Pep Castelló
El Imperio asesina a quien le conviene sin más fin que el de alcanzar sus objetivos.
A partir de la lectura del artículo “No se ha hecho justicia, sino venganza” que Leonardo Boff nos ofrece en su columna esta semana y al amparo de cuantos comentarios y observaciones he tenido a mi alcance, se me ocurre que más allá de la “venganza” argüida por Bush y la pretendida “justicia” de Obama, lo que hay ahí es una tremenda degradación de los más elementales principios en la sociedad norteamericana. Porque por más que ambos dispongan de una cobertura mediática difícil de neutralizar, el pueblo tiene motivos más que sobrados para saber que ambos son un par de redomados embusteros.
Hay signos más que evidentes para pensar que el crimen perpetrado en esta ocasión por el Imperio no tiene otro fin sino el de despertar el terror y los peores sentimientos de la ciudadanía, para crear con ellos una corriente de opinión favorable a los voraces intereses de quienes rigen la sociedad norteamericana. Crimen y mentira urdidos desde las más altas instancias de la nación. Una muestra más de la falta de ética de quienes rigen ese gran país y de quienes les dan soporte.
El país más poderoso militarmente del mundo está gobernado, tanto en el orden político como en el económico, por criminales de la peor calaña. Descendientes de una estirpe de genocidas que tras masacrar a los pueblos originarios se apropiaron de las tierras que habitaban, no han hecho todavía a lo largo de los años un proceso de reflexión colectiva que les lleve a plantearse unos principios mínimos de convivencia. Y así, con un desprecio absoluto de cuanto no sea favorable a su triunfo, cual jauría de depredadores siguen devastando la tierra y sometiendo a sus moradores.
Nada cabe esperar de semejante gentuza ni de quienes a su lado se colocan, como no sean los principios morales más aberrantes que puede concebir la mente humana. Defensores a ultranza de la propiedad privada, sin parar mientes en los orígenes y procedencia de sus bienes, han hecho leyes que aseguren la posesión de los mismos y han organizado la sociedad y el estado de forma que les permita usar toda la fuerza represiva que les convenga contra quienes se atrevan a cuestionarlas.
Lo deplorable, lo verdaderamente nefasto es que hayan sido capaces de introducir los principios de su abominable doctrina en la mente de la ciudadanía, de la propia y de la de aquellos países que han ido cayendo bajo su influencia. Con la capacidad de difundir mentiras y secuestrar las mentes que los modernos medios de comunicación de masas les han brindado durante el pasado siglo XX y les ofrecen aún en el presente, están imponiendo su ideología a lo largo y ancho de nuestro planeta. Su permanente apología del triunfo, comparable por sus nefastos resultados con la del terrorismo, embarga el pensamiento de las gentes en todos los ámbitos de dominio de sus poderosos voceros, los “mass media” que invaden el mundo entero.
Sin el menor rasgo de moral y ni un ápice de escrúpulos y con el sostén de una poderosa fuerza militar y represiva, no paran de ejercer acciones que aumentan día a día el copioso número de seres humanos que viven en las condiciones más adversas. Gentes diversas, pertenecientes a culturas y sociedades bien lejanas de la nuestra, ven hoy sus principios confrontados de continuo con los de las sociedades supuestamente triunfadoras. Y así, invadidos sus territorios, despojados de sus tradicionales medios de vida por la fuerza bruta de las clases poderosas, van a estrellarse contra los escollos de esta deplorable civilización occidental cristiana, atraídos por falaces cantos de sirena, formando capas cada día mayores de población excluida.
Malditos sean mil veces quienes tanto daño están haciendo a la humanidad y malditos sean también quienes para medrar les dan soporte. Y a quienes se lo dan por simple estulticia, llégueles cuanto antes la más humana de las compasiones y, con ella, la Luz necesaria para iluminar sus mentes.
http://www.kaosenlared.net/noticia/ni-justicia-ni-venganza-sino-crimen
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El Imperio asesina a quien le conviene sin más fin que el de alcanzar sus objetivos.
A partir de la lectura del artículo “No se ha hecho justicia, sino venganza” que Leonardo Boff nos ofrece en su columna esta semana y al amparo de cuantos comentarios y observaciones he tenido a mi alcance, se me ocurre que más allá de la “venganza” argüida por Bush y la pretendida “justicia” de Obama, lo que hay ahí es una tremenda degradación de los más elementales principios en la sociedad norteamericana. Porque por más que ambos dispongan de una cobertura mediática difícil de neutralizar, el pueblo tiene motivos más que sobrados para saber que ambos son un par de redomados embusteros.
Hay signos más que evidentes para pensar que el crimen perpetrado en esta ocasión por el Imperio no tiene otro fin sino el de despertar el terror y los peores sentimientos de la ciudadanía, para crear con ellos una corriente de opinión favorable a los voraces intereses de quienes rigen la sociedad norteamericana. Crimen y mentira urdidos desde las más altas instancias de la nación. Una muestra más de la falta de ética de quienes rigen ese gran país y de quienes les dan soporte.
El país más poderoso militarmente del mundo está gobernado, tanto en el orden político como en el económico, por criminales de la peor calaña. Descendientes de una estirpe de genocidas que tras masacrar a los pueblos originarios se apropiaron de las tierras que habitaban, no han hecho todavía a lo largo de los años un proceso de reflexión colectiva que les lleve a plantearse unos principios mínimos de convivencia. Y así, con un desprecio absoluto de cuanto no sea favorable a su triunfo, cual jauría de depredadores siguen devastando la tierra y sometiendo a sus moradores.
Nada cabe esperar de semejante gentuza ni de quienes a su lado se colocan, como no sean los principios morales más aberrantes que puede concebir la mente humana. Defensores a ultranza de la propiedad privada, sin parar mientes en los orígenes y procedencia de sus bienes, han hecho leyes que aseguren la posesión de los mismos y han organizado la sociedad y el estado de forma que les permita usar toda la fuerza represiva que les convenga contra quienes se atrevan a cuestionarlas.
Lo deplorable, lo verdaderamente nefasto es que hayan sido capaces de introducir los principios de su abominable doctrina en la mente de la ciudadanía, de la propia y de la de aquellos países que han ido cayendo bajo su influencia. Con la capacidad de difundir mentiras y secuestrar las mentes que los modernos medios de comunicación de masas les han brindado durante el pasado siglo XX y les ofrecen aún en el presente, están imponiendo su ideología a lo largo y ancho de nuestro planeta. Su permanente apología del triunfo, comparable por sus nefastos resultados con la del terrorismo, embarga el pensamiento de las gentes en todos los ámbitos de dominio de sus poderosos voceros, los “mass media” que invaden el mundo entero.
Sin el menor rasgo de moral y ni un ápice de escrúpulos y con el sostén de una poderosa fuerza militar y represiva, no paran de ejercer acciones que aumentan día a día el copioso número de seres humanos que viven en las condiciones más adversas. Gentes diversas, pertenecientes a culturas y sociedades bien lejanas de la nuestra, ven hoy sus principios confrontados de continuo con los de las sociedades supuestamente triunfadoras. Y así, invadidos sus territorios, despojados de sus tradicionales medios de vida por la fuerza bruta de las clases poderosas, van a estrellarse contra los escollos de esta deplorable civilización occidental cristiana, atraídos por falaces cantos de sirena, formando capas cada día mayores de población excluida.
Malditos sean mil veces quienes tanto daño están haciendo a la humanidad y malditos sean también quienes para medrar les dan soporte. Y a quienes se lo dan por simple estulticia, llégueles cuanto antes la más humana de las compasiones y, con ella, la Luz necesaria para iluminar sus mentes.
http://www.kaosenlared.net/noticia/ni-justicia-ni-venganza-sino-crimen
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