He unido los dos conceptos con una conjuntiva, cuando, actualmente, muchos los escriben con una disyuntiva: Religión o Espiritualidad.
Ciertamente ambos conceptos se han confundido aunque son diferentes. Las religiones son construcciones culturales que comprenden unas creencias, unas prácticas rituales y unas normas de conducta. La espiritualidad podemos definirla como un trabajo de crecimiento interior, de iluminación, de superación de las trampas internas. Un camino de sabiduría.
Pero aunque se trate de dos conceptos distintos, no necesariamente son excluyentes. Es más, en el inicio y en el núcleo de toda religión encontramos una espiritualidad. Es más la verdadera riqueza de la religión es su espiritualidad y ahí están como muestra, los místicos de todas las religiones.
Por eso a mi la disyuntiva me parece falsa. Mientras hoy se ataca a las religiones (no sin falta de razón), se reivindica la espiritualidad. Y se hace desde ámbitos diferentes.
Lo hacen personas de filiación cristiana, pero que han quedado decepcionados por la religión oficial. En realidad huyen de las seguridades dogmáticas y doctrinales y huyen también de todo lo que huele a estructura e institucionalización.
También se hace desde el ateísmo. Conscientes de que una vida solamente materialista conduce al nihilismo, buscan una espiritualidad laica, explícitamente atea, lejos de otras espiritualidades, como la New Age y compañía, explícitamente trascendentes.
Estamos también los que, dentro de una religión, buscamos y creemos que es posible encontrar su espiritualidad original, y que esta es compatible con la del resto de la humanidad creyente o no.
Estos tres grupos formaremos parte de este blog. Y lo peor que podría ocurrirnos es encastillarnos en nuestras posiciones. Es decir, dedicarse a demostrar lo malas que son las religiones institucionales, o a defender que en toda religión hay una espiritualidad, o que no hace falta ninguna trascendencia para que el hombre sea espiritual.
Creo, y por eso entro con gusto en este espacio, que se trata de buscar y ayudarnos a encontrar entre todos, esa espiritualidad profunda, antropológica, que puede hacer de este mundo algo digno de habitar. Esa espiritualidad que nos permita escribir Hombre con mayúscula.
Os recomiendo dos libros:
“La espiritualidad después de las religiones”,VV.AA., La Comarcal Edicionres, Argentona,2007.
“Déus, creences i neuronas”, Ramón M. Nogués, Fragmenta Ed. Barcelona, 2007
Este segundo ignoro si está traducido al castellano. Lo merecería.
Hasta pronto
Joan Josep Tamburini
Comentarios y FORO...
Ciertamente ambos conceptos se han confundido aunque son diferentes. Las religiones son construcciones culturales que comprenden unas creencias, unas prácticas rituales y unas normas de conducta. La espiritualidad podemos definirla como un trabajo de crecimiento interior, de iluminación, de superación de las trampas internas. Un camino de sabiduría.
Pero aunque se trate de dos conceptos distintos, no necesariamente son excluyentes. Es más, en el inicio y en el núcleo de toda religión encontramos una espiritualidad. Es más la verdadera riqueza de la religión es su espiritualidad y ahí están como muestra, los místicos de todas las religiones.
Por eso a mi la disyuntiva me parece falsa. Mientras hoy se ataca a las religiones (no sin falta de razón), se reivindica la espiritualidad. Y se hace desde ámbitos diferentes.
Lo hacen personas de filiación cristiana, pero que han quedado decepcionados por la religión oficial. En realidad huyen de las seguridades dogmáticas y doctrinales y huyen también de todo lo que huele a estructura e institucionalización.
También se hace desde el ateísmo. Conscientes de que una vida solamente materialista conduce al nihilismo, buscan una espiritualidad laica, explícitamente atea, lejos de otras espiritualidades, como la New Age y compañía, explícitamente trascendentes.
Estamos también los que, dentro de una religión, buscamos y creemos que es posible encontrar su espiritualidad original, y que esta es compatible con la del resto de la humanidad creyente o no.
Estos tres grupos formaremos parte de este blog. Y lo peor que podría ocurrirnos es encastillarnos en nuestras posiciones. Es decir, dedicarse a demostrar lo malas que son las religiones institucionales, o a defender que en toda religión hay una espiritualidad, o que no hace falta ninguna trascendencia para que el hombre sea espiritual.
Creo, y por eso entro con gusto en este espacio, que se trata de buscar y ayudarnos a encontrar entre todos, esa espiritualidad profunda, antropológica, que puede hacer de este mundo algo digno de habitar. Esa espiritualidad que nos permita escribir Hombre con mayúscula.
Os recomiendo dos libros:
“La espiritualidad después de las religiones”,VV.AA., La Comarcal Edicionres, Argentona,2007.
“Déus, creences i neuronas”, Ramón M. Nogués, Fragmenta Ed. Barcelona, 2007
Este segundo ignoro si está traducido al castellano. Lo merecería.
Hasta pronto
Joan Josep Tamburini
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