían mencionarse de esta obra hay dos que es valioso rescatar. Ambas forman parte del epílogo de esta trágica historia y ayudan a comprender este presente. Primero,  después de todo el infierno vivido, “La preocupación episcopal era impedir que los militares fueran sometidos a la justicia” (p. 350) y “Cuando la dictadura ingresaba en cuarto menguante, la Iglesia confundía justicia con venganza y minimizaba la política sistemática de desaparición de personas como si se tratara de una cuestión de bandos enfrentados.” (p. 388) Habría que preguntarse hasta qué punto esta preocupación episcopal coadyuvó para tratar de impedir muchos de los juicios que hoy se están llevando a cabo.

Segundo, para Verbitsky la Iglesia Católica Romana debería dejar de lado su sueño de cristiandad, que es un sueño de poder y volver a los postulados de Concilio Vaticano II, porque es el único camino que tiene “para frenar su lento pero constante descenso hacia la irrelevancia.” (p.418) La declinación de las religiones institucionalizadas es una constante en los países occidentales. Pero la gente no logra encontrar el camino hacia una auténtica espiritualidad en las estructuras tradicionales. Porque, para defender su status y poder, estas terminan dándole la espalda a la gente, negando sus necesidades, desoyendo su dolor. De esta manera no solo afectan la dignidad de las personas sino reniegan de su propia razón de ser.

Estos son solo unos pocos de los muchos aportes que una obra que, junto a lo que ha venido ofreciendo en los primeros tres volúmenes, constituyen un testimonio insustituible para comprender la historia de la Iglesia Católica en Argentina con todas su virtudes, claudicaciones y enigmas. Merece ser reconocida y estudiada como una contribución lúcida a la comprensión de nuestra historia nacional. +  (PE)

 (*) Carlos Valle, pastor de la Iglesia Metodista Argentina. Actualmente reside en Buenos Aires. Desde 1986 al 2001 - quince años-  fue Secretario General de la WACC (Asociación Mundial para las Comunicación Cristiana). En ese período, junto a su esposa Elba, residió en Londres.

PreNot 9304-110111
http://www.ecupres.com.ar/noticias.asp?Articulos_Id=9304



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La Teología de la Muerte

Rubén Dri


El 23 de diciembre, organizado por la Asociación Madres de Plaza de Mayo, se llevó a cabo el juicio ético a la Iglesia cómplice de la dictadura militar. Se resaltó que el juicio no era a toda la Iglesia ni era contra la fe o contra el cristianismo, sino contra la Iglesia cómplice. Se recalcó que hubo otra Iglesia comprometida, cuyos militantes fueron perseguidos, secuestrados, encarcelados, torturados y "desaparecidos" como todos los militantes populares. En el juicio expuse conceptos centrales de una verdadera Teología de Mal, que ya había expuesto en Teología y dominación y que, por diversos motivos, habían pasado inadvertidos. Varios me expresaron asombro y horror. Me parece, pues, importante reproducir algunos conceptos entonces publicados, previa readecuación al momento presente. Ello echa un poco de claridad sobre los hechos aberrantes que salen a luz a raíz de los juicios a los máximos responsables del genocidio.

Los crímenes de la dictadura militar fueron impulsados por una determinada mística del soldado cristiano que ha sido coherentemente mantenida por los vicarios y el provicario castrense, en el período que va del ’76 al ’83. La concepción de la presencia de "Dios en el soldado", que defendía el provicario Victorio Bonamín en 1976, es la misma que está presente en la concepción de los militares argentinos como "soldados del evangelio" que sostiene el vicario castrense José Medina en 1982.

Tanto Bonamín como Medina son buenos exponentes de esta concepción del militar cristiano. Pero tal vez sea el vicario y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Adolfo Tortolo, la voz más autorizada. Sus conceptos al respecto son sobrecogedores y permiten en cierta manera comprender la "furia mística" de ciertos militares como Videla. "El cristiano toma en sus manos -como hombre que vive su conciencia sacerdotal- el don de la vida natural y la ofrece a Dios destruyéndose o inmolándose en reconocimiento de la infinita majestad de Dios y en prueba de su entrega definitiva al Ideal. Esto nos lleva a la ofrenda en aras de un Ideal cuya raíz es Dios; al servir a la Patria hasta morir por ella".

Ya tenemos los conceptos que fundamentarán la mística del soldado cristiano, capaz de morir y de matar: la "Infinita Majestad de Dios", Dios todopoderoso, el cual exige destrucción o inmolación. Dios es un Ideal que se alimenta de la destrucción de la vida natural. Necesita sangre. De Dios deriva la Patria, que viene a ser una encarnación divina; en consecuencia un Ideal que solo vivirá de inmolación y destrucción.

"El amor a la Patria es sagrado [...] Cristo amó a su Patria, sojuzgada entonces por Roma. Dignificó y santificó de este modo el valor de la Patria. El amor a la Patria, que debe ser generoso y leal en cualquier hombre, debe serlo doblemente en el cristiano. Si morir por la Patria es dulce para cualquier hombre de bien, más dulce lo es para el cristiano que contempla el universo a la luz de la fe, y a la luz de la fe considera el Ideal de la Patria. Este amor a la Patria debe darse en grado eminente y heroico en quienes integran las Fuerzas Armadas de una Nación." Un amor "en grado eminente y heroico" a un Ideal que exige inmolación y destrucción puede ser terrible, puede llevar a la furia de la destrucción "más allá del bien y del mal".

Continúa el vicario castrense: "La vocación militar está signada por el riesgo permanente. Riesgo que la Fortaleza espiritual dinamiza y nutre. En las Fuerzas Armadas debe darse una clara y decidida vocación a la muerte como ideal inherente a su más entrañable Ideal Militar, condición ‘sine qua non’ para vivir el sentido heroico de la vida y para realizarse con el plasma que plasma héroes". La "Fortaleza espiritual", es decir, la mística que proporciona la legitimación teológica que realiza el vicariato, "nutre y dinamiza" el "riesgo permanente" de los militares, ese jugarse siempre al borde de la muerte que los caracteriza, porque al Ideal Militar le es inherente la vocación a la muerte. Allí está presente la Iglesia con su teología de la muerte para sostener espiritualmente a los caballeros de la muerte.

Pero el vicario castrense no deja de seguir internándose en estas profundas sendas de la mística de la muerte: "El héroe está hecho de renuncias personales, de grandeza de alma, de fe integral, ajena a toda servidumbre espuria. El héroe está situado inmediatamente después que el santo -sin olvidar que todo santo es héroe- así sea héroe con el heroísmo de la humildad y del silencio". El texto habla de por sí. El héroe, o sea, el militar, viene inmediatamente después del santo, o sea del sacerdote, sin olvidar que todo santo o sacerdote es héroe o militar, el santo y el héroe, la cruz y la espada, la Iglesia y el Estado. El sacerdote u hombre de Iglesia es un santo-héroe y el militar un héroe-santo, anverso y reverso de la misma realidad, con hegemonía del santo pero que sólo puede hacerla valer con la fuerza del héroe.

Luego viene la estremecedora conclusión: "No es necesaria la efusión de sangre para ser héroe. Basta vivir el terrible cotidiano, sin dejar de cultivar la perspectiva de una senda que exija la efusión de sangre". Creo que no es necesario agregar nada más. Aquí está en toda su trágica dimensión lo sustancial de una Teología de la Dominación, que se manifiesta crudamente como Teología de la Muerte, que sirvió para mantener el espíritu de los militares que sólo mediante un genocidio creían poder volver atrás la historia para revivir los supuestos idílicos tiempos de la perfecta unión entre la cruz y la espada.

La Teología de la Dominación en su versión más acabada de la Teología de la Muerte desarrollada por los vicarios castrenses, con su correspondiente mística del soldado cristiano, debía ser aplicada por los capellanes militares, cuya labor era, como la definió Bonamín, "formar espiritualmente y doctrinariamente a los cadetes y soldados". Monseñor Antonio Plaza, al estrenarse como flamante capellán de la policía bonaerense, la de Camps, aseguró que la Iglesia brindaría "fortaleza espiritual" a los integrantes de los cuadros policiales y a sus familias "para templarlos ante la adversidad".

Los capellanes militares junto con los integrantes de las Fuerzas Armadas y policiales, en los centros clandestinos, en sus relaciones con las familias de los militares, eran la cruz junto a la espada, el espíritu que animaba a la materia, lo sagrado que daba sentido a lo profano, es decir, a los secuestros, torturas y desapariciones. En efecto, de acuerdo con la mística que se deriva de la concepción del Dios mayestático que exige inmolación y destrucción, el capellán Mackinnon podía invocar a Dios "para que nuestro uniforme no tenga otra mancha que la de la sangre propia o ajena derramada por una causa justa; porque esta sangre no mancha, dignifica".

Esta acción mostró su eficacia en los centros clandestinos. Hay testimonios sobre la existencia de interrogadores cursillistas, además del conocimiento que tenemos de la existencia de toda una brigada que llevaba el nombre de "Colores", el himno del cursillismo, cuyo representante principal, apellidado precisamente Colores, se caracterizaba por la manera en que gozaba las torturas. Había militares que en los centros clandestinos usaban el rosario, militares torturadores que se consideraban cruzados, inquisidores, enviados de Dios en contra de los diablos; torturadores que interrogaban sobre la fe de sus víctimas; y por supuesto la continua proclamación de "los valores occidentales y cristianos" por los que se lucha.


Rubén Dri  Filósofo, profesor consulto de la Facultad de Ciencias Sociales (UBA).
http://www.adital.com.br/site/noticia.asp?lang=ES&cod=53366



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lunes, 10 de enero de 2011

José Comblin: “La Iglesia Católica optó por los ricos”

Entrevista a José Comblin


José Comblin nació en Bruselas en 1923. Hoy, con 87 años, llegó a Chile a visitarnos, ver nuestra realidad y mostrar su pensamiento. Lo hizo como en 1972, cuando expulsado de Brasil, lugar donde residía, este cura belga, uno de los creadores de la Teología de la Liberación, se vio obligado a salir y buscar refugio en el país de la Unidad Popular.

Hace 60 años que es sacerdote, fue unos de los creadores de la Teología de la Liberación y se vino a América porque estaba frustrado de la iglesia europea, “con una fachada todavía poderosa pero donde el evangelio estaba ausente”, y encontró su oportunidad cuando Pío XII pidió sacerdotes “para luchar contra el comunismo de America Latina

Tras su paso por Chile, volvió a Brasil. Escribió un libro denunciando la doctrina estadounidense de la seguridad nacional lo que le valió una nueva expulsión. Regresó a Brasil, donde vive desde 1980.

ENTREVISTA

P: Usted conoce bien Chile y las almas de los chilenos ¿estamos bien, nos encuentra felices o despreocupados?

R: “Felices. A lo mejor porque he estado con personas felices, no parece haber preocupación. No hablaron mucho del bicentenario, no sé si tal vez no hubo fiestas animadas, pero los chilenos son los ingleses de América del Sur. No son tan exuberantes”.

P: En los años 60 y 70, con todo el auge de la teología de la Liberación, ¿se imaginaba este mundo?

R: “Hubo mucha concentración en la economía. No se pensaba, así mismo, que el porvenir sería un culto a esa concentración. Nadie se podía imaginar una evolución así”.

P: ¿Qué queda de la teología de la liberación?

R: “El promedio de edad es de 80 años, los teólogos de la liberación son mayores de 80 y no apareció una nueva generación. La represión fue muy fuerte, terrible y la dictadura del Papa aquí en América Latina es total y global. Acá se puede criticar a Dios, pero no al Papa. El Papa es más divino que Dios. Cualquier cosa que venga de Europa se aplica radicalmente, por otra parte, el papa Juan Pablo II, nombró toda una serie de  obispos disciplinados, sumisos, obedientes, de tal modo que es difícil encontrar en América Latina algún obispo con cierta personalidad, fueron elegidos justamente porque no tenían personalidad. Ahí las consecuencias: sumisos.

La Teología de la Liberación no ha sido bien vista y el Papa ha sido el gran enemigo y adversario. Ni en los seminarios ni en las facultades de teología se puede hablar de eso. Entonces, apareció una nueva generación que considera que eso es ya del pasado, que ya ha muerto, se terminó. No interesa más. Para la nueva generación de obispos y sacerdotes, ya no existe”.

P: ¿Cómo ve la situación de las comunidades cristianas de base, tienen fuerza hoy?

R: “Es igual, donde hay un sacerdote anciano, continúan. Los jóvenes no se interesan ni entienden. Subsisten donde todavía hay sacerdotes que han vivido eso, que lo han creado”.

P: ¿Qué va a pasar con esta Iglesia, dónde está poniendo el acento hoy y cuál es la proyección de esto en la medida que ustedes no pudieron transformarla?

R: “En el mundo popular, en América Central el 50 por ciento de la población es evangélica. En otros países, el 30 por ciento. La Iglesia Católica ha abandonado a las clases populares, salvo los viejos, algunas reliquias del pasado como Mariano Puga, en las nuevas generaciones no se encuentran personalidades así. No se interesan más, salvo en algunos discursos o palabras bonitas. En la práctica, no. Hoy las universidades y colegios católicos son para la burguesía. El porvenir de América Latina es ser un continente evangélico protestante, salvo su clase alta. Así el Opus Dei y los Legionarios de Cristo, y todas esas asociaciones que hay de ultra derecha, van creciendo en ese sector”.

P: ¿Cuál es su opinión sobre estas asociaciones que mencionó?

R: “Estos tienen la confianza de la curia romana y después representan la plena libertad dada a personalidades que son como los grandes Rockefeller, los conquistadores, como Escrivá de Balaguer que era un capitalista, el hombre que va a triunfar, que va a disfrutar el mundo, que va a ganar, ser rico, poderoso y que es capaz de crear gente totalmente subordinada, soldados con mentalidad de soldado, estos son todos hombres deformados psicológicamente, cómo son los futuros dictadores, Maciel de los Legionarios de Cristo, que se descubrió que tenía una vida paralela, fue un hombre que ha logrado reunir una fortuna  de 50 mil millones de dólares. Su chantaje, su palabra y su exigencia, llegaron a los millonarios.

Hoy, los que han trabajado con él, sus colaboradores, todos dicen y afirman, que no sabían nada de la vida paralela. Cómo, trabajan 40 años con él y no saben nada, que tiene una familia, tres hijos, que practicó la pedofilia con los niños, alumnos de formación, de sus colegios, que tenía un mundo de amantes. ¿Todo eso no lo sabían? Se supone entonces que ellos son cómplices y también tienen una vida paralela”.

P: ¿Cómo mantienen el poder y el secretismo?

R: “Donde hay uno o dos obispos del Opus Dei en el Episcopado, intimidan a todos los demás. Los otros se quedan callados y uno solo habla, eso es un problema de psicología social típico de dictaduras”.

P: ¿Cómo esta transición de Juan Pablo II a Benedicto XVI, a usted le ha llamado la atención el camino recorrido por Benedicto o es más de lo mismo?

R: “Es lo mismo”.

P: ¿Pero no esperaba que fuera peor?

R: “Es que han sido elegidos por los mismos. Fue el Opus el que eligió a Juan Pablo II y al actual, practicando el chantaje, intimidando a los cardenales. El próximo Papa será igual porque el Opus tiene un poder muy fuerte. Es una continuación con pocas variaciones. El papa actual tiene más preocupaciones de doctrina y naturalmente no tiene la simpatía, el carisma, de Juan Pablo II, que era una cosa excepcional, pero globalmente es la negación del Concilio Vaticano II”.

P: ¿Dónde está Dios que ha permitido todo esto?

R: “Dios, ¿sabe dónde está? Está en la población La Victoria, está en La Legua, en la cárcel, pero de Roma ha desaparecido hace mucho tiempo. Hay algunos obispos excepcionales, gente buena, amable, gentil, acogen bien, pero no se puede entrar ningún problema, allí no, es lo que dice el Papa. No se discute siquiera top secret”.

P: Más allá de la represión fuerte de esta dictadura vaticana que usted menciona ¿cuál es la autocrítica que hace como creador de la Teología de la Liberación, que no pudieron generar una herencia, un desarrollo, qué pasó ahí?

R: “Es claro que hubo la ilusión de que el Concilio Vaticano II entraría en la práctica y no entró. Eso fue una confianza grande,  entonces merecería un cambio, era subestimar las fuerzas dominantes en la Iglesia Romana. Ahora siempre queda más claro que el problema es el Papa, o sea la función del Papa, una dictadura implacable con muchas formas de dulzura y amabilidad, pero implacable.

Como latinoamericanos, no hemos criticado la sumisión tradicional al Papa ni destacar que el problema de la Iglesia Católica es el Papa, y a veces Pablo VI se daba cuenta, pero tenía miedo de las consecuencias y Juan Pablo II, a veces, se daba cuenta de lo mismo. Cómo el Papa va a conocer la realidad de cada país y el asunto es quién lo aconseja. La autocrítica es haber confiado en el Concilio Vaticano II”.

P: ¿Y qué debieron haber hecho, quebrar a la Iglesia en su momento?

R: “En ese momento, en Europa, la crítica se centra en el Papa pero en América Latina, diga eso en la Iglesia chilena, quién va a entender qué significa eso. Algunos jesuitas sabrán, algunos otros religiosos, algunos viejos sacerdotes, pero no van a decirlo, pero lo pueden descubrir y pensar, pero todavía falta. Es difícil prever qué va a pasar. Creo que va  a haber un shock cuando se den cuenta de que el continente se transforma en un continente protestante.

Hay una resistencia psicológica, miedo de tener que ver algo, entonces no se toca. Es ese el desafío principal y es por que habría que reconocer que han escogido a los ricos, han escogido permanecer con la clase alta, con la burguesía y eso es evidente pero no quieren verlo. En Chile eso es más que evidente, aquí es espectacular, el desarrollo que tiene en las universidades católicas, los colegios del Opus y los Legionarios.

Por mi parte considero que el porvenir del cristianismo está en China, Corea, Filipinas, Indonesia. Se estima que sólo en China hay 130 millones de cristianos, martirizados porque prácticamente están perseguidos. En Brasil no hay esa cifra, sería difícil encontrar a 30 millones. Casi todos son evangélicos”.

P: Si tuviera la posibilidad de decirle algo a cientos de sacerdotes jóvenes, si pudiera hablar directamente con ellos y abrirle los ojos en esta situación ¿qué les diría?

R: “Yo les diría: “váyanse a vivir a las poblaciones para conocer la realidad, porque si no conocen todo es palabras. Nuestra aliada es la realidad, el que no ve la realidad no ve lo que es la humanidad. Se queda con palabras y discurso, pero no puede crear nada. No hay receta pero si se van, porque tienen cabeza y corazón, descubrirán lo que hay que hacer”

P: ¿Y qué le parece que canonicen a Juan Pablo II, como él lo hizo con monseñor Escrivá de Balaguer?

R: “El papado de Juan Pablo II fue catastrófico. Todos los que han hecho su carrera con él han podido ser cardenales, a pesar de su mediocridad personal. No merecían nada pero él los promovió,  ¡claro que ahora quieren canonizarlo! Una vez  que han canonizado a Escrivá, todo el mundo sabe que se puede ser santo sin tener virtud alguna”.

Texto publicado en revista El Periodista, edición Nº 200, 30 de diciembre 2010

Movimiento TeologìaS de la Liberaciòn – Chile
Cuadernos Opciòn Por los Pobres-Chile
Correo: opcion_porlospobres_chile@yahoo.com
Rosas 2090. Santiago – Chile



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La amargura de las mitras

Rafael Fernando Navarro


Tal vez España esté triste. La tristeza es la espalda de la alegría. Se intuye la belleza de los ojos por la elegancia que pasa a tu lado por la acera. Economía, paro, recortes sociales, estado de bienestar ahogado, bancos que asfixian la pobreza. Pero han tintineado los belenes, se ha poblado el aire de burbujas-Mas-President. Por las calles una monarquía de lunas, incienso y mirra. Padres aupando sonrisas infantiles para apretar la vida envuelta en celofán crujiente. Algo es verdad sencillamente porque es bello. Surge entonces la poesía como creación, la vida como aventura, el amor como utopía. Navidad, año nuevo, reyes. Brotando como un surtidor de asombro. España triste, no amarga. Elegante y bella, poniendo cascabeles a la pena.

Hubo un mitin de mitras por Colón. Bordadas en oro las casullas blancas. Anillos y pectorales de joyerías caras. Tafetán, organdí, fajines de muaré líquido, estolas de autoridad grecorromana. Rouco-Presidente de Obispos. General plenipotenciario de Dios Padre. Procesión episcopal de mocasín italiano. Lo tienen todo: Catedrales, palacios, Berruguete y Velázquez, Tizianos y Murillos por los siglos de los siglos.  Ojivas góticas y románicas arcadas. Dignidades tienen, privilegios, manos de todopoderosos señores entre las suyas sagradas. Tienen, aseguran tener sobre todo, la verdad, toda la verdad, nada más que la verdad. En monopolio. En exclusividad. En propiedad privada para explotarla, imponerla y aplastar con ella las conciencias universales hasta el fin de los tiempos. Se sintieron así, cuando el mitin de mitras por Colón.

Lo tienen todo. Hasta amargura amarga. Agrios los ojos de los Obispos. Dios hizo el mar, los árboles, los pájaros. Vio que eran hermosos. Le gustó su creación. Dios artesano fecundando el barro, el vientre de la tierra, las caderas de las estrellas jóvenes, los hombros de una luna preñada de luz seminal. Y le gustó. Miraba con ojos limpios, con luz inaugural de mundo nuevo.  Dios no parió la amargura, tal vez porque el amor sólo engendra belleza.

Mirada marrón de Obispos. Enfermo el mundo. Enferma  Europa. Agonizante España. Familia hundida por socialismo anticristo. Por amor lesbiano consentido. Amenazando el divorcio. Por parejas que se aman, sólo se aman, nada más que se aman, sin cánones, sin vestidos blancos pronovias, sin ataduras sacramentales, con liturgia pagana de cordero lechal, marisco y puro regalado. Locura amarga de Obispos. Mujeres expuestas a la muerte por no obedecer al dios prefabricado de venta en el corte parroquial de las rebajas. Reig Plá lo afirma. Muy pronto la mitad de la humanidad programada de homosexualidad, sin sexo reproductor como dios manda (Demetrio Fernández, Obispo de Córdoba). Europa vive “las horas más dramáticas de la historia, periodo de verdadera ceguera" en el que "se cuestiona y se niega la verdad del hombre y de la familia"  “El aborto y la eutanasia son la manifestación de una crisis mucho más honda que el paro o la recesión  económica”  Rouco ronco de pena, penita, pena.

Los Obispos tienen los ojos llenos de espinas. Les sangra la realidad. Han despreciado tanto la hermosura por pecaminosa, que han terminado por extirparla del mundo. Han trasladado el infierno al aquí y ahora de la vida. Hubo un mitin de mitras amargas por Colón. Tal vez el ateismo actual consista en la apostasía del asco, de la herida ulcerada, del basurero humano donde el hombre es sólo una peste para el hombre.

Era difícil respirar rosas blancas bajo el altar de  Colón envenenado. Hay que ayudar a los Obispos a terminar con un mundo asqueado y asqueante. Empitonaron la bondad las mitras hirientes de amargura.

http://marpalabra.blogspot.com


NOTA EDITORIAL. El presente artículo se refiere a una Eucaristía convocada por el Presidente de la Conferencia Episcopal Española, un acto de culto convertido en una manifestación contra la legislación española surgida del Parlamento, la cual dicen dichos Obispos que entraña una persecución a la propia Iglesia.


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miércoles, 5 de enero de 2011

Paz y justicia navideñas

Pep Castelló

 

Pasó ya la Navidad y una vez más nos trajo paz, esa ambigua palabra que tanto expresa una bendición del cielo como la permanencia impune de un cúmulo de injusticias que conllevan amargos sufrimientos a una gran parte de la humanidad. Gracias a Dios o al Diablo, según desde donde se mire, nada ha puesto en peligro este sacrosanto sistema político-económico-social-religioso del cual de buen grado o a la fuerza somos parte.

El mundo cristiano lleva siglos celebrando en estas fechas el nacimiento del Mesías con liturgias que contemplan el cielo como el lugar de la felicidad suprema e infinita, fomentan la caridad, alaban la paz e ignoran la justicia.

Cenas y almuerzos de familia, belenes, arboles, luces parpadeantes, regalos, redoblada actividad en los comercios, shows mediáticos en los que no faltan los tradicionales discursos de los altos dignatarios -cínicos los más de ellos- se han sumado a la liturgia religiosa y contribuyen a mantener vivo ese paradigma de bienestar navideño que en mayor o menor medida ocupa nuestras mentes.

La paz y el bienestar lo llenan todo y no dejan lugar a la justicia. Y es que todo no cabe en la mente humana. Hay que elegir entre pasarlo lo mejor posible o complicarse la vida exigiendo respeto a la dignidad  propia y la de quienes son de nuestra condición. Y nadie se la complica si no tiene una fuerte motivación para ello. De ahí que el poder se aplique a desmotivar a las gentes, ya sea mediante la represión o simplemente llenándoles la cabeza de paz y bienestar.

El sistema tiene muy bien organizada la configuración mental de los individuos en la irresponsabilidad. La fomenta mediante la permanente contemplación de paraísos terrenales a través de los medios y de la publicidad comercial. Estrellas mediáticas, gentes que alcanzan la fama por arte y gracia de la Diosa Fortuna con solo ser fieles al sistema; elogio del lujo, de la molicie y el entretenimiento como el modo de vida más deseable; invitación descarada a la irresponsabilidad mediante eslóganes tales como “llévatelo ahora y págalo cuando te venga en gana”... De otra parte, una loa permanente del éxito personal, del individualismo, de la competencia carente de escrúpulos y de la agresividad cuando no la violencia como formas de alcanzar el éxito y el tan deseado bienestar.

Un permanente bombardeo de mensajes subliminales de la mañana a la noche a través de cuantos medios pone el desarrollo técnico a disposición del poder sirven para entretener las mentes y desviar el pensamiento hacia los gozos del consumo como antaño los sermones de la clerecía lo desviaban hacia el cielo y movían a la resignación y la esperanza en el más allá.

Si la mente humana ha cambiado poco desde que el mundo guarda memoria, los medios para manipularla se han perfeccionado hasta el extremo. El asedio que el sistema ejerce sobre los individuos de la gran masa humana que constituye el pueblo es hoy día ineludible. Nadie escapa a su influencia. La forma de vida que ha impuesto el capitalismo impregna hasta los tuétanos todas las capas de nuestra sociedad. Cualquier modo posible de ganarse la vida que esté al alcance de la población implica ya en sí mismo la aceptación del sistema y de sus reglas y leyes.

Vivimos inmersos en un paradigma denso y pegajoso. Generamos sistema en cada gesto con la mayor de las inconsciencias, del mismo modo que cuando caminamos por la calle respiramos sin darnos cuenta los gases que emanan los tubos de escape de los automóviles que nos rodean. Nuestra inconsciencia es la mayor aliada del poder. De ahí que se esfuerce tanto en entretener nuestras mentes y tenga legiones de especialistas a su servicio.

Tan solo tomando conciencia y uniéndonos podremos luchar contra esa pandemia de inhumanidad que genera nuestra civilización occidental cristiana, contra esa infecta lepra del alma que nos destruye como personas y como pueblo. Y ahí hubiesen podido decir mucho las iglesias cristianas en sus celebraciones de esta reciente Navidad. Pero no tenemos noticia de que lo hayan hecho sino que, como de costumbre, han invitado a sus fieles a mirar al cielo, a esperar una felicidad sin fin en el más allá a cambio de ser pacientes, sumisos y caritativos en el más acá. De ahí, quizá, que no hayamos percibido en la tierra ningún movimiento revolucionario semejante al que anuncian los evangelios.

Pep Castelló, para “La hora del Grillo”

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miércoles, 22 de diciembre de 2010

La indiferencia

Jaime Richart
       
 
El papa, en su viaje reciente a España, tuvo el mal estilo –el acostumbrado por este papa de tan poca diplomacia- de acusar a este país ahora del mismo anticlericalismo que hubo en los años 30.

Eso, en castellano, es mala leche. Pero no deja de tener razón, pues ¡a quién extraña que quienes abusan, atosigan y coaccionan gravemente a los pueblos, sea a través del poder político o sea del religioso, -y eso, abusar y coaccionar era lo que hacía el clero en los años a que se refiere Benedicto-, no hacen más que extender el odio y la hostilidad que sólo se refrenan con cargas de policía! La misma hostilidad y odio que provocaban en Francia la realeza y la aristocracia, y que a finales del siglo XVIII fueron los desencadenantes de la Revolución. En los años 30 la clerigalla llevó demasiado lejos sus abusos y agotó la poca paciencia que le quedaba al pueblo, harto de la dictadura clerical. Pues bien, si ahora no necesitamos ser exactamente anticlericales por el escaso poder que tiene la Iglesia, sí somos aventajados antivaticanistas, antineoliberales, antifascistas, antiricos y antinorteamericanos… Y lo somos, muchos más de lo que nos hacen creer los sondeos y estadísticas divulgados por los medios que son los que ahora, en democracia, contribuyen al control social y drenan el odio.

Y eso que hoy día, al haber tanto empeño en no ser “anti” nada para no quedar mal, hay también demasiado incapaz de reaccionar. Así preponderan las medias tintas, y así es cómo se pone en bandeja la riqueza, el poder y el mundo entero a los que sacan réditos del pasotismo, de la abstención y de las indiferencias. Sí, indiferencias en plural, pues las hay de distinta clase: está la indiferencia unida al desprecio que merecen los cínicos, los prepotentes y los bocazas; está la indiferencia que elude despectivamente la provocación. Y está la indiferencia que aconseja paciencia en espera de mejor ocasión para darle la vuelta a la tortilla... Pero todas contribuyen a mantener el statu quo de la clase dominante en la sociedad española.

En todo caso si esta sociedad está efectivamente infectada de plutocracia e invadida por los herederos del franquismo, también cunde la autorepresión y el miedo a ser tenidos por "antis". No hay que ser “anti”, se oye a menudo…

Pues yo creo que sí, que quien en España no sea antiultraderechista, antifascista, antinorteamericano, antimonárquico y antipapado no hace más que reforzar los dispositivos del poder de los que ya lo tienen de hecho o de derecho. Ser indiferente, no ser anti, y estar en las medias tintas es lo peor que le puede pasar a un país. La tibieza es funesta para el individuo y para sociedades ardorosas como la española. Otra cosa es la moderación. Pero la moderación llega con la experiencia y la madurez. Y España no tiene ni una cosa ni otra en materia de convivencia de las partes visceralmente enemigas. El eclecticismo y la moderación son impecables, deseables y dignos de elogio para una sociedad ecléctica, respetuosa y moderada, pero son muy peligrosos en una sociedad de la que son siempre dueños de ella el dinero y los agitadores.

Rescatemos, pues, la pasión por las ideas, por los afanes y por la utopía. Fabriquemos las ilusiones si nos faltan. Trabajemos por el amor a los demás, y no nos centremos obsesivamente sólo por el sexual que llega por sí solo. Levantémonos de las poltronas, y veremos renacer poco a poco una sociedad ahora semidormida que sólo se despereza a golpes eléctricos activados por el periodismo agitador, por la jerarquía clerical y por los que explotan primero la indiferencia y luego los clamores que al final quedan en nada. Huyamos, en fin, de las medias tintas que impiden la grandeza y la nobleza, que bloquean el ánimo y destruyen el espíritu, pues con medias tintas no hacemos más que entregar el grueso de la colectividad a los depredadores más voraces.   
 
www.kaosenlared.net/noticia/la-indiferencia


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