domingo, 3 de abril de 2011

¿Rebelión y nada más? Mal camino para la libertad

Pep Castelló


¡LIBERTAD! ¡LIBERTAD! Bello grito que halla eco en la perversa maldad.


Que nadie se confunda, que no estoy diciendo que la rebelión y la lucha no sean necesarias. Sólo que...

Ser libre no es gratuito. La libertad no se da, ni se proclama, ni se impone, ni se gana en la calle ni en el frente. La libertad se construye día a día en lo hondo de la mente, en el propio corazón con el propio pensamiento y con la forma de obrar. La libertad es esfuerzo, es trabajo, es dignidad, es justicia equitativa, es respeto, es pura fraternidad, es compasión amorosa y es solidaridad... O es pura palabrería que en nada ha de quedar.

Ser libre es un derecho natural del ser humano que no se da porque sí en un entorno civilizado. Eso que hoy llamamos civilización es lo contrario de lo que hay que entender por libertad, pues no es más que sumisión. Sumisión de unos a otros a cambio de protección y de un cuestionable bienestar. Un bienestar de injusticia, basado en la explotación de los pobres por los ricos, de los mansos por los violentos, de los inocentes por los malvados egoístas.

La sumisión es cómoda, pura molicie. No exige esfuerzo cuando se acepta de buen grado. Pero degrada, disminuye a la persona. Quien se somete renuncia a la mayor gloria del ser humano que es la capacidad de construir su propio mundo y su propio destino. Quien se somete abandona en manos ajenas la dignidad propia. La dignidad que otros pisarán para su mayor beneficio y gloria.

La libertad es inherente a la naturaleza humana. Es un acto de crecimiento humano, como lo es el crecimiento físico, solo que menos fácil. Porque para crecer físicamente basta con dejar obrar a la madre naturaleza, en tanto que para crecer humanamente hay que ponerle esfuerzo. Hay que aprender a pensar, a reflexionar, a cuestionar lo deseable y lo aparentemente cierto. Hay que madurar mentalmente, intelectual y afectivamente. Sin madurez mental no hay libertad posible.

La sociedad es una construcción humana. Si bien el ser humano es gregario, la sociedad de la cual somos parte no se ha hecho sola, sino que la hemos hecho por activa y por pasiva quienes en ella vivimos. Y esa sociedad injusta que hoy nos atenaza es el fruto del abandono que los individuos más débiles han hecho de sus derechos en manos de los más ambiciosos. El débil ha renunciado a la lucha y el fuerte lo ha sometido y esclavizado. De ahí que tengamos la sociedad que tenemos.

Mediante su estructura estatal, la sociedad debiera procurar el crecimiento mental de los individuos del mismo modo que lo hace con la salud y la enseñanza. Pero hace todo lo contrario. Actúa como los cultivadores de bonsái, evitando su crecimiento. Y no porque el crecimiento humano sea perjudicial para la buena marcha de la sociedad, sino porque lo es para los intereses de quienes se han apropiado del Estado y se benefician de la estructura social establecida.

Antaño decían los malvados usurpadores de derechos que un pueblo instruido podía ser un peligro para quienes lo gobiernan. Pues bien, ya han visto que no, que un pueblo instruido no es ningún peligro si se le “instruye debidamente”. La instrucción en materia de conocimientos “útiles” al sistema no dificulta en absoluto el secuestro mental de los individuos, ya que éste se ejerce por vía emocional. Así lo demostraron desde muy antiguo las grandes organizaciones religiosas y así lo prueban claramente y de ello da fe la dan la gran cantidad de personas que con un estimable nivel de instrucción profesan primitivas supersticiones de todo orden, incluidas las religiosas; que aun rigiendo su vida por principios éticos aceptables argumentan en favor de políticas criminales sin dar muestra de la menor racionalidad en sus argumentos; que creen a pies juntillas cuanto dicen los noticiarios a pesar de dar éstos muestras claras de estar falseando la verdad; que tragan sin la menor resistencia cuanto les llega por vía publicitaria; que adoptan conductas sociales contrarias al más elemental sentido común... En fin, la lista de contrasentidos e irracionalidades observables en nuestra bien instruida sociedad podría ser inmensa.

La libertad se fragua en el pensamiento. Sin pensamiento libre no hay libertad. De la importancia del pensamiento en el proceso de liberación humana da fe el hecho de que tanto en el ámbito político como en el religioso se haya perseguido con saña durante siglos a quienes cuestionaban el pensamiento establecido. Inquisiciones antaño y tribunales de “justicia” luego han destruido cuanta disidencia ha caído en sus manos. Cuando esa persecución no ha sido suficiente para garantizar los privilegios de las clases dominantes, se ha apelado al crimen, a los golpes militares y las dictaduras.

Hoy los métodos de aniquilación del pensamiento se han perfeccionado en grado sumo. La represión sanguinaria se ha suplido con ventaja por el secuestro mental. Un secuestro que mantiene a la inmensa mayoría de la población en un estado de inmadurez mental que alcanza hoy día cotas más que alarmantes. El grado de perfección y eficacia de quienes tienen a su cargo secuestrar las mentes de la población es extraordinario. La tecnología audiovisual les ofrece tantas posibilidades y el ser humano es tan proclive a la evasión, que permanecer incólume ante esta pandemia inteligentemente manejada es poco menos que una heroicidad.

La población mundial vive hoy bajo un permanente bombardeo ideológico. Mediante él, el capitalismo ha conseguido trastornar por completo la escala de valores que nos han hecho avanzar socialmente a lo largo de los siglos. Hoy día a la gente, y en espacial a la gente joven, no se le da la menor oportunidad de pararse a pensar. Se le llena el cerebro de ruido todos los días del año desde que despierta hasta que se acuesta. Distracción permanente; ni un instante para la reflexión. No es de extrañar pues que apenas haya quienes se interesen por temas de trascendencia social, que no haya organizaciones populares capaces de cuestionar el pensamiento dominante y enfrentarse al poder. Y no es de extrañar tampoco que por ese mismo medio que se secuestra mentalmente al pueblo se le pueda movilizar a conveniencia de los estrategas del imperio.

Sin más organizaciones cívicas que las destinadas a procurar distracción a quienes a ellas concurren, ¿cómo va el pueblo a descubrir el dominio mental de los opresores y a oponerse a sus criminales acciones? ¿Cómo se puede desarrollar en el pueblo el sentido de la responsabilidad mientras permanezca sumergido en esa nebulosa mental que tan bien manejan los dueños del mundo capitalista? Y sin organizaciones populares responsables ¿cómo construir eficazmente ese mundo mejor tan y tan anhelado?

Cierto que el pueblo es capaz de rebelarse, de insurreccionarse... Justamente lo estamos viendo estos días. Gente en la calle, principalmente joven, dando muestras inestimables de heroicidad. Pero no nos engañemos, que los tiranos no se van porque el pueblo se lo pida. Hacen como que se van, pero no se van. Se van unos y vienen otros. O se van los sanguinarios dictadores cuando el verdadero poder tiene con quien o con qué sustituirlos ventajosamente, como es el caso de sustituir una dictadura por una “democracia” al uso, algo mucho más peligroso porque el enemigo visible despierta rebeldía, en tanto que el invisible pasa inadvertido con mayor facilidad.

Quien esto escribe ve un futuro muy poco esperanzador a corto plazo, pues la experiencia enseña que pese al inestimable valor de la rebeldía, el pueblo mentalmente obnubilado, disgregado y sin una firme cohesión organizativa, siempre ha sido manipulado y finalmente dominado. Quizá si nos pusiésemos a trabajar de firme...

http://www.kaosenlared.net/noticia/rebelion-nada-mas-mal-camino-para-libertad


ARCHIVO

ETIQUETAS

Acción solidaria (16) Adolfo Pedroza (6) Adolfo Pérez Esquivel (6) América Latina (132) Amor (4) Análisis de la comunicación (39) Anarquismo (2) Aníbal Sicardi (3) Anticlericalismo (1) Antiglobalización (3) Antiimperialismo (19) Antisistema (5) Apostasía (3) Argentina (3) Ateísmo (1) Atilio Borón (1) Attac España (3) Beatriz Paganini (1) Boaventura de Sousa Santos (1) BOLETÍN (16) Braulio Hernández M. (2) Burguesía (2) Cambio climático (5) Cambiode paradigma (37) Capitalismo (79) Carlos A Valle (1) Carlos Valle (2) Catalunya (1) Ciencia (4) Ciencia y tecnología (1) Clases sociales (31) Clerecía (8) Colaboraciones (233) Colonialismo (7) Compromiso (3) Comunismo (3) Consumismo (2) Control y manipulación de las masas (17) Corrupción política (9) Crimen (10) Crímen político (7) Crisis (1) Cristianismo (89) Cuento (12) Cultura (8) David Choquehuanca Céspedes (1) Demagogia (7) Democracia (19) Derechos de los pueblos (23) Derechos Humanos (120) Desigualdad de género (2) Diálogo (2) Dignidad (2) Dios (1) Divagación (1) Domingo Riorda (7) Economía (11) Ecosociología (65) Ecumenismo (1) Eduardo Galeano (3) Eduardo Pérsico (23) Educación (22) Eloy Roy (4) Emigración (7) Emma Martínez Ocaña (5) Enrique Carfagnini (1) Entrevista (1) Equidad (109) Esclavitud (5) España (9) Espiritualidad (41) Estructuras sociales (62) Ética y Sociedad (253) Evolución social (2) Exclusión (1) Fascismo (8) Federico J. Pagura (1) Ficción (1) Filosofía (4) Foro Social Mundial (1) François Dubet (1) Gabriel Brener (1) Genocidio (2) Geopolítica (54) Globalización (2) Golpismo (4) Gonzalo Haya Prats (9) Guerra (11) Haití (7) Hambre (24) Heterodoxias (3) ICR (120) Idígenas (1) Iglesia (17) II-SP (1) Iktami Devaux (1) Imperialismo (42) Impunidad (7) Independencia (3) Intolerancia (2) Irina Santesteban (1) Iris M. Landrón (2) J.J.Tamburini (1) Jaime Richart (12) James Petras (1) José Comblin (3) José M. Castillo (39) Jóvenes (1) Juan Masiá (1) Justicia (5) kaosenlared.net (1) Laicidad (1) Leonardo Boff (43) LHDG (3) Libertad (4) Libertad de expresión (4) Libia (1) Lorena Aguilar Aguilar (2) Lucha de clases (15) Luis (1) Luis Alemán (2) Manipulación de las masas (6) Marcela Orellana (9) Marcelo Colussi (1) Marià Corbí (4) Mass media (13) Maya Lambert (3) Memoria histórica (12) Migración (1) Mística (2) Mujer (4) Narcos (1) Narcotráfico (1) Navidad (13) Ncionalcatolicismo (4) Neoliberalismo (14) Noam Chomsky (2) Ocio-negocio (1) Opinión (1) Ortodoxias (1) Oscar Taffetani (6) P. Luis Barrios (3) Pablo Richard (1) Paz Rosales (6) Pelota de Trapo (13) Pepcastelló (115) Pere Casaldàliga (3) Pobreza (45) Poesía (19) Poesía de la conciencia (2) Política (5) Psicología (1) Psicología Social (1) Pueblo (35) Pueblos en lucha (15) Pueblos oprimidos (13) Pueblos Originarios (9) Rafael Fernando Navarro (87) Rebelión (1) Recomendamos (3) Religión (23) Religión y Ciencia (12) Religión y Cultura (4) Religión y política (66) Religión y sexo (2) Religión y sociedad (39) Represión (9) República (7) Revolución (12) Sabiduría popular internáutica (2) Salud (1) Santiago Alba Rico (1) Sergio Ferrari (4) Sexo (2) Socialismo (3) Socialismo s. XXI (3) Solidaridad (9) Susana Merino (10) Taizé (3) Teología de la Liberación (13) Terrorismo de Estado (1) Thelma Martínez (2) Tortura (1) UE (1) Utopía (12) Valores humanos (6) Veca Muelle (1) Vicenç Navarro (3) VIDALOGÍA (2) Violencia (28) Violencia de género (6) Violencia política (46) Violencia religiosa (3) Violencia social (13) Walter Dennis Muñoz (21)