Pepcastelló
No es tiempo de certezas, sino de búsqueda. De abrir el corazón de par en par y contemplar el mundo con los ojos del alma, para ver más allá de la apariencia. De ponerse en presencia de la propia conciencia para hallar lo sagrado que anida en lo más hondo de cada ser humano.
La hora del Grillo
Este breve texto que figuró durante unos días bajo la cabecera de este blog es a un tiempo una invitación a la duda y a la búsqueda personal. Una búsqueda que sólo tiene sentido a partir de la honestidad y del deseo de autosuperación humana, puesto que no es fácil ni cómoda ni lleva a situaciones socialmente confortables.
Pienso que una de las facultades del ser humano es la de intuir lo que no sabemos. Y que todo nuestro conocimiento parte de esta facultad. Durante siglos, las religiones han querido dar razón de todo cuanto inquietaba al ser humano basándose en la intuición, y lo han expresado mediante símbolos porque otro medio no tenían. Luego intentaron consolidar esos símbolos mediante el discurso racional, y ahí se perdieron. La ciencia, a medida que fue avanzando, empezó a discutir esas explicaciones, pero intuyo (hay quien lo afirma) que fue más por el uso interesado que las instituciones religiosas hacían de ellas que por ellas mismas. A partir de ahí, religión y ciencia entraron en una espiral de arrogancia que ha sido nefasta para ambas, y por supuesto para el desarrollo del conocimiento que los humanos tenemos de nuestra propia persona.
Hoy, parece que ese necio enfrentamiento va remitiendo, pues cada vez hay más personas tanto en el mundo religioso como en el profano que empiezan a valorar ambas formas de conocimiento. Pero esta actitud, que me parece razonable y casi me atrevo a decir sabia, lo primero que hace es echar por el suelo las “seguridades” de las que se habían rodeado tanto la religión como la ciencia, especialmente la primera. Este desmantelamiento de dogmas y principios inalterables deja desamparadas a no pocas personas que tenían su confianza puesta en la tradición religiosa en la cual crecieron y en las personas que se la transmitieron, y me atrevo a afirmar que es causa de no pocas angustias. Angustias que las instituciones que lideran el panorama religioso no se esfuerzan en aliviar, sino al contrario, ya que viendo amenazados sus intereses terrenales por esta creciente desconfianza ante su doctrina, se encasillen en sus trece y se enrocan al amparo del poder político de turno. Allá ellas, pues con esta actitud van a perder lo que más fuerza les ha dado siempre, que no es otra cosa sino el dominio de las conciencias.
La idea generadora de este sitio web no es otra sino la de facilitar la búsqueda de compañía para este viaje interior que muchos y muchas venimos haciendo. No es la polémica nuestro plato fuerte, pues no pretendemos sentar cátedra de nada ni desbancar a nadie, pero esto no significa que no tengamos que poder expresar nuestras personales opiniones, sino todo lo contrario, ni tampoco que nadie vaya a cuestionar lo que en ellas se afirme. Hay verdades universales y certezas personales, y los humanos vivimos más de estas últimas que de las primeras, por lo cual merecen éstas el mayor respeto. Aunque también es cierto que a menudo las certezas personales no son sino puro mimetismo, repetición irreflexiva de lo que en su día nos colaron en la mente. Lógico, pues somos parte del entorno en el que hemos crecido.
Darle la vuelta a lo establecido es pues darse la vuelta, y esto, como dijimos al principio, además de difícil puede ser doloroso. Y es por esto que una de los principales fines que se propone este espacio es el de acompañar en ese dolor a quien pueda sufrirlo, y ayudarnos mutuamente a ir construyendo un entorno menos dogmático y menos opresor.
¡Ánimo pues! Hagamos nuestros aportes con ganas y sin temor. Nadie puede caminar a solas por la vida. Necesitamos ayudar para ayudarnos.
Pepcastelló