Abrir el correo después de cinco días de asueto de Semana Santa significa recibir un alud de mensajes con adjuntos PPS que hacen referencia a la Pascua y una profusión de artículos rememorando esta gran exaltación cristiana. En unos y otros el contenido es una mezcla de doctrina y reflexión social difícil de rechazar desde una sensibilidad compasiva y a la vez difícil de compartir por quienes no participamos de creencias religiosas. Una especie de brebaje espiritual que no es de mi gusto y que en mi opinión tiene más de negativo que de positivo. Porque no veo que sirva a quienes no creemos ni veo qué utilidad tiene a quienes ya creen.
Quiero dejar claro antes que nada que defiendo el derecho de toda persona a expresarse como mejor le cuadre, y no quisiera que este comentario mío fuese tomado como una censura sino como una observación que hago desde mi personal punto de vista. Y es en este sentido que quiero expresar el desagrado que me produce esta mezcla de mensaje humano rebozado de cristianismo que a mi personal sensibilidad le suena a ostentación religiosa, por no decir a militancia.
La dimensión espiritual humana y aun los evangelios pueden ser aceptables para quienes crecimos en un mundo cristiano aunque con el tiempo hayamos rechazado la doctrina religiosa que la Iglesia Católica Romana afirma haber sacado de ellos. Pero dejan de serlo en cuanto se llenan de afirmaciones dogmáticas y encima se enlazan con la organización eclesiástica que los proclama. (Me refiero a la ICR porque es la que me adoctrinó a mí, las otras no me afectaron nunca).
Como ilustración de esto que digo, voy a referirme a un artículo de Frei Betto que acabo de leer en ADITAL, del cual copio el enlace por si alguien quiere entrar a leerlo.
http://www.adital.com.br/site/noticia.asp?lang=ES&cod=32243
Desde la sensibilidad humana resulta difícil, por no decir imposible no estar de acuerdo con fragmentos como éste:
Hoy se tropieza en la calle con seres rebajados en su dignidad. Todos los discursos oficiales y todos los ajustes fiscales ofenden la condición humana para exaltar la concentración del lucro e ignoran el compartir la vida. En su hipocresía el sistema salva su aura cristiana y excluye el pan. La metafísica monetarista estabiliza monedas y desestabiliza familias; reduce la inflación y aumenta la miseria; socorre a los bancos y multiplica el desempleo; abraza el mercado y desprecia el derecho a la vida -y vida en abundancia, para todos.
Ante esto mi aplauso, sin duda alguna. Pero un poco más abajo hay una alusión a Juan Pablo II que resulta indignante para quienes sabemos que este papa fue en extremo complaciente con los intereses del actual imperio norteamericano y tanto él como sus representantes políticos miraron hacia otro lado cuando los gobiernos de diversos países cometían horrendos crímenes para implantar la supremacía política del capitalismo.
Es Abba, el padre amoroso ("más madre que padre", diría Juan Pablo 2º), cuyo don mayor es la vida.
¿A qué viene esta alusión que ninguna falta le hace a su discurso? Él tendrá sus motivos, pero quienes vemos la realidad terrenal de la clerecía que ese papa presidió sentimos revolvernos las entrañas. ¡Qué flaco favor le hace esta adulación eclesiástica al mensaje humano que contiene el artículo!
Y también resulta chocante para una persona no católica, o incluso católica pero crítica, lo que expone en el siguiente párrafo:
Hasta la llegada del Iluminismo la inteligencia rezumaba incienso. Copérnico y Galileo descifraron la armonía de la naturaleza como reflejo del Creador, y Newton dirigió sus cálculos por las manecillas de los relojes de las catedrales. Después el diluvio inundó los claustros. La razón irrumpió soberana, relegando a la categoría de superfluo todo cuanto no fuese mensurable. Entonces afloró el misterio.
¿Para qué sirven las preguntas cuando se cree tener todas las respuestas? Voltaire y los enciclopedistas se atrevieron a secularizar la inteligencia y más tarde Baudelaire y Rimbaud tantearon ávidos en busca de un Dios capaz de aplacarles la sed de Absoluto. Dostoyevski se revistió de la figura emblemática de Jesús, despojó a sus monjes de los hábitos eclesiásticos, les abrió de par en par el alma atormentada por los demonios de la duda.
Nietzsche recibió el fuego de los dioses e incendió de libertad el espíritu humano. Sartre proclamó que el infierno son los otros y erigió el absurdo de la muerte en acto final que despojó a la vida de cualquier sentido.
Copérnico y Galileo rezumarían incienso, pero a punto estuvieron ellos de convertirse en brasas para mayor gloria de esas creencias que el autor ensalza. En cuanto a Voltaire y los enciclopedistas, cabe recordar también que si se «atrevieron a secularizar la inteligencia» fue por la actitud oscurantista de la ICR. Y referente al infierno, podríamos apuntar, aunque no sin cierta ironía, que Sartre no hizo más que anticiparse a la clausura que de él hizo la misma Iglesia. Bueno, esto así a bote pronto.
Pero no es mi propósito discutir los puntos de vista del autor, sino hacer notar lo difícil que es para quienes no profesamos creencias religiosas aceptar un discurso humano mezclado con ellas. Frei Betto tiene pleno derecho a escribir lo que le venga en gana y a predicar su fe a los cuatro vientos, ¡faltaría más! Él y quien quiera hacerlo. Pero estas prédicas llenas de imaginario cristiano caen mal en el mundo no creyente, y contribuyen a distanciarlo del religioso. Y esta distancia no me parece constructiva, sino todo lo contrario.
Supongo que para quienes sienten el orgullo de pertenecer al grupo humano elegido por su Díos, estas exhibiciones de fe deben de estar más que justificadas. Y que deben de ser muy del agrado de quienes pretenden hacer de la ICR el centro del mundo. Pero en mi opinión, si el cristianismo aspira a ser una aportación a la gran familia humana (el famoso «humanizar la humanidad», de Casaldàliga) más vale que quienes lo profesan se bajen del púlpito y se expresen en un lenguaje que pueda compartir el resto del mundo.
Pepcastelló
(*) Artículo relacionado con: Corazón cristiano I – Semana Santa.
http://lahoradelgrillo.blogspot.com/2008/03/corazn-cristiano-i-semana-santa.html
Comentarios y FORO…
Quiero dejar claro antes que nada que defiendo el derecho de toda persona a expresarse como mejor le cuadre, y no quisiera que este comentario mío fuese tomado como una censura sino como una observación que hago desde mi personal punto de vista. Y es en este sentido que quiero expresar el desagrado que me produce esta mezcla de mensaje humano rebozado de cristianismo que a mi personal sensibilidad le suena a ostentación religiosa, por no decir a militancia.
La dimensión espiritual humana y aun los evangelios pueden ser aceptables para quienes crecimos en un mundo cristiano aunque con el tiempo hayamos rechazado la doctrina religiosa que la Iglesia Católica Romana afirma haber sacado de ellos. Pero dejan de serlo en cuanto se llenan de afirmaciones dogmáticas y encima se enlazan con la organización eclesiástica que los proclama. (Me refiero a la ICR porque es la que me adoctrinó a mí, las otras no me afectaron nunca).
Como ilustración de esto que digo, voy a referirme a un artículo de Frei Betto que acabo de leer en ADITAL, del cual copio el enlace por si alguien quiere entrar a leerlo.
http://www.adital.com.br/site/noticia.asp?lang=ES&cod=32243
Desde la sensibilidad humana resulta difícil, por no decir imposible no estar de acuerdo con fragmentos como éste:
Hoy se tropieza en la calle con seres rebajados en su dignidad. Todos los discursos oficiales y todos los ajustes fiscales ofenden la condición humana para exaltar la concentración del lucro e ignoran el compartir la vida. En su hipocresía el sistema salva su aura cristiana y excluye el pan. La metafísica monetarista estabiliza monedas y desestabiliza familias; reduce la inflación y aumenta la miseria; socorre a los bancos y multiplica el desempleo; abraza el mercado y desprecia el derecho a la vida -y vida en abundancia, para todos.
Ante esto mi aplauso, sin duda alguna. Pero un poco más abajo hay una alusión a Juan Pablo II que resulta indignante para quienes sabemos que este papa fue en extremo complaciente con los intereses del actual imperio norteamericano y tanto él como sus representantes políticos miraron hacia otro lado cuando los gobiernos de diversos países cometían horrendos crímenes para implantar la supremacía política del capitalismo.
Es Abba, el padre amoroso ("más madre que padre", diría Juan Pablo 2º), cuyo don mayor es la vida.
¿A qué viene esta alusión que ninguna falta le hace a su discurso? Él tendrá sus motivos, pero quienes vemos la realidad terrenal de la clerecía que ese papa presidió sentimos revolvernos las entrañas. ¡Qué flaco favor le hace esta adulación eclesiástica al mensaje humano que contiene el artículo!
Y también resulta chocante para una persona no católica, o incluso católica pero crítica, lo que expone en el siguiente párrafo:
Hasta la llegada del Iluminismo la inteligencia rezumaba incienso. Copérnico y Galileo descifraron la armonía de la naturaleza como reflejo del Creador, y Newton dirigió sus cálculos por las manecillas de los relojes de las catedrales. Después el diluvio inundó los claustros. La razón irrumpió soberana, relegando a la categoría de superfluo todo cuanto no fuese mensurable. Entonces afloró el misterio.
¿Para qué sirven las preguntas cuando se cree tener todas las respuestas? Voltaire y los enciclopedistas se atrevieron a secularizar la inteligencia y más tarde Baudelaire y Rimbaud tantearon ávidos en busca de un Dios capaz de aplacarles la sed de Absoluto. Dostoyevski se revistió de la figura emblemática de Jesús, despojó a sus monjes de los hábitos eclesiásticos, les abrió de par en par el alma atormentada por los demonios de la duda.
Nietzsche recibió el fuego de los dioses e incendió de libertad el espíritu humano. Sartre proclamó que el infierno son los otros y erigió el absurdo de la muerte en acto final que despojó a la vida de cualquier sentido.
Copérnico y Galileo rezumarían incienso, pero a punto estuvieron ellos de convertirse en brasas para mayor gloria de esas creencias que el autor ensalza. En cuanto a Voltaire y los enciclopedistas, cabe recordar también que si se «atrevieron a secularizar la inteligencia» fue por la actitud oscurantista de la ICR. Y referente al infierno, podríamos apuntar, aunque no sin cierta ironía, que Sartre no hizo más que anticiparse a la clausura que de él hizo la misma Iglesia. Bueno, esto así a bote pronto.
Pero no es mi propósito discutir los puntos de vista del autor, sino hacer notar lo difícil que es para quienes no profesamos creencias religiosas aceptar un discurso humano mezclado con ellas. Frei Betto tiene pleno derecho a escribir lo que le venga en gana y a predicar su fe a los cuatro vientos, ¡faltaría más! Él y quien quiera hacerlo. Pero estas prédicas llenas de imaginario cristiano caen mal en el mundo no creyente, y contribuyen a distanciarlo del religioso. Y esta distancia no me parece constructiva, sino todo lo contrario.
Supongo que para quienes sienten el orgullo de pertenecer al grupo humano elegido por su Díos, estas exhibiciones de fe deben de estar más que justificadas. Y que deben de ser muy del agrado de quienes pretenden hacer de la ICR el centro del mundo. Pero en mi opinión, si el cristianismo aspira a ser una aportación a la gran familia humana (el famoso «humanizar la humanidad», de Casaldàliga) más vale que quienes lo profesan se bajen del púlpito y se expresen en un lenguaje que pueda compartir el resto del mundo.
Pepcastelló
(*) Artículo relacionado con: Corazón cristiano I – Semana Santa.
http://lahoradelgrillo.blogspot.com/2008/03/corazn-cristiano-i-semana-santa.html
Comentarios y FORO…