miércoles, 9 de diciembre de 2009

La calle

Aníbal Sicardi

La calle de hoy es un largo camino con muchas esquinas a las que se agregan curvas y salidas hacia calles más anchas denominadas avenidas.

Antes era “la” calle. Tenía unas pocas cuadras. Su inicio y final,  preludios de las melodías de los pájaros y el paso a la inmensa visión cuyo único límite era el horizonte. Pocos negocios, al punto que existía aquel que era de  “todos rubros” para satisfacer las necesidades, pocas, de esos tiempos.

Habilitada para el andar a caballo y algunos carros como transporte de mercadería y gente, el grito se escuchó hasta en el cielo cuando apareció el auto con su increíble velocidad de 30 a 40 kilómetros por hora.

En el transcurrir del reloj y del almanaque, los palenques se transformaron en espacios para estacionar los autos quienes, como langostas que avanzan sobre el rubio trigal, rubricaron imágenes hitchoneanas y reclamaron la autoría del progreso.

El vehículo, alimentado a nafta, sacó a relucir su cédula de identidad que lo habilitaba a ser el señor de la calle. Envalentonado porque el sistema lo reconoció como el adalid redentor, desalojó de “la” calle todo transporte que fuese por sangre animal.
El tronar de sus motores y bocinas iniciaron la marcha fúnebre de la matanza de caballos,  para que diese lugar a los tanques en las guerras que  arrinconaban  a los sobrevivientes originarios de sangre humana, a quienes tampoco se los quería ver en las calles que dejaban de ser “la"  calle. 

El reloj siguió marcando horas sin su tic tac. El almanaque los días, meses y años peleando el papel para mantener imágenes de  fabulosos paisajes y despampanantes mujeres en poca ropa.

El auto se apoderó de las calles. Se fortaleció dando a luz criaturas imprevisibles como las de los camiones, camionetas, ómnibus. De tamaño grande o mediano, dejaron en el absurdo aquella espantosa velocidad de los 30 a 40 kilómetros por hora. La invasión de los langosteros fue tal, que los de sangre humano tuvieron que inventar el semáforo para poder cruzarse de una vereda a otra.

Los ahora dueños de la calle no solo enterraban “la” calle, sino que cambiaban hábitos. Modalidades de movimientos. Crearon el mito de quienes son o no son, a partir de los que tenían posesión o no de tal elemento de progreso. Se adueñaron del lenguaje. Basurearon palabras entroncadas con la riqueza cultural ciudadana. Así, la querida y amada picada pasó a ser demoníaca.

La constancia del reloj y del almanaque no fue mellada por la falta del tic tac y las hojas. Sabios, hicieron alianzas.  En los nuevos formatos digitales cada uno cede un espacio al otro reanimando el rol del tic-tac y la hoja de papel.

En el mismo estilo, los de sangre humana actualizaron la mítica calle. Superaron la etapa de la plaza. Lugar indiscutido de protestas, el tiempo fue descubriendo que solo era virtual.

La plaza fue un espacio utilizado cuando la calle aún no había recuperado su valor intrínseco. Se la bastardeó con aquello de la “vuelta del perro”, luego apoyada por el avance de los vehículos. Más tarde se descubrió que el asunto de la plaza era medio artificial. Como custodias tenían a la Municipalidad por un frente, a la Iglesia por el otro. A los costados, el Banco, la Aduana u otros edificios oficiales generalmente construido en arquitectura de estilo extranjero. Imponentes. Aplastantes.

En algunas ciudades el impulso del recupero hizo que las plazas incorporaran las diferencias sociales. En Buenos Aires una plaza era la Libertad, cerca del Teatro Colón, para la gente pituca, otra la de Mayo, siempre populacha, que tuvo la osadía de permitir meter las patas de los de sangre humana en una de sus fuentes de agua.

Sin embargo, el espacio incomparable es la calle. Ella vuelve a plantear la etapa de Civilización y Barbarie. Los amantes de los espacios cerrados se escandalizan. Los irregulares avanzan. Surge el negocio de las rejas. La calle deja de ser la posesión intocable de las cuatro ruedas.

Los de los muros fortalecidos claman, sin dejar de festejar en sus recintos enrejados. Epígonos de aquel texto de Borges referido a los romanos que seguían con sus fiestas, sin detectar que las columnas vibraban por el retumbante andar de los elefantes de la hueste de los bárbaros.

Hay que reconocer que el avance tecnológico fue favorable al recupero de la calle. Un grupo que corta el tráfico aparece en la televisión, cosa que no ocurriría en una asamblea a puertas cerradas. Es como el festejo del gol en un partido de fútbol. No es para los de las tribunas, atrapados por la euforia o la bronca. Es para los de la tele, que lo pueden ver.

Hay que estar atentos. Los que robaron la calle despojándola de sus verdaderos propietarios, practican distintos medios para recuperar su señorío. ¡Si hasta los de la soga hicieron el intento!  Les falta esquina, pero aprenderán. No porque les guste, sino porque quieren detener el avance de los irregulares. Se le va la vida en ello.

En todo el continente, junto con el recupero de la calle, se encuentra la manifiesta intención de reclamar por la tierra, los productos de la superficie y los debajo de ella. ¿A quien se le ocurre?

Para colmo, aparecen creyentes que rescatan la historia verdadera y vienen con esos textos bíblicos que hablan de que la tierra es de Dios y, por lo tanto, de todos los de sangre humana. Peor, creyentes y no creyentes toman a pie juntillas ese asunto del “desalambrar” de un tal Viglietti. ¿Adonde vamos a parar?

Vaya con el privilegio de quienes vivimos este tiempo. La calle de hoy, que es un largo camino con muchas esquinas a la que se agregan curvas y salidas hacia calles más anchas denominadas avenidas, vuelve a ser “la” calle. + (PE)


Aníbal Sicardi
Bahía Blanca, Argentina
http://www.ecupres.com.ar/noticias.asp?Articulos_Id=4189 





ARCHIVO

ETIQUETAS

Acción solidaria (16) Adolfo Pedroza (6) Adolfo Pérez Esquivel (6) América Latina (132) Amor (4) Análisis de la comunicación (39) Anarquismo (2) Aníbal Sicardi (3) Anticlericalismo (1) Antiglobalización (3) Antiimperialismo (19) Antisistema (5) Apostasía (3) Argentina (3) Ateísmo (1) Atilio Borón (1) Attac España (3) Beatriz Paganini (1) Boaventura de Sousa Santos (1) BOLETÍN (16) Braulio Hernández M. (2) Burguesía (2) Cambio climático (5) Cambiode paradigma (37) Capitalismo (79) Carlos A Valle (1) Carlos Valle (2) Catalunya (1) Ciencia (4) Ciencia y tecnología (1) Clases sociales (31) Clerecía (8) Colaboraciones (233) Colonialismo (7) Compromiso (3) Comunismo (3) Consumismo (2) Control y manipulación de las masas (17) Corrupción política (9) Crimen (10) Crímen político (7) Crisis (1) Cristianismo (89) Cuento (12) Cultura (8) David Choquehuanca Céspedes (1) Demagogia (7) Democracia (19) Derechos de los pueblos (23) Derechos Humanos (120) Desigualdad de género (2) Diálogo (2) Dignidad (2) Dios (1) Divagación (1) Domingo Riorda (7) Economía (11) Ecosociología (65) Ecumenismo (1) Eduardo Galeano (3) Eduardo Pérsico (23) Educación (22) Eloy Roy (4) Emigración (7) Emma Martínez Ocaña (5) Enrique Carfagnini (1) Entrevista (1) Equidad (109) Esclavitud (5) España (9) Espiritualidad (41) Estructuras sociales (62) Ética y Sociedad (253) Evolución social (2) Exclusión (1) Fascismo (8) Federico J. Pagura (1) Ficción (1) Filosofía (4) Foro Social Mundial (1) François Dubet (1) Gabriel Brener (1) Genocidio (2) Geopolítica (54) Globalización (2) Golpismo (4) Gonzalo Haya Prats (9) Guerra (11) Haití (7) Hambre (24) Heterodoxias (3) ICR (120) Idígenas (1) Iglesia (17) II-SP (1) Iktami Devaux (1) Imperialismo (42) Impunidad (7) Independencia (3) Intolerancia (2) Irina Santesteban (1) Iris M. Landrón (2) J.J.Tamburini (1) Jaime Richart (12) James Petras (1) José Comblin (3) José M. Castillo (39) Jóvenes (1) Juan Masiá (1) Justicia (5) kaosenlared.net (1) Laicidad (1) Leonardo Boff (43) LHDG (3) Libertad (4) Libertad de expresión (4) Libia (1) Lorena Aguilar Aguilar (2) Lucha de clases (15) Luis (1) Luis Alemán (2) Manipulación de las masas (6) Marcela Orellana (9) Marcelo Colussi (1) Marià Corbí (4) Mass media (13) Maya Lambert (3) Memoria histórica (12) Migración (1) Mística (2) Mujer (4) Narcos (1) Narcotráfico (1) Navidad (13) Ncionalcatolicismo (4) Neoliberalismo (14) Noam Chomsky (2) Ocio-negocio (1) Opinión (1) Ortodoxias (1) Oscar Taffetani (6) P. Luis Barrios (3) Pablo Richard (1) Paz Rosales (6) Pelota de Trapo (13) Pepcastelló (115) Pere Casaldàliga (3) Pobreza (45) Poesía (19) Poesía de la conciencia (2) Política (5) Psicología (1) Psicología Social (1) Pueblo (35) Pueblos en lucha (15) Pueblos oprimidos (13) Pueblos Originarios (9) Rafael Fernando Navarro (87) Rebelión (1) Recomendamos (3) Religión (23) Religión y Ciencia (12) Religión y Cultura (4) Religión y política (66) Religión y sexo (2) Religión y sociedad (39) Represión (9) República (7) Revolución (12) Sabiduría popular internáutica (2) Salud (1) Santiago Alba Rico (1) Sergio Ferrari (4) Sexo (2) Socialismo (3) Socialismo s. XXI (3) Solidaridad (9) Susana Merino (10) Taizé (3) Teología de la Liberación (13) Terrorismo de Estado (1) Thelma Martínez (2) Tortura (1) UE (1) Utopía (12) Valores humanos (6) Veca Muelle (1) Vicenç Navarro (3) VIDALOGÍA (2) Violencia (28) Violencia de género (6) Violencia política (46) Violencia religiosa (3) Violencia social (13) Walter Dennis Muñoz (21)