Alguien me pregunta. ¿Qué significa el desplome de las bolsas en el mundo para nosotros?
Entiendo la pregunta, lo que me cuesta entender es el temor, la preocupación de una persona común, como yo, como la mayoría, cuando hemos nacido, crecido y alcanzado una cierta madurez dentro del sistema capitalista definido con contundencia por Haberlas, hace un largo tiempo, como la apropiación particular de la riqueza pública.
Sin haber leído a esa tremenda mole intelectual que fue Max Weber, es difícil entender el mundo actual, sin su contundente claridad que deslumbró a
El trabajo de Habermas, desde la razón comunicativa apunta a rescatar la razón fructífera de la modernidad que es atacada sólo en la dimensión antes descrita pretendiendo anular los aportes emancipatorios de la razón.
Hace tiempo que vivimos en ese “estuche férreo” del capitalismo desesperado, que hoy despide rápidamente miles de trabajadores y amenaza con más despidos para reposicionarse frente a una economía agotada en EE UU que invierte miles de millones de dólares para armas a sus aliados en Medio Oriente, que depreda a los hombres comunes con la crisis inmobiliaria que en España lleva a la gente a tener que pagar el 45% de sus ingresos sólo en la hipoteca para lograr después de 30 o 35 años de trabajo una vivienda aceptablemente digna.
Hay que decirlo ya. Habrá justicia social cuando todos los hombres en un momento de la actualidad asientan en una racionalidad comunicativa que esas estructuras políticas, sociales y económicas realmente corresponden a una justicia social en que todos los hombres se sientan en igualdad de condiciones en la realización de sus vidas autónomas.
La razón que combate el anacrónico jefe de la iglesia católica es esta razón con arreglo a fines, pero con la maquiavélica estrategia de subordinar la razón a los dogmas de la fe y su afán de controlar teocráticamente a las sociedades donde la emancipación, dentro del paradigma de la comunicación, no admite tutelas, ni subordinaciones del individuo autónomo a fe ninguna. Sino en cada acto de la vida a tomar partido por la razón comunicativa que nos pone en la posibilidad de cambiar el curso de la historia con todos los hombres.
Claro esto exige bastante. Para empezar, dejar de ser ese hombre corcho, acomodado, incapaz de pensar, de valorarse, de esforzarse. Parodiando el texto bíblico diremos que, la razón comunicativa verdadera echa fuera el temor.
(*) Frase del Chapulín Colorado
Walter Dennis Muñoz
08/01/23 - PreNot 7131
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