viernes, 20 de marzo de 2015
James Petras: “Venezuela es un blanco de agresión no tanto por el petróleo, sino por el papel que encabeza para la integración latinoamericana”
Mario Hernandez (especial para ARGENPRESS.info)
M.H.: En comunicación con James Petras.
J.P.: Buenas tardes Mario, es siempre un placer conversar por teléfono contigo.
M.H.: Uno de los temas que quería que dialogáramos tiene que ver con la presencia del Premier israelí Benjamin Netanyahu en el Congreso en Washington. Pero antes, ha tenido lugar una grave denuncia del gobierno norteamericano contra el hermano país de Venezuela y me gustaría conocer tu análisis al respecto.
J.P.: En primer lugar, esa declaración es una continuación de una escalada de agresiones norteamericanas. Un inventario rápido podría comprobar lo que digo. En abril del año 2002 Estados Unidos respaldó un golpe cívico-militar de los grandes capitales norteamericanos y venezolanos junto con un sector del Ejército. Ese golpe fue derrotado, pero Washington siguió, primero a partir de un lock out de los gerentes de la compañía de petróleo tratando de paralizar el gobierno y costándole miles de millones de dólares, pero que también fue derrotado. Después del golpe y el boicot viene el referéndum en 2004, tras su fracaso tratan de ganarle las elecciones a Chávez. Luego hay otras agresiones que culminan en el 2014 con otro golpe después de la pérdida de las elecciones en 2013.
Lo que sucede es que cuando cada intento fracasa, los Estados Unidos pierden operativos, por ejemplo, en el golpe anterior en 2002 perdieron un grupo de operativos militares y hombres de negocios, después del lock out perdieron 15.000 afiliados o socios y, ahora mismo, en 2014 y 2015 Washington otra vez pierde con golpistas encarcelados. Pero tiene que seguir adelante, entonces tratan ahora de intervenir directamente, han utilizado operativos para movilizar fuerzas internas, están preparando el clima para un ataque, y esto es una especie de prueba para saber cómo las fuerzas dentro del chavismo van a reaccionar, para saber a dónde están los lazos más débiles de la cadena y cómo los países de América Latina van a reaccionar. Pero la táctica es crear tensión, pánico, provocar mayores problemas económicos y una vez que las cosas empeoren, llamar a los operativos internos a una marcha con luchadores callejeros, terroristas y provocar una confrontación donde se produzcan muertes y usar la difícil situación económica para completar una sumatoria de tensión y en ese momento lanzar un golpe, con la idea que podría generar una brecha entre la policía y el gobierno, entre las fuerzas armadas y el gobierno.
Entonces, es un proceso continuo de agresión que va paso a paso hacia un golpe y una invasión. El gobierno está consciente de eso e invitaron a las Fuerzas Armadas rusas a hacer ejercicios comunes el próximo sábado, será un día de maniobras de defensa en todas las provincias. Estamos en presencia de una gran confrontación tanto económica como política, y en última instancia militar.
M.H.: ¿Estos hechos tienen alguna vinculación con la movilización que se produjo en Argentina convocada el 18 de febrero por los fiscales en torno a la muerte de Nisman y al impeachment con el que se amenaza a Dilma Rousseff?
J.P.: Sí, pero en Venezuela se está más cerca de una confrontación. En Argentina el caso Nisman tuvo su brote de protesta, de acusaciones desde las expresiones golpistas, pero en Venezuela las cosas están mucho mas avanzadas. Yo lo compararía con el final del ´75 en Argentina después del Rodrigazo, cuando las Fuerzas Armadas ya estaban preparadas y las condiciones subjetivas estaban más preparadas.
En Venezuela sucede algo paralelo a esto. Las condiciones en Argentina no están dadas como para un golpe, no hay tanta infiltración en el Ejército, las fuerzas que apoyan al gobierno son muy fuertes, los opositores no están a la altura de generar un levantamiento violento. Creo que es muy grave la campaña de desestabilización en Argentina pero no han tenido acceso a los centros de poder, entonces se quedan como oposición que puede montar complicaciones, tener una resonancia en la prensa externa, en la BBC, en FOX, en la CNN, pero las cosas marchan por otro lado allá.
En general podríamos decir que la conexión es que Estados Unidos busca destruir las organizaciones regionales, la UNASUR, el ALBA, el MERCOSUR, quiere volver a la OEA, donde la orientación está dirigida hacia la dominación norteamericana. Ese es el motivo por el que Venezuela es un blanco de agresión, no es tanto por el petróleo sino por el papel que encabeza para la integración latinoamericana. Incluso, si leemos cuidadosamente la declaración de Obama, cuando dice que hay una emergencia generalizada porque la seguridad nacional de los Estados Unidos esta en peligro, cuando se refiere a la “política externa” habla que todos los proyectos de Venezuela excluyen a los Estados Unidos como representante influyente en las nuevas organizaciones.
Hay que entender el poder del sionismo en Estados Unidos que ha comprado a los congresistas
M.H.: Volviendo al tema que nos había convocado inicialmente. ¿La alocución de Netanyahu en el Congreso norteamericano responde a una instancia geopolítica del dirigente israelí o más bien a la situación coyuntural planteada por las elecciones del 17 de marzo en Israel?
J.P.: Hay muchas razones por las que Netanyahu viene a los EE. UU. Primero hay que entender que está buscando sabotear las negociaciones de paz entre la administración de Estados Unidos con Irán, esa es la principal, por otro lado están buscando mayor apoyo para la colonización de Palestina.
Pero ningún presidente de ningún país tan pequeño, con menos importancia económica que la gran mayoría de países de América Latina, podría recibir la respuesta que recibe. ¿Por qué tiene plataforma en el Congreso? ¿Por qué tiene el apoyo del 100% de los congresistas republicanos y un 58% de los demócratas? ¿Por qué aplauden como payasos cualquier declaración mediocre de este representante de un país de tercer nivel? Yo creo que lo que hay que entender es el poder del sionismo en Estados Unidos, que ha penetrado el Congreso, que ha comprado a los congresistas. El 80% del dinero de la campaña electoral de Netanyahu viene del dueño de casinos, el señor Sheldon Adelson, que ha donado cientos de millones de dólares y tiene una lista de colaboradores en la que se encuentran la totalidad de los congresistas norteamericanos y los multimillonarios sionistas que son muy influyentes. También 52 organizaciones sionistas funcionan a diario influyendo en todos los niveles del gobierno. Más allá de eso están los funcionarios en el gabinete de Obama, el Secretario del Tesoro, la presidenta del Banco Central, los representantes en comercio exterior.
Tenemos que tener en cuenta que la influencia y presencia de Netanyahu no es porque sea un gran estadista, la razón de la presencia de este mediocre es porque hay una fuerza dentro de Estados Unidos que está exigiendo la preeminencia de Israel en cualquier política orientada a Medio Oriente. La gran mayoría de los intelectuales, incluso los marxistas, no hablan del poder de los sionistas en el gobierno de Estados Unidos, son cobardes más que ignorantes. Porque incluso dentro de los marxistas hay sionistas, que pueden criticar a Israel pero no al poder de Israel detrás del gobierno norteamericano. Incluso, esos mal llamados marxistas me critican como antisemita por documentar la influencia del dinero que canalizan los medios de comunicación que solo presentan la cuenta a la vista de Israel. Ese es el factor de mayor influencia de la política norteamericana en Medio Oriente, pero los marxistas norteamericanos y europeos no se atreven a discutir este tema, es tabú.
M.H.: Y no solamente en la política norteamericana, recuerdo alguna de tus visitas a Argentina donde justamente querías abordar este tema y en más de un lugar se te censuraba.
J.P.: Incluso un periodista que has entrevistado, Guillermo Almeyra, vinculado con La Jornada de México. Una vez publiqué una columna allí y él firmó junto a otros una carta que me tildaba de antisemita. Finalmente por ese artículo me eliminaron de La Jornada.
M.H.: ¿Tenés conocimiento del acuerdo que se dio aquí en Argentina entre el Frente de Izquierda y los Trabajadores y los llamados movimientos de la nueva izquierda?
J.P.: Sí, he escuchado algo sobre eso como alternativa al kirchnerismo.
M.H.: ¿Te merece alguna opinión el tema?
J.P.: Es obvio que en el próximo período el kirchnerismo se va a fragmentar, y la derecha está en ascenso, no solo Macri, Massa y otros más están preparando el camino para derechizar la política argentina. No creo que vayan completamente hacia el camino de Menem, pero apunta en esa dirección. Ante esto la única fuerza que puede detenerlo es una izquierda consecuente que no puede vacilar entre Monsanto y los jubilados, entre los trabajadores y los capitalistas. Kirchner representa el equilibrar fuerzas, un tipo de política centrista, pero ante el aumento de la fuerza de la derecha es más que necesario un contrapeso que venga de una izquierda radical que movilice las miles de personas necesarias en el período post electoral, para los grandes enfrentamientos.
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M.H.: En comunicación con James Petras.
J.P.: Buenas tardes Mario, es siempre un placer conversar por teléfono contigo.
M.H.: Uno de los temas que quería que dialogáramos tiene que ver con la presencia del Premier israelí Benjamin Netanyahu en el Congreso en Washington. Pero antes, ha tenido lugar una grave denuncia del gobierno norteamericano contra el hermano país de Venezuela y me gustaría conocer tu análisis al respecto.
J.P.: En primer lugar, esa declaración es una continuación de una escalada de agresiones norteamericanas. Un inventario rápido podría comprobar lo que digo. En abril del año 2002 Estados Unidos respaldó un golpe cívico-militar de los grandes capitales norteamericanos y venezolanos junto con un sector del Ejército. Ese golpe fue derrotado, pero Washington siguió, primero a partir de un lock out de los gerentes de la compañía de petróleo tratando de paralizar el gobierno y costándole miles de millones de dólares, pero que también fue derrotado. Después del golpe y el boicot viene el referéndum en 2004, tras su fracaso tratan de ganarle las elecciones a Chávez. Luego hay otras agresiones que culminan en el 2014 con otro golpe después de la pérdida de las elecciones en 2013.
Lo que sucede es que cuando cada intento fracasa, los Estados Unidos pierden operativos, por ejemplo, en el golpe anterior en 2002 perdieron un grupo de operativos militares y hombres de negocios, después del lock out perdieron 15.000 afiliados o socios y, ahora mismo, en 2014 y 2015 Washington otra vez pierde con golpistas encarcelados. Pero tiene que seguir adelante, entonces tratan ahora de intervenir directamente, han utilizado operativos para movilizar fuerzas internas, están preparando el clima para un ataque, y esto es una especie de prueba para saber cómo las fuerzas dentro del chavismo van a reaccionar, para saber a dónde están los lazos más débiles de la cadena y cómo los países de América Latina van a reaccionar. Pero la táctica es crear tensión, pánico, provocar mayores problemas económicos y una vez que las cosas empeoren, llamar a los operativos internos a una marcha con luchadores callejeros, terroristas y provocar una confrontación donde se produzcan muertes y usar la difícil situación económica para completar una sumatoria de tensión y en ese momento lanzar un golpe, con la idea que podría generar una brecha entre la policía y el gobierno, entre las fuerzas armadas y el gobierno.
Entonces, es un proceso continuo de agresión que va paso a paso hacia un golpe y una invasión. El gobierno está consciente de eso e invitaron a las Fuerzas Armadas rusas a hacer ejercicios comunes el próximo sábado, será un día de maniobras de defensa en todas las provincias. Estamos en presencia de una gran confrontación tanto económica como política, y en última instancia militar.
M.H.: ¿Estos hechos tienen alguna vinculación con la movilización que se produjo en Argentina convocada el 18 de febrero por los fiscales en torno a la muerte de Nisman y al impeachment con el que se amenaza a Dilma Rousseff?
J.P.: Sí, pero en Venezuela se está más cerca de una confrontación. En Argentina el caso Nisman tuvo su brote de protesta, de acusaciones desde las expresiones golpistas, pero en Venezuela las cosas están mucho mas avanzadas. Yo lo compararía con el final del ´75 en Argentina después del Rodrigazo, cuando las Fuerzas Armadas ya estaban preparadas y las condiciones subjetivas estaban más preparadas.
En Venezuela sucede algo paralelo a esto. Las condiciones en Argentina no están dadas como para un golpe, no hay tanta infiltración en el Ejército, las fuerzas que apoyan al gobierno son muy fuertes, los opositores no están a la altura de generar un levantamiento violento. Creo que es muy grave la campaña de desestabilización en Argentina pero no han tenido acceso a los centros de poder, entonces se quedan como oposición que puede montar complicaciones, tener una resonancia en la prensa externa, en la BBC, en FOX, en la CNN, pero las cosas marchan por otro lado allá.
En general podríamos decir que la conexión es que Estados Unidos busca destruir las organizaciones regionales, la UNASUR, el ALBA, el MERCOSUR, quiere volver a la OEA, donde la orientación está dirigida hacia la dominación norteamericana. Ese es el motivo por el que Venezuela es un blanco de agresión, no es tanto por el petróleo sino por el papel que encabeza para la integración latinoamericana. Incluso, si leemos cuidadosamente la declaración de Obama, cuando dice que hay una emergencia generalizada porque la seguridad nacional de los Estados Unidos esta en peligro, cuando se refiere a la “política externa” habla que todos los proyectos de Venezuela excluyen a los Estados Unidos como representante influyente en las nuevas organizaciones.
Hay que entender el poder del sionismo en Estados Unidos que ha comprado a los congresistas
M.H.: Volviendo al tema que nos había convocado inicialmente. ¿La alocución de Netanyahu en el Congreso norteamericano responde a una instancia geopolítica del dirigente israelí o más bien a la situación coyuntural planteada por las elecciones del 17 de marzo en Israel?
J.P.: Hay muchas razones por las que Netanyahu viene a los EE. UU. Primero hay que entender que está buscando sabotear las negociaciones de paz entre la administración de Estados Unidos con Irán, esa es la principal, por otro lado están buscando mayor apoyo para la colonización de Palestina.
Pero ningún presidente de ningún país tan pequeño, con menos importancia económica que la gran mayoría de países de América Latina, podría recibir la respuesta que recibe. ¿Por qué tiene plataforma en el Congreso? ¿Por qué tiene el apoyo del 100% de los congresistas republicanos y un 58% de los demócratas? ¿Por qué aplauden como payasos cualquier declaración mediocre de este representante de un país de tercer nivel? Yo creo que lo que hay que entender es el poder del sionismo en Estados Unidos, que ha penetrado el Congreso, que ha comprado a los congresistas. El 80% del dinero de la campaña electoral de Netanyahu viene del dueño de casinos, el señor Sheldon Adelson, que ha donado cientos de millones de dólares y tiene una lista de colaboradores en la que se encuentran la totalidad de los congresistas norteamericanos y los multimillonarios sionistas que son muy influyentes. También 52 organizaciones sionistas funcionan a diario influyendo en todos los niveles del gobierno. Más allá de eso están los funcionarios en el gabinete de Obama, el Secretario del Tesoro, la presidenta del Banco Central, los representantes en comercio exterior.
Tenemos que tener en cuenta que la influencia y presencia de Netanyahu no es porque sea un gran estadista, la razón de la presencia de este mediocre es porque hay una fuerza dentro de Estados Unidos que está exigiendo la preeminencia de Israel en cualquier política orientada a Medio Oriente. La gran mayoría de los intelectuales, incluso los marxistas, no hablan del poder de los sionistas en el gobierno de Estados Unidos, son cobardes más que ignorantes. Porque incluso dentro de los marxistas hay sionistas, que pueden criticar a Israel pero no al poder de Israel detrás del gobierno norteamericano. Incluso, esos mal llamados marxistas me critican como antisemita por documentar la influencia del dinero que canalizan los medios de comunicación que solo presentan la cuenta a la vista de Israel. Ese es el factor de mayor influencia de la política norteamericana en Medio Oriente, pero los marxistas norteamericanos y europeos no se atreven a discutir este tema, es tabú.
M.H.: Y no solamente en la política norteamericana, recuerdo alguna de tus visitas a Argentina donde justamente querías abordar este tema y en más de un lugar se te censuraba.
J.P.: Incluso un periodista que has entrevistado, Guillermo Almeyra, vinculado con La Jornada de México. Una vez publiqué una columna allí y él firmó junto a otros una carta que me tildaba de antisemita. Finalmente por ese artículo me eliminaron de La Jornada.
M.H.: ¿Tenés conocimiento del acuerdo que se dio aquí en Argentina entre el Frente de Izquierda y los Trabajadores y los llamados movimientos de la nueva izquierda?
J.P.: Sí, he escuchado algo sobre eso como alternativa al kirchnerismo.
M.H.: ¿Te merece alguna opinión el tema?
J.P.: Es obvio que en el próximo período el kirchnerismo se va a fragmentar, y la derecha está en ascenso, no solo Macri, Massa y otros más están preparando el camino para derechizar la política argentina. No creo que vayan completamente hacia el camino de Menem, pero apunta en esa dirección. Ante esto la única fuerza que puede detenerlo es una izquierda consecuente que no puede vacilar entre Monsanto y los jubilados, entre los trabajadores y los capitalistas. Kirchner representa el equilibrar fuerzas, un tipo de política centrista, pero ante el aumento de la fuerza de la derecha es más que necesario un contrapeso que venga de una izquierda radical que movilice las miles de personas necesarias en el período post electoral, para los grandes enfrentamientos.
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