Sí, “otro mundo es posible”, pero ¿cómo llegamos a el? ¿Está señalado el camino? Incluso nos podemos preguntar: ¿Existe un solo camino? ¿O podemos optar entre una gran variedad de caminos?
Creo que León Felipe y Dolores Ibárruri pueden personalizar dos posturas muy diferentes cuando nos enfrentamos a ese controvertido tema de establecer “el camino”. Los dos fueron personas que coincidieron en su postura fundamental en la vida. Los dos estuvieron en el mismo campo en la guerra civil española, en el campo de los perdedores, los dos tuvieron que exiliarse y anduvieron por el mundo fieles a sus ideales, fieles al ser humano en busca de libertad y justicia. Los dos continuaron su lucha, Dolores en el terreno político, León Felipe con el arma de la poesía. Pero en la encrucijada de “los caminos” los dos siguieron direcciones totalmente opuestas.
Cuando Dolores escribió sus memorias, el relato de una vida de luchas, trabajos, ilusiones y esperanzas, tituló su libro “El Único Camino”. Creyente fiel en el socialismo científico, sostenía que los problemas de la humanidad, como los problemas de la mecánica newtoniana, tenían una única solución. Militante convencida, defendió que el Partido Comunista encarnaba esa solución, que la línea marcada por el Partido era el único camino hacia la soñada sociedad sin explotadores ni explotados, una sociedad donde el ser humano pudiera desarrollar la plenitud de sus posibilidades. De alguna manera una solución definitiva y única. La versión socialista de “El final de
Con una mirada muy distinta León Felipe abre su Antología Rota con este poema tomado de su libro Versos y oraciones de Caminante
Nadie fue ayer,
ni va hoy,
ni irá mañana
hacia Dios
por este mismo camino
que yo voy.
Para cada hombre guarda
un rayo nuevo de luz el sol…
Y un camino virgen
Dios.
Comprendo que al llegar aquí un ateo militante, incluso un agnóstico, pueda experimentar un cierto malestar ante el protagonismo que la figura de Dios ocupa en el poema de León Felipe (malestar que últimamente los inefables obispos españoles se encargan de reavivar con la mayor intensidad posible).
Seguramente pensará que él no tiene nada que ver con los caminos que un supuesto Dios señala a sus creyentes. Y que la tarea tan terrenal de construir una sociedad más humana no está en la órbita de la religión o la poesía. Pero creo que podemos evitar este malestar, si elaboramos una versión laica del poema. Una versión que, de alguna manera, nos afecte a todos.
Alguien dijo que Dios es aquello que ponemos por encima de todo. Esa afirmación refleja una verdad muy profunda. En algún sentido todos tenemos nuestros dioses. Por supuesto lo tienen los banqueros y especuladores en su cuenta de resultados. Y cuando una persona se toma radicalmente en serio el esfuerzo por caminar hacia una humanidad más justa y más libre, y toda su vida tiene esa tarea como referente último, ahí está su Dios. El Otro Mundo Posible sería el Dios de tanta gente que rechaza al dios de la riqueza, al supremo señor del mundo capitalista, y trata de levantar a la humanidad por encima del dinero.
Precisamente si leemos el poema de León Felipe poniendo este Dios como el sol que nos envía sus rayos, se nos abre un panorama totalmente distinto al que nos presentaba Dolores Ibárruri. No hay un “único camino”. Todo lo contrario. Hay miles de caminos. Cada camino es algo personal y distinto. No son caminos que nos dispersan, pues todos convergen en esa imponente fuente de calor y luz. Son caminos que van recorriendo toda la faz de la tierra y enriqueciendo la marcha con la infinita variedad de la vida. Caminos para recorrerlos con la responsabilidad de una tarea personal, intransferible, con el gozo de pisar tierra virgen y descubrir nueva vida.
Lo que León Felipe escribe es poesía. Y con la poesía no crece el trigo, es verdad. ¿Pero acaso no necesitamos un fondo de poesía en la vida? ¿Es satisfactorio estar plenamente encerrados en la prosaica realidad? ¿No puede ofrecernos la poesía una inspiración, una luz, una belleza que no podemos encontrar en otro sitio?
¿No podríamos ver en los Foros Sociales Mundiales un reflejo de esos infinitos caminos de que nos habla León Felipe? La enorme variedad, la inabarcable riqueza de miles de iniciativas que estallan por todo el planeta y convergen en la aspiración formulada como “Otro Mundo Posible”.
Sería un error intentar que todos entráramos por el mismo camino. La tarea es no perder el rumbo, avanzar tendiéndonos la mano de un camino a otro, uniendo energías, iniciativas y aciertos, ayudando a evitar errores. Con la íntima y profunda satisfacción de sentirnos caminantes en la gran marcha de la humanidad, en su secular avance hacia una tierra de libertad y solidaridad.
¡Cuánta energía y cuánto tiempo hemos quemado inútilmente en estériles querellas con compañeros de marcha! Cada uno veía como mejor un camino, y todos nos empeñábamos en que el nuestro era el único acertado.
¡Cuánto mejor avanzaríamos si pusiéramos la mirada en el horizonte y dejáramos que cada uno explorara los caminos que le parecieran más prometedores!
Antonio Zugasti, Attac Madrid
