Carlos Jiménez Villarejo
Federalistes d’Esquerres
Federalistes d’Esquerres
Ante las noticias del fin de las negociaciones (¿) y el conocimiento del Acuerdo parlamentario entre JuntspelSí y la CUP, además de una profunda indignación, he sentido lo que a continuación expreso :
Como ciudadano y demócrata, me siento avergonzado y entristecido por vivir, de un tiempo acá, en un país, Catalunya, tomado por una derecha reaccionaria y corrupta que, en aras del proceso soberanista, como bien decía Javier Pérez Andujar, se ha olvidado de que hay “pobres, paro, desahucios, ambulatorios con las urgencias cerradas, de los boxes destartalados de los hospitales y las camillas amontonadas en los pasillos como cartones de huevos” y de otros gravísimos déficits cívicos y sociales. Y, lo que no era imaginable, esa derecha ha conseguido que la CUP (8,2% de los votos), que se dice “anticapitalista”, se constituya en su cómplice para apoyar el desarrollo de sus políticas, aceptando quedar subordinada a esa derecha en un ejercicio, sin precedentes, de humillación y sumisión.
Un solo dato lo ilustra: ocho diputados de la CUP han unido su voto a los de los Consejeros Boi Ruiz y Felip Puig, dos de los políticos más antidemócratas y despiadados de Convergència, para investir al nuevo President de Catalunya, que, en definitiva, es mas de lo mismo. ¡Pobre política¡. ¡Pobre Catalunya¡. Al final, seremos gobernados por una mayoría, realmente insólita, de derechas, coaligada con una minoría, la CUP, que, mas allá de sus proclamas pseudorevolucionarias, está dispuesta a aceptar sumisamente los atropellos y desafueros que ya han acreditado CDC y sus aliados. Es, realmente, preocupante y alarmante, por la desnaturalización de la democracia que representa, el fraude de la CUP a sus electores que, en lugar de cumplir su programa, se arrastra ante los poderosos.
Realmente, es una desfachatez y absoluta incoherencia actuar como lo han hecho mientras se refieren a la “major ofensiva espanyolista, recentralitzadora i antisocial de l’Estat” que, según ellos, soporta Catalunya. ¡Qué vergüenza! ¡Pobre democracia!
