Una muestra más de que la imaginación humana no tiene límites es la aparición y el desarrollo creciente del “crowdsourcing” pero también lo es de la perversidad de un sistema que privilegia los réditos económicos por sobre la dignidad del hombre.
¿Qué significa este neologismo que involucra a millones de personas y las somete al arbitrio del poder empresario sin detenerse a considerar sus negativos efectos? Pues no es nada más y nada menos que el sometimiento de la inteligencia, la capacidad y la creatividad humanas a la voracidad del capital más concentrado cada día y más ávido de ganancias aún a expensas de continuar sacrificando toda consideración social y moral.
En un principio fue el “outsourcing”, una metodología que facilitó a las compañías más poderosas del mundo, contratar la tercerización de sus actividades, comenzando por la manufactura, en
Esto ha significado la desaparición de muchos puestos de trabajo en los países centrales pero ahora la situación tiende a agravarse al desaparecer la continuidad de trabajo en aquellas empresas consultoras que intermediaban entre el comitente y el contratado. La aparición del “crowdsourcing” constituye una amenaza cierta a la continuidad laboral. Y más que una amenaza constituye ya, una ruptura en la relación empleador–trabajador que solo puede generar inseguridad, angustia e incertidumbre y la imposibilidad de imaginar la construcción de un futuro más o menos previsible. El “crowdsourcing” consiste en detectar la solución de los problemas empresarios a través de convocatorias viabilizadas a través de internet, dirigidas a la gente común es decir a todos aquellos cuyos conocimientos puedan serles de utilidad prometiendo un premio a quien o quienes les presenten la mejor solución.
¿Qué significa esto? No exactamente “el poder trabajar cómodamente desde el propio hogar” como lo pregonan algunos sitios de la web, tales como InnoCentive, uno de los más importantes o portucuenta.com sino el poner a disposición de las grandes empresas durante periodos más o menos cortos o hasta prolongados toda la dedicación y la capacidad de numerosos seres humanos enfrentados a la incertidumbre de lograr o no el aspirado premio, ya que si bien el premio puede oscilar entre los 10 mil y 100 mil dólares, deja en el camino a muchos más seguramente desesperanzados desempleados que no tienen otra alternativa que embarcarse en una aventura que aún en el mejor de los casos solo constituye una solución transitoria.
¿Cómo es posible planificar una vida humana, la formación de una familia, su desarrollo y prolongación en el tiempo sin la seguridad de contar con un ingreso medianamente regular?
Esta relativamente reciente innovación no solamente ignora la creciente cifra de desocupados sino que tiende a agravarla y a engendrar cada vez más angustiantes e insolubles situaciones sociales.
Las primeras empresas que imaginaron esta nueva manera de reducir costos especialmente en las áreas de investigación y desarrollo fueron el gigante de las farmacéuticas Ely Lilly, creador de InnoCentive, en cuya web se puede leer “La empresa en busca de soluciones revisa todas las soluciones recibidas y premia únicamente a aquellas que reúnen los requisitos y son consideradas como las mejores para la empresa” y cuyo gran descubrimiento fue encontrar que en la red de redes era posible plantear los problemas a un número casi infinito de personas capaces de resolverlos facilitándoles la tarea de desarrollar medicamentos con imprevisible rapidez. Esta iniciativa le permitió contactar expertos de todo el mundo y obtener ventajas que muy pronto adoptaron otros émulos: Boeing, Dupont y Procter & Gamble, seguramente entre otros, usuarios actuales de dichos servicios.
Jeff Howe y Mark Robinson, editor este último de la revista ”Wired”, acuñaron el término “crowdsourcing” para un artículo en el que expresaban: “Las compañías están tomado mayor ventaja de una masa global que es más inteligente, más productiva y está más conectada” Una muestra evidente del desprecio y la evidente falta de consideración por los seres humanos doblemente afectados, tanto los que de este modo pierden sus puestos de trabajo en los departamentos de investigación y desarrollo reemplazados por este nuevo sistema como los que deben enfrentar la angustiante inseguridad de dedicar tiempo y esfuerzos seguramente ilimitados para llegar a un final de “manos absolutamente vacías” y volver a recomenzar una y otra vez sin la menor recompensa.
La expansión del aprovechamiento de esta “red de personas anónimas” que ponen incondicionalmente sus conocimientos al servicio de las grandes empresas ha sido no solo veloz sino también multisectorial ya que el sistema ha sido adoptado por empresas de servicios como NineSigma, YourEncore y Yet2 o Stockphoto.com que almacena miles de fotos proporcionadas por fotógrafos aficionados siguiendo en cierto modo los pasos de Wikipedia cuyo mérito la diferencia fundamentalmente de las demás por tratarse de un emprendimiento sin fines de lucro. Pero también Lego Robotic ha convocado a inventores para incorporar innovaciones a su línea de producción y también Zazzle.com que invita a enviar diseños de ropa y otro tipo de mercancías con la misma metodología.
La televisión y la publicidad han sido otros de los rubros que han encontrado un venero de posibilidades en esta nueva forma de explotación humana, Sony, Mastercard, Converse y Chevrolet ya son usuarias habituales pero la mayor preocupación que ha generado entre las empresas no se orienta a considerar las repercusiones que el ”crowdsourcing” pueda tener en la sociedad y especialmente en el ámbito laboral sino hacia el costo que puede generarles el “filtrado” de las soluciones disponibles y la exacta localización de cual de las soluciones presentadas puede ser la más adecuada.
¡Lamentable y humanamente inaceptable!
Susana Merino
08/04/08 - PreNot 7274
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