Pepcastelló
Entre los diversos envíos que regularmente llegan a mi correo hay los PPS de la liturgia dominical que me hace una amiga religiosa, los cuales suelen ser bellas muestras de sensibilidad espiritual y de talento catequético a un tiempo; inspiradas mezclas de imágenes, música, frases de gran contenido humano con fragmentos de evangelios y epístolas mediante las cuales consigue efectos muy emotivos y fuertemente motivadores. Admiro el talento de mi amiga de modo que, aun no compartiendo a veces la totalidad de cuanto en ellos expone, suelo dedicarles unos minutos de atención. De modo que en cuanto tuve un rato de asueto abrí el de esta semana con ánimo de recrearme en él. Estaba dedicado a la celebración de la festividad de los santos Pedro y Pablo. Parecía bonito e interesante, con bella música y fotos de las ruinas de Cesarea de Filipo, donde parece ser que Mateo sitúa la acción que narra.
Todo fue bien hasta llegar a la diapositiva 14, en la cual leo: «Y ahora, también te digo que tú eres Pedro. Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Reino de
Tengo que confesar que quedé perplejo tras ver y leer lo que acabo de referir. ¿Será verdad que
Debe de ser muy grande y poderosa
No me cabe duda de que lo mío es falta de FE. Me lo han dicho ya, en diversas ocasiones, personas fielmente católicas. Pero falta de FE en esa macro organización denominada Iglesia Católica Romana, que no en un cristianismo nacido de la bondad del corazón, no sé si ortodoxo pero sí capaz de superar la prueba de «por sus hechos los conoceréis». Una falta de FE que me lleva a mí y a miles y tal vez millones de personas educadas cristianamente a recelar de todos los discursos religiosos. De todos, incluso de los que parecen más inocentes y fiables, vengan de donde vengan. Porque a la vista está, para quienes no miran con ojos cegados por
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