Venías del Quiché, del Quiché mártir;
de la tierra arrasada;
de los muchos exilios de tu Pueblo;
de una larga agonía de silencios y esperas;
de unos altos volcanes, contenidos
de indignación profética....
Querías "construir un país otro",
soñabas una nueva Verapaz.
"La construcción del Reino tiene riesgos",
lo sabías muy bien, pero vivías
los derechos humanos como sueños divinos;
con tu sed de justicia verdadera;
en tu opción por las víctimas, que son también los pobres.
Venías libre y fuerte, curtido en Evangelio,
vestido de una chumpa popular,
con buen humor chapín,
Juanito, monseñor, sabio y correcto
como un patriarca maya.
Levantaste tu voz en el Congreso,
en los foros del mundo,
y el informe del REMHI y de
recogían, por fin, la voz callada,
la verdad de
Vigía de la noche y de la aurora,
pastor de un Pueblo insomne,
la paz necesitaba la firma de tu sangre
y la diste, total, limpia y hermosa
como un cáliz de Pascua.
Quebrantaron tus ojos, porque vieron
la masacre de un Pueblo;
la concha de tu oído que acogió su clamor inteminable;
tu boca profetisa que le ha devuelto el canto....
Pero en tu rostro, roto por el odio,
como en un colectivo lienzo de
han reaparecido todos los rostros muertos,
vivientes para siempre!
Las columnas matrices de nuestra catedral
han puesto al sol de Dios y de
los nombres que ha marcado la sangre del Cordero.
Y el 26 de Abril se ha vuelto fecha-hito,
aleluya pascual de marimba y claveles,
kairós de libertad en
La piedra que trizó tu cuerpo ungido
te hizo piedra angular de la memoria viva.
Vamos a hacer verdad de la memoria
y "esa verdad será que no hay olvido".
Habrá perdón, pero no habrá olvido.
Juramos: "Guatemala: ¡Nunca más!"
Nunca más dictaduras ni masacres,
ni miedos suicidas, ni cómplices silencios.
¡Siempre más Guatemala, libre, india, fraterna!
Y granará el maíz de la justicia maya,
florecerá la paz en las orquídeas
-blancas de luz, moradas de memoria-,
y el vuelo del quetzal bordará la utopía.
Tu muerte, buen pastor, no ha sido en vano.
Guiados por tu ejemplo, nosotros seguiremos
forjando la verdad y la justicia,
dando la voz al canto enmudecido,
dando esperanza al Pueblo caminante,
dando la vida al Reino de los pobres.
La sombras del poder y la mentira
pretenden empañar, inutilmente,
la gracia de tu gloria.
¡Ya estás en plena Luz, en vera Paz,
y eres
¡Nadie nos borrará de la memoria
tu memoria, Gerardi,
mártir de
Pedro Casaldáliga
http://www.servicioskoinonia.org/pedro/poesia/gerardi.htm