Marcela Orellana
LHDG abre hoy una nueva sección, una sección de poesía en la que caben infinidad de textos de diverso aliento. Algunos en tono de arenga y otros en tono de confidencia. Muchos teñidos por el dolor y el miedo y otros pintados con los colores de la celebración y la ofrenda. En todos hay una conquista: la de la plasticidad que nos permite crecer al relativizar nuestra mirada.
La poesía es para nosotros al decir de Pedro Salinas "caridad y claridad". Sí, es esa luz que ilumina el mundo aún innominado, lo nombra y le regala al lector un rescate, un salvataje, un paréntesis de la realidad para él mismo. Esto vale para la poesía toda pero de manera particularísima para la poesía llamada social, comprometida, revolucionaria, la que LHDG llama poesía de la conciencia. Todo aquel poema que nos permite completar el paisaje siempre parcial del yo al encastrarnos en el paisaje de un tú. Este tú es un otro que sólo es una versión de uno mismo en otro paisaje, atravesado por otra circunstancia, por otro estadio de la realidad que sólo podemos observar respetuosamente desde un umbral, el del corazón del otro. Desde allí lo único permitido es el respeto, la aceptación, el no juicio, la ad_miración.
La poesía de la conciencia, la que fue escrita desde la verdadera revolución no es altisonante, al contrario, es silente, amasada por paciencias infinitas porque es resultado de una o varias derrotas públicas y de múltiples victorias privadas. LHDG desea acercar a sus lectores estos fragmentos de paisajes universales en el que todos y cada uno volvemos a ser ese ser único que somos y del que sólo creemos formar parte.
LHDG abre hoy una nueva sección, una sección de poesía en la que caben infinidad de textos de diverso aliento. Algunos en tono de arenga y otros en tono de confidencia. Muchos teñidos por el dolor y el miedo y otros pintados con los colores de la celebración y la ofrenda. En todos hay una conquista: la de la plasticidad que nos permite crecer al relativizar nuestra mirada.
La poesía es para nosotros al decir de Pedro Salinas "caridad y claridad". Sí, es esa luz que ilumina el mundo aún innominado, lo nombra y le regala al lector un rescate, un salvataje, un paréntesis de la realidad para él mismo. Esto vale para la poesía toda pero de manera particularísima para la poesía llamada social, comprometida, revolucionaria, la que LHDG llama poesía de la conciencia. Todo aquel poema que nos permite completar el paisaje siempre parcial del yo al encastrarnos en el paisaje de un tú. Este tú es un otro que sólo es una versión de uno mismo en otro paisaje, atravesado por otra circunstancia, por otro estadio de la realidad que sólo podemos observar respetuosamente desde un umbral, el del corazón del otro. Desde allí lo único permitido es el respeto, la aceptación, el no juicio, la ad_miración.
La poesía de la conciencia, la que fue escrita desde la verdadera revolución no es altisonante, al contrario, es silente, amasada por paciencias infinitas porque es resultado de una o varias derrotas públicas y de múltiples victorias privadas. LHDG desea acercar a sus lectores estos fragmentos de paisajes universales en el que todos y cada uno volvemos a ser ese ser único que somos y del que sólo creemos formar parte.
Mario Benedetti
(Paso de los Toros, Departamento de Tacuarembó,
Uruguay, 14 de septiembre del 1920)
Poemas de otros
(1973-1974)
TRECE HOMBRES QUE MIRAN
HOMBRE QUE MIRA EL CIELO
MIENTRAS PASA LA estrella fugaz
acopio este deseo instantáneo
montones de deseos hondos y prioritarios
por ejemplo que el dolor no me apague la rabia
que la alegría no desarme mi amor
que los asesinos del pueblo se traguen
sus molares caninos e incisivos
y se muerdan juiciosamente el hígado
que los barrotes de las celdas
se vuelvan de azúcar o se curven de piedad
y mis hermanos puedan hacer de nuevo
el amor y la revolución
que cuando enfrentemos el implacable espejo
no maldigamos ni nos maldigamos
que los justos avancen
aunque estén imperfectos y heridos
que avancen porfiados como castores
solidarios como abejas
aguerridos como jaguares
y empuñen todos sus noes
para instalar la gran afirmación
que la muerte pierda su asquerosa puntualidad
que cuando el corazón se salga del pecho
pueda encontrar el camino de regreso
que la muerte pierda su asquerosa
y brutal puntualidad
pero si llega puntual no nos agarre
muertos de vergüenza
que el aire vuelva a ser respirable y de todos
y que vos muchachita sigas alegre y dolorida
poniendo en tus ojos el alma
y tu mano en mi mano
y nada más
porque el cielo ya está de nuevo torvo
y sin estrellas
con helicóptero y sin dios.
(Paso de los Toros, Departamento de Tacuarembó,
Uruguay, 14 de septiembre del 1920)
Poemas de otros
(1973-1974)
TRECE HOMBRES QUE MIRAN
Para que pueda ser he de ser otro,
salir de mí, buscarme entre los otros,
los otros que no son si yo no existo,
los otros que me dan plena existencia.
OCTAVIO PAZ
salir de mí, buscarme entre los otros,
los otros que no son si yo no existo,
los otros que me dan plena existencia.
OCTAVIO PAZ
Mire la calle.
¿Cómo puede usted ver
indiferente a ese gran río
de huesos, a ese gran río
de sueños, a ese gran río
de sangre, a esa gran río?
NICOLÁS GUILLÉN
¿Cómo puede usted ver
indiferente a ese gran río
de huesos, a ese gran río
de sueños, a ese gran río
de sangre, a esa gran río?
NICOLÁS GUILLÉN
HOMBRE QUE MIRA EL CIELO
MIENTRAS PASA LA estrella fugaz
acopio este deseo instantáneo
montones de deseos hondos y prioritarios
por ejemplo que el dolor no me apague la rabia
que la alegría no desarme mi amor
que los asesinos del pueblo se traguen
sus molares caninos e incisivos
y se muerdan juiciosamente el hígado
que los barrotes de las celdas
se vuelvan de azúcar o se curven de piedad
y mis hermanos puedan hacer de nuevo
el amor y la revolución
que cuando enfrentemos el implacable espejo
no maldigamos ni nos maldigamos
que los justos avancen
aunque estén imperfectos y heridos
que avancen porfiados como castores
solidarios como abejas
aguerridos como jaguares
y empuñen todos sus noes
para instalar la gran afirmación
que la muerte pierda su asquerosa puntualidad
que cuando el corazón se salga del pecho
pueda encontrar el camino de regreso
que la muerte pierda su asquerosa
y brutal puntualidad
pero si llega puntual no nos agarre
muertos de vergüenza
que el aire vuelva a ser respirable y de todos
y que vos muchachita sigas alegre y dolorida
poniendo en tus ojos el alma
y tu mano en mi mano
y nada más
porque el cielo ya está de nuevo torvo
y sin estrellas
con helicóptero y sin dios.