Walter Dennis Muñoz
Problemas de visibilidad social
Vivimos en un mundo desbordado de información. Cuál sea cualitativa y cuál no es el gran dilema. Si ingresamos a una gran biblioteca y no tenemos claro que buscamos para leer y sobre todo que debieramos leer para lograr entender el mundo en el que vivimos hoy, es un desafío muy grande. El libro como la noticia y toda oferta cultural es un producto de mercado. Ningún producto de mercado es inocente. Junto a su valor monetario. En alguna caminata, cansados y con calor precisamos agua y nos damos cuenta que ya no tenemos recurrimos donde podamos encontrar una casa en la campiña y pedimos agua y sin saber que el agua que nos convidan estuvo expuesta al polvo igualmente calmamos la sed, pero al regresar es posible que nos agarremos alguna infección intestinal. El conocimiento, en todas sus formas puede estar sometido a infecciones ideológicas, pero es vital para la sed de enfrentar la vida en comunidad con una alimentación nutritivas de ideas. En el lenguaje estamos insertos en la historia, en las costumbres y en todo proceso de socialización. Las palabras nos llegan cargadas de sentido y repensarlas no es tarea fácil, son necesarias las comunidades de comunicación. En soledad con fortuna podemos alcanzar notoriedad, hay algunos pensadores muy agudos y críticos que logran atraer a quienes se sienten desplazados y aspiran a un mundo más justo. Un mundo es justo cuando todos los que viven en ese mundo en un período concreto de la historia lo reconocen justo en todas las facetas de la vida, con argumentos fuertes y compartidos no solamente en el campo simbólico, también en las formas de vida concreta. Salud, trabajo, educación de excelencia, vivienda digna, espacios de realización proyectiva donde la vida es mucho más que un aparataje biológico.
Un ex Presidente en Uruguay hablaba de la importancia educativa de tener discípulos en lugar de alumnos. Pienso que es mucho mejor crear condiciones para lograr estudiantes que es una tarea de toda la vida. El tener conciencia de can en busca de amo, como lo decía una vez Ortega y Gasset, es un camino bastante desalentador. Ninguno de los críticos más leido por ciertos sectores puede cambiar la direccionalidad del planeta en su desborde financiero, ambiental, militar. Pienso si que puede influir en el cambio las comunidades de comunicación que se crean en distintos ámbitos de la sociedad. Trabajadores, estudiantes, ongs, organizaciones periodísticas en internet, comunidades religiosas, etc.
Una comunidad de comunicación tiene tres instancias. La primera es clarificar su objetivo por el cuál están unidos, la segunda, profundizar sobre sus fundamentos en los saberes constituídos como acervo cultural, en una intercomunicación dinámica. Esto es vital, porque muchos profesores en la universidad de una bibliografía básica de 50 libros sólo le traspasan 40 a los alumnos para mantener una superioridad de saberes. La tarea, sin embargo, lo recordaba Lyotard es compartir todo el saber con los estudiantes y cuando se ha logrado comenzar a investigar juntos. La tercera es comunicar a otras comunidades y a la sociedad en general su visión de como podemos hacer un mundo mejor.
Esto es aquello de la imagen querida, la imagen proyectada y la imagen percibida. Una simetría en las tres instancias nos puede dar un nivel de visibilidad social compartida, comunitaria y no individual, capaz de crear consensos básicos de realización posible que desactiven los afanes individualistas de grupos o personas, porque es un axioma que la direccionalidad del mundo actual la cambiamos entre todos o seguiremos llorando en algunos muros de los lamentos virtuales citando a los maestros agudos como falsa catarsis de cambio. Por aquí veo alguna posibilidad que el 2010 sea esperanzador.
Walter Dennis Muñoz
Periodista
Problemas de visibilidad social
Vivimos en un mundo desbordado de información. Cuál sea cualitativa y cuál no es el gran dilema. Si ingresamos a una gran biblioteca y no tenemos claro que buscamos para leer y sobre todo que debieramos leer para lograr entender el mundo en el que vivimos hoy, es un desafío muy grande. El libro como la noticia y toda oferta cultural es un producto de mercado. Ningún producto de mercado es inocente. Junto a su valor monetario. En alguna caminata, cansados y con calor precisamos agua y nos damos cuenta que ya no tenemos recurrimos donde podamos encontrar una casa en la campiña y pedimos agua y sin saber que el agua que nos convidan estuvo expuesta al polvo igualmente calmamos la sed, pero al regresar es posible que nos agarremos alguna infección intestinal. El conocimiento, en todas sus formas puede estar sometido a infecciones ideológicas, pero es vital para la sed de enfrentar la vida en comunidad con una alimentación nutritivas de ideas. En el lenguaje estamos insertos en la historia, en las costumbres y en todo proceso de socialización. Las palabras nos llegan cargadas de sentido y repensarlas no es tarea fácil, son necesarias las comunidades de comunicación. En soledad con fortuna podemos alcanzar notoriedad, hay algunos pensadores muy agudos y críticos que logran atraer a quienes se sienten desplazados y aspiran a un mundo más justo. Un mundo es justo cuando todos los que viven en ese mundo en un período concreto de la historia lo reconocen justo en todas las facetas de la vida, con argumentos fuertes y compartidos no solamente en el campo simbólico, también en las formas de vida concreta. Salud, trabajo, educación de excelencia, vivienda digna, espacios de realización proyectiva donde la vida es mucho más que un aparataje biológico.
Un ex Presidente en Uruguay hablaba de la importancia educativa de tener discípulos en lugar de alumnos. Pienso que es mucho mejor crear condiciones para lograr estudiantes que es una tarea de toda la vida. El tener conciencia de can en busca de amo, como lo decía una vez Ortega y Gasset, es un camino bastante desalentador. Ninguno de los críticos más leido por ciertos sectores puede cambiar la direccionalidad del planeta en su desborde financiero, ambiental, militar. Pienso si que puede influir en el cambio las comunidades de comunicación que se crean en distintos ámbitos de la sociedad. Trabajadores, estudiantes, ongs, organizaciones periodísticas en internet, comunidades religiosas, etc.
Una comunidad de comunicación tiene tres instancias. La primera es clarificar su objetivo por el cuál están unidos, la segunda, profundizar sobre sus fundamentos en los saberes constituídos como acervo cultural, en una intercomunicación dinámica. Esto es vital, porque muchos profesores en la universidad de una bibliografía básica de 50 libros sólo le traspasan 40 a los alumnos para mantener una superioridad de saberes. La tarea, sin embargo, lo recordaba Lyotard es compartir todo el saber con los estudiantes y cuando se ha logrado comenzar a investigar juntos. La tercera es comunicar a otras comunidades y a la sociedad en general su visión de como podemos hacer un mundo mejor.
Esto es aquello de la imagen querida, la imagen proyectada y la imagen percibida. Una simetría en las tres instancias nos puede dar un nivel de visibilidad social compartida, comunitaria y no individual, capaz de crear consensos básicos de realización posible que desactiven los afanes individualistas de grupos o personas, porque es un axioma que la direccionalidad del mundo actual la cambiamos entre todos o seguiremos llorando en algunos muros de los lamentos virtuales citando a los maestros agudos como falsa catarsis de cambio. Por aquí veo alguna posibilidad que el 2010 sea esperanzador.
Walter Dennis Muñoz
Periodista
