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domingo, 28 de agosto de 2011

El Papa que hasta un ateo desearía

Feliciano Mayorga Tarriño


La semana pasada, un hermoso sueño me quitó la paz. Desde ese día, todas las mañanas, al oír el despertador, me abalanzo a la TV y los diarios con la esperanza de ver una nota de prensa que diga algo así como lo siguiente:

17 de Agosto de 2011. "El papa Benedicto XVI ha desaparecido del Vaticano. Los servicios de inteligencia de todo el planeta se afanan en hallarlo con vida. La OTAN está en estado de máxima alerta por temor a que se trate de un magnicidio, tal vez de un secuestro por parte de Al Qaeda. El catolicismo al borde de la guerra."

18 de Agosto de 2011. "Desconcierto internacional. Benedicto XVI ha sido hallado sonriente y sudoroso en Mogadisho, capital de Somalia. Desde un campo de refugiados, acaba de anunciar que iniciará una huelga de hambre en solidaridad con la población hambrienta. Su determinación es mantenerla hasta morir si la comunidad internacional no toma medidas urgentes para acabar con la miseria que asuela el planeta. El mundo escucha atónito la declaración."

19 de Agosto de 2011. "Todo es caos, preocupación e incertidumbre. Se suceden las reacciones oficiales. Nadie sabe cómo interpretar un gesto que viola los protocolos diplomáticos. Las autoridades de las cancillerías europeas y norteamericanas, a la vez que saludan tímidamente el gesto, lo desautorizan como un chantaje inadmisible por parte del líder de una Iglesia. De admitirse podría dar lugar a una serie indefinida de ingerencias por parte de otros dirigentes religiosos en el orden político internacional. Le exigen el cese inmediato de la huelga de hambre."

20 de Agosto de 2011. "El Vaticano, presionado por los gobiernos occidentales, ha convocado un conclave urgente y extraordinario para dar respuesta al insólito y perturbador acontecimiento. Se filtra la idea de que el Papa podría haber perdido sus facultades mentales y debería ser incapacitado como legítimo sucesor de Pedro."

21 de Agosto de 2011. "Los mercados han entrado en un estado de pánico generalizado. Las bolsas se desploman. Las multinacionales temen una intervención de la ONU que pudiera limitar sus beneficios a escala global. Los principales centros financieros exigen a los gobiernos una respuesta urgente a la crisis provocada por Benedicto XVI, al que califican abiertamente de comunista e irresponsable."

22 de Agosto de 2011. "Se espera una acción inminente por parte de la OTAN, como respuesta a la demanda de la curia romana, para capturar al sumo Pontífice, devolverlo con vida al Vaticano y realizarle un exhaustivo diagnóstico de salud mental por parte de eminentes psiquiatras. Se especula con un brote de demencia senil. El derecho canónico admitiría in extremis la posibilidad de nombrar un nuevo sucesor si se verifica la grave enfermedad mental del actual Vicario de Cristo."

23 de Agosto de 2011. "La imagen de un Papa despojado de sus pomposas vestiduras, ataviado con las raídas ropas de los nativos y dispuesto a llevar hasta el sacrificio final su compromiso con los más pobres del planeta, ha conmocionado a la opinión pública mundial. Es como un delirio colectivo. La gente se echa a la calle presa de un sentimiento de júbilo, ocupando calles, plazas y parlamentos."

24 de Agosto de 2011. "Todo parece irreal, es como si el mundo hubiera perdido de pronto su gravedad y flotara en un estado de gracia y ligereza. Hay gente por todas partes. Unos lloran de emoción, otros cantan salmos, otros rezan tomados de las manos, otros comparten lo que tienen con los más pobres, otros se abrazan sin motivo, los enemigos se declaran la tregua. Un sentimiento de hermandad surca la tierra. Es indescriptible. Nadie recuerda algo semejante"

25 de Agosto de 2011. "Ante el riesgo de captura del santo Padre, el Dalai Lama, el patriarca de Constantinopla, numerosos imanes y rabinos, y los principales líderes protestantes han decidido sumarse a la huelga de hambre de Benedicto XVI. Se añade cada día una marea de niños, mujeres y ancianos, en cuyo rostro se refleja el orgullo de saber que, al menos por una vez, Dios está de su parte."

26 de Agosto de 2011. "Filósofos e intelectuales afirman que lo que está ocurriendo, tanto si el Papa muere o logra derrotar al hambre, supondrá un punto de inflexión en la humanidad. Su importancia ya se compara con el final del imperio romano, el descubrimiento de América o la derrota del nazismo. Sectores izquierdistas, ateos y liberales se movilizan a favor de los cristianos y el parlamento de Israel ha acordado devolver los terrenos ocupados a Palestina. La historia parece haber perdido su racionalidad. Ningún estudio sociológico, económico o político había previsto un suceso tan enorme ¿Qué está pasando? ¿El mundo se ha vuelto loco?, ¿de amor?"

Conclusión: el Papa es uno de los pocos seres humanos capaces, por su estatus, de realizar tan hermosa quimera. Por eso cada día, apenas me despierto, me lanzo a los kioscos para ver si es hoy está la gran noticia, el día en que el Papa de mis sueños realizará la gesta que salvará al mundo.


Feliciano Mayorga Tarriño, filósofo y escritor
http://maranathacristoessalvacion.blogspot.com/2011/08/el-papa-que-hasta-un-ateo-desearia.html


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lunes, 18 de abril de 2011

José Comblin: un desafío a la intelectualidad académica

Leonardo Boff


El día 27 de marzo murió a los 88 años de edad cerca de Salvador (Bahía) el teólogo de la liberación José Comblin. Belga de nacimiento, optó por trabajar en América Latina, pues se daba cuenta de que el cristianismo europeo era crepuscular y veía en nuestro subcontinente espacio para la creatividad y para un nuevo ensayo de la fe cristiana articulada con la cultura popular. Él encarnaba el nuevo modo de hacer teología, inaugurado por la Teología de la Liberación, que es tener un pie en la miseria y otro en la academia. O dicho de otro modo: articular el grito del oprimido con la fe libertadora del mensaje de Jesús, partiendo siempre de la realidad contradictoria y no de doctrinas, y buscar colectivamente una salida liberadora a partir del pueblo.

Vivió pobre y desposeído en el nordeste brasilero. E incluso allí, donde se supone no hay condiciones para una producción intelectual de alto nivel, escribió decenas de libros, muchos de ellos de gran erudición. Lógicamente aprovechaba las temporadas que pasaba en su universidad de origen, la de Lovaina, para reciclarse. Así escribió uno de los mejores libros sobre la Ideología de la Seguridad Nacional, dos volúmenes sobre la Teología de la Revolución, un detallado estudio sobre el Neoliberalismo: la ideología dominante en el cambio de siglo. Y decenas de libros teológicos, exegéticos y de espiritualidad, entre los cuales destaco: Tiempo de Acción, Cristianos rumbo al siglo XXI y Vocación para la Libertad. Fue asesor de Dom Helder Câmara en su lucha por los pobres y de don Leonidas Proaño, obispo de los indios en Riobamba (Ecuador).

Debido a sus ideas, fue expulsado de Brasil por los militares en 1972. Fue a trabajar a Chile de donde también lo expulsaron los militares en 1980. De regreso a Brasil, se dedicó a dar cuerpo a su profunda convicción: que el nuevo cristianismo en Brasil deberá nacer de la fe del pueblo. Creó varias iniciativas de evangelización popular conocidas bajo el nombre de Teología de la Azada. Se inspiró en el Padre Ibiapina y en el Padre Cícero, los grandes misioneros del Nordeste, que más que administrar sacramentos y fortalecer la institución eclesiástica ejercían la pastoral del consejo y de la consolación de los oprimidos, cosas ambas que son las que éstos más buscan.

Es uno de los mejores representantes del nuevo tipo de intelectual que caracteriza a los teólogos da liberación y a los agentes de pastoral que están en esta caminada: realizar el intercambio de saberes, es decir, tomar en serio el saber popular, «hecho de experiencias», empapado de sangre y sudor, pero rico en sabiduría, y articularlo con el saber académico, crítico y comprometido con las transformaciones sociales. Este intercambio enriquece a unos y a otros. El intelectual pasa al pueblo un saber que lo ayuda a avanzar y el pueblo obliga al intelectual a pensar los problemas candentes y a enraizarse en el proceso histórico. La inteligencia académica tiene una deuda social enorme con los pobres y marginados. Las universidades son en gran parte macroaparatos de reproducción de la sociedad que se caracteriza por desigualdades y fábricas formadoras de cuadros para el funcionamiento del sistema imperante. Pero se les debe reconocer, no obstante sus límites, el hecho de que fueron y son laboratorio del pensamiento contestatario y libertario.

Pero todavía no ha habido un encuentro profundo entre la universidad y la sociedad, haciendo una alianza entre la inteligencia académica y la miseria popular. Son mundos que caminan paralelos y no son las extensiones universitarias las que cubrirán el foso que las separa. Tiene que darse un verdadero intercambio de saberes y de experiencias. Ignorante es quien imagina que el pueblo es ignorante. El pueblo sabe mucho y descubrió mil formas de vivir y sobrevivir en una sociedad que le es adversa.

Si hay algún mérito en los teólogos de la liberación (que existen aquí y en todo el mundo, Roma no consiguió exterminarlos) es haber realizado esa unión. Por eso no se puede pensar en un teólogo de la liberación si no es metido en los dos mundos, para desde esa unión intentar gestar una sociedad más igualitaria que, dicho en dialecto cristiano, tenga más bienes del Reino que son justicia, dignidad, derecho, solidaridad, compasión y amor.

El Padre José Comblin nos dejó el ejemplo y el desafío.

http://www.servicioskoinonia.org/boff/articulo.php?num=431



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domingo, 10 de abril de 2011

Espiritualidad y Socialismo

Marcelo Barros


Soplo de Amor en la Tierra Liberada.
Esbozo de una espiritualidad socialista para el siglo XXI.


En la primera década del siglo XXI, ciertamente, uno de los acontecimientos más significativos para el mundo fue el protagonismo social y político de movimientos indígenas y populares en diversas partes del continente latinoamericano. Aunque sigan frágiles, están produciendo, en varios países, un proceso de cambios estructurales.

En Latinoamérica, es camino para un tipo nuevo de socialismo que, tal como lo soñaba Simón Bolívar a principios del siglo XIX, puede unir a todos los pueblos de esta inmensa patria grande y puede hacer bien al mundo todo. Esta realidad nueva es una conquista de comunidades populares y de grupos antes desorganizados que, poco a poco, han ido manifestando una capacidad de movilización hasta poco desconocida. Esta profecía puede ayudar a grupos y organizaciones que en todo el planeta creen que "un nuevo mundo es posible” y se empeñan por eso.

En este camino a un nuevo tipo de Socialismo, un elemento característico es la participación activa de grupos espirituales, cristianos y de otras tradiciones religiosas, comprometidos con la transformación social del mundo. Sin duda, algunos sectores religiosos siguen siendo conservadores y rechazan el proceso político nuevo. Todavía piensan que la fe y la espiritualidad nada tienen que ver con la acción social y política. O aún peor, mantienen intereses ocultos con la manutención del status quo.

Así mismo, desde los años 60, en toda América Latina, obispos, pastores evangélicos, sacerdotes y líderes de otras religiones si hacen hermanos, compañeros y compañeras de los grupos populares, incluso no religiosos, en busca de justicia social y en apoyo a la caminada que fundamenta los caminos de la liberación del pueblo. En todo el mundo, esta participación de cristianos y espirituales de otras religiones en los procesos sociales liberadores tiene suscitado una reflexión sobre nuevas formas y expresiones de espiritualidad que surgen de esta experiencia.

Como vivo y trabajo en Brasil y conozco más eso en América Latina, pido perdón a los hermanos y hermanas de no poder escribir sobre este camino en España y en Europa. Sin embargo, mismo si, en estas páginas, parto de las experiencias latinoamericanas, ustedes pueden aplicar mucho de esto à la realidad vivida en Europa. Como es costumbre en América Latina, esta reflexión es hecha a partir del método "Ver, Juzgar y Agir”. Es claro que cada una de estas etapas ya contiene algo de las otras, pero como metodología nos ayuda a partir lo más posible de la realidad, buscar profundizarla y finalmente sacar algunas propuestas concretas de camino para nuestra acción pastoral y espiritual.

1  Características del tiempo actual y del Socialismo emergente.


Desde 2008, el mundo tomó consciencia de una crisis económica estructural. Bancos y empresas internacionales han declarado falencia y varios países sufren consecuencias de esta crisis. Infelizmente, esta situación no ha conducido la sociedad internacional y gobiernos a buscar alternativas al Capitalismo.

Al contrario, la crisis generó una concentración de poder y de riqueza todavía mayor. El sistema privatiza los intereses y beneficios y socializa las pérdidas y perjuicios, para que sean los más pobres quienes deban pagar la factura. “El mayor impacto de la crisis es el aumento descomunal de la pobreza, empobreciendo más a los que ya son pobres y poniendo por debajo de la línea de pobreza a sectores de clases medias. Se calcula que la mitad de la población mundial, más de tres mil millones de personas, está viviendo con menos de dos dólares por día” [2].

Al mismo tiempo, las consecuencias de la crisis en el plano ambiental son gravísimas. En la Asamblea General de las Naciones Unidas, Leonardo Boff afirmó: “si la crisis económica es preocupante, la crisis de la no-sostenibilidad de la Tierra se manifiesta cada día más amenazadora” ¿Cómo garantizar la sostenibilidad de la Tierra, ya que ésta es la premisa para resolver las demás crisis: la social, la alimentaria, la energética y la climática?

Ban Ki-moon, Secretario de la ONU afirmó: "no podemos dejar que lo urgente comprometa lo esencial”. Lo urgente es resolver el caos económico, pero lo esencial es garantizar la vitalidad y la integridad de la Tierra. En América Latina, se tiene buscado una solución justamente en formas diversas de Socialismo a partir de las comunidades indígenas y de la sustentabilidad de la Tierra.

Boaventura de Souza Santos afirma: “América Latina ha sido el continente donde el socialismo del siglo XXI entró en la agenda política” [3]. David Choquehuanca, ministro de Relaciones Exteriores de Bolivia y especialista en cosmovisión andina, al igual que otros analistas indígenas, cree que, a diferencia del capitalismo, que da prioridad al dinero y a las relaciones económicas, los procesos sociales emergentes en el continente deben basarse en el “vivir bien”, concepto indígena que él explica de manera muy clara como el cuidado del bien común, la sostenibilidad de la tierra y la salud integral de cada persona dentro de la comunidad humana y de la vida. En este nuevo proceso se distinguen tres etapas o dimensiones que han ocurrido en el continente:

1º. Transición de la dictadura a la democracia.

Casi todos los países de América Latina han vivido dictaduras militares violentas y el cambio para la democracia, en muchos países aún se está desarrollando.

2º. Transición del colonialismo a la descolonización. En toda América Latina hay un fortalecimiento de los movimientos indígenas. En las nuevas constituciones nacionales (como en Ecuador y Bolivia), los países se proclaman plurinacionales.

3º. Transición del capitalismo hacia una vía que se constituya como un nuevo socialismo para el siglo XXI. Aunque embrionario y con varias contradicciones, está surgiendo un nuevo proceso social que aún no se puede llamar propiamente socialismo, pero que va en la dirección de sistemas más descentralizados, de economías más solidarias y del compartir.

2. El socialismo bolivariano.

A partir de los años 70, en Venezuela, se ha desarrollado un movimiento popular que acabó por tomar el poder y que tomó el nombre de "revolución bolivariana”. Simón Bolívar fue un héroe del inicio del siglo XVIII que dedicó su vida a la liberación de los pueblos latinoamericanos. Elaboró un plan de liberación para los países, desde Colombia hasta Argentina. Alertó sobre el peligro de concentrar el poder en una sola persona.

“El sistema más perfecto de gobierno es el que produce la mayor felicidad posible para el mayor número de personas, la mayor seguridad social y estabilidad política”, escribió. Estipulaba libertades civiles, igualdad de tratamiento ante las leyes, abolición de la esclavitud, libertad de expresión y locomoción y la realización de juicios populares.

No gobernó ninguno de los países que conquistó para la libertad y ya enfermo vio que las elites locales se apoderaban del poder con la misma ideología clasista y discriminatoria que había visto en los españoles. Esto lo llevó a la muerte, a los 47 años, decepcionado y afligido, víctima de la tuberculosis.

El científico político Daniel Hellinger considera a Bolívar, aun con sus contradicciones, un “santo secular”. ¿Qué significa esto? Tal vez sea lo mismo que decimos hoy cuando percibimos que alguien vive una profunda espiritualidad humana, incluso sin tener ninguna relación con actividades explícitamente religiosas.

Hoy, la revolución bolivariana se inspira en tres principios que son como “un árbol de tres raíces”:

1º La raíz bolivariana que viene de Simón Bolívar (a principios del siglo XIX) y se expresa en igualdad y dignidad de todas las personas humanas, principalmente las de las culturas oprimidas.

2º La raíz simoniana (de Simón Rodríguez, educador y maestro de Bolívar) insiste en la educación como arma para la transformación.

3º Finalmente, la raíz zamorana (de Ezequiel Zamora, general, compañero de Bolívar) habla de la necesidad de unión civil y militar en el proceso de transformación social y política.

3. Fe cristiana y Socialismo.

En su obra, El Dios escondido, el sociólogo marxista Lucien Goldman comparaba –sin asimilar una a la otra– la fe cristiana con la fe socialista. Las dos tienen en común el rechazo del individualismo, buscar la superación de la cultura burguesa y creer en valores transindividuales.

El Cristianismo vive la fe en Dios, con todo lo que esto implica de fe en el ser humano y de valoración de la vida. En cuanto al Socialismo, se cree en la comunidad humana y la esperanza de construir el ser humano nuevo. La apuesta religiosa sería la existencia de Dios; la apuesta socialista, la posibilidad de la liberación social de la humanidad. Ambas implican una fe fundadora que no es demostrable solamente a nivel de los juicios factuales.

Según Goldman, lo que distingue a estas dos formas de fe es el carácter suprahistórico de la transcendencia religiosa. Desde los orígenes del cristianismo, muchos creyentes comprendieron que el mandato evangélico del amor al prójimo exigía el combate histórico en pro de una comunidad humana más libre, igualitaria y fraterna. A partir del siglo XIX, muchos cristianos entendieron que esa comunidad o ese futuro comunitario es el socialismo [4].

Lucien Goldman no fue el único marxista que comprendió la importancia de la fe para la lucha socialista. Mucho antes de él, el gran pensador latinoamericano José Carlos Mariátegui, en 1925 ya escribía en un ensayo: “La inteligencia burguesa se ocupa con la crítica racionalista del método, la teoría, la estrategia de los revolucionarios. ¡Qué malentendido! La fuerza de los revolucionarios no está en su ciencia, sino en su fe, en su pasión, en su voluntad. Es una fuerza religiosa, mística, espiritual... La emoción revolucionaria... es una emoción religiosa. Las motivaciones religiosas se desplazaron del cielo a la tierra. Ellas no son divinas sino humanas y sociales” [5]. Mariátegui desarrolló esta tesis a partir del análisis de las sociedades peruanas y latinoamericanas.

5. Una lucha espiritual.

Sin disminuir la importancia de una espiritualidad específicamente cristiana, aquí busco profundizar una mística más pluralista y macroecuménica, que pueda servir a toda persona de buena voluntad que desee avanzar por un camino de intimidad con el Misterio divino desde la solidaridad y la participación en las luchas sociales para cambiar el mundo.

En la época en que encontré al ministro, todavía me preguntaba cuál era la fuerza interior que hacía que un o una joven de clase media de El Salvador, Nicaragua, Colombia o Brasil dejase a su familia, renunciando a un futuro seguro y arriesgasen sus vidas en combates que entendían como luchas por la justicia y por la igualdad humana.

¿Qué fuerza interior llevó a tantos campesinos de Brasil a formar el Movimiento de los Campesinos Sin Tierra (MST) en plena dictadura militar y a resistir tantas persecuciones y peligros? ¿Con qué fuerza, las comunidades negras, perseguidas y marginadas, consiguieron resistir a tantos sufrimientos y mantener tanto de sus culturas y religiones originales, aunque fueran consideradas idolátricas y demoníacas por tantos ministros de Iglesia?

¿Cómo se explica el resurgimiento de los movimientos y comunidades indígenas en todo el continente cuando muchos consideraban a los indios condenados a la extinción? ¿Cuál es el secreto para tantos sacerdotes, pastores y ministras tener la fuerza interior y el valor de dar la vida por la causa del pueblo empobrecido? Si podemos entender esta trayectoria como un camino espiritual, ¿qué significa profundizar este camino dentro del proceso socialista actual que, en medio a tantas dificultades, de uno u otro modo, ha surgido en el continente? ¿Y cómo hacerlo?

6. Una comprensión nueva de Espiritualidad.
 

El propio término “espiritualidad” no es un término antiguo y no aparece en las escrituras sagradas de ninguna de las religiones tradicionales o antiguas. Por eso es fundamental esclarecer qué podemos llamar con este nombre y qué puede ser una propuesta de Espiritualidad pluralista, macroecuménica y socialista.

El teólogo suizo Hans Urs von Balthasar escribió: “La espiritualidad es una actitud fundamental, práctica o existencial, que la persona da a su existencia religiosa, o más generalmente, a su compromiso ético, como consecuencia y expresión de aquello en lo que cree»[6]. Espiritualidad es “el sentido que se puede dar a la vida”. ¿Y qué sentido tendría la vida si no fuera relación con el otro?

Algunas tradiciones religiosas ligan la espiritualidad a la búsqueda de intimidad con la divinidad, pero es necesario destacar, con la tradición bíblica, que el primer lugar en el que Dios encuentra al ser humano es en el otro. En América Latina, en la segunda mitad del siglo XX, redescubrimos la importancia de las personas empobrecidas y oprimidas como sacramento de la presencia y de la actuación divina. Creemos en un Dios que muestra su predilección manifestándose en medio de los empobrecidos. La solidaridad amorosa con estos que el padre Ignacio Ellacuría llamaba “pueblo crucificado” es el elemento fundamental de nuestra espiritualidad.

Ahora bien, la espiritualidad está llamada a ampliar la percepción de este otro, que no es solamente el otro humano, sino todo ser vivo y también la creación. Nos unimos a todas las tradiciones espirituales que recuerdan a la humanidad la presencia divina en todos los seres y apelan para que el encuentro con la divinidad se dé en esta comunión con la naturaleza.

Es un desafío desarrollar esta ecoespiritualidad basada en la conversión a la alteridad, que no es solamente el descubrimiento y respeto al Otro (Dios), al otro (humano), sino al otro (universo), porque, al mismo tiempo que se basa en la comunión con la alteridad, esta espiritualidad tiene conciencia pertenecer profundamente al conjunto del universo. Podemos hablar de «espiritualidad para el proceso social». En las opciones de justicia e igualdad social descubrimos las huellas del Espíritu y podemos seguirlo.

7. Como vivir una espiritualidad socialista para el siglo XXI.


La espiritualidad nos hace mirar a los otros y a la vida como Dios mira, con una visión que, sin perder el sentido crítico, es siempre esperanzada. Esta visión confiada es importante en las relaciones interpersonales y en el coraje de comprometernos con los cambios que queremos para el mundo.

Nada de pesimismos oscuros y de críticas amargas que pueden paralizar a las personas y el proceso. Si espiritualidad es una energía amorosa, esta fuerza interior sólo puede ser una inyección de esperanza y de fe en relación al mañana nuestro, de las personas y grupos que nos rodean.

7. 1 - La dignidad de la política.
 

“Hacer política es pasar de los sueños a las cosas, de lo abstracto a lo concreto. La política es el trabajo efectivo del pensamiento social: la política es la vida. Admitir una ruptura de continuidad entre la teoría y la práctica, abandonar a los realizadores a sus propios esfuerzos, así se les conceda una cordial neutralidad, es renunciar a la causa humana. La política es la trama misma de la historia. Y la historia la hacen los hombres poseídos e iluminados por una creencia superior, por una esperanza sobrehumana; los demás constituyen el coro anónimo del drama” decía José Carlos Mariátegui

Una primera expresión de la espiritualidad insertada en el proceso de construcción de un nuevo socialismo supone, en primer lugar, reconocer y valorar la dignidad de la política como lucha por el bien común. En el pasado, en los círculos espiritualistas existió muchas veces la tendencia a considerar la política como “cosa del mundo”; por el contrario debíamos interesarnos por lo que es eterno y está más allá de las cosas materiales. Lamentablemente, ésta es todavía hoy la posición de ciertos grupos eclesiales de tipo fundamentalista y de tradición pietista, sea en la Iglesia católica, sea en confesiones evangélicas, y también piensan o actúan así algunos grupos espiritualistas más libres.

La fe y la espiritualidad se aprenden con la práctica. Se llevan a cabo tanto en el nivel mínimo o micro de una limosna dada en la puerta de casa o de una ayuda ocasional a alguien necesitado, como principalmente en la estructura macrosocial y económica de un país.

Sin este cuidado con el cambio estructural colectivo, descubrimos que cuanto más se practica la caridad más hay que practicarla, porque la propia estructura fabrica continuamente situaciones de injusticia. Ya al principio de los años 90, el teólogo Jon Sobrino escribía que la misericordia no puede ser solamente una práctica ocasional, vivida al por menor, sino que debe constituirse como un “principio estructurador y permanente de la vida y de las acciones de cada persona y de cada grupo eclesial” [7].

Esta lucha por el bien-común incluye una denuncia constante de lo que se podría llamar el mal-común. En Medellín, los obispos católicos latinoamericanos lo llamaron “violencia institucionalizada”. Y no basta denunciar. Es necesario enfrentar y combatir este mal que masacra pueblos enteros. Vivimos en una cultura social en la cual, muchas veces, el poder político parece existir más para sí mismo que en función de la sociedad.

Tenemos que persuadirnos de que toda función política –ejecutiva, legislativa o judicial– tiene su fuente en la sociedad, tomada en su totalidad, y no en una de sus partes, principalmente privilegiada y minoritaria. Monseñor Oscar Romero llamaba a la política de servicio al bien común “la gran política”.

La política inmersa en la cultura capitalista hace que todo tenga su precio: candidatos, partidos, el voto de los electores, etcétera. Por el contrario, una política movida por la espiritualidad socialista se basa en el respeto a la dignidad humana y sólo puede existir cuando se hace depender la política de la ética y la transparencia en el uso de la cosa pública. Una tarea importante de la espiritualidad humana es “democratizar la democracia”, o sea, “radicalizar la democracia de modo que no sea solamente un régimen formal de representación parlamentaria, sino que pase a ser el campo de una verdadera participación de las bases en el proceso social y político” [8].

“Los movimientos populares crean y recrean modalidades de diálogo, de acción, de prácticas que abarcan las relaciones interpersonales, grupales, y de cada movimiento con otros espacios de la sociedad. Las maneras como éstas se establecen, anticipan el mundo que se está soñando crear. (…) El ‘hombre nuevo’, que Che Guevara intentó crear con su propia vida, o la ‘nueva mujer’, encarnan los valores y actitudes opuestos a los del tipo de hombres y de mujeres que reproducen la cultura capitalista: egoístas, consumistas, individualistas” [9].

Una política movida por la espiritualidad socialista tiene una clara opción por los empobrecidos. Como dice el lenguaje bíblico sobre el Dios del Éxodo, quien vive de este modo la política, también “escucha el clamor de los oprimidos” y procura organizar el mundo a partir de una justicia amorosa y radical que defienda la causa de los pequeños.

No se trata solo de servir a los oprimidos, sino de partir de ellos, como sujetos y protagonistas. Es una política espiritual justamente porque no se restringe a la representación parlamentaria o a lo que la sociedad oficial llama “democrática”. Promueve la participación ciudadana. Toda la revelación bíblica es justamente un llamado a reconocer esta ciudadanía, por la cual todos los seres humanos son hermanos unos de otros porque son hijos e hijas de Dios.

7. 2 - Un estilo de vida sobrio y anticonsumista.

Uno de los criterios fundamentales para verificar la autenticidad de una opción revolucionaria es la sobriedad en el estilo de consumo y de vida. Todo mundo sabe que, si sigue adelante el camino indicado por la sociedad dominante, la humanidad se dirige a callejón sin salida.

Si toda la población del mundo pasase a consumir como los estadounidenses, serían necesarios otros tres planetas iguales a este para garantizar productos y servicios básicos, como agua, energía y alimentos para todo el mundo. La única salida es que todos nosotros, seres humanos, adoptemos modelos de producción y de consumo sostenibles.

Es un desafío para el socialismo del siglo XXI no repetir los mismos modelos de “progreso” que, en el pasado, fueron responsables de la destrucción de la naturaleza, tanto en los países capitalistas como en el eje llamado “socialista”. Quien busca el camino de la espiritualidad opta por la sobriedad, tanto por las razones de justicia y equidad social aquí ya descritas, como por una opción de vida espiritual propuesta por los grandes líderes de las tradiciones espirituales (Buda, Jesús, Francisco de Asís y otros), y a través de los caminos que actualmente nos ayudan a alcanzar la unificación del corazón y la unidad interior.

7. 3 - Pasos concretos de una espiritualidad socialista.

La espiritualidad es gracia divina y camino de amor realizado en la vida diaria, a partir de nuestras fragilidades personales y de los obstáculos que todos encontramos en la vida. En la tradición cristiana, la experiencia mística está marcada por un proceso o camino en el que se avanza hasta la unión con lo divino.

En la Edad Media, místicos cristianos formularon este proceso del aprendizaje místico en tres etapas, que no van una después de otra mecánicamente, sino que pueden sucederse o ser concomitantes. La primera etapa de la espiritualidad sería de purificación interior. La segunda consistiría en una actividad de iluminación espiritual y la tercera es propiamente la meta de la vida mística: la intimidad con lo divino.

Hoy no solemos repartir este proceso en etapas así tan delineadas. Si lo hiciéramos, ciertamente, veríamos más bien la etapa de la liberación de varios condicionamientos sociales y culturales que nos dificultan una vida interior más profunda, así como vivir un pleno compromiso en el proceso nuevo de la sociedad.

7.3.1 - La llamada “vía purgativa” o purificación de la vida activa.


En lenguaje bíblico se puede comprender esta etapa como el proceso de conversión. Es la parte de renuncia necesaria en el camino de la santidad. Hoy, en una espiritualidad socialista, se puede comprender este proceso como el esfuerzo de lo que Gorbachov proponía a la Unión Soviética en el tiempo de las reformas: transparencia (glasnost) y reestructuración (perestroika), actitudes que llegarían a ser virtudes del sistema, de la estructura abierta a cambios, pero comienza a nivel personal: una búsqueda permanente de veracidad personal, una apertura continua de revisión de la propia vida, tanto a nivel de la autocrítica, como de recepción de las críticas de los otros. Y asumir las “cosas duras y difíciles”, a las cuales los antiguos se referían como necesarias (el Evangelio se refiere al camino estrecho y arduo de la fe), como elementos de purificación para una superación del propio yo y de avance hacia el misterio divino.

7.3.2 - La vía iluminativa o iluminación de la vida interior-

Se trata de procurar un mayor conocimiento existencial (no sólo intelectual) y comprensión interior de la fe, de las Escrituras y de las verdades espirituales. Es un proceso de descubrimiento, como se da en el amor. No se conoce a quien no se ama. Al mismo tiempo, quien ama, aunque no pierda el sentido crítico, acepta y asume al otro tal como es.

En la espiritualidad actual sería la dimensión de concientización espiritual que la gnosis considera como el conocimiento de la perfección, que sería fruto o fuente de la unidad con lo divino. En las últimas décadas, muchas veces en nuestros ambientes se habló de la concientización como elemento esencial a la educación y a la responsabilidad de todos. Se trata de una participación activa y consciente que aproxime a todas las personas involucradas en el proceso social.

7.3.3 - La vía unitiva o unión de la vida contemplativa.


Es la meta de todo camino espiritual: la fruición o gozo de amor unitivo en los místicos y místicas de todas las tradiciones espirituales. En la tradición cristiana, esta etapa o momento supremo de la mística se llamó contemplación, comprendida no como algo estático, sino como proceso de visión a partir de la fe, que podría ser comparado con un camino oscuro en el que sólo poco a poco se produce alguna claridad.

En todas las tradiciones espirituales, esto que estamos denominando vía unitiva no es privilegio solamente de almas extraordinarias, sino que es accesible a toda persona que busca. Las religiones monoteístas se apoyan más en el camino oscuro de la fe, pero de todos modos, en un proceso de espiritualidad socialista, hay algo de esta etapa en el amor revolucionario, capaz de anticipar victorias y conquistas y de mantenerse fiel incluso en momentos duros y en el martirio.

De hecho, aquí se sitúa la mística del martirio, por la cual la persona da su vida por alguien o por la causa que abrazó (el reino, la justicia, la tierra para todos y muchas más). Sin esta dimensión del «ver antes de ver» y de ser capaz de disfrutar la alegría interior de la fiesta de lo todavía no sucedido, sería mucho más difícil la mística de dar la vida por la causa.

Michel de Certeau, intelectual y cristiano francés, afirmaba: “Es mística la persona que no consigue parar de avanzar y, con la certeza de lo que le falta, sabe de cada lugar y objeto que no es eso y que no puede contentarse sólo con eso. El deseo crea un exceso. La persona excede, siempre quiere ir más lejos. No habita en ninguna parte. Es habitada...”[10].

7. 4 - El paso primero y permanente de la conversión.

En los evangelios, Jesús insiste que un primer paso en este camino es la necesidad permanente y urgente de “conversión” interior (metanoia). En los grupos religiosos, a veces aún se concibe esta conversión como algo intimista y ligado exclusivamente a la dimensión moral de la vida. Sin duda, esto forma parte del proceso, pero cuando decimos “con-versión”, estamos refiriéndonos inmediatamente a un proceso comunitario (con).

La Biblia lo entiende como “retomar un camino de vida de comunión”. Esta visión bíblica no es la de una perfección teórica, sino justamente la de un proceso. En los años 70 y 80, teólogos como Leonardo Boff y Jon Sobrino insistían en una espiritualidad basada en la realidad. Podemos comprender esta realidad en dos niveles:

1) En el plano personal: cada persona se asume como es y se sabe amada por Dios y con la vocación de ser divina, a partir de su realidad interior con sus problemas y fragilidades cotidianas.

2). En el plano social, convertirse a la realidad social para transformarla progresivamente. Esforzarse en encontrar a Dios y este camino de unificación interior y divinización a partir de los procesos reales de la sociedad en cuestión. Aquí, la conversión se concreta en el aprendizaje permanente de la vida común, tanto en sociedad, como en las relaciones más próximas. No se puede imaginar una persona que vive esto y tiene una profunda dificultad para vivir con los demás y éstos no soportan vivir con ella. Algo hay equivocado en ese proceso. La conversión supone que aprendamos a convivir y a adaptarnos a los demás, por opción espiritual.

7. 5 - Seguimiento de un método o camino.

De poco vale definir o intentar comprender los caminos del amor, que son inefables. Sin embargo, en el cristianismo se habla de “discipulado” o seguimiento de Jesús. Un hombre como Francisco de Asís vivió este esfuerzo de “hacerse semejante a Jesús” de tal modo que fue llamado “copia de Cristo en la Tierra”.

No se trata de una mera imitación de Cristo, sino de un seguimiento de Jesús en sus opciones y su práctica de vida. Ese mismo camino puede ser vivido en otras religiones, en la búsqueda espiritual de hacerse uno con lo divino, pero como mi experiencia de vida es buscar este camino en el cristianismo, permítanme que me extienda más ahora sobre este camino cristiano, citando algunos elementos considerados importantes en este recorrido:

- Desarrollar una espiritualidad de escucha.

La más conocida y común oración judía empieza con las palabras: Shemma Israel (Escucha, Israel...). En el diálogo con el misterio divino, quien primero debe tener la palabra es el Espíritu divino. En el cristianismo, los místicos/as y las personas espirituales desarrollaron para eso la lectura orante de la Biblia (lectio divina), en la cual las personas pueden saborear, rumiar la Palabra divina y dejarse impregnar gratuitamente por ella.

Creo que existen métodos semejantes en otras tradiciones mediante la repetición de mantras y apertura del corazón para escuchar el misterio presente en el universo. En la espiritualidad socialista, este cuidado se realiza mediante la capacidad de escuchar a los otros para discernir críticamente, cuando estas personas van más allá de sus propios intereses y de los conchabos políticos, son personas sagradas a través de las cuales Dios puede hablar, y nunca cerrarse al diálogo.

- Perfeccionar una profunda espiritualidad de la alianza.

Alianza significa intimidad de casamiento y de amor comprometido. Una de las características del catolicismo popular es una devoción de amor a los santos y santas de la piedad popular, mucho más que una religión basada en el cumplimiento medroso de la ley y de penitencias duras.

Algunos grupos espiritualistas actuales prefieren hablar en una inmersión en la divinidad que en “alianza” y casamiento con Dios. Probablemente las dos dimensiones (la que ve a Dios como un Tú divino y la otra que ve a Dios tan interiorizado en mí que no se distingue más de mí) son válidas y complementarias. Cada tradición desarrolla más una dimensión sin negar la otra.

- Una espiritualidad de la solidaridad.

La espiritualidad bíblica nos ayudó a retomar una mística de la solidaridad que hizo que mucha gente arriesgase su vida por los demás. En las comunidades más pobres se extendió una manera de vivir la fe que se expresa en la comunión y en la defensa de los más débiles e injusticiados: los campesinos sin tierra, los niños de la calle, la mujer oprimida y todos los excluidos de la sociedad. Esta mística martirial ha sido muy frecuente en América Latina y, sin duda, debe ser desarrollada en el camino de un socialismo del siglo XXI.

- Una espiritualidad de diálogo con el diferente.

Esta inmersión en la realidad de los pequeños no puede ser solamente social y política, sino que debe tomar la expresión de comunión con las culturas y la valoración de las religiones populares con su profunda dimensión mística y espiritual. Estas expresiones de comunión con la naturaleza y de sabiduría de la vida contribuyeron a la defensa y la resistencia de estas culturas perseguidas.

Actualmente los cristianos las apreciamos mucho, porque percibimos en ellas valores que nos ayudan y también porque tenemos con las culturas oprimidas una deuda moral.

7. 6 - El tema de la oración.

En las tradiciones espirituales monoteístas, la oración es el diálogo abierto, libre e íntimo con la Divinidad. En la Biblia, la tradición judaica dice que existen dos imágenes para la oración bíblica. Una es la “lucha de Jacob con el ángel” (Gn 32).

La oración se da, como decía san Juan de la Cruz, en la “noche oscura el alma” y une al amado con la amada (el alma), pero en la soledad y en la nada. Esta perseverancia que algunos padres del desierto describen como “ir hasta el infierno” con Dios es un deseo del corazón.

San Agustín enseñaba que “querer orar ya es orar” (sermón sobre el salmo 36 en su Comentario sobre los Salmos). Se trata de unirse a Dios y vencer las tentaciones de la dispersión y de la fragmentación interior. Ahí la oración toma la forma de ascesis y de método de vida. La otra forma de oración bíblica es la de la unión mística. Algunos profetas comparan esta unidad con el orgasmo o gozo matrimonial que une a la esposa y el esposo (Cantar de los Cantares y Oseas). Es la oración gustosa que la persona saborea como placer.

Podemos distinguir entre la oración como actitud de vida, postura de comunión permanente con el misterio divino y la oración como ejercicio. La oración como ejercicio (rezar interiormente o celebrar comunitariamente) se hace para llegar a la oración permanente de la vida. La oración en la comunidad o la celebración tienen una dimensión de sacramento, en el sentido de algo objetivo que, independientemente de la fe individual o de la devoción del momento, cumple el papel de método de intimidad con lo Divino. Pero es indudable que la oración comunitaria sería meramente formal si no se apoyase en la devoción personal.

7. 7 - Una economía eucarística.

Habrá quien piense que “economía” no tiene nada que ver con “eucaristía”. Sin embargo, el término “economía” en su etimología significa administrar bien la casa (oikos).

Es un término usado en los escritos de los antiguos teólogos griegos, como Basilio de Cesarea, Gregorio Nacianceno y Juan Crisóstomo (siglo IV) para designar el proyecto divino de salvación. Se oponía a la economía del imperio, o sea, al proyecto social y político del mundo. Se considerada economía divina dispensar o distribuir los bienes divinos, así como un padre o madre de familia reparte la comida y los bienes de la casa con sus hijos.

Así, el sacramento de la “eucaristía” era un elemento importante de la economía divina, tanto por ser dada por Dios, como por la propia naturaleza de la cena de ser comunión, o sea, repartición del pan y del vino, así como de la vida que se pone en común. El término griego eucaristía significa acción de gracias y corresponde a la beraka (bendición) hebraica sobre los alimentos, sobre las personas y la propia vida.
 
En la tradición de las Iglesias, se cambió a eucaristía el nombre del rito que se llama “Cena del Señor” o la Misa. Designa el gesto de amor con el cual Jesús, la víspera de su muerte, cena con sus discípulos y, probablemente, discípulas. Era el ambiente de la fiesta pascual judía. Fue una cena en la cual él se colocó como servidor de todos e hizo un gesto para indicar la manera de dar la vida que él quería de todos sus seguidores.

No fue tanto un rito como una profecía. La cena del Señor se colocó dentro del proyecto de “comensalidad abierta que Jesús inauguró” (expresión de John Crossan). En una sociedad en la cual cenar juntos era señal de un compromiso asumido en común, él insistía en cenar con los pobres y pecadores. La cena del Señor tuvo, ante todo, este carácter de profecía de un mundo diferente y nuevo.

El rito se llama “eucaristía” como “sacramento”, es decir, señal. Sólo tiene sentido si la señal se refiere a una realidad previa. Si la señal es sólo una señal, sería como un gesto de cariño aislado de amor o dado por conveniencia. Para Jesús, el gesto eucarístico fue indicador de que él iba a dar su vida por los otros. Jesús no habría ordenado a sus discípulos hacer el gesto en sí, sino principalmente aquello que el gesto indica: dar la vida a los demás. Entonces la eucaristía es vivir una dimensión de gratuidad (la palabra significa “acción de gracias”) y de compartir que crea comunión donde no existe.

En el mundo actual, la economía se considera la ciencia del dinero y de las finanzas, aunque sea bastante más que esto. Y el sistema social y económico del mundo está pensado para ser antieucarístico. En vez de comunión, crea explotación, competencia, y tiene como consecuencia la exclusión de la mayor parte de la humanidad de los bienes y recursos de la vida. Una espiritualidad socialista es eucarística porque rompe con el dogma del mercado como ídolo absoluto e insiste en una visión económica alternativa como la “economía solidaria” y un mercado que sea justo con los más pobres[11].

Sin duda es eucarística la concepción de la economía y la política oriunda de los pueblos andinos que, como ya vimos aquí, se preocupa de que todos vivan bien. Aunque algunos líderes latinoamericanos como Hugo Chávez y Evo Morales tuvieran realmente todos los defectos que sus adversarios les atribuyen, si colaboran para que la tierra sea repartida, la renta nacional mejor distribuida, la educación más democrática y para que la gente pase menos hambre, con todos los limites que puedan tener, aunque nunca hubieran tenido ninguna relación con la dimensión religiosa de la vida o de la sociedad, podrían ser saludados como ministros de la eucaristía en cuanto dimensión de la vida compartida.

Forma parte de esta dimensión eucarística de la espiritualidad el cuidado del cuerpo propio y el de los otros, la valoración de la corporeidad como expresión de la presencia divina en el mundo, así como el cuidado ecológico de todos los seres vivos. La eucaristía nos sitúa en una comunión más amplia que la de los humanos. Ella nos revela lo que somos por naturaleza: una unidad total con todo el universo.

7. 8 - Un socialismo basado en el pluralismo cultural.


La pluralidad de culturas con el pluralismo religioso que conllevan es una realidad de la cual no hay como escapar. El rostro del mundo actual llega a ser una pluralidad de pluralismos. Es importante no ver esto como un mal inevitable con el que tenemos que convivir, sino al contrario: es como una riqueza de posibilidades, una apertura inmensa de caminos nuevos y creativos.

En términos teológicos, puede decirse que es una gracia que contiene como una nueva revelación de la presencia divina. Cuanto más en contacto entramos con las culturas oprimidas, más nos damos cuenta de que son fuente de sabiduría para toda la humanidad.

En términos religiosos, no se trata solamente de creer que, así como la Biblia contiene la Escritura de una revelación divina para las comunidades judías y cristianas, el Corán sería válidamente lo mismo para los musulmanes, los Vedas para los hindús y así sucesivamente. Es más que esto. Es creer que, como cristiano, yo recibo una revelación divina de la Palabra que Dios dirigió a otros, como los musulmanes, los budistas, los creyentes de tradición indígena o afrodescendiente, y así con todas las demás.

Estas múltiples revelaciones dicen algo nuevo sobre Dios y sobre nosotros mismos. No para hacernos cambiar de religión, sino para abrir nuestra fe a la diversidad de palabras divinas dadas por amor a la humanidad. El camino espiritual del pluralismo cultural y religioso nos debe hacer encontrar esta unidad en la diversidad en el propio ser divino.

Es lo que llamamos “hierodiversidad”[12]. La diversidad es buena y santa porque la propia vida, en sí misma, es diversa. Según laConvención sobre Diversidad Biológica, la “biodiversidad” no es solamente la variedad de organismos vivos que existen en la tierra, las aguas y el aire. Es mucho más que eso. Es la complementariedad y la relación que existen entre ellos.

La vida se forma cuando diversos microorganismos interactúan y componen una red compleja que forma el cuerpo vivo de una planta o animal. Para vivir, cada ser depende de la salud de su organismo, pero también de una red de vida, lo que se llama el “ecosistema”.

La espiritualidad socialista aplica el mismo principio a las culturas. Ningún grupo puede vivir sin integrarse con otros. La religión puede servir como método para que nos volvamos más humanos. Lo que estoy llamando hierodiversidad atraviesa las comunidades religiosas, pero va más allá de las religiones. Permite vivir la fe sin cerrarse en un sistema. Los procesos revolucionarios actuales deben ser abiertos a la espiritualidad panecuménica e intercultural y ofrecerse como espacio de convivencia y de actuación de cristianos y creyentes de otras religiones.

Esta propuesta implica enraizarme en mi cultura, pero precisamente para ser capaz de volverme –como decía el padre Ernesto Balducci– “un ser humano planetario”. Él lo explica: “Sin negar nada de lo que soy, debo intuir una nueva identidad de creyente. El ser humano planetario es pos-cristiano, en el sentido de que a él no se adaptan determinaciones que lo separan del común de los otros seres humanos (...). La expresión neo-testamentaria con la cual mejor se expresa mi fe es la que aparece varias veces dicha por apóstoles y profetas en los libros de los Hechos y del Apocalipsis: ‘soy solamente un ser humano’. (...) Esta es mi profesión de fe, en forma de esperanza. Quien todavía se profesa ateo o laico y necesita un cristiano para complementar la serie de representaciones en el palco de la cultura que no me busque. Yo no soy más que un simple ser humano”[13].

7. 9 - El rescate de la sacralidad de la Palabra.

No se hace política sin la palabra. Tampoco se vive la fe sin la palabra. Como decía san Pablo: «la fe viene por el oído» (Rm 10, 17). Ahora bien, vivimos en un mundo en el cual la palabra es transformada en publicidad y es utilizada para vender cualquier producto. Hoy existe una tendencia a “vender” la fe como un producto de publicidad, así como los políticos pagan a especialistas en marketing para dirigir sus campañas electorales y hasta para definir sus programas de gobierno. En este contexto, la palabra pierde valor y ya no se sabe en qué creer.

La gran filósofa española María Zambrano enseñaba que “existe una ligazón profunda entre la palabra y la política”. Hoy es urgente y necesario repensar este tema y rescatar la dignidad de la palabra. Paulo Freire proponía que en los círculos de alfabetización de adultos se descubriesen “las palabras-llave” y se partiese de ellas para aprender. En la política también existen palabras-llave. No existe política sin palabra. Lo importante es descubrir lo que hay de verdad y de vida “por detrás de las palabras”.

Las palabras humanas por su propia naturaleza son coyunturales y limitadas, sin embargo es necesario cultivar un cuidado espiritual con el uso de la palabra. Verdad y mentira son conceptos que vale la pena revisitar siempre. Bajo ninguna hipótesis la palabra empeñada puede ser degradada en una publicidad violenta y engañosa. Lo que constituye la revelación bíblica es la promesa divina y la realización progresiva e incluso problemática de esta promesa. Pero lo fundamental de la fe es poder dar testimonio: “Dios no es tramposo. No es alguien que promete y no cumple”.

Por eso, las personas de fe se comprometen a ser testigos de la veracidad divina en el proceso de la historia. Al ser interrogado y a punto de ser condenado por el gobernador Poncio Pilatos, éste preguntó a Jesús: “Entonces, ¿tú eres rey?”. Jesús respondió: “Tu lo dices. Para esto nací y para esto vine al mundo: para dar testimonio de la verdad (del reino) y toda persona que es de la verdad escucha mi voz” (Jn 18, 37).

Esta relación entre palabra y política es un reto para todo proceso revolucionario, como lo es para los cristianos que creen que la palabra divina se hizo humana y viene a nosotros a través de las culturas y palabras y gestos de cada día. El compromiso con la veracidad de la palabra no elimina la ambigüedad de los procesos ni el vaivén de los problemas afrontados. Exige de quien habla y de quien se entrega, el compromiso de ser entero en la propuesta y la coherencia de vida.

7. 10 - El desafío del poder y la espiritualidad del servicio.

En cualquier sociedad organizada no hay modo de eludir la cuestión del poder. Jesús propone a los discípulos una especie de “solidaridad horizontal y radicalizada” que democratizaba el poder y criticaba a los poderosos y ricos (cf. Sant 2, 1-3). Incluso los primeros discípulos de Jesús no siguieron esta norma y siempre se implicaron en la búsqueda del poder con todas sus seducciones.

Lamentablemente a lo largo de la historia ocurrió lo mismo en las instituciones eclesiásticas, que sufrieron divisiones en gran parte por cuestiones de poder y autoridad (cuál obispo o patriarca mandaba más), pero esto también se dio en el juego del poder social y político.

Para imponerse, el poder, sea político o religioso, contiene o porta siempre cierto nivel de violencia simbólica o incluso real.

Don Pedro Casaldáliga ilumina: La Utopía continúa, a pesar de todos los pesares. Escandalosamente desactualizada en esta hora de pragmatismo, de productividad a toda costa, de postmodernidad escarmentada. (…) Esta Utopía está en construcción; somos obreros de la Utopía. La proclamamos y la hacemos; es don de Dios y conquista nuestra. Así queremos ‘dar razón de nuestra esperanza’ (1 Pe 3). Intentemos, entonces, vivir, con humildad y con pasión, una esperanza coherente, creativa, subversivamente transformadora [14]. + (PE/Adital)

(*). Marcelo Barros es monje benedictino, teólogo y biblista. Fue ordenado presbítero por el arzobispo Helder Câmara, con lo cual Marcelo ha trabajado ocho años como secretario para ecumenismo. Marcelo es uno de los fundadores del Centro Ecuménico de Estudios Bíblicos (CEBI) en Brasil. Es consejero de las comunidades eclesiales de base y de los movimientos populares. Es miembro de la Asociación Ecumenica de los Teólogos/as del Tercer Mundo (ASETT) y tiene 37 libros publicados en Brasil y otros países. Su 38º libro es: "Espiritualidad para Nuestra América” (Ed Nhanduti, São Paulo, 2011)].

NOTAS:

[1] Datos del autor, ver arriba.

[2] SÍLVIO CACCIA BAVA, «A Crise e as Oportunidades», en Le Monde Diplomatique Brasil, junio 2009, p. 09.

[3] - Cf. BOAVENTURA DE SOUSA SANTOS, «La izquierda tiene el poder político, pero la derecha continúa con el poder económico», en Caros Amigos, marzo 2010, p. 42.

[4] Cf. MICHAEL LOWY, «A Dimensão Cultural do Socialismo», en Cadernos Fé e Política, n. 11 (1994), p. 33-34.

[5] JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI, El Hombre y el Mito, El alma matinal, Biblioteca Amauta, Lima, 1970, p. 22.

[6] H. URS VON BALTHASAR, Das Evangelium als Norm und Kritik aller Spiritualitat, citado por ÉDOUARD DOMMEN, «Autour du sens et de l´identité», en la obra colectiva coordinada por FRÉDERIC P. PIGUET, Approches Spirituelles de l´Écologie, Charles Léopold Mayer, Paris, 2003, p. 15.

[7] JON SOBRINO, El principio misericordia, Sal Terrae, Maliaño, 2007. Publicado en portugués por Vozes, Petrópolis, 1991.

[8] Ver JOSÉ MARÍA CASTILLO, «Situación sociorreligiosa y espiritual de nuestra sociedad», en XXIV CONGRESO DE TEOLOGÍA, Espiritualidad para un mundo nuevo, Centro Evangelio y Liberación, Madrid, 2004, p. 35.

[9] CLAUDIA KOROL, «El ser humano como ser político», en Agenda Latinoamericana Mundial 2008, p. 32,

[10] MICHEL DE CERTEAU, Le voyage mystique, B.S.R/Le Cerf, Paris, 1988, citado por PIERRE GIRE, «Le Christianisme en dialogue avec ses mystiques», en Chémins de Dialogue 18, 2001, p. 143.

[11] Los teólogos brasileros que han desarrollado más esta relación entre Espiritualidad, Teología y Economía son Hugo Assman y Jung Mo Sung.

[12] MARCELO BARROS, Moradas do vento nos caminhos humanos (para uma teologia da hiero-diversidade), en Revista Concilium, número 1, año 2007.

[13] ERNESTO BALDUCCI, L´Uomo Planetario, Camunia, Brescia, 1985, p. 189 (la historia del navío).

[14] PEDRO CASALDÁLIGA, «Hacia un socialismo nuevo, la Utopía continúa», Carta introductoria de la Agenda Latinoamericana Mundial, 2009, p. 10 y 11.

http://www.ecupres.com.ar/noticias.asp?Articulos_Id=9426


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domingo, 3 de abril de 2011

¿Y si los ateos tienen razón?

Domingo Riorda


La organización Ateos de Estados Unidos (American Atheist) pidió que los dineros de socorro que se envían a Japón no sean suministrados a las iglesias sino a organizaciones benéficas seculares.

Si bien el presidente de los Ateos de Estados Unidos, David Silverman, en sus declaraciones a The Christian Post utilizó expresiones que podría haberse guardado, como la de llamar a la dirigencia de las iglesias “bufones religiosos” y que el dinero se usa para proselitismo y distribuir la Biblia, su propuesta debería ser atendida por las iglesias.

No es que en las iglesias no haya “bufones religiosos” ni que el esfuerzo solidario sea salpicado con otros propósitos extras del  objetivo principal, pero es oportuno tomar la idea para pensar si esa modalidad no llegó a su final como actividad eclesiástica.

En la historia de la iglesia se registra buen caudal de decisiones que ella tomó a su cargo, dado que los gobiernos no lo hacían y existían pocos grupos que aceptaban esos desafíos.

Vaya el recuerdo de  cristianas y cristianos que lucharon por la alfabetización,   profesionales  médicos  para curar a la gente, fundación de hospitales mientras  los gobiernos no se preocupaban por la salud de la ciudadanía. En ese pasado, eran muy pocos los grupos “seculares” que se colocaban en esa dimensión aunque, vale el reconocimiento, a partir de ellos surgieron las actuales ONGs.

En el rescate de la memoria no se puede dejar de lado las luchas contra el racismo, como en Estados Unidos y Sud Africa, y las de los Derechos Humanos y solidaridad con los refugiados en los países latinoamericanos. Apoyados o no por las organizaciones eclesiásticas oficiales, hubo legiones de hombres y mujeres que preñaron la historia con su cuerpo, mente y corazón y también con su sangre.

Con el tiempo los gobiernos fueron obligados a tomar en sus manos la salud, la educación, la aplicación de los Derechos Humanos, el respeto y la solidaridad con los refugiados de distintas características y surgieron innumerables organizaciones, las ONGs, que cubrieron áreas donde las iglesias habían sido pioneras.

Una vez alcanzado ese nuevo modelo de organización social  las  iglesias dejaron de ocuparse en ellas, o por lo menos aceptaron la validez de la acción gubernamental, ya que en ocasiones, como el caso de la educación, aun siguen manteniendo colegios primarios, secundarios y aun universidades y en la salud incursionan en Hospitales y Sanatorios.

En lo de cumplir con la solidaridad en situaciones de emergencias, como lo que ocurre en Japón, las iglesias la toman como una obligación institucional. En no pocos casos como la principal. Para ello utilizan dinero propio, aparte de las donaciones, pero sobre todo enorme cantidad de feligreses y feligresas que se dedican a esa tarea.

Lógico, las estructuras tienen sus demonios escondidos. Se  crearon organismos monstruos donde sus miembros pasan a ocupar cargos oficiales oficinescos y, no faltaba menos,   entraron en la lucha del poder, incluido serruchadas de piso, como cualquier otra organización.

Además, sus principales dirigentes –y otros no tan principales- adquirieron el hábito de pasar del sillón de la  oficina al asiento del avión para luego depositar su trasero en las sillas de reuniones internacionales. Rápidamente se agrandó la distancia entre ellos y los verdaderamente necesitados.

Por otro lado, esos organismos y campañas  revitalizan el rol de los otrora Te de Beneficencia. Aquellos que hacían las esposas de los dueños de empresas que explotaban a los trabajadores. Jornadas de póker, kermeses, encuentros sociales. Objetivo, reunir dinero para mantener con el mínimo de vida y fuerza a los trabajadores y sus familias. Trofeo especial para que sus esposos siguieran con la explotación esclavista.

Al igual que esas mujeres, que no se ocupaban de levantar el nivel de conciencia de los explotados, la mayoría de las iglesias que dedican esfuerzo y personal en estas obras llamadas de  solidaridad, no se comprometen en acciones que modifiquen el estilo de vida esclava que vive la mayoría de la población mundial.

Más aún, muchas de ellas son aliadas de sus gobiernos en la destrucción de poblaciones, incluidas sus ancestrales culturas, como el caso de los países de Medio Oriente, Africa y como lo fue, y aun lo es, Latinoamérica.

Una particular situación se desprende de esa actitud. Lo de Japón, como otras situaciones similares, levanta el clamor de las iglesias apelando a la oración de sus feligreses. Múltiples círculos de oración….por las víctimas. Ninguno para que Dios cambie la mentalidad y los corazones de quienes destruyen la tierra y esclavizan y matan a poblaciones enteras. 

Dios habla de distintas maneras por diversidad de personas.  Decía Jesús que el Espíritu se mueve como el viento, que no se sabe de dónde viene ni adónde va. Así como las iglesias atestiguan que Dios habló por medio de Ciro para alertar a su pueblo, hay que preguntarse si ahora no habla por medio de los ateos para derogar organismos que engordan el elefante de la institución eclesiástica y sirven de encubiertas excusas para no cumplimentar otros desafíos que debería afrontar la iglesia contemporánea.

Ejercicio sanador sería que la dirigencia de las iglesias se diera una tregua en considerarse patrona de la voz Divina y escuchara a los ateos como mensajeros del Buen Dios. En una de esas tienen razón. Va, creo que la tienen.

http://www.ecupres.com.ar/noticias.asp?Articulos_Id=9425



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lunes, 28 de marzo de 2011

Gobernantes viles para pueblos sin conciencia

Pep Castelló


En marzo de 2011, el gobierno español que preside Rodríguez Zapatero se ha unido a la cuadrilla de asesinos que bombardea Libia, como en marzo del 2003 lo hizo Aznar para atacar e invadir Irak. ¿Será el sino de este mes guerrero que nos persigue o será la vil condición humana de quienes gobiernan este rincón del mundo llamado España?

Pese a las muchas mentiras que ambos gobiernos difundieron y difunden a través de los medios que controlan, no hay otra razón que justifique dichos actos de guerra como no sea la codicia de los ricos y la voracidad de quienes en su nombre gobiernan las naciones atacantes.

El resultado de la “Guerra de Irak” es de dominio público. Muerte y desolación entre la población civil, acciones criminales a mansalva, rapiña del petróleo, dominio militar de la zona para el imperio USA y beneficio económico para sus empresas y las de sus aliados y servidores. El de esta de Libia que ahora empieza cabe suponer que no diferirá en mucho. Una vez más el pueblo humilde será inmolado en bien de la economía de los ricos, del beneficio de las clases privilegiadas.

Y por dos veces consecutivas ahí estará nuestra católica España, “Reserva Espiritual de Occidente”, según pregonaba el nacionalcatolicismo en tiempos de la dictadura del invicto Generalísimo Franco Caudillo de España por la Gracia de Dios, bendecido por la Santa Madre Iglesia Católica Apostólica Romana, paseado bajo palio por la clerecía española en las procesiones y visitas oficiales a templos y santuarios. Y ahí estarán también silenciosos, sin la menor muestra de protesta, esas multitudes católicas que tanto se agitan y manifiestan cuando de pedir prebendas para su Iglesia se trata; que tanto amor dicen tener por la vida cuando de condenar abortos se trata; que tan bien organizan sus protestas cuando de pedir la enseñanza de la doctrina católica en las escuelas se trata. Ahí estarán calladas en un silencio cómplice todas esa santas almas católicas sin que de su boca salga una sola palabra de protesta y sin que den un solo paso para detener semejantes crímenes y evitar tanta carnicería de pobres inocentes.

A esas buenas gentes católicas de la católica España, el hereje impenitente que esto escribe les invita a escuchar una vieja canción de Atahualpa Yupanqui titulada “Preguntitas sobre Dios”, en una de cuyas estrofas dice:
Hay un asunto en la tierra
más importante que Dios 
y es que nadie escupa sangre
pa que otro viva mejor.

Aunque difícilmente ese canto ni ningún otro pueda servirles para gran cosa después de una vida entera sin sentir más devoción que la del propio bienestar, primero acá en la tierra y luego para siempre más en el cielo. Lo más probable es que tengan el alma tan impermeabilizada a las cosas de este mundo que les dé igual quien sufra y quien muera, con tal que de ello salga la necesaria riqueza para que el Estado siga pagando sus cultos, sus catequesis y asegurando en suma su bienestar “espiritual”.

Por supuesto que alguien pensará que en España no solamente hay población católica callada, sino que está también la que no cree en nada que no sea su propio bienestar. Cierto, pero ¿quien va a extrañarse de que esa buena gente que nunca ha dado muestra alguna de tener conciencia, se quede quieta y callada en casa?

Pues bien, a todas esas buenas personas que no matan ni roban, que no les pasa ni de lejos por la cabeza la idea de lanzar una bomba sobre la población indefensa de parte alguna del mundo pero que quieren gozar del mayor nivel de confort posible sin preocuparse de dónde sale ni de quien lo paga, cabe preguntarles si de verdad piensan que ese afán suyo de bienestar y de riqueza no es la causa de los crímenes que cometen quienes nos gobiernan.

Ay, buenas gentes incapaces de sacrificar un pollo, un cordero ni un un ternero pero que no renunciáis a comer carne, ¿de verdad pensáis que no sois la causa de lo que hacen los matarifes?

http://www.kaosenlared.net/noticia/gobernantes-viles-para-pueblos-sin-conciencia


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Muere en Brasil el sacerdote belga y teólogo de la Liberación José Comblin


Río de Janeiro, 27 mar (EFE).- El sacerdote belga José Comblin, uno de los más importantes representantes de la Teología de la Liberación y que llegó a ser expulsado de Chile y de Brasil por sus ideas, murió hoy a los 88 años en la ciudad brasileña de Simoes Filho de causas naturales, informaron fuentes eclesiásticas.

Comblin, un estudioso de la Iglesia de América Latina y autor de obras como "Teología de la Liberación", "Teología de la Azada" e "Ideología da Seguridad Nacional", murió en la pequeña ciudad de Simoes Filho, en el estado de Bahía (nordeste) y a donde había acudido para dar un curso a comunidades de base.

El sacerdote, que tenía problemas cardíacos y usaba marcapasos, fue encontrado muerto en el cuarto en el que estaba alojado por otros religiosos que lo esperaban para la oración matinal y que extrañaron su demora.

El cuerpo del religioso belga será velado hoy en la ciudad de Salvador, capital regional y próxima a Simoes Filho, y sepultado en una pequeña población del empobrecido estado brasileño de Paraíba según sus deseos, dijeron a Efe voceros de la Archidiócesis de Barra, también en el estado de Bahía y en donde residía.

Comblin fue uno de los seguidores y principales asesores del obispo brasileño Hélder Cámara, el defensor de los derechos humanos y de la opción de la Iglesia por los pobres que llegó a ser conocido durante la dictadura brasileña como el "obispo rojo".

Además de especializarse en estudios sobre la Iglesia latinoamericana, el religioso belga contribuyó en la construcción de la Teología de la Liberación, especialmente de la dirigida a los agricultores pobres y a los habitantes de comunidades rurales.

Comblin, que nació en Bruselas el 22 de marzo de 1923, fue ordenado como sacerdote en 1947 y se graduó como doctor en Teología en la Universidad Católica de Louvain.

El religioso llegó por primera vez a Brasil en 1958 para atender la petición del papa Pío XII para que los sacerdotes europeos actuasen como misioneros voluntarios en regiones con falta de sacerdotes.

Se estableció inicialmente en Campinas, en el interior del estado de Sao Paulo en donde sirvió como profesor y se acercó a la Juventud Obrera Católica, para la que trabajó como asesor.

En Sao Paulo, en donde permaneció hasta 1962 antes de viajar a Chile, fue profesor en la Escuela Teológica de los Dominicos de frailes que se destacarían después como teólogos de la liberación y en la resistencia a la dictadura brasileña, entre los cuales Frei Betto y Frei Tito.

Tras tres años dando clases en la Facultad de Teología de Chile, regresó a Brasil en 1965 al recibir una invitación de Hélder Cámara, entonces obispo de Recife, para desempeñarse como profesor en el Instituto de Teología de Recife.

Sus obras polémicas y su trabajo con los teólogos de la liberación lo convirtieron en blanco del régimen militar brasileño, que ordenó su arresto y deportación en 1971.

Vivió durante 8 años como exiliado en Chile en donde ayudó a crear un seminario rural en Talca, pero, tras la publicación de un libro sobre la ideología de la seguridad nacional, fue expulsado por el régimen de Augusto Pinochet en 1978.

El sacerdote belga regresó entonces a Brasil para trabajar en el estado de Paraíba, en donde fundó un seminario rural, pero, como ingresó al país con una visa de turista, fue obligado a viajar cada tres meses al exterior para renovar la autorización.

Su situación legal apenas fue regularizada tras la ley de amnistía de 1979.

Además de sus obras teológicas y de los seminarios que ayudó a fundar, Comblin también creó varios movimientos para laicos, como Misioneros del Campo y Misioneros del Medio Popular. EFE

Difundido en Internet por:  opcion_porlospobres_chile@yahoo.com


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domingo, 6 de marzo de 2011

Ser o no ser como todo el mundo

Elba L. Encinas


En las aglomeraciones de las grandes urbes, en los andenes, en los aeropuertos, adquirimos cabal conciencia de nuestra pequeñez. Somos  uno más entre tantos. Un individuo que apenas se recorta en la multitud  anónima. En soledad o junto a los allegados que nos quieren, nos valoran, nos necesitan, nuestro yo se dimensiona y cobra importancia. Se convierte en un yo único, distinto. Solo una gota en la corriente avasalladora, pero que se integra y hace su modesto aporte personal.

Ser como todos o ser uno mismo. Imposible sustraerse a la época en que nos tocó nacer y a la sociedad con la que compartimos idioma, creencias, costumbres, prejuicios...

Lo que dicen, piensan y hacen los demás, aquellos que designamos con la frase abarcativa de “todo el mundo”, a veces nos sirve para justificar nuestra conducta, a veces también nos coarta, nos inhibe. Hace poco salí de mi casa para realizar trámites en el centro de la ciudad. El pronóstico anunciaba lluvia. Unas nubes oscuras, amenazantes, asomaban en el horizonte. Previsora, puse un paraguas en la cartera. Horas más tarde, cuando retornaba a mi hogar, un sol radiante había disipado por completo la posibilidad de que la tormenta se concretara. Caminaba por veredas de escasa sombra y el sol del mediodía caía a pleno sobre mi cabeza. Me acordé del paraguas.

¡Bien podría servirme de sombrilla! Pero no lo usé. No quise llamar la atención. Preferí no atraer las miradas curiosas, las sonrisas burlonas. Seguramente hubieran pensado que no estaba en mi sano juicio. No tuve la osadía de ser yo, de comportarme de manera diferente, fuera de la norma que impone la costumbre.

Usamos “lo que se usa”. En mayor o menor medida somos sumisos a lo que dicta la moda versátil y despótica: ropa ceñida al cuerpo, holgada, pantalones angostos, anchos, cortos, largos...Si nos vistiéramos siguiendo los cánones de otra época, quizás nos sentiríamos ridículos, anticuados.

Incluso en los colores, que combinamos con entera libertad según nuestros gustos y necesidades, la moda se toma el atrevimiento de sugerirnos “el que más se lleva” en cada temporada: ayer el violeta, hoy el verde, mañana... Y ese color empieza a proliferar, lo vemos a cada paso. Obedientes, nos uniformamos. Pero lo que está más de moda más pronto pasa, y se impone el cambio.

METAMORFOSIS COLECTIVA

Es difícil, en todos los órdenes, ser innovadores, creativos, originales, auténticos. Sostener nuestras convicciones, abrazar una causa que consideramos noble y digna de ser defendida, pese a no coincidir con lo que piensan o hacen los demás. Para “remar contra la corriente” hay que tener la audacia de plantarse ante “todo el mundo” y a menudo quedarse solo, desvalido. Situación que describe Ionesco, autor francés de origen rumano, en su obra de teatro Rhinocéros (Rinoceronte):

Dos amigos, Jean y el protagonista principal, Bérenger, se encuentran en la terraza de un café. En un momento en que Jean reprocha a Bérenger su desaliño, su vida desordenada, el que no sea “como todo el mundo”, pasa por la calle, envuelto en una nube de polvo y precedido por un sonido ensordecedor de galope, un rinoceronte. Jean, los transeúntes, los dueños de los locales cercanos, se asombran, se espantan. Bérenger ve la escena con indiferencia, lo insólito no le provoca la misma conmoción. Trata de justificarlo atribuyéndolo a causas naturales. Al rato, de nuevo ven pasar un rinoceronte, pero en sentido contrario. No repuestos todavía, todos vuelven a escandalizarse. ¿Es el mismo rinoceronte? ¿Es otro?, se preguntan. Y no tardan en darse cuenta de que es otro, y otro, y otro... porque se multiplican. Bérenger ya no adopta una actitud indiferente. Incluso debe rendirse a la evidencia de que son las propias personas las que se están transformando en rinocerontes. Un compañero de oficina, su amigo Jean, su jefe, sus vecinos... nadie parece poder resistirse a la metamorfosis. Bérenger teme caer también en la tentación, pero se aferra a la idea de que no se transforma quien no quiere hacerlo, quien no acepta dejarse llevar por el ejemplo.

Hasta que él y la mujer que ama constituyen los únicos representantes de la humanidad. Finalmente ella también lo abandona para integrar la multitud apenas diferenciada de los paquidermos. Entonces, frente al espejo que le devuelve su imagen de ser humano, Bérenger se desespera, fluctúa entre la rebeldía y la duda. Si todos los demás son rinocerontes y solamente él un ser humano, ¿no tendrán razón? ¿no será él el equivocado?

Está solo, ahora no se parece a nadie. No puede hablar con sus semejantes, que han dejado de serlo. Ellos ya no comparten la lengua que habla. Por un momento desea que su piel se torne rugosa y dura y que adquiera el tono verde sombrío de los rinocerontes. Se cree un monstruo. El es lo anormal. Pero...le es imposible cambiar. Tiene que conservar su originalidad. Es el último representante que queda de la raza humana y defenderá su condición hasta el fin.

Cuántos benefactores de la humanidad han luchado así, afrontando críticas, acusaciones, persecuciones, martirio...

EL PRECIO DE LA FE

No podemos dejar de pensar en alguien que marcó un antes y un después en nuestro calendario, porque su corta vida de 33 años cambió el curso de la historia: El Mesías que anunciaran los profetas y señalara la estrella que guió a los Reyes Magos.       

Su mensaje de amor, misericordia, paz y esperanza era revolucionario. Y muchos opusieron resistencia.

A punto ya de concluir su misión en la tierra, también El se sintió solo y “triste hasta la muerte”: En el Monte de los Olivos, cuando se retira a orar, el sueño vence a los discípulos que lo aguardan y velan. Sabe que Pedro lo negará tres veces, y que Judas pronto ha de venir a entregarlo identificándolo con su beso traidor. “Aparta de mí esta copa”, le pide a su Padre, y agrega: “pero no se haga lo que yo quiero sino lo que quieres tú”.    

Seguir y apoyar al innovador, al reformista, “al rebelde”, implica identificarse con él y correr sus mismos riesgos, exponerse a las mismas reacciones adversas. El temor impulsa a Pedro a negar que conoce a Jesús, que es “uno de ellos”(de sus discípulos), aunque después lava con lágrimas de arrepentimiento su momentánea cobardía.  

Judas opta por el Reino de este mundo y se pone de parte de los que imperan en él, de los que quieren apresar, condenar y matar al que se dice “Hijo de Dios”. Y lo entrega. Qué extraña, qué misteriosa resulta su traición; ¡conociendo como conocía al Maestro, habiendo compartido su mesa y escuchado las parábolas con que sembraba su mensaje! ¿Acaso no creyó en la Buena Nueva, y le resultaba menos riesgoso separarse del grupo de seguidores, no ser “uno de ellos”? ¿O codiciaba demasiado esa bolsa de monedas que, dicen, luego le quemó en las manos y lo condujo al suicidio?

La contrapartida de la actitud de Judas aflora en otro personaje bíblico que nació en Tarso (Asia Menor). Se llamaba Pablo (inicialmente Saulo). De familia de judíos, ciudadano romano, educado en la rigidez de las doctrinas de los fariseos, no conoció al Maestro. Comandaba una hueste dedicada a perseguir y apresar a los cristianos. Camino a Damasco, se le apareció Cristo en forma de cegadora luz y oyó su voz que le decía: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” Y respondió a ese dolorido reproche –porque perseguir a sus seguidores significaba perseguirlo a El-- con su conversión. Supo decir ¡no! a la manera de pensar de una gran mayoría de la sociedad de la época, a las creencias que con la educación había incorporado, a su actitud intransigente e injusta. Y del odio pasó al amor, de encarnizado enemigo a Apóstol de la Nueva Fe.

Pero tanto él como los demás apóstoles y muchos otros seguidores de Jesucristo debieron pagar el alto precio --martirio, muerte-- de profesar, sostener y difundir con la palabra y el ejemplo el mensaje esperanzador que El encarnó. Un mensaje diferente.+ (PE/LNP)  

(*) Elba L. Encinas, Licenciada en Filosofía y Letras en la Universidad Nacional del Sur (UNS). Reside en Bahía Blanca.                              

Nota publicada en la sección cultural Ideas/Imágenes de La Nueva Provincia, diario de Bahía Blanca, en su edición del domingo 26 de diciembre de 2010.


http://www.ecupres.com.ar/noticias.asp?Articulos_Id=9302


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domingo, 20 de febrero de 2011

Entrevista al obispo francés Jacques Gaillot

Hernando Calvo Ospina

 
“En Francia la injusticia reina”

Son pocos los franceses que conocen el nombre de la máxima autoridad de la Iglesia católica en el país, pero la inmensa mayoría sí sabe quién es Monseñor Jacques Gaillot. Hombre extremadamente humilde, de mirada serena y voz pausada, que sin utilizar frases grandilocuentes dice lo que quisiéramos escuchar de muchos políticos.

Nació el 11 de septiembre de 1935 en Saint-Dizier, una pequeña ciudad de Francia. A sus 20 años debió dejar el seminario para efectuar el servicio militar. Argelia, donde había una guerra de liberación contra el colonialismo francés, lo vio llegar. Cuenta que fue una suerte el no haber tenido que portar las armas, al ser destacado a trabajos sociales, a vivir con la comunidad.

- ¿Qué significó para Usted haber vivido esa guerra?

- Esta experiencia empezó a cambiar mi vida. Allá me encontré con el islam, una religión muy diferente a la católica y de la que nada conocía. Supe que los musulmanes tenían fe en un Dios, que oraban y eran hospitalarios. Ellos fueron como mis hermanos. Esta inter-religiosidad influyó en mi fe. También viví la violencia de la guerra, por lo cual me fui convirtiendo en un militante de la no-violencia. Realmente, Argelia fue para mí un seminario.

- Después de 22 meses en Argelia, Usted fue enviado a Roma, y en 1961 es ordenado sacerdote. Hasta que en 1982 es nombrado obispo de la ciudad de Evreux, en Francia. Pero el 13 de enero de 1995 se le retira esa misión pastoral. ¿Qué sucedió?

- Unos días antes de esa fecha fui llamado a comparecer ante las autoridades del Vaticano sin saber el por qué. Ante mi incredulidad, en unas horas fui declarado culpable, y en menos de un día se decretó mi expulsión de la diócesis. El cardenal Bernardin Gantin, prefecto de la Congregación de Obispos me propuso que firmara mi demisión y se me permitiría tener el titulo honorifico de obispo emérito de Evreux. Nada firmé. Entonces me nombraron obispo de Partenia, una diócesis que no existe desde el siglo V, situada en la actual Argelia.

Con mis pocas ropas dejé la diócesis de Evreux. Como no tenía donde alojarme, me instalé durante un año en una edificación recuperada por familias sin domicilio y extranjeros sin documentos, en Paris. Luego la Comunidad de Misioneros Espirítanos me acogieron.

- ¿Monseñor, pero qué llevó al Vaticano a tomar tan drástica decisión? ¿Quizás sus posiciones políticas y compromisos sociales? Porque, veamos: en 1983 fue uno de los dos obispos que no votó a favor de un texto episcopal sobre la disuasión nuclear. En 1985 apoyó el levantamiento palestino en los territorios ocupados por Israel, además de encontrar a Yasser Arafat en Túnez. En 1987 prefirió viajar hasta África del Sur para visitar a un preso, militante contra la segregación racial, en vez de ir al peregrinaje por la Virgen de Lourdes. En 1988 defendió en la revista Lui la ordenación de hombres casados. El mismo año se declaró a favor de dar la bendición a homosexuales. El 2 de febrero de 1989 usted publicó en la revista Gai Pied un artículo titulado “Ser homosexual y católico”. Desde 1994, usted se implicó directamente en la fundación de asociaciones de apoyo a los marginados, hasta llegar a conocérsele como el “Obispo de los Sin”: Sin documentos, sin domicilio… ¿No cree que ya esto es bastante para conseguir enemigos entre los círculos del poder eclesiástico y civil?

- Aunque hoy sigo sin pruebas concretas, fuentes fiables me han comentado que el gobierno francés, en particular el ministro del Interior de la época, Charles Pascua, tienen que ver con la decisión del Vaticano. No olvidemos que en Francia este ministerio es encargado de los Cultos. Es muy seguro que un libro mío contra la ley de inmigración fue la gota que derramó el vaso.

El Vaticano y el gobierno francés quisieron aislarme. Pero en 1996, por el primer aniversario de mi partida de Evreux, algunas amistades crearon en internet la Asociación Partenia (1), haciendo de mí un “obispo virtual”. No llegaron a imaginar que yo llegaría a animar la única diócesis en expansión, con más fieles en el mundo y en diferentes idiomas.

Pronto agradecí al Vaticano y a Pascua, porque ellos me hicieron dar más pasos hacia la otra orilla, donde yo encontré otra vida. Ahora tengo toda la libertad, vivo en la acción con los excluidos de la sociedad. Puedo vivir con las gentes, compartir sus alegrías y sus angustias. Ha sido maravilloso todo el mundo que se me presentó. Mientras que Pascua está enjuiciado por diversos delitos, y la Iglesia cada día pierde más cristianos.

- ¿Actualmente, cómo considera a la Iglesia católica?

- La iglesia nos ha enseñado que Dios ha querido traernos las desgracias, y así nos lleva a la resignación. Eso no es cristiano. La Iglesia hace intervenir a Dios para forzarnos a obedecer y no pensar. Muy pocos discursos sobre Dios me hablan de él, pero cuando alguien habla bien del ser humano, ese me dice mucho de Dios. La Institución sigue inamovible en su pedestal, lejos del pueblo y de Dios. Y de seguir así se convertirá en una secta, porque muchos están partiendo hacia otras religiones. La Iglesia vive una hemorragia.

La Iglesia debe cambiar, modernizarse, reconocer que las parejas tienen derecho a divorciarse y a usar el condón; que las mujeres puedan abortar; que hombres y mujeres puedan ser homosexuales y casarse; que las mujeres puedan llegar al sacerdocio y tener acceso a las esferas de decisión; se debe revisar la disciplina del celibato para que los sacerdotes puedan amar como cualquier otro ser humano, sin tener que vivir relaciones clandestinas, como delincuentes.

La situación actual es malsana y destructora para los individuos y la Iglesia.

El Vaticano es la última monarquía absoluta de Europa. La Iglesia debe aceptar la democracia a todos los niveles. Se debe cambiar de modelo porque el actual no es evangélico.

- Qué piensa Usted de la Teología de la Liberación, la cual conoció un desarrollo importante en América Latina?

- Yo me interesé en ella porque es una teología que habla de los pobres. No se habla de la liturgia, ni de catecismo, ni de la Iglesia: se habla del pueblo pobre. Enseña que son los mismos pobres quienes deben tomar conciencia de la necesidad de su liberación por ellos mismos.

Algunos fuimos muy sensibles a las enseñanzas de Don Elder Cámara en Brasil, un gran teólogo (2); a Mons. Leónidas Proaño en Ecuador (3); a Oscar Romero en El Salvador, y otros sacerdotes latinoamericanos, principalmente. Para mí fue un choque brutal cuando Mons. Romero fue asesinado celebrando la misa, el 24 de marzo de 1980. El había dejado la Iglesia de los poderosos para estar con los pobres. Esta conversión de Mons. Romero me pareció admirable.

En América Latina han existido sacerdotes y monjas que han tomado las armas (4). Yo respeto su decisión, no los juzgo, aunque no estoy de acuerdo por ser un no-violento.

Evidentemente, la Teología de la Liberación es peligrosa para los poderosos. Cuando los pobres son sumisos aceptan su triste suerte, entonces no hay nada que temer, son pan bendito para los poderosos. Los del poder pueden dormir tranquilos. Pero si los pobres se despiertan tomando conciencia de su condición, convirtiéndose en actores del cambio, entonces esto produce temor al poder.

Parece que es terrible cuando los pobres toman la palabra y cuestionan la institución eclesial. Al instante ella dice: ‘Atención, miren a estos comunistas’. Porque se ha tenido siempre la obsesión de la infiltración comunista. Por ello, regularmente, las dictaduras, los gobiernos represivos y el Vaticano se unen en un combate común.

Desgraciadamente no existen muchos rebeldes en la Iglesia, porque la institución ha formado para obedecer, para la sumisión.

- ¿Cómo ve Usted la situación social y económica en Francia?

- Yo juzgo a una sociedad en función de lo que ella hace por los más desfavorecidos. Y es claro que yo sólo puedo hacer un juicio severo, porque en Francia no se respeta a todos los seres humanos.

Para mí, el problema número uno es la injusticia que reina por todas partes. Los que están en el poder no invierten en los pobres. Tenemos un gobierno que solo favorece a los ricos, ¡por eso tenemos tres millones de pobres!

Muchos de nuestros ciudadanos creen que los trabajadores ilegales se aprovechan del sistema, sin saber que ellos reciben el formulario de impuestos en sus casas. O sea que son conocidos de la administración, pero como no están en regla no pueden beneficiarse de ninguna ayuda social. ¡Esto es una extorsión por parte del Estado!

Y ¿la Iglesia en esto? Tomemos como ejemplo lo sucedido el 23 de agosto de 1996, cuando casi mil policías especiales forzaron a punta de hacha las puertas de la Iglesia Saint-Bernard-de-la-Chapelle en Paris, sacando por la fuerza a 300 extranjeros en situación irregular. Yo estaba escandalizado y disgustado porque el propio obispo había pedido su expulsión. Y cuando uno expulsa a humanos que se protegen en una iglesia uno desacraliza esa iglesia. Y, desgraciadamente, esto continúa sucediendo.

Y ¿qué se hace con los extranjeros ilegales? Se arrojan en centros de detención, dándoles un tratamiento propio de campos de concentración. ¡Es lo que sucede hoy en Francia!

En las prisiones se produce un suicidio cada tres días. ¡Es enorme! El único horizonte que tienen los presos es el suicidio. Nunca se había visto eso. En Europa, Francia tiene el record de suicidios por ahorcamiento en la cárcel.

- El discurso sobre la crisis económica, ¿en donde lo sitúa?

- En esta crisis no son los ricos quienes están en crisis: los más pobres. Estuvimos manifestando el año pasado contra las leyes que proponía el gobierno porque ellas iban a penalizar a los pobres.

Hoy, muchos franceses van donde el médico, el dentista o el oftalmólogo cuando es algo verdaderamente de urgencia. Y a veces ya es tarde. Los derechos sociales se están acabando.

Y la crisis erosiona las familias. Si alguien ha comprado una casa, luego pierde el trabajo y no encuentra otro, debe revenderla. Esto trae hasta problemas de droga y delincuencia.

La vivienda social no es una prioridad política, porque quienes están en el poder poseen buenas mansiones. Se construye poco y las personas no saben a dónde ir, quedándoles los andenes o cualquier sótano insalubre. Y eso no importa, aunque existen muchos edificios vacios en Paris.

Cuando llega el invierno, el gobierno habla de “planes”. Entonces se abren gimnasios, o cualquier sala para que lleguen ahí los miles que no tienen alojamiento. Pero estos “planes” no son solución para el frío, sino habitaciones dignas. Es una vergüenza, es inhumano, no es cristiano que se deje morir de frio a cientos de personas en los andenes de Francia.

Como dijo el escritor Víctor Hugo: “Se hace caridad cuando no hemos podido imponer la justicia”. Porque no es caridad lo que se necesita. La justicia va a las causas, la caridad a los efectos. Yo no digo que no debe ayudarse con un plato de sopa o un abrigo a quienes están en las calles. Existen urgencias. Yo lo hago, pero mi conciencia no queda tranquila, porque pienso que debemos luchar contra las causas estructurales que tienen a esas personas en la injusticia.

Lo más triste es que la gente se está acostumbrando a la injusticia. Y yo digo ¡despierten! ¡Tengan vergüenza! ¡Indignémonos contra la injusticia!

Hoy, la injusticia está presente por toda Francia. Existen oasis de riqueza, de lujo desorbitante, y extensos guetos de miseria. En Francia existe una violación flagrante a los Derechos Humanos, por eso debemos combatir para que se respeten los derechos de las personas.

- El año pasado se dieron masivas manifestaciones en protesta contra diferentes proyectos del gobierno, pero el gobierno hizo oídos sordos.

- Yo creo que cuando no se respeta al pueblo que se expresa en las calles, no se tiene en cuenta el futuro. En Francia quedó un sentimiento de rabia. No se puede seguir así. No se puede seguir metiendo a la policía por todas partes para contener la inconformidad del pueblo. Esto nos ha llevado a tener un régimen policial.

La injusticia no trae paz. Todo lo contrario. Existe fuego bajo una olla que quieren tener cerrada. Y puede estallar.

- Las luchas de Mons. Gaillot por la justicia no sólo son en Francia. También en otros lares su palabra y acción se han hecho sentir. Deme unos ejemplos.

- Seguimos luchando por los derechos del pueblo palestino. Israel es un Estado colonialista que roba la tierra palestina y excluye a ese pueblo por la fuerza. Hace más de 60 años que la Palestina vive bajo la ocupación israelí y la injusticia. Y la llamada “comunidad internacional” hace bien poco o nada. Por eso nos estamos movilizando por todas partes para ejercer una presión sobre el gobierno israelí. Y una de las acciones es boicotear los productos que vienen de Israel, y principalmente los que son producidos en los territorios ocupados. Porque 50 productos agrícolas se producen en Palestina para beneficio israelí. Mientras los palestinos vivan en la injusticia, allá no existirá la paz.

Cuba. Este es un país que tiene futuro. Yo pude constatar que es un pueblo digno, con coraje y solidario. En Cuba puede haber pobreza, pero no existe la miseria que se ve en cualquier otro país de América Latina, o en la misma Francia o Estados Unidos. A pesar del bloqueo que le tiene Estados Unidos, todos tienen salud y educación gratuita, y nadie duerme en las calles. ¡Es increíble!

Yo soy parte del Comité International por la Libertad de los Cinco Cubanos presos en Estados Unidos. Ellos luchaban contra las acciones terroristas que se preparaban en Miami. Estoy en ese Comité porque me di cuenta que se había cometido una injusticia contra ellos, y eso no se puede tolerar.

- ¿Qué piensa de la manera como la prensa francesa trata los procesos sociales y políticos alternativos que se desarrollan en América Latina? Y, ¿por qué esta prensa tiene la tendencia a ridiculizar a presidentes como Evo Morales o Hugo Chávez?

Este comportamiento de la prensa se debe a que, regularmente, Francia apoya a quienes no debería. Es cuestión de intereses. Estos presidentes no hacen lo que quieren los ricos, entonces Francia se pone del lado de esos ricos. Es como lo hace en África.

Ahora, la participación de las mujeres latinoamericanas en política es sensacional. Por ejemplo, una mujer a la cabeza de Brasil, ¡es extraordinario! En Francia no hemos sido capaces de tener ni una Primera Ministra: ¡somos tan machos! Ah, sí, una vez tuvimos a la señora Edith Cresson, pero no se pudo quedar por mucho tiempo debido a que la quisieron masacrar en su condición de mujer. ¡Somos machos y vulgares como no se lo pueden imaginar!

En la actualidad no es la vieja Europa que da el ejemplo, es América Latina. Debemos mirar para allá.

- Mons. Gaillot, dos últimas preguntas: ¿A usted cómo lo consideran los otros altos miembros de la Iglesia católica? Y, ¿como ciudadano y ser humano, ve una alternativa a la situación social en Francia?

- En general, mis relaciones con los otros obispos son cordiales, aunque algunos prefieren ignorarme. Eso sí, no me hacen llegar ningún documento de la Conferencia Episcopal, ni me invitan a la asamblea anual en Lourdes. Tampoco han dicho el por qué, ni yo lo he pedido, aunque otros sacerdotes sí lo han hecho sin haber recibido nunca una respuesta. A veces esto no es confortable, pero lo que me conforta es que estoy en paz con mi conciencia, por decir lo que pienso, por denunciar la injusticia.

Por la segunda pregunta. Tengo confianza, esperanza en los hombres y mujeres. Vamos a seguir avanzando. Existen movimientos ciudadanos que están creando un tejido asociativo alternativo. Veo muchos combates que nacen y se desarrollan poco a poco. ¡Es formidable! Cada uno debe encontrar el camino donde luchan otros.

La unidad: sí, esto es lo que puede ayudar a salvar la democracia y a los derechos de las personas. Yo tengo la esperanza.+ (PE/Apia Virtual)

NOTA:
1) http://www.partenia.com/

2) Fue arzobispo de Olinda y Recife. Murió el 27 de agosto de 1999.

3) Llamado el « Obispo de los Indios », también el « Obispo Rojo ». Ejercía su labor pastoral en la ciudad de Riobamba. Murió el 31 de agosto de 1988.

4) Han sido varios los sacerdotes y monjas que se han sumado a las guerrillas. El precursor fue Camilo Torres, en Colombia, quien cayó en combate el 15 febrero de 1966. En Nicaragua, durante la guerra contra la dictadura de los Somoza, muchos siguieron su ejemplo, siendo Ernesto Cardenal el más destacado.

(*) Hernando Calvo Ospina es periodista y escritor colombiano, residente en Francia. Colaborador de Le Monde Diplomatique. http://hcalvospina.free.fr/spip.php?article311. La entrevista fue editada por Apia Virtual.

PreNot 9328-110201


http://www.ecupres.com.ar/noticias.asp?Articulos_Id=9328


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