La ya antigua pregunta sobre lo irreconciliables o no entre la creencia en Dios y las ciencias naturales modernas, adquiere sesgos novedosos en la actualidad.
Los descubrimientos sobre el universo desalojaron antiguas “creencias” científicas sobre su “techo” y estabilidad mostrándose infinito y en permanente movimiento. Hay quienes sostienen que es como un gran paralelogramo que se va desplegando hasta un punto que podría quebrarse, pero que, alcanzado ese límite vuelve a contraerse en un movimiento denominado de supervivencia. Más aún, algunos científicos afirman que, en ese movimiento, aparece una fuerza proveniente del más allá del “paralelogramo” que le insufla vida.
Si desde el espectro cristiano ya no se puede apelar a una creación mágica producida por el chisporreteo de los dedos de la Divinidad, tampoco los científicos están habilitados a pensar en un surgimiento del universo como producto de la mera casualidad. Sus maravillosos descubrimientos lo colocan en la posición de rever sus anteriores posiciones producto del conocimiento de otra época.
En la semana del 19 al 23 de noviembre, Lothar Schäfer, 68, Düsseldorf, Alemania, químico, docente en la Universidad de Arkansas, con abundante bibliografía en temas científicos, presentará su libro “En busca de la realidad divina” (In Search of Divine Reality. Science as a Source of Inspiration), editado por Lumen, traducido por el obispo (e) Mortimer Arias, donde “muestra que detrás de la superficie visible del mundo se halla una realidad escondida, no-empírica, que no se compone de cosas materiales, sino de formas no-materiales, pero que también son reales, porque pueden manifestarse en el mundo material”.
Esa visión del universo es descripta por Schaffer mediante la utilización de la física cuántica que, para continuar con su deseo de ser comprendido, construye su libro mediante la utilización de un lenguaje comprensible para quienes no son conocedores de la terminología científica.
En una sociedad donde el conocimiento es primordial, Schaffer aporta desde la cuántica elementos pocos conocidos que enriquecen la discusión sobre la dimensión humana inmersa en el todo del siempre sorprendente universo y que, como él dice, favorece a la búsqueda del sentido de la vida.
Es realmente apasionante que ese movimiento de revisión de las “creencias” “científicas” provenga desde distintas áreas de la ciencia y más allá de las posiciones existenciales que tengan sus promotores.
Así, el filósofo francés Michel Onfray, 47, en su último libro, “Tratado de Ateología”, subtitulado “Física de la metafísica”, desmitifica el presunto ateísmo de la Revolución Francesa –más anti católica romana que atea- como el de Spinoza, Feuerbach y hasta del mismo Nietzche, de quienes no encuentra en sus escritos la proclamación de ateos sino la de descriptores del fenómeno religioso según se expresaba en sus épocas. Con todo ello, el lucido Onfray no renuncia a su exquisita militancia anarquista.
Lo de Schäfer ofrece la ocasión para señalar la importancia de tener el coraje de atreverse a conocer distintos aportes contemporáneos y apelar al “único recurso que aún tenemos” “el pensar”, como sostiene el filósofo argentino Eduardo Sanguinetti que, tal vez, por ejercer esa actitud, pensar, esté relegado en su país natal.
Sobre ese punto, el de atreverse a conocer y pensar, es necesario especificar que la propuesta no es solo para los religiosos, que tienen bien ganada fama de ser “conservas” y “cerrados”, sino para todo el espectro de “no religiosos” que suelen ser tan o más “conservas” y “cerrados” que los militantes de la Divinidad.
Al respecto, la historia de cómo llega este libro al público en castellano es muy interesante. El Dr. Miguel Rudko, bautista, argentino, médico cardiólogo, se fue, como tantos otros y otras, a Estados Unidos. No cerrado ni en su fe ni en su profesión se dio espacio para otras inquietudes. Conoció al Dr. Lothar Schaffer, leyó sus escritos y conversó con él sobre esas temáticas. Supo que el libro que comentamos había sido traducido al ruso y al portugués. Le propuso traducirlo al español.
Aceptada la idea, Rudko le acercó un nombre para esa tarea, Mortimer Arias, uruguayo, pastor y quien, entre otras responsabilidades, fue Obispo de la Iglesia Metodista en Bolivia. Arias comenta que “a Miguel lo conocí en los campamentos que hacíamos en el. Colegio Ward y luego cimenté amistad con el en mis viajes a Estados Unidos. Cuando me llegó el pedido no sabia que hacer, pues era una tarea muy grande y delicada. En eso estaba cuando fui operado de la columna. En el largo periodo de recuperación fui traduciéndolo y ahora está allí, por presentarse en Buenos Aires con la presencia de Schäfer” Arias realizó consultas a distintas personas para su trabajo de traducción. Resalta que “fue muy importante el aporte de mis sobrinos Darío y Rosana”. Explica que Darío, profesor en Mar del Plata, es hijo de Domingo Ferrari, pastor metodista en Uruguay, y Rosana, Dra. en Química en Heidelberg, Alemania, hija Francisco Ferrari, activo laico en la Iglesia Metodista de México. Para ampliar los datos vale mencionar que “los” Ferraris son oriundos de Bahía Blanca, al sur de la provincia de Buenos Aires.
En todo esto Mortimer Arias tiene una solo sentimiento triste. “Miguel Rudko falleció mientras estábamos en el proceso de traducción”. A causa de ello es que propuso que la versión en castellano sea dedicada a Miguel Rudko. + (PE)
Domingo Riorda
Nota. “En busca de la realidad divina” será presentado en Buenos Aires, con la presencia de su autor Lothar Schaffer, el lunes 19 en el Seminario Rabínico y el martes 20, en el ISEDET.
ECUPRES - PreNot 7016 - 07.11.15
http://www.ecupres.com.ar/noticias.asp?Articulos_Id=2597
Comentarios y FORO...
Los descubrimientos sobre el universo desalojaron antiguas “creencias” científicas sobre su “techo” y estabilidad mostrándose infinito y en permanente movimiento. Hay quienes sostienen que es como un gran paralelogramo que se va desplegando hasta un punto que podría quebrarse, pero que, alcanzado ese límite vuelve a contraerse en un movimiento denominado de supervivencia. Más aún, algunos científicos afirman que, en ese movimiento, aparece una fuerza proveniente del más allá del “paralelogramo” que le insufla vida.
Si desde el espectro cristiano ya no se puede apelar a una creación mágica producida por el chisporreteo de los dedos de la Divinidad, tampoco los científicos están habilitados a pensar en un surgimiento del universo como producto de la mera casualidad. Sus maravillosos descubrimientos lo colocan en la posición de rever sus anteriores posiciones producto del conocimiento de otra época.
En la semana del 19 al 23 de noviembre, Lothar Schäfer, 68, Düsseldorf, Alemania, químico, docente en la Universidad de Arkansas, con abundante bibliografía en temas científicos, presentará su libro “En busca de la realidad divina” (In Search of Divine Reality. Science as a Source of Inspiration), editado por Lumen, traducido por el obispo (e) Mortimer Arias, donde “muestra que detrás de la superficie visible del mundo se halla una realidad escondida, no-empírica, que no se compone de cosas materiales, sino de formas no-materiales, pero que también son reales, porque pueden manifestarse en el mundo material”.
Esa visión del universo es descripta por Schaffer mediante la utilización de la física cuántica que, para continuar con su deseo de ser comprendido, construye su libro mediante la utilización de un lenguaje comprensible para quienes no son conocedores de la terminología científica.
En una sociedad donde el conocimiento es primordial, Schaffer aporta desde la cuántica elementos pocos conocidos que enriquecen la discusión sobre la dimensión humana inmersa en el todo del siempre sorprendente universo y que, como él dice, favorece a la búsqueda del sentido de la vida.
Es realmente apasionante que ese movimiento de revisión de las “creencias” “científicas” provenga desde distintas áreas de la ciencia y más allá de las posiciones existenciales que tengan sus promotores.
Así, el filósofo francés Michel Onfray, 47, en su último libro, “Tratado de Ateología”, subtitulado “Física de la metafísica”, desmitifica el presunto ateísmo de la Revolución Francesa –más anti católica romana que atea- como el de Spinoza, Feuerbach y hasta del mismo Nietzche, de quienes no encuentra en sus escritos la proclamación de ateos sino la de descriptores del fenómeno religioso según se expresaba en sus épocas. Con todo ello, el lucido Onfray no renuncia a su exquisita militancia anarquista.
Lo de Schäfer ofrece la ocasión para señalar la importancia de tener el coraje de atreverse a conocer distintos aportes contemporáneos y apelar al “único recurso que aún tenemos” “el pensar”, como sostiene el filósofo argentino Eduardo Sanguinetti que, tal vez, por ejercer esa actitud, pensar, esté relegado en su país natal.
Sobre ese punto, el de atreverse a conocer y pensar, es necesario especificar que la propuesta no es solo para los religiosos, que tienen bien ganada fama de ser “conservas” y “cerrados”, sino para todo el espectro de “no religiosos” que suelen ser tan o más “conservas” y “cerrados” que los militantes de la Divinidad.
Al respecto, la historia de cómo llega este libro al público en castellano es muy interesante. El Dr. Miguel Rudko, bautista, argentino, médico cardiólogo, se fue, como tantos otros y otras, a Estados Unidos. No cerrado ni en su fe ni en su profesión se dio espacio para otras inquietudes. Conoció al Dr. Lothar Schaffer, leyó sus escritos y conversó con él sobre esas temáticas. Supo que el libro que comentamos había sido traducido al ruso y al portugués. Le propuso traducirlo al español.
Aceptada la idea, Rudko le acercó un nombre para esa tarea, Mortimer Arias, uruguayo, pastor y quien, entre otras responsabilidades, fue Obispo de la Iglesia Metodista en Bolivia. Arias comenta que “a Miguel lo conocí en los campamentos que hacíamos en el. Colegio Ward y luego cimenté amistad con el en mis viajes a Estados Unidos. Cuando me llegó el pedido no sabia que hacer, pues era una tarea muy grande y delicada. En eso estaba cuando fui operado de la columna. En el largo periodo de recuperación fui traduciéndolo y ahora está allí, por presentarse en Buenos Aires con la presencia de Schäfer” Arias realizó consultas a distintas personas para su trabajo de traducción. Resalta que “fue muy importante el aporte de mis sobrinos Darío y Rosana”. Explica que Darío, profesor en Mar del Plata, es hijo de Domingo Ferrari, pastor metodista en Uruguay, y Rosana, Dra. en Química en Heidelberg, Alemania, hija Francisco Ferrari, activo laico en la Iglesia Metodista de México. Para ampliar los datos vale mencionar que “los” Ferraris son oriundos de Bahía Blanca, al sur de la provincia de Buenos Aires.
En todo esto Mortimer Arias tiene una solo sentimiento triste. “Miguel Rudko falleció mientras estábamos en el proceso de traducción”. A causa de ello es que propuso que la versión en castellano sea dedicada a Miguel Rudko. + (PE)
Domingo Riorda
Nota. “En busca de la realidad divina” será presentado en Buenos Aires, con la presencia de su autor Lothar Schaffer, el lunes 19 en el Seminario Rabínico y el martes 20, en el ISEDET.
ECUPRES - PreNot 7016 - 07.11.15
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