"Decir que hubo una guerra es tergiversar los hechos"
Lo dijo Carlos Rozanski, juez de La Plata que estuvo en Mendoza y brindó una charla sobre derechos humanos.
Carlos Rozanski, el juez que encarceló a los torturadores Miguel Etchecolatz y al cura genocida Christian Von Wernich, estuvo en Mendoza brindando una charla sobre juicios de lesa humanidad. Fue invitado a reflexionar como parte de los actos de conmemoración de los 40 años del golpe de Estado que realizó la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNCuyo.
Entrevistado por Diario UNO explicó que la Argentina vive, en materia de derechos humanos, un proceso irreversible debido al impulso que durante décadas realizaron distintos organismos de la sociedad civil, sumado a una gestión política que tuvo la ideología y la voluntad de llevar adelante la lucha por esclarecer los crímenes de la ultima dictadura.
–¿Qué reflexión merece éste 24?
–Es un momento especial y un proceso único como todo lo que tiene que ver con los derechos humanos. La realidad política fue demostrando que más allá de que un gobierno apoye un proceso, si no hay una base social que lo impulse, no existe gestión que pueda llevarlo adelante. A 40 años del golpe se están haciendo juicios por violación a los Derechos gracias al empuje de décadas de distintos organismos afines y también porque en el 2003 hubo una gestión que se puso los guantes, aceptó el desafío y tuvo convicción.
–¿Cómo preservar la memoria?
–Si hay verdad y justicia del Estado, en marcha y en acto, es posible transmitir en la educación estos valores para que la memoria se cultive, si no es imposible, como ha sucedido en todos los países del mundo que han vivido genocidios. En Alemania por ejemplo, está castigado penalmente negar el holocausto. En el resto de los países, los genocidios han quedado impunes porque sus propios autores se encargaban de que esto sucediera. Esa impunidad actúa directamente sobre la memoria. La memoria sino se trabaja, no se tiene.
–¿Qué hacer entonces?
–Hay que trabajar la verdad. Es muy común en todo el mundo, que se nieguen y tergiversen los hechos históricos como sucedió acá con la teoría de los dos demonios. Estos son vicios culturales muy fuertes que hay que contrarrestar. En este tipo de matanzas no hay dos demonios, sino uno que es el Estado terrorista. Que el propio Estado este juzgando a través de sus tribunales, es el mensaje más claro que se esta dando al respecto. La academia tiene que transmitir esa verdad. No es lo mismo decir que hubo una guerra porque es tergiversar los hechos. Eso no significa que no haya habido grupos políticos armados, pero no tiene absolutamente nada que ver con lo que estamos discutiendo.
Lo que hubo fue un proyecto económico, que generó oposición, que terminó siendo aplastada por el terrorismo de Estado. Acá se secuestró, se torturó, se mató y se desapareció violando masivamente los derechos humanos. Cualquier otra explicación que se dé, es para desviar la atención de la verdad.
–¿Aporta que se desclasifiquen documentos?
–La desclasificación de documentos de Estados Unidos y el Vaticano no sé si pueda servir en lo puntual, porque desconozco el contenido. Si es importante en lo emblemático, porque si bien hay muchas cosas que sabemos, necesitamos que sean dichas. La intervención de los Estados Unidos en los golpes de Estado en Latinoamérica ha sido real, eficiente y ha ocasionado mucho daño.
–¿Cuánto hemos aprendido a tolerar al diferente en estos años?
–El avance es gigantesco gracias al trabajo y lucha de décadas de diferentes organizaciones defensoras de minorías, que están en consonancia con los derechos humanos. Porque quién defiende estos derechos genuinamente, no va a tener ningún problema en reconocer que una persona con capacidades diferentes o que pertenece a un grupo vulnerable, requiere una protección especial. La conciencia de esa protección es la que se generó en los últimos años. Esta base social es irreversible, porque es patrimonio del pueblo y no de un gobierno.
–¿Qué queda por delante?
–La Argentina tiene una legislación en materia de derechos humanos extraordinaria, el problema es la voluntad de aplicarla y esta decisión es exclusivamente ideológica. Si hay algo que se impone y que es una deuda todavía a pesar del avance extraordinario que se está viviendo en toda esta década es la democratización del Poder Judicial.
La búsqueda tiene que concentrarse en un sistema judicial efectivamente democrático, con jueces sensibles y comprometidos con la realidad social, con jueces que no pertenezcan a la familia judicial, sino que pertenezcan a la familia del pueblo. Estoy a favor de la elección popular de los jueces. Necesitamos una composición social distinta.
–¿Cómo visualiza la nueva gestión de gobierno respecto a políticas de derechos humanos?
–Estoy expectante y convencido de que el proceso que se vino llevando adelante es irreversible. La Argentina tiene una posición internacional tomada y es un ejemplo en el mundo y creo que eso no se va a poder modificar. Ahora bien, si hay intención de hacer algún tipo de cambio que genere retrocesos lo desconozco y no lo veo factible ya que no tendría efecto en una sociedad que en este tema tiene las cosas muy claras.
-Presentación. El libro que habla sobre el papel que desempeñaron los funcionarios judiciales y sus complicidades con la última dictadura , fue presentado por su editor Juan Pablo Bohoslavsky, y el abogado Pablo Salinas, que participa en un capítulo del libro, el lunes pasado en la Facultad de Ciencias Políticas de la UNCuyo.